Y, esta semana en: “aprendiendo a decir que no” me he quitado un peso de encima del tamaño de la antigua Unión Soviética. Y no he implosionado. En realidad … no ha pasado nada.
Hace unas semanas me llamaron para participar como ponente en una conferencia en Colombia y, sin pensarlo un segundo, dije que si, como siempre. Cuando terminé la reunión pensé “¿para qué he dicho que si cuando quería decir que no?. Decir que si siempre me ha hecho estar sepultada muchas veces por proyectos y compromisos que colapsaban mi agenda, llenando espacios que debería dedicar a mis clientes y a desarrollar mi proyecto; no los proyectos de otros. Mis prioridades, no las que me marcan otros. Así que llamé dije que no al proyecto, que no está entre mis prioridades hoy, y les recomendé a otra persona.
Conclusión: que difícil es q veces llevar las riendas y tener clara nuestra meta. Priorizar y tener claro hacia dónde vamos nos da muchas pistas para marcarnos el camino.
Aprender a decir que no y ser más asertivos sin duda suma a nuestro proyecto, a nuestros clientes y, especialmente, a nosotros mismos.
#asertividad #coaching #desarrollo
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«No tengo tiempo» es una frase que solemos repetir. Cada vez que decidimos decirlo, estamos poniendo el énfasis en todas las cosas que tenemos que hacer o que decidimos hacernos cargo diariamente, casi sin pensarlo.
Me he puesto a pensar que quizas el «no tener tiempo», demuestra en realidad nuestra dificultad para priorizar lo primordial, lo intransable o lo que nos hace bien.
Vamos corriendo de una cosa a la siguiente, sin siquiera darnos el tiempo de apreciar lo vivido. Creemos que mientras más hacemos, más felices seremos, en cambio lo que ocurre es que nos estresamos.
Amber Rae, en su libro «El poder del asombro» hace una metáfora que les comparto:
Si nos fuéramos al viaje más importante de nuestras vidas y tuviéramos que hacer la maleta ¿Qué meteríamos? ¿Que escogeríamos para llevar?. Sin duda hay cosas que quedarían fuera e intentaríamos meter a la fuerza. Pero definitivamente tendremos que dejarlas fuera porque no habrá espacio suficiente.Tendremos que priorizar que es lo que realmente necesitamos y es imprescindible.
Ahora piensa que esa maleta es tu vida, tu horario y tu tiempo. Cada vez que tratas de meter demasiadas cosas a esa maleta, no cerrará y probablemente no podrás moverla. Será demasiado pesada y terminará dañando tu cuerpo. Así mismo se siente una vida muy llena de cosas, un tiempo escaso o correr de un hacer a otro. Nos cansa, nos desgasta y nos enferma.
Necesitamos aprender a priorizar, para luego soltar. Soltar lo que pesa, lo que nos desgasta, lo que no nos hace felices o lo que no nos lleva donde queremos estar.
¿Qué estás dispuesta a soltar para tener la vida que decides y quieres tener?. Definitivamente no cabe todo en la maleta. Aprendamos a decir que no a lo que no queremos. Quizás también tengamos que aprender a decir que no, a lo que sí queremos pero que nos quita demasiada energía.
Hoy elige, prioriza y sintoniza con lo que necesitas. Haz menos y disfruta más lo que elijas hacer. Pon tu energía y horas en lo que te llena, te hace brillar, te ayuda y te ilumina. La vida es corta para vivir agotada y solo tenemos una maleta.
Aprovechemosla al 100% priorizando.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
joselacamara@gmail.com
Instagram: @joselacamarapsicologa
Los invitamos a conocer nuevo libro de María José Lacámara
Más conectados: La conexión emocional como eje central de la crianza
La psicóloga infanto-juvenil María José Lacámara publica este libro que busca ayudar a padres y madres a encontrar un método de crianza propio, que se ajuste a sus necesidades y les permita sintonizar con lo que requieren sus hijos.
Lo pueden encontrar en: Contrapunto, buscalibre, Antártica, que leo, editorial planeta y en formato digital.
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A más de 20 años del primer Smartphone en el mundo podemos ver las consecuencias que estos aparatos tienen en las relaciones. Me atrevería a decir que no hay persona que no se queje del uso excesivo que su pareja tiene de su celular, del mismo modo que no existe nadie que asuma con responsabilidad su adicción, más bien están todos intentando justificar una conducta que ya la han clasificado como nomofobia: miedo irracional a salir de casa sin el celular, y que afecta al 6% de la población mundial.
