Terminando el ciclo de artículos sobre las emociones, en esta oportunidad, hablaremos de la obsesión, exceso de pensamiento, llamada “rumia mental” por los médicos chinos y que está relacionada con el Bazo como órgano fisiológico. Además, nos referiremos a la Alegría, pero no como la conocemos, que es muy positiva, sino que aquí la conoceremos en su aspecto patológico, en que se transforma en euforia, sobreexcitación y búsqueda compulsiva del placer y que tiene como órgano relacionado el Corazón, el órgano emperador, el más importante de todos.
En general cuando un órgano no funciona bien, su manera de alertar es afectando una zona de la espalda y algunas vértebras, y en el caso del Bazo, cuando se altera, se producen distintos síntomas a nivel músculo esquelético, debiendo mencionar las contracturas intraescapulares y bloqueos articulares a nivel de la séptima y octava vértebra dorsal.
El Bazo, como órgano, tiene una energía que influye en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad de estudio, concentración y memorización, condiciones que se requieren para el trabajo intelectual.
Por lo tanto, un trabajo excesivo de la mente ya sea que requiera mucha concentración o memorización, tiende a debilitar el Bazo, como también el exceso de pensamiento o rumia mental, es decir, la constante reflexión, la preocupación excesiva y estrés intelectual, son emociones que afectan al Bazo especialmente con lo que se refiere a la esfera familiar.
También, aunque en forma secundaria el Bazo/Estómago resulta afectado por emociones que alteran la Vesícula Biliar como son los disgustos, amargura, crispación y estrés de la vida en general. Esto se debe a que cuando se bloquea la energía del Hígado por estrés, ira, sentimientos reprimidos (lo vimos cuando tratamos las emociones del Hígado) esta energía tiende a buscar una salida y lo hace a través del conducto biliar hacia el Bazo/Estómago, provocando un proceso de cólico o gastritis aguda.
Todas las exigencias de la vida actual que se traducen en parte en un exceso de trabajo intelectual, preocupación, nerviosismo interno, son los orígenes más comunes de los malestares del estómago. No es casualidad que cada día más personas sufran alteraciones del sistema digestivo.
Como tratamiento para los desequilibrios del Bazo, en un principio, está el reconocimiento de las emociones que le afectan al paciente, para continuar con una modificación nutricional que mejore su funcionamiento, ocupando terapéuticas como la fitoterapia y la acupuntura y a nivel muscular se pueden realizar sesiones de fisioterapia, como acompañamiento de las técnicas anteriores.
Respecto a la Alegría, emoción relacionada con el Corazón, órgano considerado para la Medicina China como el ¨Palacio del Espíritu¨, es el primero en percibir las emociones. Pero cuando esta alegría se transforma en euforia dispersa la energía del Corazón ¿Cuantas veces hemos visto que el exceso de alegría desemboca en un infarto al miocardio?
En estado patológico la Alegría se asocia con sobreexcitación, vivir en constante riesgo, con una estimulación mental excesiva, búsqueda compulsiva del placer, euforia que provoca en la persona ansiedad, depresión, insomnio y palpitaciones.
Para la Medicina China, el corazón es más que el órgano motor de la sangre, es decir de su función fisiológica, sino que también es fuente de varias funciones psicológicas, porque alberga la mente, el Shen, que puede ser traducido como conciencia, espíritu, pensamiento, fundamentalmente emocional. Es por este motivo, que la larga lista de padecimientos vinculados al mal funcionamiento del corazón, van desde la fatiga y la frialdad en las extremidades (por estancamiento de la sangre en el corazón) hasta la depresión y ansiedad. Más grave aún es cuando la mala circulación sanguínea repercute en el cerebro y se pierde la conciencia de sí mismo y de los demás.
La acupuntura es una magnífica terapéutica, con excelentes resultados, para lograr el equilibrio emocional, ayudando a tener más fuerza de decisión y a tener ideas más claras. Ahora bien, estos desequilibrios emocionales pueden tener su origen en traumas emocionales sufridos por la persona en distintas etapas de su vida, las cuales también se pueden determinar.
Ahora, ¿Cómo podemos saber si estos traumas emocionales han dejado huella en nuestro cuerpo? El cuerpo tiene la capacidad de registrar los traumas, y mediante la palpación se encuentran las huellas, que se manifiestan en forma de nódulos o nudos duros que pueden ser muy dolorosos y también pueden presentar forma de cordones fibrosos, rígidos, adheridos a tejidos más profundos. En ocasiones se pueden palpar zonas huecas blandas, que se ubican en la pared abdominal que pueden significar abandonos y soledades. Todos estos hallazgos se ubican en la pared abdominal en un plano subcutáneo.
El tratamiento consistiría en el análisis del trauma, identificación de signos y síntomas y una conversación profunda con el paciente que nos permita la selección de puntos adecuados a cada caso, obteniendo una fórmula de acupuntura para poder puncionar los nódulos o cordones fibrosos. Dichos puntos, para estos efectos se ubicarán principalmente en la línea media abdominal [Ren Mai]. En estos casos la acupuntura se complementa con la electro-acupuntura, con el objeto de disminuir los síntomas relacionados con el trauma.
