Directora de Centro Al Alma
Todo aquello que tiene que ver con el amor, desde el maternal hasta el curioso hecho de que algunos logren permanecer felices por décadas con la misma pareja, o que otros sean incapaces de jamás forjar una relación duradera, es culpa de una hormona. Sí, al parecer, las cosas del amor no son tan caprichosas como aparentan.
Una hormona -y no Cupido- podría ser la responsable.
Según Gareth Leng de la Universidad de Edimburgo y experto en el cerebro, la hormona oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción.
La hormona actúa «cambiando las conexiones» de los miles de millones de circuitos cerebrales.
Comportamiento maternal
Al explicar cómo se enamora el cerebro, Leng señala que la oxitocina ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, y se produce tanto durante un parto como un orgasmo.
Lo que hace es funcionar como un «interruptor central» en el cerebro, que abre nuevos patrones de interacción entre las células nerviosas.
Pero, al explicar por qué algunos cerebros no se enamoran, Leng le da una excusa fisiológica a los tantos (y tantas) aficionados al principio de una relación y detractores del «mañana».
Y es que quienes tienen menos receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la oxitocina pueden tener dificultades al tratar de establecer lazos permanentes con su pareja.
En serio
Varias investigaciones han descubierto que la hormona, que es producida en grandes cantidades por el cerebro durante el parto y cuando hay actividad sexual, es importante para incitar el comportamiento maternal en los animales.
“¿Cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tales cambios de conducta?, no sabemos, pero estamos tratando de encontrar la respuesta”. Gareth Leng
Su papel crucial en la vinculación sexual fue observada por científicos estadounidenses que estudiaban las costumbres de los ratones de pradera.
Leng explica que «los ratones de pradera tienen una sola pareja toda la vida y ese lazo se establece durante 48 horas de intensa actividad sexual que es también la primera experiencia sexual». «Durante ese período, grandes cantidades de oxitocina son producidos en el cerebro», agrega. «Los ratones de pradera tienen receptores de oxitocina en diferentes partes del cerebro y los científicos descubrieron que si bloquean esos receptores, no se establece ese vínculo en las hembras».
Aún no está claro cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tan profundos cambios de comportamiento, pero se está investigando.
«Comprender el proceso es esencial para entender cómo las drogas pueden influenciar el genio y el comportamiento -para bien o para mal», concluye Leng.
Fuente: http://news.bbc.co.uk
Read moreDesde tiempos inmemoriales algunas manifestaciones sobre el amor han terminado por ser una alusión poética a lo que se entiende por enamorarse, sin embargo, la ciencia lo explica con base en estudios. Las famosas mariposas en el estómago, el corazón acelerado, el rubor en la cara, las manos temblorosas y la sensación de felicidad que nos embarga ante la presencia o el solo recuerdo del ser amado, se corresponden con datos científicos sobre el amor.
Sí, según datos de la ciencia, el amor se manifiesta en hormonas, sustancias bioquímicas y expresiones físicas que ocurren cuando nos sentimos enamorados, no obstante, hay quienes piensan que el amor no es más que un impulso básico y determinativo en la vida de las personas.
¿Qué dice la ciencia al respecto? Hay datos que demuestran científicamente su existencia y sus variaciones.
Hay diferentes posturas científicas, aunque todas coinciden en que el amor encierra una serie de manifestaciones, medibles y objetivas.
1. El vínculo del amor surge a partir de la secreción de ciertas sustancias.
Helen Fisher, antropóloga e investigadora del tema, afirma que hablar del amor no es más que referirse a un impulso básico. Es posible identificar en el cerebro de la persona enamorada gran cantidad de feniletilamina, sustancia responsable de los cambios fisiológicos como taquicardia, sudoración y mejillas sonrosadas.
2. El amor es una especie de droga, capaz de generar adicción a quien la experimenta.
Al enamorarse y segregar dopamina se produce excitación, placer y sensación de plenitud. Enamorarse activa las mismas áreas que cuando la persona ingiere alcohol o fuma tabaco.
3. El amor a primera vista existe.
La atracción física es la liberación de dopamina que en el caso de los hombres activa las áreas visuales y en el caso de las mujeres las auditivas, de modo que ellas se enamoran según lo que escuchen y ellos según lo que vean.
