Basta escuchar o leer a muchos consultores y asesores empresariales, psicólogos, coaches, pedagogos, filósofos, biólogos, físicos…, entre tantos otros, que debiéramos estar agradecidos de los errores. ¡Sí, agradecidos! “Quien no comete errores, no puede aprender”…, “echando a perder se aprende”…son algunas de tantas frases que nos rodean respecto del tema. Aquí me referiré esencialmente a los errores en el trabajo en empresas de cualquier índole, universidades, colegios, hospitales…, sin embargo, varios de los conceptos son perfectamente aplicable al ámbito privado de adultos.
Pero…, manos en el corazón: ¿errores no son nada muy maravilloso, o sí? ¿Qué jefe se alegra de los errores que conllevan mayores costos, crean retrocesos en los planes o proyectos, producen pérdidas de imagen, etc. ? ¿Quién disfruta cometiendo errores y anda alardeando de “sus logros”?
¿No sería mucho más sensato intentar evitar los errores, en lugar de buscarles una connotación positiva de aprendizaje?
Suena más fácil de lo que realmente es en la práctica. Nadie quiere realizar errores a propósito, salvo la mala intención, pero ese no es el tema en este caso. Piensen que pilotos de aviones, cirujanos o pianistas concertistas son mejores, mientras menos errores cometan. ¿Por qué debiera ser distinto en otros ámbitos laborales? Pero también es cierto, que hoy ya no existen las recetas infalibles y los procesos estándar en la mayoría de las áreas de la economía y sociedad. Todo cambia, no sólo rápidamente sino de manera cada vez más imprevisible.
Significa, que muchas veces no podemos prever lo que es correcto y lo que es errado. Sin embargo, algo debemos hacer. El chichón en la cabeza o incluso la sangre de narices, el fracaso que muchos hemos tenido que absorber y procesar, en realidad no es un error propiamente tal, sino podría interpretarse como un experimento malogrado, un intento fallido, un ensayo fracasado…, o cualquier otro eufemismo. Después de ello, es donde se pone realmente emocionante: cada experimento malogrado contiene un sinnúmero de informaciones acerca de lo que no funciona y acerca de lo que podría funcionar en lugar de ello. Es decir, cada error es “la oportunidad” para aprender (si no es demasiado grande, para hacer irreversible la situación o lleve a la desaparición). En realidad, la organización posee más conocimiento después del error.
Ese aprendizaje sólo se producirá, si realmente se aprende y en un breve plazo, se supera la condición en que se encontraba la empresa o el proyecto, antes del fracaso. Para ello, no sólo se debe dialogar al respecto, entender qué pasó, tomar decisiones. ¡Recién entonces ya no hablamos de cultura del error, sino de cultura de aprendizaje!
Un ejemplo interesante es el de Apple. Después de muchos errores de los cuales los ejecutivos y colaboradores de Apple no habían aprendido nada, en el año 1997 y tras 10 años alejado de la empresa, Steve Jobs regresa a Apple. El panorama era desolador. Más de 1.000 millones de dólares en pérdidas en el último año, la demanda de los Mac no paraba de caer a favor de los PC con Windows, especialmente frente a los equipos de IBM. Steve Jobs sí había aprendido. Decide convocar un nuevo Directorio o Consejo de Administración, que lo integraba Larry Ellison, el CEO de Oracle, Bill Campbell que aun sigue vigente, el ex-CEO de IBM Jerry York y el mismo Steve Jobs, que seguía siendo el CEO de Pixar. Pero el gran anuncio de la historia tecnológica mundial, fue cuando Steve Jobs anunció un nuevo aliado en Apple era ni más ni menos que Microsoft.
Lo que empezó como una disputa sobre patentes, acabó convirtiéndose en una de las mejores relaciones que pudo tener Apple en aquél momento. Microsoft aceptó invertir 150 millones de dólares en Apple, a cambio de que Apple aceptase usar Internet Explorer como el navegador web exclusivo en su sistema operativo y que Microsoft Office fuese recomendado por la empresa.
