ME DA MIEDO QUE LAS COSAS NO ME SALGAN COMO YO PIENSO

Me escribía una lectora hace poco diciéndome que no se atrevía a hacer lo que quería porque tenía miedo de que las cosas no salieran como ella pensaba.

Miedo a que las cosas salieran mal…

Es un tema muy interesante así que vamos a hablar de eso: qué hacer cuando tienes miedo de que las cosas no salgan como tú piensas.

Lo primero que hay que tener claro que es que no tenemos una bola de cristal y no sabemos si las cosas van a salir como queremos y pensamos.

Nadie puede saberlo.

Por tanto, esperar hasta estar segura de que todo va salir como quieres, de que nada va a salir mal es irreal. Lo único que vas a conseguir es seguir esperando mientras el tiempo pasa sin que hagas nada…

En realidad las preguntas que nos podemos hacer es:

¿De verdad quiero intentar esto?

¿Me hace ilusión, me apetece probarlo, me arrepentiría si no lo probara?

Esas son las respuestas que necesitas saber.

Que estés segura de que merece la pena probarlo, porque si no te quedarías con el gusanillo y te preguntarías toda la vida el famoso “¿y si lo hubiera intentado?

Claro está que eso no quiere decir que te lances a lo loco.

Una pregunta importante es:

¿Qué pasaría si de verdad no sale como tú piensas o quieres?

Si es algo que te da mucho miedo puedes plantearte con qué recursos cuentas y hasta cuándo te puedes permitir intentarlo.

Cuánto dinero, tiempo, esfuerzo e ilusión estás dispuesta y puedes emplear en probar.

Y, sobre todo, asegurarte de que ya solo el hecho de intentarlo va a merecer la pena para ti.

No te centres en el resultado final que esperas, tienes que estar emocionada también por el camino que te espera.

Como dice el famoso poema de Kavafis:

Itaca

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Porque nadie sabe cómo acabará todo pero si disfrutas del proceso sabrás que ha merecido la pena.

Por no hablar de las nuevas oportunidades que irán apareciendo y lo que crecerás tú como persona, ya que este tipo de cambios y experiencias nuevas nos aportan más de lo que pensamos…

Así que cuando empieces a pensar en si no va a salir como tú quieres, pregúntate:

¿Qué es lo que quiero? Qué resultado espero?

¿Es realista?

¿Tengo los recursos (dinero, tiempo, energía, ganas) que necesito o me tengo que preparar algo más? (Pero no uses esto como excusa…)

¿Si no sale como quiero qué voy a hacer, algún plan alternativo?

¿Me hace ilusión, me emociona?

¿Qué pensaré de aquí a unos años si ni siquiera lo intento?

Eso te ayudará a decidir porque por mucho que pienses y le des vueltas siempre necesitarás una parte de locura, de lanzarte, de dar el primer paso.

 

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