Tiempo: Disfrutar del estar

Vivimos en un mundo que no para. Es nuestro desafío poner un gran STOP. Porque es en esa pausa consciente que podemos conectar para seguir. Es en esa pausa consciente que podemos ESTAR y disfrutar en este estar.
Que mañana sea un día de pausa. Regalémonos la posibilidad de estar con nuestra familia, sin prisa ni distracciones, escucharnos, conectarnos, jugar e intentar demostrar con actos concretos lo importante que es el otro para nuestra vida.
Podemos regalar tanto más en esa pausa. Podemos intencionar mantener el contacto físico con el otro. A través de el podemos comunicar nuestro cariño y amor incondicional. Un abrazo, un silencio, una mirada, un cariño…. son maneras de dar y recibir amor implícitamente.
Tenemos infinitas formas de conectar y de regalar tiempo, pausa y estar. Mi invitación para mañana es que puedas descubrirlas, entregarlas y tomarte ese TIEMPO de ESTAR, que en este mundo en que vivimos es tan necesario y escaso a la vez.

María José Lacámara – Conoce más AQUI

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10 Banderas rojas de un pasivo agresivo

Durante nuestra vida todos tendremos alguna vez una conducta pasivo-agresiva. El problema viene cuando se hace de esta conducta algo habitual y que afecta a nuestras relaciones.

Los narcisistas suelen utilizar mucho este tipo de conducta.

Para detectar si estás lidiando con un pasivo-agresivo o si tú mismo usas este tipo de comportamientos te detallamos a continuación las características más significativas de este tipo de personas.

10 Banderas rojas de un pasivo agresivo

1-Le gusta discutir por todo

El narcisista pasivo agresivo discute por todo y siempre está malhumorado. Es fácil reconocer esta característica ya que es una persona que nunca sonríe. Si no estás de acuerdo con él/ella es muy habitual que se convierta en un motivo de discusión. Muchas veces intentan seducirte con sus maniobras de manipulación para salirse con la suya y acabar siempre “ganando”, al menos para ellos.

 

2-Son personas rencorosas

Cada uno de nosotros alguna vez nos hemos sentido resentidos con amigos, familiares o compañeros de trabajo cuando no hemos recibido el trato que merecíamos. Esto es algo muy normal y llegamos a superarlo y olvidar los incidentes desagradables. Sin embargo un pasivo agresivo sentirá rencor por mucho tiempo y es capaz de dejar de hablar a la persona que supuestamente le ha ofendido.

 

3-Dejan de dirigirte la palabra ante un enfado

Son incapaces de comunicar sus sentimientos y ante un enfado optan por comportamientos infantiles como dejar de hablar a su pareja o conocidos. En una pareja esto es más evidente pues al convivir juntos la falta de comunicación afecta a la relación. Hay personas que han podido estar hasta 2 semanas sin hablarse viviendo bajo el mismo techo y compartiendo cama todas las noches por la incapacidad del pasivo-agresivo de solucionar los problemas. Desean castigar a la otra persona y lo hacen retirándole la palabra.

 

4-No son personas responsables

Suelen no cumplir con sus compromisos y siempre encuentran una excusa para ello, pero sobre todo le echan la culpa a otras personas de sus faltas. Suelen ir de víctimas para salirse con la suya.

 

5-Intentan destruir tu autoestima

Nunca lo harán directamente, buscarán ser más sutiles con sus juegos mentales para hacer que te sientas mal. Por ejemplo, juegan a culparte de todo lo que sale mal, utilizan la técnica de gas lighting o te dan cumplidos que realmente no lo son. Todo ello con el objetivo de anular tu autoestima.

 

6-Utilizan el sarcasmo y el cinismo

Suelen utilizar el sarcasmo para insultar sutilmente a la otra persona y lo hacen conscientemente. Una vez más muestran una incapacidad de comunicar sus sentimientos y para camuflar esto insultan o denigran a la otra persona.

 

7-Son personas muy celosas

Dentro de sus comportamientos está el celo hacia todos los que ellos piensan que tienen más éxito que ellos. Se sienten inferiores y harán lo posible para que te sientas mal. Son capaces de hacer planes para que te vaya mal y ellos sentirse mejor. Realmente es un peligro estar al lado de una persona con este tipo de sentimientos.

 

8-Menosprecian a los demás

Menospreciar a los demás les da la sensación de poder, se sienten superiores y maltratan a los que tienen a su alrededor. Suelen adoptar el papel de castigador y utilizan la crítica constante hacia ti y tus ideas. Ellos tienen la última palabra y nada de lo que digas les hará cambiar de actitud.

 

9-Se hacen las víctimas

Este papel lo juegan conscientemente para llevarte hacia donde ellos quieren. Son los maestros de la manipulación. No les cuesta exagerar una situación con tal de salir ellos ganando.

 

10-Son amantes de la queja

Este comportamiento va muy ligado al anterior. Siempre se quejan sobre todo cuando las cosas no les salen como ellos esperaban. También suelen tener pensamientos negativos que alimentan esa ansia de queja constante. Esto les lleva a veces a ser pesimistas y ir quejándose por donde pasan. La realidad es que no están contentos consigo mismos y no saben como solucionarlo y prefieren quejarse a todos y esparcir su negatividad.