4. El ser amado es objeto de obsesión.
El efecto de los neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina que se activan con el enamoramiento nos lleva a focalizar nuestra atención en el ser amado. Se activan áreas de la memoria que nos permiten recordar hasta detalles ínfimos, el amor se intensifica y nos volvemos obsesivos con esa persona, objeto de nuestro amor.
5. El amor es ciego.
Las regiones del cerebro del lóbulo frontal, implicadas en el razonamiento y la lógica se desactivan en la fase de la pasión inicial, por ello se habla de la ceguera de quien está enamorado.
6. Los amores contrariados se vuelven los más arraigados.
La dosis de dopamina, la hormona del amor, aumenta con la adversidad, lo que se conoce como el efecto Romeo y Julieta, por eso cuando hay obstáculos el amor se robustece. Los amantes sienten más intensamente la atracción, debido a que la dopamina es también la hormona de los logros y al no alcanzarse el objeto amado se segrega con más intensidad, por ello muchas veces las pasiones se desbordan.
7. La llama del amor se desvanece.
Con el transcurrir del tiempo, la secreción de dopamina empieza a disminuir, esa embriaguez que produce la química del amor deja el paso a lazos de afecto, que se originan en calma y sosiego. Es el amor maduro el que surge, por ello si sentimos que se acabó la magia, es el amor que está evolucionando.
8. El dolor de la ruptura.
Al separarse o experimentar la ruptura, esos primeros días lo sentimos como un dolor físico, nos falta el aire y tenemos una gran ansiedad. Es la caída de la feniletilamina, y esto es literalmente un síndrome de abstinencia. ¿La recomendación? Manejarse como con las adicciones, cero contactos, suprimir cualquier estímulo que le recuerde al ex y comer chocolate. Sí, leíste bien, este alimento es rico en feniletilamina, por eso te sentirás mejor.
9. Del amor al odio solo hay un paso.
Según estudios, el amor y el odio, cuando se trata de parejas, están íntimamente ligados porque producen las mismas sustancias, de ahí que solo baste un detonante para pasar de un sentimiento al otro con relativa facilidad.
10 La experiencia sexual en la mujer aumenta las posibilidades de enamorarse.
Durante el sexo se activan las áreas de liberación de dopamina, lo que resulta considerablemente más extensa en la mujer, 70 por ciento más grande que en el hombre, esto explicaría que la mujer se involucre afectivamente con mayor frecuencia después de un encuentro sexual.
¿Y tú, qué piensas de esos datos?
Extraido de: Editorial Phronesis
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Read moreA todos alguna vez nos ha tocado prender el carbón para la parrilla y todos hemos usado algún artefacto para tirar aire (o incluso soplado con la boca) para que el carbón prenda más rápido. ¿Curioso no? Que el fuego necesite aire para prender. Ese mismo aire es el que se necesita en las relaciones de pareja para mantener el deseo vivo, sobre todo si son de larga data.
Si hay una pregunta que se repite una y otra vez en mi cuenta de Instagram @hoymetoca es respecto del deseo sexual. Debo decir que siempre son mujeres las que escriben pero no puedo dejar de lado a los hombres, ya que en la consulta es donde veo el sufrimiento de ellos.
Inevitablemente cuando baja el deseo sexual las personas se preguntan si siguen enamoradas o si tal vez ya se acabó el amor. Y aquí viene una pregunta que pocas veces podremos responder con certeza, ya que el enamoramiento está tan idealizado, por lo intenso que se viven los primeros encuentros, que existe un anhelo por volver a sentir esas mariposas en el estómago y cuando ya no las sentimos creemos que se fue el amor.
Sabían ustedes que el estado del enamoramiento ha sido objeto de estudio para muchos científicos y todos concluyen que dura entre 8 meses y 4 años máximo. Incluso han llegado a sugerir que cuando uno se encuentra en este estado no tome decisiones importantes, ya que el cerebro actúa muy parecido a como si estuviera bajo los efectos de una droga tan fuerte como la cocaína, por lo tanto el razonamiento se ve afectado y por ende se toman malas decisiones.
Esa euforia, esa idealización del otro, esa incapacidad por integrar los aspectos malos y buenos, ese relajo con el que se ven el resto de los problemas (si es que se ven) son parte de esta droga llamada amor, probablemente la más pura y sana, pero droga al fin y al cabo. No te permite ver thebigpicture, simplemente danzas al ritmo de las hormonas que viven dentro de tu cuerpo como si todos los días fuera año nuevo.
