La teta quiere dormir: Cuento para iniciar un destete nocturno respetuoso (18 meses a 4 años)

Este cuento es para contarle a los niños (> 18 meses) que se despiertan continuamente por la noche a pedir teta aunque ya no tomen (necesidad emocional). Debemos contarlo varias veces para que la criatura vaya comprendiendo las necesidades de sueño de mamá que, en muchas oportunidades, está agotada. Pasadas unas semanas y cuando el niño esté listo (una madre sabe), llegará el momento de decirle una noche que la teta está cansada y dormirá y si se despierta pidiendo teta repetirlo. Si el peque se muestra muy enojado y llora quizás no sea el momento de hacer el destete nocturno aún y debemos ceder, pero si el niño solo se enoja un poco y cede sin llorar quizás ha llegado el momento.

A Pau le encantaba tomar teta, era su actividad favorita. Sobre todo por las noches, cuando llegaba la hora de ir a la cama. Pero la pobre teta estaba muy cansada y decidió que por las noches dormiría como el resto de la familia. Ya no habría leche hasta la mañana siguiente cuando el sol saliera y los pajaritos cantaran.

Pau se enojó mucho y se le escaparon un par de lagrimitas. Estaba asustado porque no sabía dormir si no era con la teta en la boca. Entonces mamá le contó que él no necesita la teta para dormirse, porque el cuerpo de mami también tenía dos manos para acariciar, ojos para leer cuentos, labios para dar besitos y cantar y un par de brazos para hacer arrumacos. Todas esas partes del cuerpo de mamá estaban disponibles para darle mucho amor a Pau y ayudarlo a dormir.

Cuando se hizo de noche y llegó la hora de ir a la cama la teta muy cansada se fue a dormir. Por momentos Pau quiso despertarla, la tocaba y trataba de sacarla de entre las ropas de su madre, quien le recordó lo cansada que estaba la teta y le pido que la dejara descansar para que pudiera trabajar a la mañana siguiente. Entonces la dejo dormir. Se acurrucó entre los brazos de mamá y mientras ella le acariciaba suavemente su cabello y le susurraba su canción favorita al oído se quedó dormido.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol y los pajaritos cantaban el peque se prendió a la teta, su desayuno favorito. Ya no la necesitaba para dormir porque todo el amor y el calor de mamá estaban disponibles por las noches, cuando llegaba la hora de ir a la cama.

 

 

Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista

Fuente: mamaminimalista.net

Ana_AcostaAna Acosta Rodriguez

Maestranda en Psicología Positiva Aplicada y experta en Mindfulness,  Inteligencia Emocional y Crianza con apego.

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