La era de la World Wide Web empezaba a expandirse con fuerza y Microsoft logró posicionar Internet Explorer como el navegador de facto al integrarlo en Windows. Además, Office era la suite de aplicaciones ofimática más usada del mundo. Este trato lograría que hasta los usuarios de Mac acabasen usando productos de Microsoft. Bill Gates también reforzó la decisión, el aprendizaje de que “las relaciones destructivas no ayudan a nadie en esta industria”. Fue, quizá, uno de los momentos profesionales más difíciles de Steve Jobs. Pero funcionó y cuatro años después Apple anunció el primer iPod. En el año 2003 Microsoft vendió sus acciones en Apple. Hoy esos 150 millones de dólares en acciones, valdrían más de 3.000 millones de dólares. En lo que se convirtió Apple desde entonces, no es ningún misterio.
¿Qué puede aprenderse de este aprendizaje?
Esto no lo transformaré en un tratado de cultura del aprendizaje, pero déjenme resaltar sólo algunos puntos que me parecen importantes: en primer lugar, que no siempre los competidores son los enemigos, donde no tiene ningún sentido entrar en guerras de precio que pueden llevar a la bancarrota. También, que sumando fortalezas de dos organizaciones, el beneficio común y beneficio personal se producen sin fases destructivas, sino constructivas. Por último, de todo ello salió beneficiado el usuario, tanto el de Windows, Office y Cia., así como el de Mac y sus nuevas soluciones, distintas a las de Microsoft.
A veces puede resultar interesante, que en las reuniones de equipo de las organizaciones no sólo se hablen los puntos agendados, sino también de las experiencias exitosas personales de los participantes, sobre todo de aquellas, cuando enfrentaron con éxito un problema personal complejo. Esa mirada desde otro ángulo, abre flujos de pensamiento colectivo distinto. Ese Directorio que conformó Steve Jobs en 1997, sumando el efecto sinérgico con la mirada de Bill Gates, fue mucho más allá de un liderazgo en una cultura del error, sino modeló una nueva cultura del aprendizaje.
Read moreLas relaciones humanas y las amorosas en general son muy complejas. El solo hecho de convivir con uno mismo ya es difícil. Así que, a la hora de compartir diariamente con otra persona, la cosa se complica. Claro, sabiendo que al principio todo parece ser perfecto. A medida que pasa el tiempo, las personas tienden a conocer todos los aspectos negativos de ese novio que, en su momento, fue especial. Aquí es cuando empiezan los problemas. Se puede llegar al punto, inclusive, de que el novio o novia se convierta en ex.
Cada individuo goza de virtudes y defectos muy distintos a los del otro. Por ello, al entrar en las relaciones de pareja, es primordial ser tolerante. Aún si es una tarea difícil o casi “imposible”. Cuando se quiere estar con alguien, hay ciertas cosas que podemos pasar por alto. Sin embargo, si esto pasa en exceso, debes saber que algo anda mal en tu relación amorosa.
Si actualmente llevas una relación de pareja, toma en consideración todo lo que te expresaremos a continuación. Quizá te lleves una sorpresa al conocer la verdadera cara de tu acompañante, incluso después de que pase a ser tu ex.
Bien, ya que hablamos acerca de cómo suelen ser en principio las relaciones de pareja. Vamos a concentrarnos en los tipos de parejas con los que puedes toparte. Recuerda siempre, nada es para toda la vida. Por lo tanto, nunca está de más saber cómo lidiar con aquel que en algún momento fue tu novio(a), pero que ya no soportas. Tal y como ocurre en la mayoría de los casos con los ex.
Observa el comportamiento de tu ex y descubre a qué grupo pertenece…
Puede que al iniciar tu relación de pareja, hayas visto algunas señales de cómo podría llegar a ser esa persona. Lo más seguro es que te hicieras de la vista gorda, para no prestarle mayor atención al asunto. Sin embargo, luego de que la relación ha terminado piensas que cometiste un error.
