Cada vez que iniciamos un proyecto tenemos en mente un objetivo que queremos lograr. Nuestra vida está rodeada de acciones que nos movilizan para alcanzar un estado diferente al actual. Pero ¿nos detenemos a revisar cómo lo hicimos o nos preguntamos sí tuvo el efecto deseado?
En la mayoría de los casos diría que somos conscientes de la meta alcanzada y eso se puede demostrar con algunas pocas evidencias del entorno. Sin embargo, un punto es tener consciencia del resultado obtenido y otra distinta es identificar si ese resultado impactó positivamente, logrando el cambio esperado.
Existe una frase que dice “lo que no podemos medir, no se puede gestionar”. Evaluar el impacto de lo que se realiza es relevante cuando los recursos son limitados, ya que no se busca malgastar dinero, esfuerzos ni energías. Por ejemplo, cuando desarrollamos proyectos que buscan generan impacto social, como sería superar la pobreza, disminuir brechas económicas, aumento de oportunidades en educación o promover el cuidado responsable del planeta, debemos ser eficientes en la utilización de los recursos para que puedan capitalizar el propósito de esta iniciativa social.
La Teoría del Cambio, según Carol Weiss y Helene Clark, ofrece una buena manera para entender cómo las acciones producen resultados necesarios para generar el cambio social, siendo un valioso instrumento al momento de planificar proyectos. Esta metodología ayuda a visualizar y entender mejor el efecto causal entre acciones e impacto. También establece procesos adecuados de evaluación.
En términos simples, permite sabe exactamente de dónde nace la intervención, qué es lo que hará, cómo lo hará y para qué lo hará, identificando con claridad el resultado final. Al momento de una intervención social a través de la Teoría del Cambio, se debe tener claro el propósito y el fin último a alcanzar.
Puntos claves a destacar:
- Necesidades: Se describen problemáticas que se observan en la realidad y que llevan a desarrollar la intervención. Probablemente se encuentren varias necesidades. Lo importante es establecer cuáles son las fundamentales dado que ayudará a determinar el alcance de la intervención social.
- Insumos y actividades: Son todos los recursos claves para alcanzar los productos del programa y las actividades específicas que transformarán esos recursos claves en resultados deseados.
- Productos: Es el resultado de la combinación entre actividades e insumos, lo que se logra inmediatamente luego de ejecutar acciones planeadas.
- Resultados intermedios: Son cambios que se producen debido a la intervención y que proceden al logro de objetivos a nivel macro. Son modificaciones en actitudes, conocimientos, capacidades y comportamientos que resultan de estos productos.
- Resultados finales: El resultado final implica resolver causas o necesidades iniciales. Es el gran cambio de largo plazo que queremos alcanzar. Proviene directamente de los resultados intermedios.
La tarea de elaborar un proyecto a través de la Teoría del Cambio nos ayuda a pensar de manera estratégica la intervención social. Así se puede tomar mejores decisiones sobre actividades para realizar en los proyectos y medir con precisión el impacto que buscamos en las etapas iniciales.
Para profundizar conocimiento sobre esta metodología puedes encontrar más información en la guía: “Teoría del cambio: Cómo pasar de la necesidad al impacto social”.
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“¿Qué es el éxito?” Me preguntan a menudo. Como si hubiera una sola respuesta simple que sirviera para todos. No la hay. Por eso hoy te invito a explorar qué es el éxito para ti para que lo logres sin perderte en el camino.
Qué es el éxito para la mujer
En los últimos años la definición de qué es el éxito ha ido cambiando, en particular para la mujer. La presión para lograrlo todo al mismo tiempo es cada vez mayor. Estar casada, tener hijos exitosos, tener un puesto de alta responsabilidad, viajar, estar hermosa, delgada y saludable. Si te dejas llevar por lo que ves en los medios y en redes sociales parece que la vara nunca deja de subir.
Sin embargo, no todo lo que reluce es oro y es bueno distinguir la realidad de la fantasía. Nadie te cuenta que antes de tomarse la foto con su perfecta familia al hijo le había dado un ataque de furia en medio de una tienda. O que el evento VIP que subió tu colega a Instagram es lo único bueno que le ocurrió esa semana. O que el evento era súper aburrido y sólo fue para tomarse la foto y que todos vieran que ella estaba entre las invitadas exclusivas. Con frecuencia, la seguidilla de efectos que se desencadenan a partir de una foto como ésta es algo así:
- Sientes envidia (aunque sea de “la buena”) porque ella fue al evento y tú no
- Te enoja que no te hayan invitado. Quizá incluso te enoja que ni exista la posibilidad de que te hubieran invitado
- Te planteas por qué no tienes el éxito que mereces a pesar de todos tus esfuerzos
- Entras en un círculo de autocrítica improductivo que te enoja cada vez más
- Dejas de disfrutar quién eres, y lo que tienes. Nada es suficiente
- Decides no mirar más las redes sociales por un tiempo
Editando tu vida como si fuera una película
Las redes sociales tienen la gran ventaja de permitirte proyectar la imagen de ti y de tu vida que más te guste. Puedes aparecer glamorosa, solidaria, generosa o aventurera. Es decir, puedes destacar cada día otro aspecto tuyo ya sea real o imaginario. La desventaja es que el resto del mundo hace lo mismo y nunca sabes cuánto de lo que ves es real y cuánto es producto de una cuidadosa edición con filtros y Photoshop incluidos. Es importante recordar esto cuando visitas las redes para no dejarte vender un modelo de éxito que no es del todo real.
