¡De muchas maneras este libro fue un regalo!
Sin duda alguna, muchos de sus contenidos los pude asociar a partes muy características de mi personalidad, así como a ciertos períodos de mi vida laboral y personal. Pero quizás el paralelo más semejante con mi vida, está en el primer tercio del libro, sí, la similitud con diversos acontecimientos y decisiones en mi vida, todos relativamente recientes, pero sin llegar al extremo de uno de los protagonistas del libro. Muchos de los lectores se reconocerán en uno o ambos personajes principales del libro, o al menos en parte de ellos. Humildemente debo reconocer mi desconocimiento, ya que este libro editado hace dos décadas y con millones de copias vendidas, hasta hace uno días atrás no era parte consciente de mi registro mental bibliográfico.
Debo concluir que con la correcta lectura y organización de los elementos que incluye, puede ser un gran aporte para muchas personas. Si logras concatenar, procesar y extraer lo realmente valioso de las distintas técnicas que se presentan paso a paso, las que sin darte respiro son relatadas en un frenético avance, tendrás una gran herramienta en tus manos.
Podría ser una novela o una fábula espiritual, pero en realidad es un libro de autoayuda. Su débil argumento narrativo no es lo relevante, ya que es el pretexto para hilvanar una serie de directrices que describiré al final de este comentario. Si bien varios pasajes del argumento me hicieron ruido debido a algunas incoherencias, así como la adjudicación al más sabio de los personajes de frases célebres o conceptos de Albert Einstein, Pierre Teilhard de Chardin, Peter Drucker e incluso Wolfgang Mewes, atribuyéndole asimismo un bello cuento que en realidad es de Oscar Wilde. Pero no perdí de vista lo esencial del libro: por las similitudes que ya mencioné en el primer párrafo, en lo personal había puesto en práctica varios de los consejos, técnicas y tipos de decisiones que sugiere el libro, pero antes de leerlo. Puedo afirmar, que me han resultado relativamente exitosas. Con la ayuda de las restantes que aún no exploro y que son varias, así como su eventual aplicación sistémica, espero dar pasos que aún espero poder realizar. ¿Tú también?
No tengo nada en contra de libros de autoayuda, mientras no vendan ilusiones imposibles con supuestas fórmulas mágicas. Tampoco he mirado despectivamente a las personas que leen libros de autoayuda, por el contrario, felicito que tengan la inquietud por la búsqueda de soluciones y descubrimiento. Lo que frecuentemente no ayuda, es que a diferencia de lo que espera el lector, las respuestas no están en los libros sino en el propio lector, donde los libros sólo hacen de medio para la introspección y en pocos casos, logran la posterior acción.
Concluida su lectura, recorrí varios foros y blogs. Las opiniones vertidas por su gran número de lectores, en su mayoría considera que su lectura ha resultado determinante para una mejora personal, mientras que otras personas lo consideran desde intrascendente a detestable.
Continuará…
Ricardo Gevert – Adm. Industrial