 

Los comportamientos pasivo agresivo no siempre se detectan fácilmente, sólo con el transcurso del tiempo puedes darte cuenta que una persona siempre va con resentimientos por la vida y que hace de todas las banderas rojas anteriormente mencionadas un código de conducta habitual.

Estar cerca de estas personas no es tarea fácil y muchas veces su comportamiento camufla otras enfermedades mentales o trastornos que necesitan de la actuación de un profesional o terapeuta.

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Redacción Instituto Draco

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Leyes o Principios de la Pareja

Ley de la media naranja, pareja feliz, mujer ideal, hombre perfecto, etc.:

No la busques, puesto que no existe. Tú eres tu naranja entera, tu pareja perfecta, tu hombre ideal y la mujer que te hará feliz. No esperes encontrar en el otro/otra una compleción que ya tienes, puesto que eres el Hijo de Dios y estás completo. Buscas desde tu inconsciente lavar la culpa que te produce sentirte separado del Padre y sentirte pleno a través del otro y por eso recurres a los programas del sistema de pensamiento del ego, basados en música de violines, finales felices con beso de tornillo, promesas de amor eterno (el Amor Eterno eres Tú) y escenas de plácida vida familiar con desayunos donde cada uno, niños incluidos, exhibe una sonrisa beatífica mientras come con apetito huevos revueltos, cereales con leche y tostadas (que, huelga decirlo, jamás se queman). Eso es irreal incluso dentro del mismo mundo de las formas, o sea “es un sueño dentro de otro sueño”. Un sueño que no es ni siquiera tuyo. Es heredado y está condicionado por toda una programación que está constantemente presente en los medios de comunicación, así que te recomiendo que estés muy alerta a cómo te posicionas mentalmente cuando ves comedias románticas, anuncios donde se ven parejas aparentemente felices después de comprar este o aquel producto maravilloso o familias unidas en la vivienda de tus sueños (que en realidad es la vivienda que alguien sueña venderte, no lo olvides).

 

Ley de la idoneidad de l@ compañer@:

El compañero o compañera que tengas aquí y ahora, es el que tienes que tener. Tú lo has escogido desde el inconsciente. Y lo has escogido porque el Universo te lo ha puesto ahí para que lo escojas, forma parte de un Plan Infinito que tu ego no puede comprender, por más que le guste intentarlo y compararlo con el programa del que hablábamos anteriormente, a ver si coincide con los cánones y con lo que esperas de él o de ella. Recuerda que el ego no quiere respuestas, solo continuar preguntando y así arrastrarte a esa espiral de sufrimiento, miedo e inseguridad donde se siente el amo. Así que acepta a la persona con la que estés tal como es y no intentes cambiarla, sino que aplica con él o ella los principios que vienen a continuación.

 

Ley de la pregunta del millón de dólares.

Deja de preguntarte qué has hecho tú para merecer esto, porque a mí, cómo podré arreglarlo, cuándo cambiará mi situación sentimental, etc. y hazte la pregunta a la que se refiere el enunciado. ¿Para qué he proyectado esto en mi vida? Que solo tiene una respuesta: Para que te des cuenta de cómo piensas y cambies tu forma de pensar. “Si no te gusta cómo te va, mira como piensas” Y, haciendo esto, pasarás del victimismo a la responsabilidad, podrás tomar las riendas, darte cuenta que fuiste tú quien creaste esa situación, y, por la misma regla de tres y por el mismo Poder que Dios te dio como parte indivisible suya, podrás cambiarlo, simplemente cambiando de pensamiento.

 

Ley de las relaciones recurrentes

Tu libre albedrío puede decidir acortar el tiempo que debe pasar hasta que vivas una relación santa. Hasta que no decidas comenzar a cambiar de pensamiento, no te valdrán las huidas hacia adelante, los cambios de pareja, etc. Porque no tiene que ver con el otro, sino contigo. Recuerda: “Cuando hay una situación recurrente en tu vida, es que existe un perdón pendiente”. Un perdón hacia ti mismo, ya que perdonar al otro es considerarlo “malo” y, por ende, tú eres el “bueno”. Manifestación egoica y separadora donde las haya. Y, tal como pienses del otro, es como estás pensando sobre ti mismo. Porque, repito, sois lo Mismo.

 

Ley del “espejito, espejito…”

Tu compañero o compañera está aquí para sacarte de quicio, para joderte la vida, para abusar de ti, maltratarte, etc. Tienes razón. Pero, desengáñate, no hay una conspiración universal de parejas pérfidas y maltratadoras urdida contra ti. Hay una Conspiración Universal para que tú reconozcas como tuyo aquello que ves en el otro. Puedes participar en esa conspiración haciéndote la pregunta del millón cada vez que algo no te guste de tu pareja, reconocerla en ti y perdonártela. Y entregar ese juicio, una y otra vez, al Espíritu Santo.

 

Ley de la percepción de la soledad ante el cambio

“Pero pensar así es muy difícil cuando van mal dadas”. Eso estoy hartito de oírlo. Hartito me tienen los estudiantes cuando les cuento todo esto. Pero me perdono y vuelvo a la carga con diversos ejemplos y diferentes palabras. Como hace UCDM a lo largo de más de mil páginas. El ego cree que lo tiene que solucionar todo él, así se sigue sintiendo separado y solitario frente a cualquier circunstancia que identifique como un “problema”. Por eso entregamos el juicio al Espíritu Santo, para dejar que El, que tiene toda la información, pueda juzgarlo y liberarnos de la carga de buscar soluciones que no existen.

