Comencemos por las reglas básicas de las que depende llevar una buena relación. Para muchos de ustedes es un conjunto de varias, sobre todo, unas más complejas que otras, pero partamos de las básicas. Ante todo, el respeto y la confianza. Qué difíciles palabras, aún más llevarlas a la realidad y convertirlas en el estandarte de toda relación.
Ahora bien, es un problema luchar contra las personalidades de cada uno, los gustos y desacuerdos. Es ahí cuando deben entrar tanto el respeto, como la confianza, para que los acuerdos trasciendan. Esto aplicado, de la mano de la constante comunicación.
¿Qué hacer cuando todo este conjunto de reglas, sumado a las que cada cual considere, falla? Pues, aunque el orgullo a veces ciegue y no lo permita, hay que ofrecer y recibir perdón. De allí parten los cambios, porque con el perdón deben venir transformaciones que demuestren resarcimiento. Entonces, el camino es reconocer, pedir perdón y, por supuesto, de errores que no se pueden volver a cometer.
“Pero… ¿Si no tengo las agallas para decírselo?” Si aún hay amor y quieres reconsiderar muchos aspectos de la relación, por eso estás acá. Entonces, ¿qué más sincero que una carta de tu puño y letra que contenga el pasado, presente y lo que será el futuro entre ustedes?
¿Cómo debes hacer esta carta?
Comienza por descargar aquello que no te gusta, que te impide continuar, que altera tu paz. Escribe eso que te molestó, que en ese momento preferiste guardarlo, pero que, ahora, es necesario él o ella lo sepa. Cómo es que pudo pasar lo que pasó, por qué sucedió, si sentiste o sientes ira, díselo.
Luego, escribe lo que esa tristeza te llevó a hacer, aunque no quisiste, pero que fuiste consciente de hacerlo. Lo que la ira generó en ti, derivó en también haber maltratado al otro y te escudaste aquella vez en una razón. Acuérdate muy bien de lo que haya pasado, para que luego tu propia conciencia no te pese.
Pasa ahora a reconocer tus propias responsabilidades, ya que también habrán recalcado en la otra persona y creado inseguridades en sí. Así como tú esperas que te entiendan, también debes arrepentirte por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Reconoce que tú quisieras cosas distintas a las ya vividas, entendiendo la labor que cumplen ambos.
Ahora, firmemente plasma tus buenas nuevas intenciones dentro de la relación. Soluciones hay muchas, y habiendo dejado atrás el orgullo, debes imaginar actos para resarcir los cometidos en el pasado. Escribe qué deseas de ahora en más, qué esperas, y augura solo buenos deseos. Además, comprométete mayormente con una promesa, la cual sabes que no debes fallar y generará mayor confianza.
Haz el acto más sincero de amor…
Por último, pide perdón; no hay acto más sincero que reparar por medio de esta palabra. Estarás demostrando que quieres cambiar y sientes lo sucedido. También, demuestra ese sentimiento que siempre ha estado en ti, pero que el orgullo ha querido ocultar. Vuelve a decir “te amo” y parte de ahora en adelante desde esas palabras. Dile cuánto vale esa persona para ti y los valores que le caracterizan en su papel en la sociedad y la relación.