La neurosis

La neurosis es un dolor emocional excesivo, la persona siente que es presa fácil de sus problemas y no se cree capaz de tomar el control de su vida, por eso considera que los demás deben ayudarlo para poder sanar.

El dolor que sienten puede generar fobias, depresión, agresividad, dependencias emocionales y trastornos obsesivos compulsivos.

Las personas neuróticas tienen un carácter obsesivo, siempre tienden a obsesionarse con algún problema y hacerse la víctima para que los demás les hagan caso. Normalmente viven con rencores no resueltos, ya sean en contra de su madre, su padre o ambos. Son personas que tienen la necesidad de ser cuidados y atendidos por los demás.

¿Por qué? Porque crecieron sin la atención de nadie. Y si bien fueron creciendo con la atención de unos padres y una familia, ellos sienten que no fue suficiente o que no fue la atención que ellos necesitaban.

Estas personas son altamente dependientes, en exageración y poco a poco van desarrollando conductas obsesivas. Pueden volverse obsesivos del trabajo, de la limpieza, del orden e incluso obsesivos por su pareja. No aceptan un «no» por respuesta.

Desarrollan una personalidad encantadora para conseguir lo que quieren, no tienen consciencia sobre lo que está bien y lo que está mal. Sus obsesiones son su razón de vivir, llevarlas a cabo, son sus únicas metas en la vida.

 

Causas de la neurosis 

 

Algunos factores que pueden favorecer la inestabilidad emocional y el desarrollo de una neurosis son:

 

– Familia desestructurada.

– Carencias afectivas.

– Sobreprotección

– Factores hereditarios.

– Acontecimientos vitales angustiantes sobre todo durante la niñez (maltrato; abandono; abuso; pérdida de un progenitor)

 

Tipos de neurosis:

 

– De angustia. Es episódica y suele presentar molestias somáticas como hormigueo, adormecimiento y mareos.

– Fóbica: miedos intensos irracionales hacia objetos o situaciones.

– Obsesiva. Pensamientos persistentes de contenido angustioso e incontrolables. Hay depresión y sentimiento de culpa.

– Hipocondríaca. Preocupación constante por la propia salud y referencia de síntomas de enfermedades.

-Depresiva. Autocrítica excesiva, baja autoconfianza y autoestima. Puede haber molestias físicas.

– Neurasténica. Debilidad, fatigabilidad y baja autoestima.

– Despersonalización. Sentimientos de irrealidad y de extrañeza hacia uno mismo y hacia el ambiente.

 

Síntomas de la neurosis

 

– Tristeza continua.

– Falta de interés por hacer cosas que diviertan

– Intolerancia a los demás.

– Irritabilidad y “explosiones” con otras personas.

– Ansiedad.

– Problemas de relaciones interpersonales.

– Sentimientos de angustia y culpa.

 Incapacidad para tomar decisiones adecuadas.

– Excesivas preocupaciones sin causa aparente.

– Desarrollo de conductas repetitivas tipo trastorno obsesivo-compulsivo.

– Descanso irregular o insomnio.

– Voluntad débil.

 

¿Cómo se puede tratar la neurosis?

 

Todos y cada uno de nosotros podemos presentar en algún momento de nuestra vida conductas caracterizadas por la ansiedad, preocupación excesiva o susceptibilidad. El auténtico problema es cuando una persona sufre una neurosis tan grave que no es capaz de afrontar su día a día, alguien atrapado por sus preocupaciones, miedos y baja autoestima que no pueda llevar una vida funcional.

La neurosis se supera con ayuda profesional, mediante técnicas y recursos, para que la persona puede empezar a coger las riendas de su vida y aprenda a canalizar todas sus emociones.

 

¿Qué puedo hacer para prevenir la neurosis?

 

 

– Una dieta saludable y equilibrada.

– Fomentar las relaciones sociales sanas.

– Realizar actividades al aire libre.

– Tener un hobby.

– Practicar mindfulness

 

Si crees que puedes sufrir neurosis lo más importante es reconocer tus cualidades y no exigirte tanto a ti mismo. Tienes que confiar que la vida siempre nos pone retos para que los superemos y seamos más fuertes.

 

Redacción Instituto Draco

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 Extraido de www.institutodraco.com

 

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Carta a mi bebé-niña de 2 años

Con tus 2 añitos recién estrenados, te veo transitar la delgada línea que separa la bebé de la niña. Formas frases con tus precarias palabras, inventas canciones, corres, trepas, saltas, dibujas objetos increíbles con rayas que solo tu entiendes, eliges tu ropa, me ayudas a lavar poniendo el jabón en polvo y a veces hasta te aventuras a ir solita al baño.

Al mismo tiempo y de la nada, pides que te cargue insistentemente, te prendes a la teta dejándome inmóvil por un rato bien largo, te me quedas abrazada cual koala y terminas por dormirte encima mío, con y tu cabecita en mi pecho como cuando eras una recién nacida. Y así fluimos las dos en esta dualidad de la pequeña que quiere ser grande pero que a la vez no quiere dejar de ser bebé.

Te debates entre la independencia tan atractiva y el consuelo y cuidado único de los brazos de mamá. Por momentos gritas que no eres una bebe, mientras en otros desea regresar al vientre y estás como perdida.

Y es en estos momentos que caigo en la cuenta de lo fugaz que es la niñez, de lo rápido que todo cambia y de lo agradecida que estoy de poder tener el lujo de acompañarte cada día, con presencia plena, con amor incondicional.

Y ahora es cuando también al fin entiendo que los hijos en una parte del corazón siempre serán para sus madres esos bebés vulnerables que solo en nuestro regazo sienten esa paz única y extremadamente especial, que los protege del mundo y los aísla de todo mal.

Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista

Facebook: @mamaminimalista

Fuente: mamaminimalista.net

Ana_AcostaAna Acosta Rodriguez

Maestranda en Psicología Positiva Aplicada y experta en Mindfulness,  Inteligencia Emocional y Crianza con apego.

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mamaminimalista.net/

Instagram: Nutri_mama

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