 

Ley de la inexistencia del mundo de las formas

No importa que una pareja dure más o dure menos, no importa lo que tú hagas ni lo que él haga. No importa que lo dejes o te deje, o permanezcáis juntos hasta que la muerte os separe (porque, entre otras cosas, la muerte NO puede separaros). Lo que importa es cómo vivas mentalmente en tu aquí y ahora esas situaciones irreales. Si las utilizas para perdonarte y sanar o si las utilizas para juzgar y culpabilizar al otro. Tú no puedes evitar los cambios. El guión ya está escrito y todo lo que pase afuera es lo mejor que te podía pasar. Siempre. Todo pasa para que tú despiertes. En tu mano está que lo hagas. Pero no puedes despertar del sueño si no sabes que eres el soñador, y continuas creyéndote tu sueño y participando como personaje en el sueño del otro.

Un dato importante: No confundas el perdón con la santurronería, el sacrificio y el no  tomar decisiones en el exterior. Recuerda esta frase: “Perdono a mi violador, lo bendigo por haberme mostrado en qué yo me estaba violando a mí misma, pero decido no seguir durmiendo con él”. Supongo que queda claro el mensaje.

Para el Espíritu Santo, el mundo no es sino el aula de una experiencia donde, en lugar de encontrar culpa, podemos aprender a perdonar y comenzar a despertar del sueño de la separación. Debemos «estar en el mundo pero no ser del mundo», en el sendero medio, como enseñó el Buda hace 2.500 años.

 

Ley de la óptica espiritual

Pues sí, todos deberíamos visitar al óptico espiritual, para graduar la visión que tenemos sobre nuestro hermano (pareja) y poderle ver siempre como lo que realmente es: Un Ser Divino, parte de Nosotros, Hijo de Dios que está ahí para facilitar nuestro despertar. Y cuando no lo veamos así, perdonémonos y entreguemos ese juicio al Espíritu Santo.

 

Ley del cambio de propósito

Esta es la más importante de todos los principios que expongo aquí. Para ello, voy a copiar y pegar un fragmento del Curso online Introducción a UCDM (que os recomiendo encarecidamente que realicéis, dejadme que me haga un poco de publicidad, jejeje), que creo que lo explica muy bien:

“Mi función es perdonar, deshacer los obstáculos que me impiden experimentar el Amor presente, y para eso voy a utilizar mis relaciones. Lo que convierte una relación especial en una relación santa, sagrada o plena, es el cambio de propósito, donde antes utilizaba las relaciones como un medio para proyectar la culpa inconsciente y así perpetuarla, para llenar una sensación vital de carencia a base de control y manipulación, para exigir que se cumplan mis expectativas, teñidas del miedo al abandono o a la pérdida, etc., ahora las utilizo con un nuevo propósito.

Esas mismas relaciones entregadas a ese nuevo propósito se convierten en el perfecto instrumento para hacer un compromiso con la Inocencia, con la Unidad más allá de los cuerpos … y el amor hacia mis seres queridos en lugar de serme arrebatado se va a transformar en un Amor auténtico, libre de expectativas, interpretaciones, control y manipulación, un Amor que utiliza la relación para desde ahí extenderse a todo lo percibido, para llevarme al reconocimiento de la Unidad, un reflejo de mi relación real con Dios.”

«He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. Y lo único que esto significa es que Él reinstaurará en ellas la función que Dios les asignó.» T-17.IV.2:3-4

Extracto Curso Relaciones Santas

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Amar es existir con el otro y no por el otro

Solemos pensar en el amor de pareja como un vínculo basado en el apoyo, la comprensión y el acompañamiento. Pero a veces, cuando el amor se vuelve borroso en los límites del apego negativo, la definición es completamente distinta.

En palabras del psicólogo Steven Stosny, lo que ocurre con el apego negativo es que transforma las cualidades del amor haciendo que ganen un matiz extremista. El apoyo se convierte en obsesión, la comprensión ahora se llama condescendencia y el acompañamiento es lo mismo que depender del ser amado.

Para vivir una relación sana, pacífica y enriquecedora, ambos integrantes de la pareja deben entender que el propósito de amar es convivir y compartir, y no asumir el rol de “extremidad” u “órgano”. Puede sonar exagerado, pero el apego negativo hace que muchos perdamos la noción de la realidad y terminemos viviendo “a través de alguien más”. 

Evitar caer en este error es posible si sabemos reconocer la diferencia entre convivir y depender.

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 Aprendiendo a distinguir entre convivencia y dependencia

El apego positivo es una motivación reconfortante para compartir experiencias y emociones. En contraposición, cuando desarrollamos un modelo de apego negativo experimentamos un temor constante al abandono. El ego necesita ser alimentado en estas condiciones, necesita sentir que tiene el control, y por eso es tan fácil caer en conductas destructivas como:

  • La manipulación
  • El chantaje emocional
  • La evasión de responsabilidades
  • La opresión y la obsesión

Los patrones de pensamiento egoico nos llevan a depender del ser amado, a existir por el otro y no con el otro. Pero, ¿cómo darnos cuenta de que hemos sido atrapados por la sombra del Ego?

