Herencia cultural y salud

Así como pensamos – así influenciamos nuestra salud. Las personas que pasan enojadas tienden a hacerse úlceras con más frecuencia que las normales, quienes depredan su vitalidad tienden a hacer un cáncer, quienes no saben relajarse tienden a provocar eventos cardio-vasculares, etc. Es un tema que la medicina alopática del día a día ha esquivado sistemáticamente escudándose en mil argumentos cada vez más ridículos y fuera de la realidad (según el refrán lo que no cabe en la caja de lo visible no puede ser verdad o serio). – Hay personas, por el otro lado, que le atribuyen al pensar capacidades sanadoras más allá de toda evidencia repetible en forma consistente.

Las cosas no son tan fáciles como querríamos que fuesen. Pero en algún lugar entre estos dos extremos (como pensamos no tiene nada que ver con la salud, el buen pensar cura cualquier enfermedad) hay mucha experiencia que nos hace ser optimistas en el tema. Es probable que continuando con un trabajo cuidadoso y sensible logremos acrecentar y desarrollar el potencial sanador guardado en la naturaleza de las personas.

Hace algunos años ya que estudio el lenguaje y la cultura de los indo-europeos, de esa gente que vivió entre 6000 y 5000 años atrás en las estepas del sur de Rusia, y que esparció su modo de vivir, trabajar, combatir, relacionarse, hablar, matar, robar, rezar, a una vasta área del mundo: Europa, Anatolia y el Cáucaso, China occidental, Irán, India.

Un ingenioso método de investigación se hizo cargo durante los últimos 150 años, más o menos, de reconstruir su mundo. Se inició con la sorpresa de ver que el sánscrito y el griego clásico compartían similitudes aquí y allá, en raíces, declinaciones, conjugaciones, pronombres, números. Con el tiempo y a partir del celta, latín, griego, germánico, hitita, iraní, sánscrito, tochario y otros, estos investigadores han reconstituido más de 2000 (!) palabras de lo que se llama el Indo-Europeo maduro (3000 a.C.). Se han restablecido fórmulas poéticas, rituales, creencias y costumbres. Lo que se sabe hoy de esta gente – que no conoció la escritura y por lo tanto no pudo dejar testimonio concreto de sí – es realmente extraordinario. ¿Qué cosa de su mundo es aún válida en nuestros días?

Para acercarme a una respuesta jugué con una oración inventada así a la pasada: la vaca que está junto al río muge endemoniadamente. ¿Qué palabras están relacionadas con raíces del indo-europeo y tienen sentido o función semejantes? La: hel, vaca: wak, que: kwi, está: sta, junto: yeug/yung, a: hed, el: hel, río: reu, en: en, de: dai, mon: mon, mente: men. Resultado: todas (!).

¡Vaya!, pensé, si esto ocurre al nivel simple de las palabras, ¿qué pasa con las creencias?

El prestigio personal (gloria imperecedera) era el valor supremo en esta cultura y lo ganaba el héroe, el que sabía conquistar y vencer sobre un enemigo considerado malo y perverso, personas, animales, una naturaleza indómita, en fin, lo oscuro desconocido que no estaba al servicio del héroe. Una escala de prioridades muy distinta a la que profesaban los taoístas al otro lado de Eurasia: respeto por los otros, por la naturaleza, sus ciclos y desarrollos, sensibilidad, humildad e inclusión. ¿En qué mundo quiero vivir, qué quiero hacer válido en mi vida? ¿En el carro de qué moda no quiero ir?

El saber de estas cosas con tanta claridad me facilita la toma de decisiones y colabora en la realización de acciones mías más autónomas y con más sentido personal, y como consecuencia, más sanas.

Jens Bücher – Ingeniero Comercial, Fellow, American Institute of Stress y miembro del Colegio de Ingenieros – Chile, dirige el Centro de Desarrollo de la Persona Bücher y Middleton Ltda.

www.persona.cl

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