Este estado, muy perseguido y anhelado por todos es una crónica de una muerte anunciada. Todos quienes lo hayan sentido alguna vez saben que va a caer, probablemente lo único que no se sabe es cuándo va a pasar esto, pero lo importante es saber que va a pasar y que cuando aparezca la realidad (porque el resto es un cuento de Disney) necesitamos herramientas para afrontarla y no salir arrancando, buscando un nuevo paisaje donde vuelen mariposas. La gracia está en poder ver el mismo paisaje con distintos ojos.
Aquí viene la gran misión que desde mi punto de vista tiene como objetivo número uno agradecer el tiempo de las mariposas y aceptar que probablemente esa intensidad y ese nivel de sensaciones y deseo por el otro jamás volverán a aparecer tan fuerte con la misma persona, lo que no quiere decir que van a desaparecer por completo. A mí me gusta pensar que es como la nieve, sabemos que eventualmente va a caer nieve, esperamos una época del año donde se asume que va a llover y nos preparamos para ver nuestras majestuosas y blancas montañas. Del mismo modo, sabemos que no tenemos nieve los 12 meses del año, y eso no nos hace salir arrancando a ninguna parte, simplemente guardamos nuestros equipos y esperamos pacientemente la próxima temporada.
Estar en pareja es poder construir y reconstruir permanentemente la relación, como cuando uno tiene una casa, nunca paras de decorar y redecorar los espacios, remodelar, ampliar cambiar tapices, etc. Véanlo así, ustedes son un hogar que tiene que estar cómodo para todos. Nadie quiere sentarse en el mismo sillón toda la vida. No le teman a los cambios, no le tengan miedo a decir lo que no me gusta del otro (con amor) y reciban con los brazos abiertos las inquietudes del otro.
Es por esto que siempre incito las conversaciones entre las parejas, conversaciones reales no de asuntos domésticos ni administrativos del hogar. A través de tareas y ejercicios que les mando para la casa logramos crear un espacio distinto de intimidad y cercanía que con el tiempo se había perdido por los motivos que sean. Poder atreverse a conversar de algo nuevo que los va a beneficiar a ambos, poder hacer cosas distintas, verse mutuamente desde otro lugar que no sea el de madre/padre sino que el de dos humanos necesitados de contacto físico y emocional, muchas veces hambrientos sexualmente.
Directora de Centro Al Alma
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Cómo y por qué nos enamoramos de una persona y no de otra, probablemente será un misterio que nunca vamos a resolver. Lo que sí sabemos es que una vez que hacemos el match, nuestro cerebro comienza a secretar mayores cantidades de dopamina (hormona de la felicidad) que nos nubla por un tiempo, permitiendo ver sólo lo positivo en la otra persona. Pensamos todo el día en ella, revisamos una y otra vez el eterno chat que existe entre ambos, no toleramos la idea de estar separados, no nos despegamos del celular y cuando estamos chateando pareciera que nada más existe en la vida que ese momento. Freud dijo que el enamoramiento es un estado psicótico de la personalidad, es decir es lo más parecido a estar loco.
Lo bueno, y lo malo al mismo tiempo, es que tiene una fecha de vencimiento. Los comienzos siempre están llenos de posibilidades, la primera etapa de cualquier encuentro está llena de fantasías. Vemos a alguien que nos atrae y en menos de 10 minutos nos estamos imaginando cómo sería darle un beso, tener sexo, estar de novios, vivir juntos, tener un bebé, etc. Inspirados en las fantasías permanecemos en un extraño estado entre el mundo terrenal y el paraíso, nada tiene más importancia que el encuentro con esa persona.
Realmente es un estado alterado de la conciencia, y como tal es muy importante no tomar grandes decisiones. Como lo mencioné más arriba, es un estado que tiene caducidad, por lo tanto hay que aprovecharlo, no cuestionarlo y disfrutarlo mientras dure. Porque esa intensidad de los primeros días, semanas o meses (los estudios dicen que no dura más de 12 meses) es lo que diferencia este estado del amor. El enamoramiento muchas veces es el estado previo al amor. Es en el amor donde logramos tomar distancia, comenzamos a ver las diferencias y construimos un espacio común donde existen dos personas.