Así es como se diferencia la convivencia de la dependencia:

Convivir es…

  • Sentirse seguro en pareja, manteniendo a raya los celos y la angustia en momentos de separación física.
  • Actuar a diario desde sentimientos positivos como la compasión, el amor y la confianza.
  • Permitirse ser empoderado por el otro, y ayudarle también en el proceso de empoderarse.
  • Estar abierto a la cooperación en los momentos difíciles, y al perdón cuando se cometen errores.

Depender es…

  • Sentirse inseguro constantemente, en especial cuando la pareja no está en el mismo espacio físico.
  • Actuar desde la desconfianza, la sobreexigencia y la ansiedad.
  • Intentar dominar al otro todo el tiempo.

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 ¿Cómo pasar de la dependencia a una dinámica en pareja saludable? 

En su libro Toxic Relationships: 7 Alarming Signs That You Are In A Tox Relationship, Celia John presenta algunas recomendaciones que pueden extrapolarse a las relaciones donde existe dependencia emocional. Aplicar estos consejos te ayudará a comenzar a percibirte como un “individuo de carne y hueso”, con una vida, derechos y necesidades al margen de tu relación de pareja.

  1. Pon límites. No hagas que conductas negativas como el chantaje y la manipulación se vuelvan normales para ti, o pronto los problemas se habrán acumulado a tal punto que el proceso de recuperación será muy largo. Una pareja manipuladora tarde o temprano marcará tu vida, y no precisamente por los buenos recuerdos.
  2. Practica el mindfulness emocional.  Siempre que vayas a tomar una decisión o a dar una respuesta, sé consciente primero de lo que estás sintiendo. ¿Dirás que sí porque tienes miedo? ¿Dirás que no porque estás enojado? Un ejercicio tan simple evitará que cometas errores que podrían afectar tu vida a largo plazo.
  3. Date más importancia. Eres valioso e importante simplemente porque no hay nadie más en la Tierra igual a ti. Creerlo fortalecerá tu autoconfianza para no necesitar de la aprobación de los demás, y cuando no necesitas de nadie, puedes vivir el amor desde una perspectiva más sana.

Por último, si es a ti a quien le cuesta superar conductas destructivas en pareja, como los celos y la obsesión, puede hacerte mucho bien buscar la ayuda de un profesional. Tu vida va a mejorar sustancialmente cuando el ego deje de tener el control. ¡Hay muchas razones para dar el paso!

Referencias: 

“Positive vs. Negative Attachment”. 2021. Psychology Today. Disponible en: https://www.psychologytoday.com/intl/blog/anger-in-the-age-entitlement/202101/positive-vs-negative-attachment

“Toxic Relationships: 7 Alarming Signs That You Are In A Tox Relationship”. 2015. Celia John. ISBN: 9781310558429

Amar es existir con el otro y no por el otro

 

Extraido de: Editorial Phronesis

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La adicción afectiva

Una mujer de treinta años, soltera y profesionalmente exitosa, hacía la siguiente descripción de su “relación amorosa”:

“Estoy cansada…Llevo doce años de novia y nada parece funcionar…El problema no es el tiempo, sino el trato que me da mi novio…Él no me maltrata físicamente pero sí lo hace verbalmente…Me dice que soy la mujer más fea que ha visto y que le doy asco…Si estamos en algún lugar público, me hace caminar adelante para que no lo vean conmigo porque le da vergüenza…Cuando le llevo un detalle, si no le gusta, me grita tonta y retardada, lo rompe o lo arroja a la basura muerto de la furia…Yo siempre soy la que paga las cuentas…Jamás me abraza o acaricia, porque dice que me voy a mal acostumbrar…Tiene otras mujeres, me cuenta lo que hace con ellas y me obliga a escucharlo…Si no le presto el carro me insulta…El otro día me escupió en la cara…”

¿Cómo es posible que una persona pueda llegar a tolerar este tipo de agravios y someterse así? Cuando se le preguntó porque no lo dejaba, contestó entre apenada y esperanzada: “Es que lo amo…Pero si pudiera desenamorarme, lo dejaría…“. Ella buscaba el alivio, pero no la cura.

No hay que esperar a desenamorarse para terminar con una relación destructiva. En estos casos, la estrategia adecuada para enfrentar la adicción afectiva es la misma que se utiliza en farmacodependencia, donde el adicto debe pelear con la apetencia y sacrificar el placer inmediato por la gratificación a mediano o largo plazo.

En la adicción afectiva (apego), nos guste o no, todo el trabajo de ruptura e independencia emocional deberá hacerse con el supuesto amor a cuestas: “Aunque lo quiera, me alejaré de él porque no me conviene”. Muy difícil y solo para valientes, pero así es. No importa cuanto duela, si es dañino, hay que retirarse y no consumir. El desamor no es un requisito para desligarse de las relaciones enfermizas, sino más bien su consecuencia. Además, no creo que el amor pueda disminuirse a fuerza de voluntad y razón, eso es puro cuento. De ser así, el proceso inverso también debería ser posible, y tal como lo muestran los hechos, uno no se enamora del que quiere, sino del que puede.