Tipos de ex novios y ex novias…
A decir verdad, esto depende exclusivamente del carácter de tu ex. También, de cómo te manejas en las relaciones de pareja. Es decir, si dejas pasar todo por muy malo o bueno que sea, con la idea de que esto no dañe tu bienestar amoroso. Si es así, al final serás el culpable.
Más allá de eso, debemos prestar atención a las señales que nos da nuestra pareja. De esta manera, podremos saber con qué tipo de ex estaríamos tratando. Quizá el tuyo no encaje perfectamente con esta clasificación, sin embargo, es posible que coincida con ciertas características… ¡Presta mucha atención!
El que te acosa
Con este tipo de personas, solemos toparnos más de una vez en la vida. Muchas veces, logramos poner freno antes de que ocurra algo grave. Pero en otros casos, la situación se torna realmente difícil. Por ejemplo, cuando se trata de un ex acosador. Aquel que lleva cuenta de todo lo que haces. Sabe exactamente donde estás y qué estás haciendo. ¿Lo reconoces?
Incluso, si has dado por terminada tu relación y ya no tienes comunicación con él. El ex novio o ex novia acosador, puede que siga acechándote y seguramente sabrá todo sobre ti. Tanto que si te lo encuentras un día en la calle, seguro sabe lo que has estado haciendo, sin explicación.
Al que le encanta hablar
Este es uno de los peores. Luego de tener relaciones de pareja con personas que pensaste jamás hablarían de ti. Te enteras de que tu ex está hablando a tus espaldas. Muchas veces, de forma negativa o haciendo comentarios inapropiados acerca de su tiempo juntos.
Este tipo de actitudes se presentan en personas rencorosas que siempre buscan venganza. Incluso, cuando no la necesitan. La mejor forma de actuar ante ellos es comunicarse directamente y plantearles la situación. Si esto no funciona, haz caso omiso a lo que diga. Finalmente, quien queda mal ante la gente es él. Por hablar mal de una persona a la que quiso en algún momento.
El que no deja de celarte
Como sabrás, los celos son unos de los problemas más frecuentes en las relaciones de pareja. Al punto de que pueden lograr una ruptura definitiva. Como sucede muy a menudo. No obstante, estas inconformidades traspasan los límites amorosos. Aquí hablamos de esa pareja con la que terminaste hace un tiempo, pero que aún sigue celándote.
La cosa empeora cuando tú estás intentando conocer gente nueva, ya sea como amigos o como algo más. Tu ex celoso se ocupa de marcar territorio, sin tener ningún derecho sobre ti. Esta característica suele mezclarse un poco con el acoso.Esto se debe a que necesita esa persona necesita estar al tanto de todo lo que haces, cómo lo haces y demás detalles.
La mejor forma de manejar este tipo de personas, es siempre dejar muy claro que eres un ser libre. Deja por sentado que la relación se acabó y que el hecho de haber compartido no implica nada más. Debes hacer entender que su presencia continua en tu vida ya no es necesaria. Esta clase de aspectos es fundamental hablarlos desde el principio de una relación.
Aquel que quieres mantener en tu vida…
Generalmente cuando hablamos de una expareja insoportable, pensamos en aquellos que de alguna forma no logran superarnos. Como vimos en el caso del celoso o el acosador. El problema surge cuando, a veces, los papeles se invierten. Mientras deseas que otros desaparezcan de tu vida, quieres que alguno en especial permanezca. Muchas veces el sexo te empuja hacia tu ex. En estos casos, puedes transformarte en la ex novia insoportable. Suena terrible, ¿no?
Pues lo es. Así que lo mejor siempre es aceptar las cosas como son. Pensar que en algún otro lugar hay una persona para ti. Sabemos que esto suena demasiado idílico. Sin embargo, vale la pena intentarlo. Ya sea para sacar a alguien de tu vida, porque no le soportes o porque deseas que esté presente, pero al mismo tiempo te cause daño. Porque en este caso, quien más sufre eres tú a causa de un ex o una pareja que no merece la pena.
Escrito por: Editorial Phronesis
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