Este tratamiento está indicado para pacientes que no resuelven su salud física o emocional, como si estuvieran anclados a algo, que no los deja escapar. También para personas que refieren círculos viciosos de conducta o que a partir de un suceso específico, su salud se ha deteriorado y en el caso de personas que tengan buena salud, habrá que buscar síntomas inconexos o sensación de sufrimiento inexplicable que delate la existencia de estos traumas. La aplicación de la acupuntura en numerosos casos tratados por estos traumas, nos entrega positivos resultados de esta técnica milenaria, la que junto a sesiones de psicoterapia, demuestra una vez más lo excelente de la complementación de la medicina Oriental con la Occidental.
Es necesario buscar la armonía y el equilibrio de las emociones, ya que la salud equivale a estar en búsqueda constante del equilibrio de acuerdo a los principios del universo, como VERDAD – BENEVOLENCIA Y TOLERANCIA, ya que al fin y al cabo formamos parte de él.
M. Elisa Benaprés – Terapeuta en Acupuntura – Conoce a M. Elisa AQUI
Foto portada de Ryutaro Tsukata en Pexels
Read moreTodos tenemos algunas costumbres que nos permiten ordenar nuestra mente y estructurar el diario vivir. Sin embargo, hay ocasiones en que estos hábitos pasan a controlar nuestro día a día, hasta llegar a afectar nuestra calidad de vida, pasando a ser una obsesión. El psicólogo de Clínica Vespucio, Julio Muñoz, explica cómo reconocer cuándo una actitud se transforma en una patología y cuáles son los síntomas del Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Mantener las cosas ordenadas, lavarse las manos o realizar siempre las mismas acciones antes de un encuentro deportivo son los típicos hábitos que adoptamos para estructurar nuestro día a día. Para la mayoría de las personas, estas son solo costumbres que se podrían obviar u olvidar si fuera necesario. El problema aparece cuando se transforman en un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y la presencia de estas acciones deteriora la calidad de vida del paciente. Como explica el psicólogo de Clínica Vespucio, Julio Muñoz, “para realizar un diagnóstico de TOC, la presencia de las obsesiones o compulsiones deben ser de carácter recurrente y lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de tiempo significativas, una disminución importante de la actividad general o un malestar clínicamente significativo”.
Las obsesiones se definen como ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente que el individuo considera intrusas e inapropiadas y que provocan una ansiedad o malestar. Por otro lado, las compulsiones son comportamientos o actos mentales de carácter recurrente, cuyo propósito es prevenir o aliviar la ansiedad o el malestar, pero no proporcionar placer o gratificación. “En algún momento, el individuo reconoce que estas obsesiones o compulsiones son exageradas o irracionales”, especifica el psicólogo.
¿TOC o costumbre?
El límite entre un hábito y una obsesión puede ser difuso. Sin embargo, existen algunos síntomas que deben identificarse en un paciente con TOC y que ayudan a diagnosticar esta patología. “Con frecuencia, estas personas evitan las situaciones que se relacionan con el contenido de las obsesiones, como son la suciedad o la posibilidad de contraer enfermedades”, destaca Muñoz.
Las preocupaciones hipocondríacas también son frecuentes, lo que se traduce en visitas repetidas al médico para que éste descarte cualquier enfermedad. También puede haber sensación de culpa, sentimientos patológicos de responsabilidad y trastornos del sueño. Como explica el psicólogo, “la ejecución de estos actos puede convertirse en una de las principales actividades diarias del individuo, traduciéndose en problemas conyugales, laborales o sociales. Los comportamientos evitativos permanentes pueden conducir a un aislamiento del individuo, incluso en su propio hogar”.
¿Con qué nos obsesionamos?
Se ha observado que los TOCs pueden asociarse a trastornos depresivos, angustiosos, de personalidad obsesiva, alimentarios o de ansiedad, como fobia social o específica. Se sabe, además, que existe una alta incidencia de Trastorno Obsesivo Compulsivo en el síndrome de la Tourette.
El psicólogo de Clínica Vespucio detalla las obsesiones más frecuentes entre los pacientes que sufren de esta patología:
- Obsesiones de limpieza y anti gérmenes
- Lavado de manos (lavarse las manos hasta que queden arrugadas)
- Ordenar objetos a repetición
- Comprobaciones
- Enfermedades imaginarias (hipocondría)
- Religiosas (rezar)
- Seguridad o evitar que pasen cosas negativas (contar o repetir palabras en silencio)
¿Cómo superar una obsesión?
Como en la mayoría de los trastornos, el tratamiento consiste en atenciones psiquiátricas y psicológicas, a través de terapia farmacológica y terapias de apoyo. “Se ha observado que las técnicas terapéuticas más eficaces para combatir el TOC son las propuestas por la línea cognitivo-conductuales, las que se enfocan en la modificación de las respuestas emocionales, pensamientos y comportamientos inadecuados asociados a trastornos psicológicos”, aclara el psicólogo de Clínica Vespucio.
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