Cuándo decir “NO MÁS” en una relación

Síntomas que indican que no debes seguir en una relación

¿Cuándo pierde el amor su importante finalidad? Quizá esta sea una de las preguntas más difíciles de responder cuando estamos atravesando por una crisis en la relación. Determinar el momento y las circunstancias que pueden llevar a decir: “NO MÁS”, nos permitirá darle prioridad al amor propio, dejar el sufrimiento y romper ese apego que tanto daño hace.

El amor empieza a verse afectado cuando nuestra pareja no siente amor, no permite que crezcamos en nuestros ámbitos personales o profesionales y vulnera los principios que nos definen como personas. Cuando una de estas o las tres se ven perjudicadas, es preciso que empieces a analizar tu relación.

Para Walter Riso es importante definir límites que formen una relación constructiva, saludable y duradera. Ahora veremos qué hay más allá de esos límites y cómo se pueden definir:

No hay amor

“Ya no me abraza, no me besa”, “ya no se preocupa por mí”, “nunca he sentido que esto sea amor”. Como dice Walter Riso en su conferencia “Es posible amar sin sufrir, el arte de amar sin apego”: ¿por qué quedarnos con alguien que no nos ama?, ¿qué esperas entonces, si es una relación insana y perjudicial? Mendigar amor es una de las experiencias más humillantes que se pueden vivir por alguien. Estás a merced de las migajas y la limosna que el otro puede darte, alguien así, no te merece.

¡Qué mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa esperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente”, Walter Riso.

Cuándo decir “NO MÁS” en una relación - Síntomas que indican que no debes seguir en una relación

Le molesta tu crecimiento personal

¿Por qué en una relación de pareja se sacrifican los sueños y las metas solo por “pertenecerle a alguien”? Las motivaciones, los deseos y lo que quieres ser, siempre y cuando no sea destructivo para los demás, deben llevarse a cabo por el hecho de sentirse completo en la vida. Un amor que impida el crecimiento personal del otro para que la relación funcione, no se llama amor sino esclavitud.

¿Quieres aprender a cocinar, emprender un negocio, practicar algún deporte o entrar a la orden religiosa? Si hace parte de tus necesidades básicas, no dudes en hacerlo, no lo descartes:

“Lo que te hace evolucionar es un regalo, lo que te lleva a involucionar es un estorbo”, Walter Riso.

No hay nada mejor que una pareja con la que se pueda alzar vuelo a la par y luchar codo a codo, una persona con la que puedan desarrollar juntos la naturaleza humana de mejorar, realizar y mantener el propio ser que anda en constante experimentación. Si sientes que tu relación no es así, ¿qué haces ahí?

Traicionar nuestros principios

Entre los pensadores existe un acuerdo sobre los valores en el que se promulga que el límite de lo negociable es la dignidad personal, es decir, la opción de ser valorado, respetado y honrado. La dignidad es aquello que nos hace resistir la humillación, el autocastigo y la condena injusta.

¿Cómo saber cuándo alguien afecta tu dignidad? Para alguien que se observa a sí mismo, es fácil de determinar. La dignidad se ve afectada cuando sentimos que nuestros intereses más profundos se ven maltratados. El ideal siempre será conservar el ser moral y negarse a ser un objeto. Por eso, cuando negocias tus principios y fundamentos en nombre del amor lo único que estás haciendo es dejarte de querer a ti mismo y negando tu condición personal.

En su conferencia: “Es posible amar sin sufrir, el arte de amar sin apego”, Walter Riso aborda por lo menos dos factores importantes que afectan la dignidad personal en las relaciones afectivas. No te puedes perder la ampliación de este tema, ingresa a este enlace para que puedas adquirir ese conocimiento y las herramientas ideales para vencer el apego y dar un NO definitivo a una relación insana y tóxica.

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Ser fiel es una opción, no una obligación

Hace pocos días hice una encuesta en mi cuenta de Instagram @hoy.me.toca respecto de la infidelidad, quería saber el porcentaje de personas que había perdonado una infidelidad y que me contaran un poco más de su historia.

De 1.166 personas que vieron la pregunta, sólo 437 la respondieron, es decir un 37,5% (me pregunto qué le habrá pasado al resto que no quiso responder). El 59% de las personas no había perdonado la infidelidad y el otro 41% sí.

A pesar de que las historias eran bien variadas, el factor común para quienes perdonaron la infidelidad (y contaban que se había arrepentido de hacerlo, con excepción de un par), fue que la conducta se repitió en el tiempo no una, sino varias veces hasta que finalmente la relación terminó de pésima manera. Y para quienes no perdonaron, el factor común de todas las historias fue que en las futuras relaciones de su ex se enteraron que también lo hacía, por lo que jamás se arrepintieron de la decisión que tomaron, inclusive en los casos que había mucho amor de por medio.