Nosotros estamos diseñados para amar, para enamorarnos, para perder la cabeza por amor en todas sus versiones. A veces llegamos a un trabajo que nos encanta y damos la vida por hacerlo lo mejor posible. Pero siempre hay un punto en que uno ya no puede seguir subiendo, ya no hay más emoción, lo desconocido se transforma en conocido, los desafíos ya son metas cumplidas, y el entusiasmo disminuye cada vez más, al punto de transformarse en aburrimiento.
Por eso que debemos disfrutar el estado, porque no sabemos cuánto va a durar, del mismo modo que las mariposas no saben cuándo van a morir. ¿Sabían que estos hermosos seres alados viven como máximo un año?
Creo que lo importante es que podamos volar tan lindo como lo hacen las mariposas, posarnos en una flor sin saber lo que va a ocurrir mañana, porque estoy segura que la mariposa no sabe cuántos días de vida le queda, ella fluye y disfruta el momento, haciendo el trabajo que la naturaleza le asignó. Si lo pensamos fríamente, la naturaleza necesita que el ser humano logre experimentar un estado de enamoramiento para preservar la especie. Y no estoy hablando del amor romántico sino que de ese estado carnal por querer prácticamente comerse al otro. Ese estado medio incómodo medio placentero donde no sabes si reír o llorar, donde las ganas de apresar al otro te llevan a un estado de desesperación constante.
La clave para sobrevivir sin sufrir, es saber que esto pasa, entender que es un estado donde pareciera que todo lo que brilla es oro, saber que no estamos capacitados para tomar decisiones importantes durante ese proceso y anticipar la transformación del enamoramiento al amor. Vivir ese tránsito lo mejor posible, sabiendo que tal vez logremos estar ahí nuevamente ya sea con una pareja, con un hijo, con un trabajo o con un proyecto de vida.
Vivir bonito para amar bonito.
Dicen por ahí que no todo lo que brilla es oro…
Directora de Centro Al Alma
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Las relaciones largas, de muchos años, no se comprometen por dos razones básicas. La primera, porque la pareja se encuentra en una zona de comodidad que les impide afrontar el compromiso y la obligación que les demandaría establecerse a vivir juntos. La segunda, porque no evolucionaron al amor maduro, ya no hay metas comunes ni proyectos de vida que los unan, pero están atrapados en la rutina.
Toda relación pasa por un ciclo que inicia con el enamoramiento, donde nos sentimos deslumbrados y creemos que todo es perfecto. Creemos que hemos conocido al amor de nuestra vida, esa persona especial con la que deseamos permanecer unidos.
Luego de esta etapa si la relación avanza, evoluciona a un amor más realista. Se pierde el idilio, pero se gana en certezas. A esta fase la caracteriza el descubrimiento del otro como persona, es cuando empezamos a conocerlo en toda su dimensión humana. Lo apreciamos con sus fortalezas, pero también lo aceptamos con sus debilidades, es la etapa del amor maduro.
¿Qué sucede en la pareja entre la etapa del enamoramiento y la consolidación del amor maduro?
Entran en una transición donde comienzan a amarse a ojos abiertos y cuando cierran los ojos es porque así lo elige cada uno. Porque todavía nos anima la pasión, nos gustamos y aunque ya conocemos a la otra persona y sabemos que no es perfecta, queremos seguir viendo solo lo que nos gusta de ella.
En este periodo intermedio es cuando los enamorados suelen comprometerse, se casan o se establecen en una convivencia. Empiezan a compartir responsabilidades y obligaciones. En el diario convivir requieren aprender a tolerarse, a negociar y manejar las diferencias, es la etapa en la que forman o desean formar familia.
Y en esa convivencia estarán evolucionando, pasando de la etapa del enamoramiento al amor comprometido. Una forma de apego saludable, que se alimenta de la tolerancia, la comprensión y el respeto.
Las parejas que se encaminan y viven esta evolución hacia el amor maduro, se comprometen porque tienen metas comunes y planes de vida compartidos. Cada uno crece al lado del otro y esto los fortalece en su unión.
Pero hay otras parejas que, ya sea porque la relación inició a temprana edad o porque decidieron cumplir planes personales antes de casarse, como terminar la carrera o ascender en el trabajo, la relación les envejece sin madurar y no se dan cuenta. Son aquellas que llevan muchos años de relación sin comprometerse más allá de lo básico. Se quedan como los novios eternos.