La mujer antes mencionada era una adicta a la relación, o si se quiere, una adicta afectiva. Mostraba la sintomatología típica de un trastorno por consumo de sustancias, donde la dependencia no estaba relacionada con la droga, sino con la seguridad de tener a alguien, así fuera una compañía espantosa. El diagnóstico de adicción se fundamentaba en los siguientes puntos: (a) pese al mal trato, la dependencia había aumentado con lo meses y los años; (b) la ausencia de su novio producía un completo síndrome de abstinencia no reemplazable por otra “droga”; (c) existía en ella un deseo persistente de terminar el noviazgo, pero sus intentos eran infructuosos y poco contundentes; (d) invertía una gran cantidad de tiempo y esfuerzo para poder estar con él, a toda costa y por encima de todo; (e) había una clara reducción y alteración de su normal desarrollo social, laboral y recreativo debido a la relación; y (f) seguía alimentando el vínculo a pesar de tener consciencia de las graves repercusiones psicológicas para su salud. Un caso de “amorodependencia”, de dudoso amor.

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El núcleo duro de toda relación de pareja es el autorrespeto. Sin él, dejaríamos de ser queribles. Sin ese conjunto de principios no negociables, quedaríamos a merced del mejor postor y el amor propio se volvería añicos. El apego corrompe, degrada, limita, cansa, desgasta y agota nuestro potencial. Por el contrario, la dignidad libera, el autocontrol ayuda, la autoestima engrandece, la autoeficacia nos vuelve atrevidos, y el realismo afectivo, por más crudo que sea, enseña a perder. Mal de amores o salud afectiva: la elección es nuestra.

La adicción afectiva
Por Walter Riso

Extraido de: Editorial Phronesis

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5 razones por las que el amor es difícil para los millennials

A los millennials (personas nacidas entre 1981 y 1996) nos gusta presumir de ser la revelación del milenio. La prueba de que el ser humano puede ser intrépido, pero también creativo y autosostenible.

Así que somos una versión mejorada de nuestros padres, pero con regazos del movimiento hippie y WiFi incorporado. El problema es que los millennials también tenemos problemas con el amor que nuestros padres y abuelos no tenían.

Estas son las razones más comunes por las que la generación del milenio “sufre” más que sus antepasados a la hora de tener una relación sentimental.

 1. El matrimonio y tener hijos perdió su encanto

En el pasado, parecía que el propósito del amor era formar una familia y tener una vida “de postal”. Sin embargo, muchos cambios en la percepción familiar vinieron con los millennials.

El matrimonio y tener hijos dejó de ser tan importante, mientras que la educación, el desarrollo profesional, los viajes y las experiencias de vida cobraron mucha más relevancia de la que tenían para las generaciones anteriores.

Por eso, muchos millennials son emprendedores y buscan fuentes alternativas de generación de ingresos en lugar de optar por empleos asalariados.

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Además, si bien algunos millennials tienen hijos, ahora es más aceptable ser padre o madre sin estar casado. Esto permite mayores libertades, pero también puede ser más complicado hallar a una persona dispuesta a salir con alguien que tiene hijos.

2. Somos la generación de las opciones a la carta

Los millennials nacimos rodeados de alternativas (a diferencia de nuestros padres y abuelos, que solo tenían un puñado de opciones para elegir).

Hoy en día, tenemos acceso a decenas de marcas de desodorante y jabones en el supermercado. Lo mismo pasa con el amor: hay cientos de apps de citas y todas te prometen ayudarte a encontrar al amor de tu vida. 

Esto hace que tener una relación sea una experiencia más volátil para los millennials, ya que es difícil no preguntarse todo el tiempo si, tal vez, hay una persona mejor para nosotros en algún lugar.

3. Competimos con todo lo que se mueve

Aunque el matrimonio no es tan importante para los millennials, eso no significa que no veamos a nuestros amigos casarse y tener hijos en algún punto de la vida, mientras que nosotros seguimos navegando entre intentos fallidos de una relación estable.

La tendencia a compararnos con los demás es un defecto del que no estamos exentos, al contrario: somos propensos a sentirnos mal cuando, llegada cierta edad, continuamos sin dar con la persona correcta para compartir nuestra vejez.

Entonces, el remedio de muchos millennials es comprometerse sin estar realmente preparados o iniciar una cacería de prospectos donde, al final, terminamos exhaustos, sin respeto propio y con las manos vacías.

4. Nuestra paciencia es limitada

Somos la generación de las altas expectativas, eso es un hecho. Queremos una pareja que impulse nuestro crecimiento, no alguien a quien tengamos que cuidar como a un niño.

Un punto en contra es que, si bien aspiramos a una relación madura y estable, no estamos dispuestos a esperar demasiado hasta que nuestra pareja decida comprometerse o crecer como individuo.

Queremos a alguien que haya hecho el trabajo por su cuenta antes de conocernos, en lugar de tener que ocuparnos de la crianza de alguien más.

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5. No queremos depender económicamente de nadie

Para los millennials, la independencia financiera es muy importante. No queremos sentir que le debemos algo a nuestra pareja o que dependemos de ella para tener éxito en la vida.

Al contrario, queremos estar con alguien por decisión propia y no por necesidad (algo que hubiera sido común en la época de nuestros abuelos y bisabuelos).

El detalle es que la construcción de independencia financiera puede ser un camino largo, y eso lleva a muchos millennials a quedarse solos antes de darse el lujo de sentir que son una carga para alguien más.

Si eres millennials y has tenido dificultades para tener una relación amorosa, ¿cuál de estas razones encaja mejor con tu situación actual y cómo crees que puedes ajustar la balanza?

