No tenemos suficiente tiempo para hacer las cosas que nos gustan. Andamos más tensos que lo que es sano para nuestra naturaleza humana. La auto-realización personal parece algo válido sólo para los ingenuos, para los retrasados, para los inútiles – a menos que esa auto-realización sea entendida como el triunfo social que muestra a la persona en lo alto de la jerarquía del dinero, de la fama o de ambos.
Hemos vendido el alma a la opinión de los otros.
Y cómo no iba a ser así si educamos a los niños para que crean que los adultos saben todo mejor que ellos, que lo que sienten y anhelan no es lo importante, que tienen un largo camino de aprendizaje por delante hasta que estén en condiciones de opinar en forma adecuada y de hacer en forma correcta. Hasta que sean un soldado más en el ejército recolector de poder y fama de unos muy pocos.
Alimento para clínicas y hospitales, para aseguradoras, para profesionales de todo tipo.
Pero de la naturaleza sana y plena de riquezas de cada uno de estos niños, ¿qué queda una vez adultos?
Este es el escenario en que trabajamos en el CDP. Personas con enfermedades, con disfunciones, con depresiones, con una vida en crisis, con esperanzas incendiadas, seguridades destruidas, paz y serenidad esquivas a no más dar, sin muchas más ganas de seguir y más de una con ganas de morir.
¿Quién eres? ¿Qué te gusta? – No sé, no sé, no sé.
El camino hacia adentro. El ver caer los edificios de esfuerzos y cariños. El darse cuenta de la equivocación básica, del confiar en algo que resulta ser un gran engaño – que el cuento no era válido, que la vida es de otra manera. El sentir una soledad más grande que todo lo jamás imaginado.
Te doy la bienvenida al lugar de los caídos.
Y el lento erguirse durante las semanas que siguen. El recuperar lo postergado durante la educación. El abrirse – todavía lleno de dudas – a emociones, sensaciones e intuiciones. El empezar a creer en lo propio. La enemistad de quienes no quieren estos cambios. La paulatina conquista de seguridad, paz y contentamiento.
No más fama, no más opiniones ajenas sin sentido, no más correr, no más tensión. La vida nueva. El enamorarse de la vida, de la naturaleza, de personas sensatas y naturales, de animales queridos.
Hay personas a quienes no se les dijo que había otros mundos, que sufren y mueren sin haber experimentado la riqueza que abunda para quienes se quieren dar otra oportunidad, otras interpretaciones, otras acciones y otras cualidades de carácter.
Pero para quienes pueden recorrer el camino – durante el inicio duro y sufrido – de vuelta hacia la naturaleza interna propia el mundo vuelve a ser como desde un principio debería haber sido. Al decir de Rilke: maravilloso más allá de todas las palabras.
Jens Bücher – Ingeniero Comercial, Fellow, American Institute of Stress y miembro del Colegio de Ingenieros – Chile, dirige el Centro de Desarrollo de la Persona Bücher y Middleton Ltda.
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