El tiempo puede variar entre cinco, diez o más años. Son parejas que aparentemente tienen todas las condiciones dadas para establecerse, pero estos planes no se concretan. Porque asumir las responsabilidades que trae consigo el matrimonio o la convivencia, implica algunas renuncias que uno de los dos o ambos, luego de años de relación, no están dispuestos a hacer.
Sucede que un buen día uno de los dos, usualmente la mujer, al volver atrás y analizar el tiempo invertido en la relación, decide terminarla. Se ha dado cuenta de que su vínculo lejos de evolucionar, involuciona y ya no le da satisfacciones, se siente atascada en una línea recta sin final feliz.
¿Existe una ecuación perfecta que, al resolverla, al sumar años de noviazgo y relaciones, nos dé como resultado una pareja con un amor consolidado y maduro?
¿Son mejores los noviazgos cortos o largos? ¿Y cuál es el tiempo de cada uno?
El enigma es delicioso, todavía nadie tiene las respuestas…
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Si algo ha sabido hacer la generación de millennials es crear sus propias reglas para lograr relacionarse. La idea de pareja ha sido muy moldeada en la actualidad para apegarse a los ideales de vida del joven común. Si eres de esta generación millennial, sabrás exactamente de qué te estamos hablando.
La nueva modalidad de amor que encuentran los jóvenes no termina precisamente en matrimonio y mucho menos a la primera. Esta generación no parece estar interesada en la idea de consolidar relaciones estables, al menos no hasta los 30 años. El enamoramiento y el amor en esta generación es concebido de otra manera.
Pero ha surgido una gran interrogante en la actualidad ¿Por qué los millennials se casan con su ex luego de terminar? Este modo de pensar, sin duda, se ha visto recurrentemente reflejado en las parejas jóvenes actuales.
Según el estudio realizado por The Journal of Adolescent Research, es muy común que las relaciones entre los jóvenes de la generación terminen en reconciliación luego de la ruptura y en ocasiones decidan llegar al matrimonio.
Según dicho estudio y la postura del profesor de psicología en la Universidad de Texas, Art Markman, esta situación se debe a los recursos que existen en la actualidad que viven los millennials. Así que, si estás pensando que no hay marcha atrás en tus relaciones terminadas, tal vez hay una solución si vale la pena. Esta generación, te da la posibilidad de cambiar esa realidad si es lo que quieren ambos.
Volver con tu pareja es posible si se presenta el escenario…
¡Ya han decidido separarse de una vez por todas! Sin embargo, tal vez no sea así. El estudio de The Journal of Adolescent Research investigó a 800 personas para determinar que el 44% regresó después de terminar. La cifra no debe impresionarte, ya que en la actualidad es algo muy común entre los millennials darse un espacio.
Generalmente, si las relaciones terminan por mutuo acuerdo es más común el hecho de que en un futuro se junten de nuevo. La razón es muy simple, cuando hay un mutuo acuerdo, se termina en buenos términos. Es decir, se mantiene la relación al menos verbal.
Con las relaciones que continúan de esta manera, es posible que resurja la chispa. Terminando, incluso, en matrimonio a futuro. Es como si se decidiese volver al punto de partida en el que se comunicaban de manera amistosa.
De hecho, es muy normal que ambos comiencen a ver a otras personas, en conocimiento del otro. No se puede decir que no hay celos, pero ambos están iguales. De esta manera, no hay nada que reclamar. Este “permiso”, busca algo que seguramente los dos acordaron como el punto de quiebre. Experimentar con otras personas, cosas nuevas.
Parece mentira, pero al hacerlo es como si estuviesen sellando su regreso tarde que temprano. Es común en la generación de millennials, busque la experimentación que dan otras relaciones. Por lo que al mantener la comunicación y sobrepasar este momento de búsqueda de nuevas vivencias juntos, pero por separado, posiblemente, ambos se encuentren en un momento en el que sienten que es hora de regresar con el otro. Retomando así, lo que sería la relación de pareja que decidieron terminar tiempo atrás.
Las redes sociales son un factor innegable en esta realidad de los millennials…
Mantener el contacto con tu expareja en la actualidad es una tarea increíblemente sencilla. Con las innumerables redes sociales existentes, puedes enterarte de cada paso que da el otro al instante.