Nos encantará saber tu opinión.

Referencias:

“Huffpost Is Now A Part Of Verizon Media”. 2020. Huffpost.Com. https://www.huffpost.com/entry/millennials-most-common-relationship-problemsn5a56581ce4b0a300f905371f.

Extraido de: Editorial Phronesis

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Amor sin libertad no es amor: 5 errores que debes evitar

Enamorarse es un regalo de la vida. Muchos periodos difíciles en la adultez pueden superarse con más facilidad con el apoyo de una pareja; además, es posible que te sientas más motivado para cuidar de tu cuerpo o alimentarte mejor cuando el amor entra por la ventana. Con todo y esto, cuando nos enamoramos es más probable que nos volvamos complacientes y que no pensemos con la misma claridad. Esto puede hacer que tomemos malas decisiones, y una de ellas es perder nuestra libertad en el proceso de amar.

 Conoce las señales para reaccionar a tiempo 

Es importante aclarar algo, y es que el apego es un mecanismo psicosocial que todos experimentamos a lo largo de la vida. Sentir apego no es el problema, sino cómo permitimos que determine nuestro comportamiento.

Como la psicóloga Darcia F. Narváez explica:

“El apego se refiere a los supuestos sobre las relaciones que los bebés construyen en su memoria neurobiológica psicosocial. Este “modelo de trabajo interno” se mide en la infancia con la tarea de “situación extraña”… Que es cuando el infante está en una habitación con la madre; luego, la madre se va un rato y después regresa.”

En el contexto de las relaciones de pareja, todo ocurre prácticamente igual. El apego se manifiesta como temor y rechazo a la idea de perder a una pareja (ya sea por un par de horas, días o para siempre). Por eso, para evitar la pérdida a veces practicamos el amor sin libertad, es decir, empeñamos nuestra libertad, no siempre de manera consciente en nombre de la relación.

Lo positivo es que podemos prepararnos para reconocer las señales de “esclavitud amorosa” y actuar a tiempo.

Señales de que estás perdiendo la libertad en pareja

1. Insistes en querer controlar todo 

Una actitud controladora delata tu urgencia de sentirte parte de algo inamovible, una relación donde las circunstancias y prioridades no pueden cambiar.

El problema es que, si esperas que tu pareja se comporte siempre del mismo modo, te sentirás terrible cuando tenga un mal día o si en algún momento decide que no eres la persona con la que quiere estar.

 2. Has caído en la condescendencia por miedo a perder al “amor de tu vida”

La condescendencia es un atentado contra la dignidad, ya que pierdes la autonomía para decir lo que no te gusta y para poner tus necesidades personales en primer lugar.

Si descubres que estás siendo condescendiente, haz una pausa y da media vuelta. Dirige tu atención por un tiempo hacia ti mismo y tus expectativas, y recupera tu poder personal.

¡Libérate de las creencias absurdas sobre el amor! Aquí te contamos cómo

3. Te sientes más cómodo en el “Nosotros” que en el “Yo”

Si te cuesta imaginar una vida sin tu ex, vas por mal camino. En condiciones ideales, no deberías estar con alguien por necesidad, sino porque así lo decidiste.

Tienes que ser consciente de que las cosas pueden acabar en cualquier momento y que la única persona que estará contigo para siempre eres tú mismo.

4. Te enfocas demasiado en dar, pero te cuesta recibir

Como consecuencia de perder tu dignidad, en algún momento comenzarás a darle a tu pareja todo lo que tienes de forma desmedida.

Ser entregado y atento es noble, pero ¿estás recibiendo la misma atención y compromiso? ¿Te estás permitiendo vivir el placer de sentirte valorado?

5. Pasar tiempo a solas te aterra

¿Has seguido pasando tiempo contigo mismo desde que inició tu relación de pareja, o todo empezó a girar alrededor de ella?

Pasar tiempo a solas es una experiencia de autodescubrimiento a la que no deberías renunciar por nada. Si lo haces, es porque estás practicando el amor sin libertad y debe saber que el proceso de duelo será doblemente doloroso en caso de que la relación termine y te costará un mundo volver a tener una “vida normal”.

Conoce aquí el paso a paso para vencer la dependencia emocional

¿Cómo dar la vuelta a la situación? 

¿Has estado cometiendo alguno de estos errores? De ser así, ahora sabes el trasfondo y cómo todo esto podría llevarte a perder tu libertad.

Ahora, ser consciente de la dinámica que tienes en pareja ya es un paso importante. Lo que puedes hacer a partir de ahora es promover la equidad en la relación, permitirte ser agasajado y atendido. Además, es importante que tanto tú como tu pareja tengan una vida propia fuera de la relación: sitios para visitar, personas con quienes compartir y pasatiempos personales.

En lugar de ver la separación como un castigo, piensa que tener su propio espacio también hará que ambos se extrañen más, y que la relación se mantenga fresca, amor sin libertad no es amor.

Extraido de: Editorial Phronesis

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Referencias:

“Understanding Attachment and Its Consequences”. 2021. Psychology Today. Disponible: https://www.psychologytoday.com/intl/blog/moral-landscapes/202101/understanding-attachment-and-its-consequences

 

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¿Por qué sigues pensando en tu ex después de varios años?

