Todos hemos crecido en un escenario familiar con reglas y modos afectivos propios. Como niños nos insertamos inocentes a la familia a la que pertenecemos y ahí hacemos los aprendizajes principales sobre los vínculos y las relaciones. En particular nuestra exposición al dolor y el intento de apartarnos de el va conformando un estilo afectivo que nos guiará en nuestras elecciones y relaciones afectivas adultas. Podríamos decir que es universal una cierta desconfianza hacia el amor ya que aquellos que amamos nos han herido y los hemos herido y como marionetas gobernadas por el dolor tratamos de protegernos tomando posiciones. Así una vez adultos se juntan Don no valgo para nada con Doña segura, o Don delicado con Doña cuidadora, o Don optimista con Doña abandonada, o Don me peleo con todo con Doña yo tengo razón, o Don agresivo con Doña resignada, y mil etcéteras. Sin duda una pareja es una segunda oportunidad para reaprender, para arriesgarse de nuevo a confiar en el amor. A veces los estilo afectivos aprendidos se complementan y la pareja avanza. Otras veces los estilos colisionan con tanta vehemencia que no es posible un mínimo de bienestar. A pesar del amor la pareja tiene entonces que enfilar caminos divergentes. Como señala Boris Cyrulnik con su teoría de la resiliencia, cada nueva pareja es otra oportunidad para rehacer un vínculo seguro e íntegro. Después de una separación el trabajo consiste en hacer una inmersión en el estilo afectivo que no resulto funcional y equiparse para realizar cambios.
Implicaciones en las familias de origen
A veces él no consigue dejar de ser el hijo de sus padres para ser el marido de su mujer, a veces ella sigue tan ocupada con el destino de un hermano que no concede la prioridad al marido y la nueva familia formada. Únicamente son ejemplos pero cuando dos personas forman una pareja y se unen, en realidad, se unen dos familias con su historia particular cimentada en hechos y vicisitudes particulares, y cada uno en la pareja conserva sus lealtades más o menos camufladas a sus orígenes. La pareja se vuelve consistente cuando, con el tiempo, logra afianzarse y sentir que como pareja y como nueva familia son fuertes y tienen prioridad a los vínculos anteriores y esto se consigue lentamente, madurando a fuego lento. Hay sagas familiares donde planean creencias que arrastran a todos sus miembros como por ejemplo “ninguna mujer será nunca feliz con un hombre” o “no se puede confiar”, etc. Beneficia preguntarse sobre estas creencias, ver como actúan como frenos, desafiarlas si es preciso. Ayuda plantearse las ataduras de amor con nuestros orígenes que nos dificultan el tránsito a la madurez y a la posibilidad de tomar el lugar al lado de un compañero.
La vida está llena de obstáculos y decepciones. Las cosas no siempre marchan como lo deseamos o como lo habíamos planeado y esta incongruencia entre los hechos y las expectativas personales puede generar frustración y tristeza.
El budismo es claro en esto: el origen del sufrimiento es el deseo. Para los occidentales, sin embargo, puede ser más difícil asimilar el desprendimiento material y emocional con la misma naturalidad que para los orientales, especialmente porque nos vemos invadidos por una cultura de consumo y posesión.
La mirada superficial que aplicamos en Occidente a los eventos de vida traumáticos hace que nos perdamos gran parte de las enseñanzas que cada experiencia, sobre todo las más dolorosas, guardan para nosotros.
Nos centramos únicamente en el dolor, en la desilusión, en el sentir de la herida abierta pero no en el inmenso valor que tendrá la cicatriz una vez haya sanado.
El escritor William Shakespeare se refiere del siguiente modo al ejercicio de develar lecciones de vida donde sólo parecen haber tragedias:
“Dulces son los frutos de la adversidad que, semejante al feo y venenoso sapo, lleva en la cabeza una joya preciosa”.
De este modo hemos de aprender a contemplar los momentos difíciles, los cambios inesperados de rumbo, las desilusiones, los amores que no pudieron ser y las despedidas dolorosas: como un fruto latente, una lección de vida que resplandece como una joya preciosa.
El sendero de la resiliencia
La Asociación Americana de Psicología (APA) nos habla de la resiliencia como el proceso de adaptación que nos permite sobreponernos a las adversidades y los eventos traumáticos, como la muerte de un familiar o el rompimiento de una relación amorosa.