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Cosas que la gente oculta
Cuando alguien pierde el trabajo o un cliente (si eres emprendedora) difícilmente lo vaya a publicar online. Intentará dar la impresión de que sigue trabajando o que las cosas van bien. De la misma manera la mayoría desaparecemos de la comunidad virtual cuando estamos frustrados porque no nos salen las cosas en las que hemos invertido tiempo y esfuerzo, cuando un amigo nos hiere, o cuando sufrimos cualquier tipo de rechazo. Y en algún punto esto es adecuado porque sabemos que no todos quienes ven tus redes sociales son tus amigos cercanos. No hay necesidad de estar viviendo cada aspecto de tu vida de manera pública.
Claro, existen quienes aprovechan estos reveses para ventilar su ira contra el mundo, pero si te fijas, pocas veces son las personas a las que tú consideras exitosas. ¿No te parece raro? ¿Qué quiere decir esto, que a esas personas todo les sale bien todo el tiempo? Obvio que no. La diferencia es que las personas que viven una vida de cuentos de hadas suelen editar lo que sacan a relucir y nunca te enteras de sus malos momentos. El resultado es que los resientes como si vivieran realmente en un cuento de hadas.
¿Crees que se nace predestinado a tener éxito?
Pero además aquí hay otro factor en juego. Es bastante probable que aquellos a quienes consideras exitosos tengan una mentalidad de crecimiento (growth mindset). Es decir, que consideren que trabajando duro pueden lograr lo que se propongan. Personas que usan sus fracasos como momentos de aprendizaje necesarios para seguir adelante. En la otra punta del espectro están quienes tienen una mentalidad fija, (fixed mindset). Es decir, personas que consideran que se nace con talento o sin él y por lo tanto hay poco que puedan hacer para cambiar su “destino”. Si estás en este grupo, difícilmente puedas sentirte exitosa. Continuarás mirando el éxito como algo que les pasa a los que nacieron con talento o en cierto grupo social, etc.
En este video sobre éxito y fracaso ves más sobre este tema
Qué es el éxito para ti
Sin duda, el primer paso para no seguir mirando con envidia las fabulosas fotos de tus amigos en Instagram, es preguntarte qué es el éxito para ti. Porque si lo tienes claro, ya no tendrás nada más que envidiar. Por ejemplo: si para ti tener un trabajo estable con un horario fijo y vacaciones pagas es parte de esa respuesta, ver a tu amiga viajando por las Galápagos a mitad de año te arrancará una sonrisa en lugar de un ceño fruncido.
(Por supuesto que hay situaciones complejas como una mujer que siempre quiso ser madre y por una razón u otra no lo logró. Es probable que ver foto tras foto de hermosos bebés en los feeds de sus amigas no la haga sentir particularmente exitosa. Pero si ese es tu caso, es hora de crear un nuevo guión para tu vida. De encontrar nuevas respuestas a “qué es el éxito para ti” ya que esa primera definición ya perimió.)
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Qué es el éxito en la sociedad en la que vives
En cada país (y en cada comunidad, grupo social y familia) la definición de éxito es ligeramente distinta. En Estados Unidos los marcadores de éxito están dados por posesiones materiales. “Cuanto tienes = cuanto eres.” Esta definición se va actualizando todo el tiempo. Por ejemplo, en los últimos años, los dueños de startups que logran financiación o que venden sus emprendimientos a grandes empresas de tecnología son un nuevo símbolo de éxito.
El problema es que ni tú ni yo hemos tenido nada que ver en establecer los parámetros de éxito a los que aspiramos casi por inercia.
Entonces, pregúntate: ¿A quién se considera una persona de éxito en tu familia? ¿En tu grupo social? ¿Cuán alineada está la definición social de éxito con la tuya personal? Esta última pregunta es la que te permitirá redefinir qué es el éxito para ti y de esa manera tomar distancia respecto de lo que otros proyectan como éxito para acercarte a lo que para ti es verdaderamente relevante.
Mi papá, un exitoso cirujano, me dijo el otro día: “A mi nunca me dio envidia el éxito de los demás. Nunca envidié ni lo que tienen ni cuán lejos han llegado en la vida. Para mi lo importante siempre fue desafiarme y superarme a mi mismo”.
Me parecen palabras sabias para guiarnos en esta jornada en la que transitamos todos juntos lado a lado. Entendiendo que cada uno tiene su propia definición de éxito nos permite vivir mejor y dejar vivir mejor a los demás. ¿Probamos?
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