En mi opinión, y como siempre lo digo, creo que no hay reglas establecidas ni un manual de cómo actuar frente a una situación así. He acompañado procesos de mucho dolor, desilusión, desamor, rabia y frustración seguidos de un perdón genuino y real, de un perdón que nace del amor y que se construye todos los días. No es fácil, creo que es el camino más difícil y desafiante que una pareja puede optar y creo que sólo es posible si va acompañado de una terapia.

No lo digo por ser terapeuta, lo digo porque a veces las voces de las personas en general toman fuerza y te ves inmerso en una situación que está controlada por tu cabeza y por la gente que te rodea y no logras escuchar tu corazón y conectarte con lo que realmente sientes. Es casi instintivo decir que no perdones, que nadie te puede hacer algo así, por lo general es una forma de cuidarte y protegerte.

Perdonar una infidelidad no es olvidar que paso, no es hacer cómo si nada ha pasado y seguir adelante, no es fingir un bienestar para el mundo mientras estás muriendo por dentro. Perdonar una infidelidad requiere de mucho coraje, fuerza y valentía. Es una apuesta, es confiar en algo que está quebrado en mil pedazos, es volver a confiar en quien te traicionó, es apostar por quien no apostó por ti. Perdonar una infidelidad es un acto de amor profundo que creo que pocas personas pueden lograr.

Yo siempre digo que hay tipos y tipos de infidelidad, otros podrán decir que no importa lo que haya sido, es traición igual. Estoy de acuerdo, pero creo que somos humanos y todos podemos cometer errores en la vida, unos en lo económico, otros en el amor, otros se caen a la drogas, otros al alcohol y así. No quiero justificar, sólo quiero que ampliemos la mirada.

Está lo que pasa solo una noche (o un día), en una oportunidad y que no vuelve a haber contacto ni se vuelve a repetir la situación, puede ser sólo un beso o sexo, da igual. En el mejor de los casos quien fue infiel se le da vuelta el mundo y logra pedir ayuda para entender qué fue lo que le pasó y cómo llegó hacer lo que hizo. Se da cuenta de que al parecer la relación perfecta que él o ella creía que tenía no era tan así y decide iniciar un proceso de cambios tanto individuales como de pareja. No siempre se confiesa la infidelidad y esto hace que el proceso sea difícil porque finalmente quien fue infiel es quién lleva la parte más pesada, él debe cargar solo con lo que pasó. A veces confesarlo es simplemente para poder sacarse esta carga y sentirse más aliviado, sin considerar el daño que puedo causar con la confesión. En otra encuesta que hice hace un par de meses, muchas personas respondieron que si fue algo de una noche y nunca más va a ocurrir, mejor no enterarse.

Luego está la infidelidad que ocurrió una vez pero sigue habiendo contacto y muchas ganas de volver a repetirlo, pero un sentimiento de culpa tremendo que no permite una nueva reunión pero sí hay una intención. En la mayoría de los casos la pareja intuye algo, revisa celulares, correos, redes sociales o sencillamente enfrente a la persona hasta que hay una confesión, seguida por un quiebre. Algunos perdonan y ahí viene el trabajo como pareja. Otros tantos (leía en las historias que me mandaban por DM) prefieren pagar con la misma moneda para sentir que están iguales y poder volver a construir la relación, con muy poco éxito.

Y el tercer caso y el más grave a mi juicio es mantener encuentros esporádicos o de frentón una relación paralela. Desde mi visión creo que es muy patológico ya que es vivir en un mundo de mentiras, de traiciones, de planificar todo, coordinar encuentros, no estar ni aquí ni allá, vivir sin conexión emocional, perseguidos todo el tiempo sin lograr disfrutar de la vida, y si lo logran creo que la patología es aún más grave.

Por lo general, para que ocurra una infidelidad es porque hay algo que no está funcionando en la relación y que ninguno de los dos lo había visto o si alguien tenía alguna idea, no había sido capaz de hablarlo, por el motivo que sea. Y por eso es que insisto tanto en que apenas tengan ideas o fantasías rondando en la cabeza pueda hablarlo, tal vez no con la pareja pero con alguien (amigo, primo, hermano, psicólogo, etc). Porque si se lo guardan, les puedo garantizar que eso terminará creciendo y creciendo hasta que llegue a ser insostenible.

Ser fiel es una opción y para mantener esa opción viva hay que trabajar en la relación todo el tiempo, hay que hablar, hay que compartir momentos, hay que buscar apoyo cuando lo necesites, hay que procesar y elaborar situaciones de la vida que han sido complicadas y que fácilmente invitan a escapar para no contactarse con las heridas del pasado. Ser fiel contigo, con tus valores, con tus ideales, con tu familia, con lo que alguna vez prometiste frente a la gente que querías y por sobre todo con el hombre o la mujer que elegiste para que te acompañe el resto de la vida.

 

 

 

Michelle_PollmannMichelle Pollmann Román

Directora de Centro Al Alma

Psicóloga Clínica
Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica
Terapeuta de Pareja
Sexóloga en formación

 

 

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