Empoderamiento

¿Quién no quiere andar empoderado? Está todo el mundo hablando de la independencia, del capital para emprendimientos, de la necesidad de empoderar a los empleados de la firma (para disminuir los gastos y las responsabilidades laborales), y los chistes crueles ya merodean el tema. Y lo que las personas no quieran enfrentar, la automatización y la robotización se van a encargar de establecer en nuestras sociedades avanzadas: la necesidad de generar recursos por ti mismo al tiempo que disminuyen las fuentes de trabajo dependiente.

 

El empoderamiento es un tema económico. Pero rápidamente excedió los límites de la economía, despertó la creatividad y con ella la imaginación, la proyección de necesidades que no se solucionan con dinero, las ganas de hacer cosas que no se habían pensado antes. Se destapó la caja de Pandora.

 

¿Cuán libre quieres ser? ¿Qué quieres hacer sin impedimentos innecesarios? ¿A dónde vas en tu vida?

 

Unos 30 años atrás empezamos a trabajar juntos, Jennifer y yo. Creamos el Centro de Desarrollo de la Persona. Estábamos convencidos que ayudar a las personas a desarrollar sus potenciales personales era lo que había que hacer. No existía (por suerte) el término empoderamiento, y nosotros elegimos el concepto “desarrollo”. Ahora, mirando hacia atrás, confirmo una vez más que este desarrollo va íntimamente ligado a un mayor poder respecto a la salud, a la auto-realización y a otras cosas de importancia sin igual, un poder arraigado en una sensibilidad más despierta y responsiva, en una toma de conciencia de las motivaciones que emergen de las profundidades del alma, y en una postura más “desarrollada” y autónoma que la propiciada por nuestros modelos educacionales antiguos, superficiales y forzados.

 

La persona integrada con sus emociones y autónoma en su interacción con el mundo, que ha dado los pasos necesarios para expresar los potenciales personales guardados en su intimidad, es sin duda una persona más desarrollada y con más poder para enfrentarse a la vida – es una persona “empoderada” para usar la palabra que está de moda, aunque este “empoderamiento” ahora apunta a un área de la vida por cierto más importante y amplio que el área económica.

 

En estos muchos años de trabajo en el CDP hemos visto una y otra vez que el poder mencionado va  asociado más a la naturaleza que a la idea que la persona tiene de sí: mientras más humilde y “servidora” de las leyes que rigen su biología más poderosa es la persona respecto a su vida, su salud, su creatividad, su madurez, su fuerza para resistir los embates del destino y para llevar adelante sus propósitos. Es un contrasentido, de alguna manera. A más poder das a la naturaleza, de más poder gozas para solucionar los retos de una vida plena, compleja y fascinante.

 

Nada que ver con ciertos aspectos del empowerment laboral de moda que vemos repetidos aquí y allá: el esfuerzo permanente, la tensión, la arrogancia, el desprecio, la avaricia, la creciente insatisfacción.

 

Sino tiene que ver con la fuerza de fondo, sonrisa en la cara, de quien parece hacer las cosas con mano ligera y caritativa,  salud en la mirada y algo contagioso en ademanes y estilo que lo mueve a uno a querer ser como esta persona madura y con un poder de vida fuera de lo común.

Jens Bücher – Ingeniero Comercial, Fellow, American Institute of Stress y miembro del Colegio de Ingenieros – Chile, dirige el Centro de Desarrollo de la Persona Bücher y Middleton Ltda.

www.persona.cl

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