La Capacitación Online: Una oportunidad de crecimiento para quien emprende

A más de dos años de iniciada la pandemia COVID-19, que modificó nuestra realidad, forma de relacionarnos e incluso de trabajar, sabemos que hay cambios que llegaron para quedarse. Hoy, el teletrabajo, el aprendizaje virtual y las experiencias online son parte de la cotidianidad y aun cuando nuestra vida vuelve a la “normalidad” paulatinamente, hay nuevas herramientas y formas de hacer las cosas que han aportado innumerables beneficios a nuestra vida, tanto personal como profesional y que se han ido haciendo parte imprescindible de ella.

Una de las áreas con mayor impacto, fue la educación. En lo que a capacitación se refiere, la metodología online elimina las barreras de tiempo, lugar e incluso la falta de recursos. Los avances tecnológicos permiten a las personas tener acceso a educación en línea de calidad, muchas veces gratuita, impartida por instituciones u organizaciones reconocidas. De esta forma e independiente de su ubicación geográfica, las personas pueden recibir la formación que necesitan.

Esta realidad también es transversal al ecosistema emprendedor. El mundo de los negocios es un entorno muy dinámico y cambiante, que exige a quien emprende estar todo el tiempo aprendiendo y reinventándose. Son muchos los retos y desafíos a los que un emprendedor o emprendedora se enfrenta día a día, por lo que necesita el manejo de las habilidades blandas (soft skills) como, por ejemplo, el desarrollo de la inteligencia emocional, el conocimiento de sus fortalezas y debilidades y la automotivación, entre otras; además las herramientas técnicas para enfrentar estos cambios.

¿Por qué es importante capacitarse constantemente?

Grandes líderes de negocios como Steve Jobs, Bill Gates, Carolina Herrera, J.K. Rowling entre otros, no han dejado de aprender, crecer e innovar pese al innegable éxito de sus empresas, para mantener el liderazgo en el mercado. De eso se trata el emprendimiento, de estar constantemente creciendo, aprendiendo, reinventándose y superándose a sí mismo cada día sin importar el éxito o cuán lejos hayamos llegado. Como dijimos, el mundo de los negocios es un entorno extremadamente activo y las cosas que hoy funcionan de una manera, mañana podrían hacerlo de una totalmente diferente. Lo que hoy es un éxito, mañana puede no serlo.

En la actualidad existen muchas opciones de capacitación online. Se pueden encontrar seminarios, foros, cursos, talleres, webinars y muchos de estos de forma gratuita. En nuestra página web Simón de Cirene hay disponibles cursos y programas que te ayudarán en este constante y fructífero camino del aprendizaje, darán robustez a tu perfil emprendedor y añadirán un plus a tu propuesta de valor.

Todo negocio necesita de ciertos conocimientos, algunos los aprendemos durante la marcha, otros debemos buscarlos, pero si hay algo cierto es que no podemos dejar de aprender, ya que lo único seguro en este mundo es el cambio para el cual necesitamos ser flexibles, adaptarnos y no parar de crecer.

Escrito por DANIELA REYES –  UNIVERSIDAD DEL EMPRENDEDOR – SIMÓN DE CIRENE

 

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Triángulo del negocio exitoso

¿Qué hace que un negocio sea exitoso? En palabras simples, podríamos decir que son tres elementos que, en conjunto, determinan que un negocio sea exitoso. A estos elementos les llamaremos el “triángulo del negocio exitoso”.

  1. Oportunidad: En negocio se orienta a perseguir una buena oportunidad. Un error muy frecuente en nuevos emprendedores es que deciden emprender en cierto tema porque les gusta hacerlo. Por ejemplo, una emprendedora decide emprender vendiendo tortas a las vecinas, porque tiene muy buena mano en la cocina. Pero por muy ricas que sean sus tortas, al negocio no le irá bien si no hay gente interesada. La oportunidad es algo externo, que está afuera, en el mercado, y que yo puedo satisfacer. Los buenos negocios se centran en las necesidades de los consumidores. Para que una oportunidad se considere una buena oportunidad, existen tres elementos clave:
    • Es rentable. Es decir, los clientes están dispuestos a pagar por una torta más dinero que lo que a mi me cuesta producirla.
    • Volumen. Si sólo hay un par de personas interesadas en las tortas, por mucho que paguen no va a ser suficiente para poder dedicarse a este negocio. Una buena oportunidad tiene un alto volumen de clientes potenciales.
    • Lo puedo hacer mejor que la competencia. Da lo mismo si mis tortas son exquisitas, si las de la vecina de al frente son más ricas.
  2. Emprendedor(a): Emprender no es fácil. La persona que emprende tiene ciertas características que le ayudan a que su negocio sea exitoso. Los factores que influyen incluyen aspectos como rasgos de personalidad, competencias y motivación.
  3. Recursos: Por supuesto que los recursos financieros influyen. Sin embargo, no son los únicos recursos importantes. También es clave contar con las personas adecuadas, redes, infraestructura, equipamiento, entre otros.