El estudio del Adolescent Research, respalda esta teoría con su experimento. Ya que a los 2 años de ruptura el retorno de las relaciones que investigaron se produjo por estos medios. Facebook, Twitter, Snapchat o Instagram son los medios en los que mantienes tu relación sin darte cuenta del todo.
Al mantener tu continúo conocimiento sobre las actividades de tu ex. Estás siguiendo con la idea, de al menos preocuparte por lo que está haciendo. Si continúas en comunicación con quien ha sido tu pareja en persona y en las redes, posiblemente el amor aparezca de nuevo.
Esta no es una regla de oro, pero es algo que suele suceder muy frecuentemente con los millennials. El manejo de las redes sociales ha hecho la tarea de reconciliación un poco más fácil.
Según el profesor de psicología en la Universidad de Texas, Art Markman, este contacto no supone ningún compromiso. Por lo que funciona de manera tan natural entre los jóvenes que fueron pareja.
En muchos casos esto termina en reconciliación cuando el escenario es el adecuado. Así que detén tu sufrimiento si quieres volver con tu ex en la actualidad. Si ha terminado en buenos términos y mantienen el contacto existe una gran posibilidad de que eso ocurra posteriormente.
En la actualidad todas las relaciones se manejan de manera más espontánea
Los millennials tienen una peculiaridad en cuanto a tomar decisiones y relacionarse se refiere. Siendo un joven de la actualidad, es muy común que sientas deseos de cambiar de planes rápidamente. Esto se aplica a varios ámbitos de tu vida desde tu carrera profesional hasta tu grupo de amigos.
Las relaciones de pareja no están excluidas de este pensamiento. De hecho, a la hora de consolidar una relación estable, sueles dudar en primera instancia de la naturaleza de sus inicios.
Te sientes muy joven y no crees estar lo suficientemente preparado para las ataduras de un compromiso mayor. Las relaciones millennials, suelen basarse en lo que ofrezca el momento, para llegar a noviazgo. Pero cuando se siente la posibilidad de una responsabilidad mayor, generalmente, es cuando se decide terminar la relación de pareja.
Esto, responde al factor que antes mencionábamos, sobre la búsqueda de nuevas experiencias. Es una necesidad natural que invade los pensamientos de la generación, antes de sentar cabeza de una vez por todas.
¡El matrimonio de los millennials luego de la ruptura es algo aún más normal!
Por descabellado que parezca es algo que The Journal of Adolescent Research sigue respaldando. Luego de las rupturas y reconciliaciones del 44% de los encuestados, un alto número de parejas terminaron en matrimonio. Esto obedece, al mismo principio de comunicación existente en los millennials luego de la ruptura.
Es como si al separarse y seguirse comunicando, comenzaran a extrañarse. Esa sensación hace que el lazo que van reconstruyendo sea esta vez mucho más fuerte. En ocasiones esa fuerza, viene sumada a la decisión de generar mayor compromiso.
Por lo que, los matrimonios entre los jóvenes millennials luego de las rupturas suelen consumarse. Debido a un nuevo lazo construido, la reconciliación de la pareja es el camino más seguro que ambos van a transitar. Esta vez, posiblemente ambos estén más abiertos al compromiso.
La razón es simple, ambos han vivido las nuevas experiencias con la ruptura. Y ya saben a dónde quieren ir. Lo más importante es con quien quieren hacerlo. Sus relaciones más fuertes serán las que los hagan retomar el amor hacia el otro.
Al estar seguros de lo que ahora quieren, saben en donde se ven con el otro. La pareja con la que terminaron para luego reconciliarse, posiblemente sea con quien quieran llegar al matrimonio. Por lo que, la acción natural es decidir hacerlo.
Cuando los jóvenes deciden volver con sus antiguas relaciones, es porque están realmente seguros de que es la relación ideal. Por esa razón, en la actualidad, los millennials suelen casarse con sus ex luego de terminar.
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Todos quienes hayan tenido alguna relación duradera en su vida, ya sea convivencia o matrimonio, saben que en todas las relaciones uno pasa por etapas críticas en las que le gustaría mandar todo a la punta del cerro. Momentos en los que el miedo te invade y te haces miles de preguntas por segundo para lograr responderte si es que debes seguir con esa persona o no.
