Pioneras en el mundo de los negocios y las corporaciones – Decisiones y Emociones –

Conversando con una amiga acerca de la acumulación de objetos en las casas, sobre todo aquellos “valiosos” heredados por nuestros padres, que atiborran las bodegas,[1] es que me puse a pensar en la capacidad para la toma de decisión y como se vincula con las emociones.

Cada una de nosotras(os)[2] lleva un saquito sobre la espalda, o en la cintura si nos parece más cómodo como decía una antigua mentora mía[3], que contiene la historia familiar, los anhelos, las tristezas, los momentos gratos, los éxitos y fracasos, las creencias, los miedos, los ideales y todo aquello que representa la vida. Desde ahí actuamos.

Por ende, ordenar el cajón del velador, encontrar el primer zapatito de una de las hijas(os), o aquella tarjeta de navidad algo especial, nos provoca nostalgia y nos impide renunciar a esos objetos.  Se vuelve a guardar, esta vez ordenado en una pequeña bolsa hasta que, quizás y simplemente, la nueva generación lo bote.

Tomar la decisión de vaciar aquellas bodegas es equivalente a limpiar nuestros afectos que están desordenados y ello demanda energía. Y no es gratis.

Al decidir siempre hay incertidumbre. Requiere carácter para comprender que es posible equivocarse. Aceptar ese potencial error futuro y asumirlo con ánimo en la certeza que la decisión tomada es el mejor resultado del momento.

Y decidir con emoción incluida no tiene que ver con el género.

Al iniciar este articulo quise poner las emociones desde lo femenino, instalándolo como una habilidad de liderazgo[4] propia de nosotras, sin embargo, éstas existen en la naturaleza de nuestro ser básico[5]. Están siempre ahí, en su ardiente desorden. Por ello, es interesante pensar cómo la emoción influye en cada uno, según sus vivencias o su realidad, qué pensamientos provocan o cuánto las escuchamos en la toma de decisiones, ¿qué espacio les damos? No es cosa de género, es madurez; mi humilde hipótesis.

Opino que lo mismo ocurre en las empresas.  Donde los números hablan con seguridad y las propuestas estratégicas se explican con buena retórica, finalmente cada decisión llega desde las personas en su condición de tal, con toda su humanidad. Intuyen y preguntan, trayendo al presente ese maletín de vida que además de conocimientos, incluye emociones.

Marcela Contreras Berrios – Conoce más a Marcela aqui

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[1] Pura verdad. Muchas bodegas familiares contienen los adornos familiares, ese matecito de plata, el jarrón del matrimonio, por poner ejemplos. (Una amiga guarda el ajuar de su abuela, quien se casó en 1920).

[2] Ya sabemos que no es la correcta forma gramatical. Mayor explicación en artículos anteriores de pioneras.

[3] Se llamaba Iris Müller.

[4] En el excelente libro de Tatiana Camps, se mencionan algunas habilidades del liderazgo femenino.

[5] La Rae señala para la palabra básico (a):

  1. adj. Que tiene carácter de base o constituye un elemento fundamental de algo.
  2. adj. Excesivamente sencillo o falto de complicación.

La palabra Ser en la Rae es casi un tratado. Entonces, por mi parte, entiéndase como ser básico aquel que es innato en la naturaleza de cada persona, el que no se ha domesticado, el que aún no sabe hablar según sea políticamente correcto, aquel que actúa según siente.

[1] Pura verdad. Muchas bodegas familiares contienen los adornos familiares, ese matecito de plata, el jarrón del matrimonio, por poner ejemplos. (Una amiga guarda el ajuar de su abuela, quien se casó en 1920).

[1] Ya sabemos que no es la correcta forma gramatical. Mayor explicación en artículos anteriores de pioneras.

[1] Se llamaba Iris Müller.

[1] En el excelente libro de Tatiana Camps, se mencionan algunas habilidades del liderazgo femenino.

[1] La Rae señala para la palabra básico (a):

  1. adj. Que tiene carácter de base o constituye un elemento fundamental de algo.
  2. adj. Excesivamente sencillo o falto de complicación.

La palabra Ser en la Rae es casi un tratado. Entonces, por mi parte, entiéndase como ser básico aquel que es innato en la naturaleza de cada persona, el que no se ha domesticado, el que aún no sabe hablar según sea políticamente correcto, aquel que actúa según siente.

 

Foto portada:  de Sarah Chai

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