La Ira

La manera que tenemos de experimentar el mundo en el que vivimos es a través de nuestros 5 sentidos ordinarios, y es esa realidad aparente que percibimos la que condiciona la calidad de nuestras experiencias y por las que las categorizamos en «buenas» o «malas».

Si bien es verdad que aunque no podamos cambiar las experiencias vividas de lo que nos ha sucedido en el pasado, si que tenemos la capacidad de poder cambiar cómo están estructuradas cada una de las mismas, y por tanto cómo las recordaremos.

Podemos utilizar diferentes técnicas para sentir, percibir y experimentar cada una de nuestras emociones. No siempre podremos deshacernos de las emociones negativas, estamos acostumbrados a suprimirlas o negarlas y es por esto que lo primordial ante todo es aprender a convivir en paz con ellas y aceptarlas, liberándonos de las creencias limitantes de tener que luchar en contra de ellas porque nos pueden llegar a hacer mal. Podríamos considerar a esas emociones como aliadas que forman parte de nuestro proceso de desarrollo personal, donde de seguro hay una lección por aprender.

Lo más importante ante todo es no identificarnos con las emociones, saber que tú no eres esa emoción, sólo la estás viviendo y experimentando. Para ello tienes que observar esa emoción como una cosa distinta de ti mismo, y aceptar su presencia en ti. Si tomas consciencia y profundizas en este concepto, serás capaz de poder diferenciarte de la emoción, y observarla (experimentarás la emoción como un mero observador). Esta percepción consciente de la emoción combinada con la BioEmoción  te ayudará a que desaparezca.

La ira es una reacción emocional que se presenta ante situaciones que se perciben como una injusticia o ante algo que se interpone en el alcance de nuestros objetivos personales. Es una emoción que nos va a acompañar a lo largo de nuestra vida, y siempre estará presente en situaciones de conflicto, ya sea con nosotros mismos (es la ira que dirigimos internamente, cuyas acciones van encaminadas a suprimir la emoción sin solucionar el problema) o con los demás (la ira que dirigimos externamente hacia otras personas o cosas del medio, nos centramos en la emoción sin resolver la situación) expresándose desde la más leve irritación hasta el más profundo de los odios. Los desencadenantes más frecuentes de accesos de ira son aquellas situaciones en las que hemos resultado heridos (por ejemplo si hubiésemos sufrido una degradación personal), traicionados (de la confianza depositada) o engañados (por ejemplo si se ven vulnerados nuestros intereses o frustradas nuestras motivaciones).

La ira puede tener una consecuencias nefastas para los demás o para nosotros mismos, de igual forma que también puede aportar beneficios a nuestra vida. El quid de todo reside en la manera de gestionar esta emoción. Entre los efectos negativos a los que nos puede llevar la ira mal gestionada caben destacar:

 

  • Puede obnubilarnos la mente impidiéndonos pensar con claridad, desestabilizando nuestra manera de pensar y de actuar, tendemos a actuar impulsivamente sin medir las consecuencias de nuestro comportamiento.
  • Nos dificulta para reconocer nuestros verdaderos sentimientos, puesto que a veces la usamos como un escudo para proteger nuestro orgullo en vez de concienciarnos de nuestra propia vulnerabilidad.
  • Puede comprometer nuestro estado de salud dando lugar, por ejemplo, a enfermedades gastrointestinales o cardiovasculares.
  • Puede resentir nuestras relaciones personales y aislarnos de los demás puesto que no ven con «buenos ojos» la forma en la que nos comportamos y les causa aversión.

 

Entre los efectos positivos a los que nos puede llevar la ira bien gestionada caben destacar:

  • Nos dota de la fuerza suficiente para acometer las tareas que nos resultan complicadas y defender nuestros derechos ante los demás.
  • Nos aporta información sobre nuestro entorno (situaciones injustas o que pueden resultar amenazantes para nosotros), para actuar en concordancia y de la mejor manera posible a la hora de gestionar estas situaciones.

Después de saber los pros y los contras de experimentar ira o cualquier otra emoción “ negativa” te invito a que hagas una reflexión sobre cómo podrías gestionarla, y valorar si tienes más beneficios o contras. Feliz día:)

 

Redacción Instituto Draco

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