Tras diez años en RRHH en un despacho de primera línea en España, Cuatrecasas, me vine a vivir a Chile. Dos años más tarde sigo manteniendo mucha relación con mis compañeros, con mis jefes (en una firma de abogados hay muchos muchísimos jefes) y con muchos socios, y os puedo asegurar que nadie echa de menos mis conocimientos técnicos, porque quien me sustituyó probablemente tiene la misma (o probablemente mejor) capacidad técnica. Lo que echan de menos es mi conocimiento de cada persona del equipo, mi implicación con ellos, sentirse escuchados y poder charlar conmigo siempre para contarme sus preocupaciones o sus éxitos, mi capacidad para relativizar con humor y ayudarles a solucionar sus problemas siempre con una sonrisa.
Nadie se va a acordar de tus excel sino de la huella personal que dejaste, esa huella es tu marca personal, y es insustituible.
Las empresas, además de un perfil técnico, que se puede aprender, buscan personas.
En mis 17 años de experiencia levantando perfiles con diferentes empresas, en diferentes tipos de organizaciones y de industrias, desde el lado de la gestión de RRHH y desde el lado de head hunting, puedo afirmar que todos buscamos lo mismo en un profesional que se integre en nuestro equipo, con matices técnicos en función de la posición y de la industria y competencias o habilidades adicionales en función de la responsabilidad a asumir, pero con unas características comunes:
Buscamos personas que se impliquen, que tengan ganas de aprender, que sean proactivas y no se queden sentadas esperando a que les digan lo que tienen que hacer. Ilusión, motivación, capacidad para comunicarse, que sepan exponer sus puntos de vista y escuchar y entender los del otro (empatía) y que sepan integrarse en cualquier equipo. Personas que disfruten con lo que hacen y lo transmitan. Y buscamos sin duda personas con objetivos claros, que sepan cual es su meta y tengan clara cual es su seña de identidad.
Desde mi punto de vista lo que diferencia a un candidato del resto es su perfil personal, su huella dactilar. Por ello es muy importante el autoconocimiento, pararse un poco a reflexionar qué es lo que tenemos nosotros que nos diferencia del resto y saber ponerlo en valor (y todos tenemos algo que nos hace diferentes de los demás).
En una dinámica de grupo, por ejemplo, donde valoras a varios candidatos para una misma posición, normalmente les pides que se presenten en un par de minutos, lo normal es que todos sigan la corriente al primero y reproduzcan un mismo patrón de respuesta: “Soy Elisa, estudié derecho en la Católica y soy asociada del área mercantil en XXX” esto no aporta nada más allá de lo que hemos leído en el CV, no habla de ti, ni deja huella.
¿Qué tenemos que marca la diferencia con el resto? No hace falta tener superpoderes, se puede poner en valor algo tan sencillo como viajar: “me encanta viajar, soy una persona dinámica y curiosa y me apasiona descubrir lugares nuevos, conocer personas distintas y explorar posibilidades” o cocinar “me gusta la cocina, porque te permite experimentar, probar nuevos sabores y compartir con tus amigos”…
En el curso de acogida de las nuevas incorporaciones siempre les decía lo mismo “No queremos acelgas”, y una acelga es esa persona que llega a una organización y se sienta a esperar a que le digan lo que tiene que hacer. ¡No seas una acelga! Hay que moverse, no tener miedo a preguntar, llamar a las puertas, proponer ideas, sonreír y disfrutar porque no hay una vida profesional y una personal que transcurran en paralelo, solo hay una vida y hay que vivirla al máximo cada día en todas sus facetas.
Pregúntate quién quieres ser, pregúntate ¿Qué harías con tu vida si tuvieras tiempo y dinero ilimitados? y hazlo, solo depende de ti porque la suerte…es cuestión de insistencia y, como decía Walt Disney “Si lo puedes soñar, lo puedes hacer”. ¡A por ello!
A continuación 3 pasos para comenzar a trabajar tu marca personal:
- ¿Qué te define? ¿Con qué palabras te definirían tus compañeros, tus amigos o tu familia? Steven Covey hacía un ejercicio, un poco tétrico, pero muy interesante: Define 4 personas clave para ti que representen diferentes aspectos de tu vida: Padre, amigo, jefe, hijo por ejemplo. Y piensa que te gustaría que dijesen de ti en tu funeral… ¿Cuál es esa huella que quieres dejar en la vida? ¿Cómo lo lograrás?
- Ya tenemos nuestra marca, ahora ¿Cuál es el objetivo? Piensa qué quieres conseguir, siempre pregunto en mis entrevistas: Si yo te dijera que te voy a dar un proyecto con todo lo que tú me pidas, ¿qué me pedirías? A todos los niveles, ¿qué tiene que tener una organización para que estés al 200%? Escribe tu carta al Viejito Pascuero. Ten claros tus objetivos e ideales, y ve a por ellos. Las personas de éxito siempre tienen su fin en mente y visualizan los resultados antes de ir a por ellos.
- Comparte tu marca personal, ¡no te la quedes solo para ti! Desarrolla tus fortalezas, lee, participa en RRSS, comparte artículos relacionados y, coméntalos. Aporta en las reuniones en aquello que haces bien e involúcrate en proyectos donde aportes valor.
Takeaways: No basta tener una huella dactilar, todos la tenemos. Hay que saber cuál es tú huella profesional, qué puede aportar a un equipo y cómo hacer que los demás la conozcan.
Manager Ackermann
International Chile
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Articulo extraido de www.hrconnect.cl
Foto Portada: Vector de Fondo creado por freepik
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