¿Cómo lidias con una ruptura amorosa? Algunas personas salen de viaje, plantan árboles o aprenden un nuevo idioma. Otros acuden al alcohol y la comida… Pero, aun así, seguir pensando en tu ex puede ser más común de los que crees sin importar que hagas mucho para mantener tu mente ocupada.

Piensas en lo que vivieron juntos por la mañana, durante el día y justo antes de irte a la cama. Seguramente, todo sería más fácil si supieras por qué no puedes dejar de pensar en él o ella, aunque han pasado años. Pero el motivo, a veces, es un misterio.

¿Sigues enamorado o estás obsesionado? Y en ambos casos, ¿Cómo apagas tus sentimientos para seguir adelante?

Razones por las que sigues pensando en tu ex

Para avanzar y llegar a un punto en el que puedas continuar con tu vida, necesitas saber por qué sigues pensando en tu ex.

Aunque hay cientos de factores ocultos, estas son algunas razones comunes que puedes evaluar:

1. Tu duelo aún no termina

Muchos piensan que un duelo amoroso es un proceso lineal y con fecha de caducidad. Pero no funciona así.

Un duelo puede ser un proceso de ocho meses para una persona y de dos años para alguien más. Por eso, cuando te apresuras a iniciar una relación nueva sin haber sanado la experiencia con tu ex, lo más seguro es que todo te recuerde a tu pasado y que tu pareja actual sufra las consecuencias.

¿Cómo saber si la herida sigue abierta? Explorando lo que sientes cuando piensas en tu ex:

  • ¿Hay una ira intensa que te amarga el día?
  • ¿Lloras a escondidas?
  • ¿Te ataca el impulso de llamarlo o escribirle?

Si te has dedicado a asfixiar tus emociones en lugar de vivir el duelo plenamente, pueden pasar años antes de que te deshagas del fantasma de tu ex.

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2. En el fondo, estás arrepentido

Si sientes que no diste lo mejor de ti en una relación y que fuiste el responsable de la ruptura, puede que pasar página sea más difícil para ti.

La culpa nos ata al pasado y al “qué hubiera pasado si”. Cuando hay infidelidades, por ejemplo, y la relación acaba por eso, quien cometió el error puede seguir sintiéndose culpable durante años. Preguntas como: “¿por qué tuve que hacerlo?” dan vueltas en la cabeza y es posible experimentar síntomas de ansiedad y depresión.

Ahora, no tienes que haber sido infiel para estar arrepentido. Hay otros motivos como:

  • Exceso de trabajo y poco tiempo de calidad en pareja.
  • Adicción al alcohol, el tabaco o el juego.
  • Poca intimidad.

Sea cual sea el tipo de remordimiento que te acosa, para liberarte debes entender que las decisiones que tomaste en el pasado tenían que ver con la persona que eras en ese momento, y con lo que pensaste correcto. No puedes cambiarlo, pero puedes aprender de ello.

3. El ciclo terminó abruptamente

Entre todas las causas posibles de una ruptura amorosa, los ciclos que terminan de forma abrupta por fallecimiento a veces son los más difíciles de superar.

La muerte deja un vacío que no se puede aliviar con explicaciones. En estos casos, te cuesta soltar porque sientes que la historia se dejó incompleta, hay muchas dudas en tu cabeza y proyecciones de un futuro juntos que nunca sabrás si hubiera funcionado o no.

La ansiedad, la desesperanza y hasta la culpa pueden afectar tu vida cuando no sabes cómo lidiar con un cierre de ciclo por fallecimiento. Si a menudo te descubres pensando que:

  • Tu vida ya no tiene sentido.
  • Las actividades que tanto disfrutabas ahora son una pérdida de tiempo.
  • Debiste haber muerto tú en su lugar.

Habla con un doctor o terapeuta al respecto, y te ayudará a iniciar el tratamiento adecuado para que puedas seguir adelante.

¿Qué hacer para comenzar a soltar? 

Cerrar un ciclo amoroso siempre será complicado, sin importar cuál fue la razón. Un duelo saludable es la mejor forma de reponernos sin “efectos secundarios” como las adicciones y los malos hábitos.

Aunque es difícil al principio, la mayoría de las personas se recupera de una ruptura con el tiempo (y no hay un calendario predefinido para ello). Solo enfócate en mantener tu mente ocupada y en realizar actividades que te hagan sentir útil e inspirado. Si tienes que llorar, hazlo; si tienes que gritar, hazlo… Permite que tus emociones se calibren en lugar de reprimirlas.

Al mismo tiempo, evita presionarte a olvidar o sanar demasiado rápido. Tu corazón tiene un reloj interno que discierne, mucho mejor que el ego, el momento indicado para cada tarea.

 

Extraido de: Editorial Phronesis

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Referencias:

“When Is It Not Worth Saving A Marriage After An Affair?”. 2020. Our Everyday Life. https://oureverydaylife.com/not-worth-saving-marriage-after-affair-40208.html

“Tips For Coping With The Life-Changing Loss Of A Spouse”. 2020. Verywell Mind. https://www.verywellmind.com/coping-with-death-of-spouse-2301016.

“8 Ways To Recover From A Breakup”. 2020. Psychology Today. https://www.psychologytoday.com/us/blog/culture-shrink/201602/8-ways-recover-breakup.

