La innovación, el motor que mueve al mundo, el ingenio trasformado, la creatividad desatada, la mejora continua y la solución en movimiento. Probablemente te estés preguntando ¿Qué significa todo esto? ¿Es la innovación tan compleja como parece? La respuesta es no, sin embargo, presenta una curiosa ambivalencia en su comprensión, y es que, por un lado, cuando se habla de innovación solo se piensa en tecnología y vanguardia, lo cual no puede ser más desacertado ya que su significado es más simple y amplio que eso. Podemos entenderla como “hacer las cosas de manera diferente” o “modificar algo que existe y mejorarlo”, esto, porque la innovación nace de la necesidad de un cliente, y no por la tecnología.
Un ejemplo simple para entender esto, es lo que sucedió con las maletas, antiguamente cuando se crearon fueron pensadas con la idea de guardar y proteger algo que se quisiera transportar y que se pudiese llevar a cualquier lado. Este producto por mucho tiempo fue la solución perfecta hasta que en algún momento de la historia alguien tuvo un atisbo de lucidez y dijo “¿Qué pasaría si le colocamos ruedas a las maletas para moverlas más fácil?”. Esta innovación cambió radicalmente el diseño del producto, su utilidad y le dio un giro totalmente renovado a la propuesta, dejando casi obsoletas a las maletas tradicionales.
Sin embargo, por otro lado, comprendemos la dificultad que representa innovar, y es la capacidad para darse cuenta de la necesidad real de los clientes, de entenderlos desde la empatía y colocarse en su lugar. Sin duda esto es lo más difícil del proceso, y por lo mismo, hay una metodología que te permitirá aplicar innovación de una manera sencilla, dinámica y rápida. Me refiero al «Design Thinking».
Esta metodología nace del Diseño Industrial en la época de los 70’s y actualmente se ha comenzado a utilizar ampliamente en la gestión de empresas, ya que se logró traspasar su aplicación al área de negocios. Esto ocurrió gracias a que el «Design Thinking» permite dar soluciones a problemas de clientes en muy poco tiempo, de manera rápida y ágil. Y se basa en una profunda investigación de las personas: ¿Qué piensan? ¿Qué dicen? ¿Cuál es su percepción? ¿Qué experiencias de uso tienen?
El Design «Thinking» es una metodología para la generación de ideas innovadoras que centra su eficiencia en dar soluciones reales a las necesidades de los usuarios. Se basa en entregar valor real al cliente y que se convierta en una oportunidad de mercado. Puede ser utilizado por cualquier persona y en muchas situaciones, ya que es una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de diseño para hacer coincidir tres elementos: las necesidades de los usuarios, que la solución sea factible tecnológicamente y una estrategia de negocios.
El modelo de «Design Thinking» se compone de cinco etapas, en las cuales se puede ir hacia adelante o atrás según las necesidades de cada caso. Esta característica de no ser lineal permite gran flexibilidad para trabajar ideas innovadoras ya que te permitirá ir corrigiendo sobre la marcha:
- Empatiza: Comienza con una profunda comprensión de las necesidades del usuario, debes analizar su entorno, colocarte en su lugar y tratar de entender su realidad.
- Define: Debes comenzar a filtrar la información de la empatía que obtuviste en la etapa anterior y quedarte con lo de valor, con lo realmente importante. Debes identificar los problemas cuya solución es clave para el usuario.
- Idear: En esta etapa debes generar la mayor cantidad de opciones posibles, no te quedes con la primera idea que tengas, sigue buscando y considera todas las posibles opciones. Para hacer esto, debes eliminar los juicios o prejuicios de valor, no elimines las ideas más locas, en ocasiones son las correctas.
- Prototipar: Se trata de “convertir tu idea en realidad”, debes hacer palpables y tangibles tus ideas. Prototipar te ayudará a visualizar soluciones de una manera más fácil, pregúntate constantemente ¿Qué debemos mejorar?
- Testea: Es necesario probar los prototipos que ideaste con los usuarios, esto te permitirá identificar certeramente mejoras, fallos y carencias de tu prototipo. Desde esta etapa final sólo se puede evolucionar a una mejor solución.
Una vez apliques estas cinco etapas, puedes volver a comenzar nuevamente cuantas veces sea necesario, para llegar a la solución que buscas.
Para finalizar, te podrás estar preguntando ¿Por qué innovar? ¿vale la pena? La respuesta la podemos orientar desde la competencia, ya que cada vez los mercados son más competitivos, dinámicos y cambiantes. Cada vez hay más agentes (o empresas) que están en el mismo lugar que tú y tratando de satisfacer las mismas necesidades que tu negocio ofrece. Sumado a esto, podemos considerar que a veces puede ingresar como competencia alguien que tiene más experiencia, que sabe lo que está haciendo, que trae nuevos productos y precios más bajos. Con la innovación podemos hacer que un negocio se vuelva más competitivo, siendo el motor que impulsa la transformación en una empresa, te permitirá crear, mejorar y competir con más herramientas.
La pregunta que debes extrapolar y responder pensando en tu negocio es ¿qué tipo de maletas estoy vendiendo, tradicionales o con ruedas?
Escrito por JUAN RAMON MUÑOZ – UNIVERSIDAD DEL EMPRENDEDOR – SIMÓN DE CIRENE