En este mundo tan acelerado, tan competitivo, tan paradójicamente salvaje, no nos damos cuenta pero cargamos a nuestros hijos desde pequeños, con presiones sin sentido hacia ellos y hacia nosotros mismos.
Creemos que si camina antes o habla antes o si lo metemos en clases de “estimulación temprana” será superdotado y exitoso y, por qué no, al compáralo con los hijos de nuestras amigas llevará la delantera, nuestro hijo será “el mejor”.
Los presionamos a caminar, los presionamos a hablar, los presionamos para comer sólidos y ellos son solo bebés. No podemos esperar, no sabemos esperar. Y como si esto fuera poco hasta he escuchado a mamás regañando a sus bebés si pronuncian una palabra rara o tambalean al caminar, el colmo.
Y pasa tan rápido el tiempo, en un parpadeo ya están formando frases, saltando y corriendo, respondiendo con ideas fuera de este mundo. Pero en su subconsciente quedan grabadas todas estas presiones y exigencias.
De verdad, esa maldita necesidad de todo rápido, todo antes, todo ya, nos hace dejar de disfrutar el proceso porque solo nos concentramos en el resultado. Si no lo haces, genial y si lo haces te invito a reflexionar.
Hay márgenes establecidos por los pediatras para el desarrollo de habilidades motoras, neurológicas y conductuales y si tu hijo queda fuera del margen quizás ahí debieras preocúpate un poco y consultar. Pero aún así esos márgenes son aproximaciones.
Dejemos que los niños sean niños y por Dios, dejemos que los bebés sean bebés.
Facebook: @mamaminimalista
Fuente: mamaminimalista.net
Maestranda en Psicología Positiva Aplicada y experta en Mindfulness, Inteligencia Emocional y Crianza con apego.
Instagram: Nutri_mama
Si crees que este artículo puede serle útil a alguna mamá o papá, compártelo!