La resiliencia no es un super poder ni un privilegio reservado para los grandes maestros espirituales: todos somos capaces de recuperarnos emocionalmente de las dificultades. Lo que marca una gran diferencia es la disposición que tengamos a pensar, creer y actuar a favor de la resiliencia.
En otras palabras: ser una persona resiliente es una decisión que involucra una forma de persona, un conjunto de creencias y una forma de comportarnos.
Factores que influyen en nuestra capacidad de ser resilientes
La APA menciona un elemento clave que guarda relación con nuestra capacidad de ser más o menos resilientes: las personas que nos rodean.
Nunca ha sido un secreto que el tipo de gente del que nos rodeamos influye en los hábitos que adoptamos e incluso en la imagen que conformamos de nosotros mismos. Cuando se trata de resiliencia, contar con relaciones interpersonales que sean modelo de amor y confianza fortalece nuestra capacidad de resurgimiento.
Además, algunas prácticas asociadas con la resiliencia son:
- Hacer planes con bases realistas y seguir pasos concretos para cumplir nuestros objetivos.
- Desarrollar una visión positiva de nosotros mismos y confianza en nuestras fortalezas y destrezas.
- Estar abiertos a comunicarnos con los demás, compartir nuestras ideas y sentimientos y recibir apoyo de otras personas para resolver problemas.
- Fortalecer nuestra capacidad para lidiar con sentimientos fuertes e impulsos a través del diálogo interno con nosotros mismos.
Aprendiendo a ver el arcoiris después de la tormenta
Incluso los eventos de vida más dolorosos representan una oportunidad invaluable para crecer espiritualmente y fortalecer nuestro amor propio, pero esto implica que tomemos una decisión clara: aprender de nuestro pasado.
Tomar esta ruta no siempre es fácil, ya que aprender del pasado implica asimilar que ha quedado atrás, que somos personas distintas y que la vida continúa.
Algunas estrategias útiles para aprender a ver la belleza en los cambios y apreciar la virtud detrás de las nubes negras son:
1.Aceptar que el cambio forma parte de la vida. La naturaleza misma es un ejemplo del eterno devenir necesario para que exista un equilibrio sano en el mundo.
Una vez que hayamos decidido visualizar el cambio como una metamorfosis evolutiva y no como una condena, dejaremos de sentirnos víctimas de nuestras circunstancias y podremos enfocarnos en las oportunidades que acompañan a todo cierre de ciclo.
2.Crear nuevas conexiones. No solo con personas completamente nuevas, con gustos e intereses distintos, también es positivo conectar con aficiones que hayamos dejado a un lado o con actividades que siempre hemos querido explorar.
El negativismo que sobreviene con las adversidades es peligroso: nos aprisiona en lamentaciones constantes y pensamientos negativos. Salirse de esta zona de peligro y reencontrarse con el milagro de la vida a través de experiencias nuevas nos ayuda a superar las dificultades y asumir un nuevo comienzo.
3. Negarse a ver las crisis como un amontonamiento de problemas. Las crisis no son más que creencias que se han dado encontronazos con una pared de eventos inesperados.
Gran parte de las experiencias de sufrimiento que vivimos se deben a nuestra obstinación, a nuestra terquedad por negarnos a aceptar que la vida gira en un eterno renacer y que no podemos controlarlo todo.
Desentiéndete de la responsabilidad ficticia de llevar el mundo sobre los hombros. No te culpes, no te flageles, recibe con el asombro de un niño cada cambio que se presenta en tu vida y conviértete con ilusión en el arquitecto de una nueva obra.
No eres una víctima de las adversidades, eres un alumno digno y capaz en el camino a convertirse en un maestro de vida para otros.
Refuerza esta lectura con las guías prácticas , del reconocido psicólogo y escritor Walter Riso
Escrito por: Editorial Phronesis
www.facebook.com/elartedesabervivir.ph
Referencias: Guías prácticas de Walter Riso
Foto portada:Designed by Freepik
Read more¿Cuántas veces te has encontrado con personas que han pasado por circunstancias inimaginables y sin embargo salen adelante? Hoy hablamos de qué es la resiliencia y cómo desarrollarla.
El mejor ejemplo que te puedo dar de qué es la resiliencia es el de una amiga que en un período de dos años sufrió cuatro operaciones mayores, un accidente que la obligó a dos cirugías más y varios meses de recuperación, la pérdida de su empleo, una bancarrota personal y el intento de suicidio de su hija. Te confieso que en más de una ocasión temí por su vida. Pensaba que ella misma no sobreviviría a semejantes tragedias. Pero no sólo lo hizo, sino que salió fortalecida de esa etapa de su vida.
