Pensamientos, Emociones y Respiración para tu bienestar

La respiración refleja fielmente nuestro estado psíquico. La reacción más común a las experiencias emocionales muy fuertes consiste en restringir la respiración. Los sistemas de defensa del cuerpo tratan de impedir cualquier experiencia dolorosa, tanto física como psíquica.

El cuerpo hace esto para evitar que se recarguen los diversos sistemas. La respiración se vuelve más corta y superficial hasta que casi se detiene por completo. Si se experimenta una amenaza física o emocional muy fuerte, este mecanismo de cierre puede resultar sobrepasado. En tales casos, la persona puede comenzar a hiperventilar espontáneamente.

Si observamos, hay una relación directa entre los pensamientos-emociones y la respiración. Cuando ocurre algo que nos disgusta el corazón comienza a latir a mayor velocidad, suben las pulsaciones, el cuerpo necesita una mayor cantidad de oxígeno para funcionar, y se acelera el ritmo respiratorio. Otras veces, pensamos en algo que nos preocupa o en una situación de tensión, y la respiración se detiene o entrecorta.

En cambio cuando estamos enfocados en emociones como la apreciación, alegría, gratitud, calma, la respiración se hace suave y natural.

Existen ocho emociones básicas que experimentamos, cuatro primarias y cuatro son secundarias. Las primarias constituyen procesos de adaptación y son: Ira, Alegría, Miedo y Tristeza.

Y las Secundarias: Amor, Sorpresa, Vergüenza y Aversión.

Las situaciones en las que hemos sentido dolor, tensión o miedo, como también aquellas de serenidad, alegría y gratitud, están almacenadas y conectadas en la mente subconsciente, en forma de constelaciones de memoria. Componen un sistema de ideas y emociones, que influyen directamente en la capacidad de respirar de manera correcta, la personalidad, creencias, la forma en que percibimos el mundo y el modo en que nos relacionamos. Las más traumáticas corresponden al momento del parto y el nacimiento, cuando salimos de un ambiente cálido, en el que nos sentimos seguros, completos y contenidos, hacia un mundo de formas separadas y baja temperatura. Luego se corta el cordón umbilical y debemos comenzar a incorporar el aire por cuenta propia. El nacimiento biológico genera una intensa carga emocional capaz de fabricar ansiedad, agresividad y sensación de urgencia.

Muchas de estas memorias, se activan durante situaciones en las que reaccionamos de manera exagerada o tenemos un síntoma físico. Aunque en el presente, la persona se vea en una situación que despierta su ira, no percibe que se trata de una reacción a hechos pasados, ya que estas emociones se relacionan con algo que jamás ha entrado en su conciencia.

Teniendo todo esto en consideración es evidente que podemos utilizar el como respiramos para conseguir nuestro bienestar. Esto es posible con la respiración consciente. ¿Te animas a probarla?

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Agustín Andrade 

Autor y Comunicador

www.agustinandrade.com

 Extraido de www.institutodraco.com

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