Alguna vez te has preguntado,
¿Qué tan responsable soy como emprendedor de los residuos que genero tanto en el proceso de producción, como en el término de la vida útil de ese producto?
¿Cuál es mi impacto como generador de oportunidades respecto al entorno donde me encuentro presente?
¿Es mi emprendimiento capaz de vincular el crecimiento económico con el ambiente social y/o ambiental?
Estas preguntas están directamente relacionadas a lo que se conoce hoy en día como el “Desarrollo Sostenible”. En este artículo, te contaré el gran desafío que tenemos como sociedad de integrar este concepto y aplicarlo en nuestras vidas desde el ámbito del productor, microempresario, emprendedor.
Todo emprendimiento es una oportunidad de desarrollo para el país o región, por lo tanto, al ejecutarlo, este genera un impacto en el ambiente y sociedad, que se puede ver reflejado en la generación de empleo, mejoramiento de servicios, o la oferta de algún producto o servicio. Es muy importante entonces, tener presente que el desarrollo es muy distinto al concepto de “crecimiento”. Según el ex economista Manfred Max Neef: La obsesión del crecimiento es un disparate. Porque una elemental ley natural, que todo el mundo conoce, es que todos los sistemas vivos crecen hasta un cierto punto en que dejan de crecer, pero nunca dejamos de desarrollarnos (personas, animales, plantas, ecosistemas, etc).
El concepto de sostenibilidad significa “satisfacer las necesidades de las actuales generaciones, sin comprometer la capacidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer las suyas”. Por lo tanto, en la práctica del desarrollo sostenible, existen 3 pilares que son fundamentales, y que, cuando se logran abarcar en su conjunto, es cuando nacen las acciones referentes al concepto mencionado.
Los 3 pilares corresponden a lo económico, social y ambiental, ¿Y cómo podemos hacer que estos grupos trabajen en conjunto cuando se trata de emprender?
Se considera emprendimiento sostenible a aquellas que tengan que ver con actividades que significan un aporte para la sociedad. En segundo lugar, las prácticas llevadas a cabo buscan ser amigables con el medioambiente. De este modo, no solo se habla de emprendimiento sostenible cuando se trata de un proyecto de reciclaje, sino que cualquier otra actividad puede serlo siempre que sea racional en su contacto con la naturaleza. Y en tercer lugar, el proyecto debe ser sostenible en lo económico: debe generar ganancias para reinvertir y sostenerse en el tiempo y debe promover el crecimiento de las economías locales, nacionales y regionales. Esto no quiere decir que existen solo algunos rubros para que tu emprendimiento sea sostenible, sino más bien es algo transversal, que se incorpora en el corazón de tu emprendimiento, en el modelo de negocio, en la propuesta de valor, y en la cultura organizacional. Por ejemplo, puedes tener un emprendimiento que fabrique productos. El valor que le puedes agregar a través del desarrollo sostenible, es preocuparte con utilizar materia prima local, optimizar la energía que utilizas a través de energías renovables, tener una cultura que sea respetuosa con el medio ambiente, e involucrar a la comunidad que te rodea.
Por último, te invito a que conozcas más en profundidad el concepto de Desarrollo Sostenible a través de las acciones publicadas por la ONU, que engloban el desarrollo social, ambiental y económico, llamados “Objetivos del Desarrollo Sostenible” (ODS) dispuestos en la página web: