Prevención en Salud

Hablar de un Papanicolau o de un examen mamario como prevención nos parece un sinsentido: lo que se puede detectar en un diagnóstico es ya enfermedad de una u otra manera y corresponde a una detección precoz de un estado patológico en curso, y es «precoz» respecto a una detección eventualmente posterior y de un estado de enfermedad más avanzada. Pero prevención debe ser un esfuerzo por mantener alejada toda enfermedad.

A las enfermedades, a los cambios somáticos, detectables por la medicina alópatica, precede un conjunto de disfunciones difíciles o imposibles de detectar por nuestra medicina habitual. En medicina china se pueden detectar disfunciones biológicas mucho antes que la persona pueda identificar alguna de las disfunciones conocidas en nuestro medio cultural (como dolores de cabeza que vienen y van, irregularidades menstruales, gastrointestinales, respiratorias, etc). Un diagnóstico chino puede ser en este sentido un diagnóstico mucho más precoz que cualquier otro. Pero en esencia muestra un desvío funcional del óptimo, vale decir, una pérdida de un equilibrio básico. Una disfunción detectable en medicina china es más o menos fácil y rápida de corregir. No quita sin embargo que a estas alturas estamos ya corrigiendo algo que anda mal, o que está empezando a ir mal. ¿Qué es prevención entonces? Es evitar que algo comience a andar mal.

 

En el CDP hemos reunido y creado criterios destinados a evitar o demorar que algo comience a andar mal. Estos criterios rondan en torno a una idea central: hay que cuidar la vitalidad, la vitalidad que da la energía necesaria para que se realicen y desarrollen correctamente las funciones biológicas que nos constituyen. Una vitalidad debilitada se convierte muy luego en una vitalidad disfuncional, con excesos y deficiencias, pérdida de coherencia y otras características bien definidas en medicina china. Prevención significa para nosotros en el CDP mantener la vitalidad en su óptimo.

 

Para debilitar la vitalidad, para sacarla de su óptimo, se necesita exponerla a los así llamados factores de riesgo (campos electro-magnéticos, tóxicos en alimentación y aire, excesos conductuales, privaciones de diversa índole, tensión, falta de autonomía, de sentido y muchos otros). Estos factores de riesgo estresan a distintos niveles (celular, tejidos y órganos, la persona en su integridad) la vitalidad subyacente a todo lo que somos, sentimos y hacemos. Podemos debilitar y depredar nuestra vitalidad por períodos cortos sin que ocurra nada malo con nuestra salud, algo se hará cargo internamente y restituirá todo a niveles sanos de nuevo. ¿Pero qué es un período corto, cuándo deja de serlo? ¿Un mes? ¿Un año? ¿Podemos andar con altos niveles de tensión sin enfermar desde el kinder hasta obtener un título universitario?, ¿hasta cumplir 30 años?, ¿hasta los 50? ¿O hay niños que desarrollan disfunciones gastrointestinales a los pocos años y su primer cáncer a los 18? De nuevo ¿qué es un período corto?

 

Estas preguntas nos llevaron décadas atrás a desarrollar modelos de salud definidos y concretos, criterios que poco tiempo atrás transformamos en características de un estilo de vida sano. Estos criterios abarcan atención a nuestra alimentación, a necesidades corporales de diversa índole, a un enfrentamiento no sólo pasivo sino también proactivo del stress, a la integración de emociones y sentimientos a la conciencia, al desarrollo de nuestra autonomía basada en esta integración emotiva, a la auto-realización de sentido de vida, al contacto con la naturaleza y al desarrollo de una espiritualidad ingenua y propia.

 

Prevención en salud es cuidar nuestra vitalidad, y es entonces vivir en forma sana.

Jens Bücher – Ingeniero Comercial, Fellow, American Institute of Stress y miembro del Colegio de Ingenieros – Chile, dirige el Centro de Desarrollo de la Persona Bücher y Middleton Ltda.

www.persona.cl

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