Seguro lo has sentido. Sudas antes de hablar en público, te aterran las calles oscuras o, en el peor de los casos, te dan ataques de pánico cuando te saturas de información. Todo es producto de la cortisol, una hormona liberada por el cerebro para producir estrés.
Verás, el estrés es un aliado. Nos mantiene vivos. Sin embargo, mucho de esto significa mucha cortisol, y los estudios citados por Madhumita Murgia en su conferencia de Ted muestran que una exposición continua al cortisol reduce el tamaño del cerebro a largo plazo.
Un poco de estrés al año no hace daño
Como profesor en Tailandia, fundador de este blog, youtuber y redactor en más de 5 revistas financieras hablándole a jóvenes sobre educación financiera, creo que el estrés ya es parte de mi vida.
De acuerdo con la universidad McGill, el estrés es bueno cuando lo usas como oportunidad para mejorar o sacar algo positivo de ello. Te puede ayudar a crecer si lo sabes usar.
En conclusión, el estrés positivo puede impulsarte a esas sensaciones de logro y satisfacción, mientras que el negativo te guiará a la ansiedad y depresión. Lo dice el Banco Mundial.
En mi caso, el viaje me hizo comprender (por la fuerza) que la incertidumbre es lo que hace que la vida sea tan especial. Hoy puede que duerma en un resort, pero mañana puede que lo haga en una cabaña de palos y arcilla. Eso me obliga a aprovechar al máximo el presente (sin estrés).
Articulo extraído de Telcohogar
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