 

 

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3 razones para agradecer a tu pareja el haberte sido infiel

Sentir gratitud luego de haber sufrido una infidelidad no tiene mucho sentido a simple vista, pero hay razones para ver con buenos ojos una decepción amorosa, o que te hayan sido infiel, en especial a medida que el dolor se desvanece.

Algunos estudios biológicos reconocen que la arquitectura de nuestro cerebro podría hacernos propensos a ser infieles bajo ciertas circunstancias. También hay evidencia de una posible relación con el alelo 334, encargado de regular la vasopresina, y la infidelidad.

 

Sea cual sea la causa que creamos responsable de un engaño, el panorama siempre aclara con el tiempo y, cuando superamos el mal trago, es más sencillo ver “el lado bueno” de la desilusión.

Estas son solo tres de las muchas razones para agradecer con el alma a quien traicionó tu confianza:

1. Una infidelidad te da la oportunidad de conocerte mejor

La culpa y la ira son respuestas comunes cuando descubrimos una infidelidad. Por un lado, puede que sintamos remordimiento por “no haber hecho lo suficiente” para satisfacer a nuestra pareja; en el extremo contrario, es posible que estemos convencidos de haber dado todo lo que teníamos, y un engaño en esas condiciones es fulminante para la dignidad. 

Pero, ¿qué pasaría si te detienes a escuchar los “motivos” de tu ex pareja? No significa que le des la razón, pero puede que descubras aspectos de tu personalidad que desconocías, como puede que la opinión de tu contraparte haga que te des cuenta de que había puntos débiles en la relación que jamás notaste.

Si realmente hubo señales de alerta que pasaste por alto, pregúntate qué puede enseñarte esta experiencia de ti mismo. ¿Lidias maduramente con los problemas de pareja, o los ignoras?

2. En el proceso de recuperarte, tu amor propio se fortalece

Luego de una infidelidad, nuestra relación con nosotros mismos cambia. Identificarás que hay principios que no estás dispuesto a ceder en pareja, y te será más sencillo que antes saber el tipo de relación que quieres, y el tipo de relación que conviene dejar a un lado a tiempo. 

Considera que, cuando hayas superado la decepción, descubrirás que no necesitas una “media naranja” que te diga lo valioso que eres o te haga sentir “seguro y amado”, ya que el dolor habrá sacado lo mejor de ti y sabrás muy bien:

  • De lo que eres capaz
  • La magnitud de tu resistencia
  • Lo que mereces y lo que no

3. Una pareja infiel te muestra la verdad acerca del amor

Si veías el amor en pareja como una fantasía caricaturesca, vivir una infidelidad será, en principio, trágico, pero eventualmente te abrirá los ojos a la verdad: el amor es cultivable y las relaciones son un puente que debe sostenerse de ambos lados. 

Todo este proceso te llevará a construir una autoestima mejorada y ser más asertivo en relaciones futuras.

Además, puede que sufrir una infidelidad te enseñe que las desilusiones amorosas no siempre tienen que ver con ser o no feliz en pareja. Ser infiel tampoco define si una persona es buena o mala (aunque parezca ser una prueba fehaciente), pero sí define nuestra capacidad para perdonar y dejar ir. 

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Está claro que pensar en los atributos positivos de la infidelidad no es algo que vaya a ocurrir al día siguiente de “atrapar” a tu pareja con las manos en la masa o enterarte de su conducta engañosa por un tercero. Date tiempo, y permítete vivir las emociones de rabia e indignación que seguramente sentirás a flor de piel durante los primeros meses.
El tiempo es un maestro. Deja que te lleve de la mano.

 

Referencias: 

(2017). Why I’m Thankful That I Was Cheated On. Disponible en: https://thoughtcatalog.com/scarlett-red/2017/03/why-im-thankful-that-i-was-cheated-on/

(2014). 10 facts about infidelity. Disponible en: https://ideas.ted.com/10-facts-about-infidelity-helen-fisher/

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Carta a los límites del amor

Aún recuerdo esa vez que me gritaste que era un bueno para nada. Todavía siento el ardor en mis entrañas al escucharte decir que no era tan bueno como tú a la hora de bailar. Lo que no sabes es que, secretamente, empecé a ir a clases de baile para que te sintieras orgullosa de compartir la pista conmigo pero cuando viste que empecé a mejorar y notaste que podría ser mejor que tú, me pediste que lo dejara.

Son tantos los momentos felices que vivimos juntos antes de que “cambiaras”. Recuerdo las tardes de películas, las noches en las que hacíamos un equipo maravilloso en la cocina y de las largas charlas que se daban bajo la influencia de unas cuantas botellas de vino. Éramos el uno para el otro pero ¡no sé qué te pasó!

Tampoco olvidaré el día que te conté que quería ser escritor y soltaste una carcajada estruendosa con un tono muy burlesco sobre mi sueño. ¿Por qué tenías que minimizar mis ideales y mis metas, asegurando que eso no daba para vivir? No sé por qué aguanté tantos abusos de tu parte.

Gracias a la vida, entendí que cuando uno ama a alguien, no debe anularse a sí mismo por el bienestar del otro. “Te quiero y me quiero, te cuido y me cuido” decía el doctor Walter Riso, hablando de la autoestima como pilar importante de una relación de pareja. ¿Hay que ponerle límites al amor? Claro que sí, porque puede que haya amor pero esa persona no te convenga.

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