Lo cierto es que en el amor hay que saber vivir siempre con la incertidumbre, ya que nunca sabrás si existe alguien mejor. Sería ideal que existiera una especie de “test del enamoramiento” tal como el test de embarazo, donde uno pueda poner un poco de saliva y te indique si estás o no enamorada. Nos ahorraríamos un montón de problemas por el simple hecho de que un aparato marcó positivo en el test de amor.
Pero como no existe porque no se puede medir el amor, tenemos que hacer un trabajo un poco más profundo y conectarnos con nuestro ser esencial. Poder atravesar la barrera mental y conectarnos con el corazón para poder escuchar qué nos dice el cuerpo. Poder ser tú misma, sentirse bien, feliz, amada, respetada y reconocida la mayor parte del tiempo, independiente de los problemas, son algunos de las preguntas que debes hacerte a ti misma para saber si lo que sientes es amor real y del bueno.
Este es el camino consciente del cual no muchos se hacen cargo porque hay un fenómeno bien raro cuando elegimos a nuestras parejas. Resulta que al principio todo es adrenalina y oxitocina al cuadrado. Recibes un mensaje y todas las hormonas de tu cuerpo están bailando. Te llaman y tus mejillas se tornan de color rojo automáticamente. Lo ves (o vas a un lugar donde sabes que va a estar) y los niveles de endorfina en el cuerpo aumentan. Y no lo digo por decirlo, en Estados Unidos se han realizado estudios donde se ha demostrado que el período de enamoramiento (en términos biológicos, es decir mayor producción y liberación de las hormonas mencionadas) dura sólo 100 días (3 meses y medio aproximadamente).
Luego todo va volviendo a la normalidad lentamente hasta que llega un período de estancamiento donde vienen las primeras peleas, porque lo que antes no nos molestaba (porque nuestro cuerpo estaba invadido de amor) ahora nos molesta. Acá por lo general vienen los primeros enfrentamientos y se activan los patrones relacionales en torno a las discusiones: cómo discutimos, cómo nos comunicamos, cómo escuchamos, subimos el tono, gritamos, nos insultamos, etc.
Y acá comienza la prueba de fuego para todas las parejas porque sin saberlo se activan nuestros mecanismos de defensa que hemos ido incorporando a lo largo de nuestras vidas y todas las alternativas son posibles. Evitar el conflicto, reprimirlo, disociarnos (desde mi punto de vista creo que acá entra la infidelidad), proyectarlo en el otro, racionalizarlo, etc.
Poder ir superando estas crisis desde el amor, la conversación, la paciencia (PAZ y CIENCIA), respetar los tiempos y entender que el otro procesa de distinta manera, permitirle su espacio y exigir el tuyo, poder decantar, no hablar con rabia, no herir para alimentar el ego, sino que habitar un espacio de vulnerabilidad donde abro mi corazón y desde ahí acepto mis errores y puedo plantear mi molestia con dulzura. Suena utópico, sí. Pero se puede. Para mí acá reside la clave de todas las parejas, aprender a pelear bonito para crecer y brillar luego de cada tormenta.
Si esto no te nace, si sientes que haces o te hacen más daño del amor que te entregan, si no logras conectar, si dejas de ser tú y te ves convertida en una persona que no te gusta ser, creo que hay que hacerse nuevamente las preguntas.
Es tan delgada la línea entre comodidad, enamoramiento, calentura y obsesión que cuesta diferenciar en cual de esos 4 estados uno se encuentra. Si ese es tu caso, no dudes en conversar con tus amigas o pedir hora a un terapeuta. Tenemos que abrirnos a la cultura de la terapia, entender que no hay que esperar a estar mal, herida, decepcionada o deprimida para pedir ayuda de un profesional. A veces puedes ir unas cuantas sesiones si estas confundida y luego seguir caminando sola. O ir con tu pareja cuando sientan que no logran llegar a acuerdo respecto de un tema en particular, no significa que están mal como pareja, simplemente decidieron exponerse ante otro que actúa como traductor del síntoma de la pareja y el malestar de cada uno.
No es fácil estar en pareja. No es fácil atravesar crisis. No es fácil diferenciar cuando una relación te hace daño. No, no es fácil y es por esto mismo que debemos perderle el miedo a la terapia, y abrirnos a la posibilidad de que un tercero nos ayude a entender en el lugar en el que estamos y los caminos que tenemos por delante.
(*) Juego de palabras original de Alfonso Casas
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