Estos tres elementos deben estar alineados. Una oportunidad puede ser buena para un emprendedor, pero mala para otro, dependiendo de las características emprendedoras y los recursos con los que cuente cada uno.

Extraído del Blog de Universidad del Emprendedor – Simón de Cirene

 

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Asumir Riesgos

Porque probablemente en algún momento de mi etapa más juvenil pertenecí a este grupo, el de los arriesgados en los negocios, donde en parte gané y en otras fallé, por diversas razones. Quizás fallé en algunos momentos decisivos, porque no escuché a los más viejos, más sabios, pero quienes sí habían sido exitosos tomando ciertos riesgos. Tampoco escuché más adentro dentro de mí mismo.

Claro, los arriesgados son catalogados como aventureros, locos, jugadores… La mayoría de las personas piensan que aquellos que toman riesgos, deben ser valientes y audaces. Deben ser dependientes de la adrenalina, es decir unos personajes temerarios tallados de una madera heroica. Por otra parte, nadie quiere tomarlos como ejemplo.

Todos lo sabemos: quien toma un riesgo en el mundo de los negocios, del management, y fracasa rápidamente, puede olvidarse de su carrera profesional, ya que es rápidamente etiquetado como “perdedor”, sobre todo por quienes mantuvieron siempre la pelota a ras de piso sin exponerse siquiera un poco. ¿Entonces por qué arriesgarse para intentar pasar por ese fogón?

“Por supuesto sabemos, que con cero riesgo, no hay crecimiento”…dicen ciertas voces, ya sea en el ámbito privado como en el profesional. Entonces aparecen frases como “pero primero, no puedo permitirme correr riesgos y segundo, yo no soy de ese tipo de personas”.

Después de todos estos años y si de algo les sirve por lo cual lo comparto, he llegado a la conclusión que ese tipo de mentalidad en realidad es errada. Quienes piensan así, nunca serán buenos Gerentes o “Managers” y menos aún empresarios o emprendedores con éxito. Ello es así, porque en realidad el tictac del reloj interno de “los arriesgados” es distinto.

Acerca de este tema, la periodista de temas económicos Kayt Sukel, escribió un libro bastante interesante: “The Art of Risk: The New Science of Courage, Caution, and Chance“

Independiente de las personas con quienes habló, entre otros: jugadores profesionales de póker, miembros de comandos especiales, saltadores en paracaídas, skaters urbanos o supuestos emprendedores “temerarios“, sorprendentemente todos dijeron lo mismo acerca de riesgos. Está bien que haya sido así, ya que ello nos ayuda a todos los mortales normales, a entender mejor el manejo de riesgos. En especial destacaría tres puntos de vista:

  1. Los “arriesgados“ hacen sus tareas de manera muy precisa.

No, la mayoría no son del tipo que anda arriesgando su cuello todos los días. Quienes lo vean así, no ven lo esencial: estos “arriesgados”, antes de actuar estudian meticulosamente cada detalle y justamente porque arriesgan perderlo todo. Eso significa: planificación profunda, investigación de trasfondos, así como conocimiento acabado de las potenciales situaciones ventajosas y desventajosas.

  1. ¡Los “arriesgados“ ven eso que hacen como un proceso y no como un sello distintivo de carácter!

No pues, estos personajes no se deciden simplemente por algún desafío grande, se la juegan a una carta y se lanzan al vacío para ver que resulta. Esto no es así. Antes del supuesto gran riesgo, enfrentan varios riesgos menores, donde van probando sus capacidades, aprenden y suben el nivel de riesgo de manera gradual.

  1. “Los “arriesgados” no fracasan. Es que aún no concluyen…

En todas esas fases menores o intermedias, los “arriesgados“ registran exactamente sus errores. Luego corrigen, sin enojarse, sin frustrarse, sin perder de vista el objetivo mayor.

Lo cierto es que si analizo distintas actividades de personas que asumen riesgos, es así como se concluye en el libro mencionado. Es sorprendente: independiente si se trata de deporte, juego, negocios u otras actividades que quienes lo vemos “de afuera” lo encontramos de mucho riesgo, en realidad no lo es. Claro está: muchas veces no vemos que esas personas dieron esos pasos intermedios y sólo vemos el supuesto gran salto…, el aparentemente temerario.

 

Piensa acerca de ello, también si eres jefe o emprendedor.

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

texto extraído de www.gevert.com

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