Encanto: ¿cómo liberar a nuestros niños y niñas del peso de las etiquetas?

Una nueva joya de Disney Pixar, Encanto, nos enseña a los adultos sobre el peso que imponemos a los niños y niñas a través de las etiquetas, y lo difícil que nos resulta hablar de lo imperfecto, lo doloroso y nuestra vulnerabilidad.

 

Encanto cuenta la historia de una familia, que podría ser cualquiera, en la que cada miembro recibe un don que lo hace excepcional, salvo una niña, que sufre en silencio la vergüenza de ser la única que no recibió su don. Y su forma de ocultar ese dolor es expresando un falso orgullo por ser parte de la familia más importante del pueblo, y tratando de encontrar una forma de ser apreciada y sentirse valiosa.

 

Categorizar a los niños y a las personas en general, es un mecanismo frecuente de nuestra mente. Como educadores (padres o docentes) resulta fácil manejar las relaciones desde las categorías. El brillante, la responsable, el flojo, la linda, los populares, los rechazados, la deportista, el payaso, etc. Y también están los invisibles, esos niños y niñas que no destacan en nada especial. Todas estas categorías, aún las positivas, pueden imponer un gran peso durante el desarrollo, generando ansiedad al tratar de siempre cumplir con las expectativas de otros, o desesperanza, al constatar que no hay nada que hacer para poder ser visto de otra manera. Clásico es el relato de muchas personas que cuentan que fueron castigados por algún profesor aún estando ausentes.

 

¿Cómo podemos liberar a nuestros niños de las etiquetas?

 

Una práctica o estrategia que es muy útil para evitar etiquetar es cambiar el lenguaje de los juicios por un lenguaje descriptivo. Por ejemplo, en vez de elogiar diciendo “eres tan inteligente”, describe: “respondiste bien todas las preguntas”. En vez de, “eres tan divertido”, describe: “me alegraste el día con tu humor”. Al evitar el eres, el juicio personal, liberamos al niño o niña de la exigencia de comportarse de una determinada manera todo el tiempo. Así, quien no responde bien todas las preguntas la próxima vez, no pierde su inteligencia, sencillamente cometió un error y está bien.

 

En el caso de una etiqueta negativa, el lenguaje descriptivo no exagera ni catastrofiza las situaciones. En vez de decir “eres tan irresponsable”, describe: “se te olvidó traer los materiales hoy”. Al enjuiciar estamos diciendo que la persona es el problema, al describir decimos que ha ocurrido un problema y la persona puede ser parte de la solución, puede hacerlo diferente en otra oportunidad.

 

Un paso más allá es desafiarse a describir cuando vemos que el niño o niña se comporta de manera diferente a su etiqueta. Así, si “el payaso” de la clase hace una buena (y seria) pregunta en clases, describe: “¡Excelente pregunta! Se nota que reflexionaste sobre este tema”. O si “la buena y conciliadora” tiene un conflicto con algún compañero, en vez de decirle “me extraña que te hayas peleado”, describe: “veo que estás enojada y está bien que puedas defender tu punto de vista, lo importante es hacerlo de buena manera”.

 

Como muchas veces las etiquetas están súper instaladas, y por lo mismo, los niños se comportan frecuentemente de acuerdo a su etiqueta, al principio puede ser difícil, encontrar oportunidades para describir comportamientos contrarios a las etiquetas. Entonces también podemos tratar de generar situaciones que los harán verse de una manera diferente. Un ejemplo muy bonito es de una profesora que se dio cuenta de que una compañera nueva en el curso, muy tímida, estaba siendo molestada por un grupo de compañeras muy “populares”. Llamo personalmente a la “líder” del grupo, le explicó su preocupación, y le pidió que como ella tenía una gran influencia en el curso y era tan sociable se preocupara de integrar a la nueva compañera. Le dijo también que estaría chequeando con ella una vez a la semana como iba todo. Así esta “líder negativa”, asumió el desafío y el maltrato cesó rápidamente. La profesora la elogiaba en cada avance, diciéndole cosas como “veo que has sido muy acogedora”, “te agradezco lo que estás haciendo, es una muestra de tu buen corazón”, “lo que haces muestra una gran generosidad”, etc. así le dio una tremenda oportunidad de verse de manera diferente.

 

Lo interesante del lenguaje descriptivo es que le damos información a los niños con la cual ellos mismos, internamente interpretan y hacen su propio juicio. Elimina los siempre, nunca, hasta cuando, todo o nada, libera a los niños y abre para ellos todas las posibilidades, incluso la de equivocarse. El lenguaje descriptivo es una forma de mostrar que aceptamos a los demás tal y como son, con sus luces y sombras, generando un real sentido de pertenencia.

 
 Mas información en www.aprendizajesocioemocional.cl/

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