Algunos estudios han revelado que pasamos alrededor de 5 horas diarias al celular, y creo que esas horas están concentradas en la tarde, entre que uno sale de la oficina y se va a dormir. Es así como las personas llegan a sus casas a sentarse al sillón a ver redes sociales, organizar eventos sociales, coordinar tareas y estudios para los hijos, babyshower, despedidas de soltero/a, etc. Es que hoy en día si no tienes whatsapp te quedas fuera de todo. Ya nadie llama para invitarte a un asado, todo se coordina por chat.
Como que ya no hay espacio para fallar, la tecnología nos obliga a estar en todas partes menos donde estamos. Revisamos las fotos de los viajes de nuestros amigos que recorren el mundo, compartimos un pedacito de la emoción de cada una de sus aventuras, acompañamos el crecimiento de todas las guaguas, sabemos perfectamente cuando caminaron, su juguete favorito si comen solos o con sus papás y la realidad es que jamás hemos ido a conocer a esa personita. Algunas veces le dices hola a una persona en un asado y a los 20 minutos ya te está pidiendo amistad en Facebook y así suma y sigue la cantidad de plataformas que te “obligan” a estar en todas partes menos en el único lugar donde deberías estar, que por lo demás lo elegiste tu libremente.
Creo que toda pareja debe tomarse un minuto para poner reglas básicas de convivencia. Las que yo les suelo sugerir a los pacientes es que ojalá lleguen a sus casas con el celular adentro de la cartera o en el bolsillo para que puedan tener las manos libres para abrazar al que ya está adentro esperándolos. La segunda sugerencia es que ojalá puedan dejarlo en la entrada, junto a las llaves del auto y pueda permanecer ahí al menos la primera hora que ustedes estén en sus casas para poder hablar del día, de lo que van a comer, de si van a ver una serie o ir al cine, de los planes para las vacaciones y si tienen hijos, básicamente para que los dos estén conectados con sus hijos y puedan ir entendiendo a estos pequeños seres que solo necesitan tu presencia y tu mirada. El tercer consejo es que cuando salgan a comer estén sin celular y puedan conversar, es impresionante como algunas parejas ya no tienen tema y ahí entran algunas de las tareas que yo les asigno de sesión a sesión. Y por último, que entre los dos creen sus propias reglas respecto de la tecnología, puede existir el minuto de redes sociales, y “permitirse” ver 10-20 minutos todo lo necesario para calmar la ansiedad y que luego sigamos en los que estábamos, pero son algunos minutos no todo el tiempo.
El automático es ir a buscar el celular por la excusa que sea, siempre tendrás un pretexto para encubrir tu adicción “es que quedé de llamar a mi mamá”, “le tengo que responder a Pepito”, “se me olvidó mandar un mail”, “tengo que confirmar la hora al dentista”, etc. Sí, estoy segura que hay cosas importantes que hacer con el celular, pero te puedo garantizar que la persona que tienes al frente te quiere a ti, en carne y hueso para que tengan unos minutos de conexión, para sentirse, para mirarse, básicamente para conectarse.
Hay que aprender a desconectarse del celular para poder conectarse con las personas de carne y hueso que conviven con uno y que necesitan de uno (ya sea la pareja o los hijos).
No crean que yo les hablo desde fuera, soy una más de todas las descripciones que han leído, pero últimamente he hecho el ejercicio de soltar y entender que uno no puede participar de todas las conversaciones y decisiones que se toman virtualmente. He optado por llega a mi casa y dejar el celular lo más lejos posible (lo mismo que hago con el chocolate jajaja) porque sé que si lo tengo cerca, lo voy a agarrar, es algo absolutamente automático.
Intento nunca llegar hablando o respondiendo whatsapp (créanme que fallo muchas veces) y cada vez que me acuerdo de algo que creo que debo escribir inmediatamente, lo anoto en un papel y lo hago luego de que mis niños se duerman. Esa pregunta que me hago a mí misma ¿es necesario resolver esto inmediatamente? Casi siempre la respondo con un NO. Estoy segura que mis hijos prefieren a una mamá que los mira a los ojos y que esta emocionalmente disponible para ellos que una mamá desconectada de las necesidades de ellos y conectada a un aparato.