Qué es la resiliencia —Definición
Hay muchas definiciones de resiliencia, una palabra que se toma de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse y vuelven a su forma original.
Según Wikipedia “La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.”
Cómo impacta la resiliencia tu capacidad de crecimiento profesional
No alcanza con saber qué es la resiliencia. Lo importante es dimensionar su efecto en tu vida profesional. Para eso, considera que cuanto más resiliente seas más fácil te resultará:
- Superar serios reveses y las peores traiciones
- Adaptarte a los cambios tanto los que buscas como los que ocurren de manera inesperada
- Manejar situaciones de alta presión
- Enfrentar momentos de crisis y emergencias
- Atravesar los peores momentos personales y profesionales
En los últimos años se han multiplicado los estudios de resiliencia. Estos están ayudando a distinguir a las personas y organizaciones que superan adversidades extremas de las que no lo logran. (Por ejemplo quienes se sobreponen a una recesión, un desastre natural o un ataque terrorista y quienes no.)
Características de las personas resilientes
Una de las maneras más efectivas de entender mejor qué es la resiliencia es explorar qué tienen en común las personas resilientes.
Según Diane Coutu, autora de un artículo muy interesante (en inglés) sobre qué es la resiliencia y cómo

Para saber qué es la resiliencia sólo basta observar a las personas que se sobreponen a los peores desastres naturales
funciona, las teorías actuales coinciden en que las personas resilientes comparten tres características:
1.-Una fuerte aceptación de la realidad. Es lo que les permite considerar la posibilidad de situaciones extremas y adversas que puedan ocurrir en el futuro. Y es lo que les permite prepararse para esa eventualidad.
2.-Una profunda creencia de que la vida tiene un sentido. Es lo que les permite fortalecer relaciones con otras personas, respaldarse en sus valores, interpretar lo que ocurre como un reto y encontrar esperanza para seguir adelante. En lugar de preguntarse “¿por qué me está pasando esto a mi?” adoptan una actitud proactiva frente a las nuevas circunstancias.
3.-Una inusual capacidad de improvisación. Es lo que les permite adaptarse a cualquier situación, por difícil o retadora que sea, y encontrarle una solución a menudo creativa.
Si tiendes a derrumbarte cuando te enfrentas con un obstáculo o te toma excesivo tiempo recuperarte de un revés, es hora de fortalecer tu resiliencia. Te ayudará no sólo en tu profesión sino en tu vida personal.
Aquí te doy algunas ideas de cómo lograrlo:
- Enfrenta la realidad de que en la vida suelen pasar cosas inesperadas y muy estresantes y prepárate lo mejor posible para cuando lleguen.
- Entiende que hay cosas fuera de tu control y enfócate en aquellas que puedas controlar. Como por ejemplo, tu interpretación de lo que está ocurriendo. Si encuentras darle un sentido a la situación, te será más fácil atravesarla.
- Fortalece tus relaciones sociales. Son fundamentales para sostenerte en momentos de gran presión.
- Practica la improvisación y creatividad para resolver problemas.
- Construye la confianza en ti misma para que te sea más fácil superar la adversidad como parte natural de la vida.
En la actualidad, la resiliencia es una de las características más apreciadas por los empleadores. Les garantiza tu adaptabilidad a situaciones nuevas y tu velocidad de reacción. Si lo piensas, estos son rasgos muy típicos de quienes crecen en Latinoamérica donde lo normal suele ser lo impredecible, lo inesperado. Donde siempre tienes un plan B y un plan C listos. Piensas en soluciones creativas para cualquier problema que se te presente. Y la historia muestra que has superado cualquier desafío que la situación en tu país te haya puesto delante. (Hiperinflación, escasez de insumos, cortes de luz, prohibición de importación, congelación intempestiva de cuentas de ahorro, etc, etc.)
Aprovecha todas estas fortalezas y refuérzalas. Son las mismas que puedes usar para superar la adversidad en tu carrera.
Extraido de http://redshoemovement.es/blog/
Mariela Dabbah es escritora, conferencista y coach. Como Coach por más de 20 años ha apoyado el desarrollo de carrera de hombres y mujeres latinos en USA , Mariela como integrante de la Red de Profesionales de Mundo Mujer comparte en esta web un material muy interesante para ti, todo basado en su experiencia.
Autora del libro “Poder de Mujer”
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