Michelle Pollmann Román
Directora de Centro Al Alma
Psicóloga Clínica
Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica
Terapeuta de Pareja
Sexóloga en formación
Notas:
28.115.115 celulares en chile mas de 10 millones de la cantidad de habitantes
5 horas diarias conectados al celular
Chile es líder en uso de redes sociales
El aumento de internet móvil ha sido del 500%
39% de los chilenos dice tener problemas con su pareja producto del celular
45% revisa el celular luego de haber tenido relaciones sexuales
(Entel y GFK Adimark)
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¿Alguna vez te ha pasado que alguien te pide algo, tal vez abusando un poco de la amistad y tu, para evitar cualquier tipo de conflicto, accedes de mala gana?
¿Cómo te sientes en ese momento? ¿Enfadado con esa persona y contigo mismo por no haber dicho “NO”?
Sigue leyendo, porque a continuación te presento algunas claves para que no vuelvas a sentirte nunca más así.
¿Para qué decir NO? La Importancia.
Decir No es, en primer lugar, una necesidad de orden práctico porque difícilmente podremos organizar nuestro día a día si accedemos a cualquier petición que se nos presente.
Por otro lado, el decir “no” es una forma de reafirmar nuestra personalidad y respetar las necesidades propias.
Cuando una persona alcanza sus objetivos, muchas veces habrá dicho “NO” a propuestas que no encajaban con sus deseos, ideales o valores.
“No es suficiente saber lo que hay que decir, también hay que saber cómo decirlo” Aristóteles.
El decir “NO” es compatible con ser querido y agradar a otras personas. Cuando nos resistimos a dar una negativa, estamos anteponiendo los deseos de otras personas a los nuestros. Esto puede provocar en nosotros frustración y llevarnos hacia la infravaloración ¿O esta actitud proviene de allí? ¿Causa o efecto?
Todos queremos agradar, y a la vez, tener en cuenta nuestras necesidades personales. ¿Cómo actuar entonces?
Estas son algunas claves:
– Tómate el tiempo que necesites para reflexionar sobre qué es lo que tú realmente quieres.
– Define tus prioridades. ¿A qué tendrías que renunciar para atender esa petición?
– Valora qué emociones te incitan a decir “SI” (miedo a… herir a alguien, crear un conflicto, decepcionar, enfrentarte a alguien, parecer egoísta…).
– Piensa en una forma correcta de decir “NO”. Tu forma correcta.
– Recuerda que si te cuesta dar una negativa, cualquier persona podrá manejar tu voluntad apelando a tus miedos.
– Ponte en valor. Si siempre aceptas las propuestas ajenas, te estás diciendo “NO” a ti misma.
¿Cómo hacerlo?
Mi recomendación es que reflexiones sobre el modo de decir NO que mejor se adapte a ti. Ahí van algunas ideas:
1.- Ten presente la regla de oro: evita dar una negativa seca (“no”), procura decir algo más. Un “no” rotundo y solitario puede generar malestar, distancia, resentimiento….
2.- Haz una clara diferenciación entre la persona y la petición. El que rechaces una petición puntual no significa que rechaces a quien te lo solicita. Déjaselo claro.
3.- Da alternativas: el decir “no, pero te propongo…” y proponer otras posibilidades suaviza la negativa y hace que el receptor se sienta comprendido.
4.- Utiliza la empatía dando una explicación que te acerque al otro “Agradezco que hayas pensado en mi, el proyecto me parece muy interesante, sin embargo, me gusta dedicar las tardes a mi familia porque….”
5.- Presta atención al tono. Evita utilizar un tono hostil o duro. Se amable y da la negativa en tono firme pero relajado.
6.- Equilibrio. La clave para unas relaciones en armonía (con nosotros mismos y con los demás) es el equilibrio.
¿Te gustaría implementar estas ideas en tu vida? ¿Cómo lo harías?
Tu tiempo y tu energía son recursos limitados, utilízalos con eficacia.
Recuerda que eres dueñ@ de tu vida, convierte tu libertad en valor.
Sobre la autora:
Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional en www.isabelgomezl.com .
Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.
Isabel ayuda a profesionales que se encuentran estancados o insatisfechos y desean dar un paso adelante en su carrera desarrollando sus competencias profesionales. Si deseas recibir su ayuda personalizada, solicita una sesión estratégica aquí http://www.isabelgomezl.com/trabaja-conmigo/
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