Sí, tal vez el título de esta columna pueda sonar provocador y confieso que si lo es, pues busco poner en el tapete un tema “femenino” que me parece súper relevante. En conversaciones y observaciones durante estos días con sorpresa he notado que las mujeres tenemos una fuerte asociación entre amor y sacrificio, más aún cuando de hijos o pareja se trata. Amor y sacrificio no son lo mismo ni el segundo es la condición del primero, la cantidad de plus acumulados no garantizan el amor. ¿Lo han pensado así alguna vez? Si no lo han hecho creo que este es un buen momento para hacerlo, pues estimo que siempre resulta valioso ir más allá de uno mismo, atreverse a mirar y explorar para crecer. ¿Me quieren por lo que soy o por lo que les resuelvo? ¿Dejarán de quererme si dejo de esforzarme? Generalmente las mujeres nos esmeramos por hacer servicios a nuestros queridos (hijos, parejas, padres e incluso a los amigos) siendo estos generalmente más que eficientes y efectivos. ¡Pero por si esto fuera poco muchas mujeres además le agregan plus para adornarlos y embellecerlos!!
Y resulta que a veces … (o generalmente) los aplausos no llegan o estos esfuerzos no reditúan los beneficios esperados porque incluyen sacrificios innecesarios y volvemos a quedarnos capturadas en ese lugar tan oscuro de la queja, de las expectativas insatisfechas …o el de la víctima. “Pero cómo si yo lo hecho todo por ti”, “No me queda tiempo, termino cansada, es que tuve que hacerme cargo de todo”.
En la vida cotidiana “el abuso” está tan naturalizado por todos que resulta muy difícil para las mujeres verlo y efectivamente terminan viviendo una vida cargada de responsabilidades, deberes y tareas infinitas (las propias y las ajenas) perdiendo espacio real y mental para vivir sus propias vidas y sus propios sueños. El auto abuso entonces se vuelve también natural volviendo invisible incluso las necesidades básicas como comer, dormir o descansar cuando lo quieren o es necesario… “sentí culpa por estar durmiendo siesta” eso escuché decir a una mujer al comentar un hecho ocurrido en su casa un día que estaba descansando.
Cambiar este rumbo y establecer relaciones basadas en el intercambio afectivo en lugar de ser un abastecimiento de servicios es sumamente importante y también difícil porque estas prácticas están grabadas a fuego sobre la base de creencias y valores culturalmente validados por todos los actores como LA forma en que LAS MUJERES debemos querer y expresar amor.
Construir legitimidad a partir del propio reconocimiento y no del reconocimiento ajeno es un camino y digo uno porque puede y afortunadamente hoy en el siglo XXI hay cada vez más oportunidades para legitimar desde la conciencia el valor de la igualdad y de las relaciones basadas en el amor, de ese amor que logra reconocer al otro como un legítimo otro, así como lo ha dicho nuestro sabio y nutritivo filósofo, biólogo Humberto Maturana.
Cierro esta columna con dos pensamientos de él, totalmente inspiradores no sólo para las mujeres, sino que fundamentalmente para el mundo que queremos construir hoy con una visión de futuro:
«sin aceptación y respeto por sí mismo uno no puede aceptar y respetar al otro, y sin aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay fenómeno social»
«la posibilidad de innovar siempre está ahí si uno está dispuesto a reflexionar, a soltar las certidumbres de donde está parado y a preguntarse si quiere estar donde está».
Maria Pilar Vera – Psicologa UDP
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En el comienzo, una relación de pareja por lo general funciona bastante bien, hay fuertes energías positivas que permiten percibir mejor las cualidades de la otra persona.
Con el correr del tiempo se comienzan a percibir algunas fragilidades del otro/a, que molestan, ya que es diferente a cómo yo actuaría o reaccionaría. En estas ocasiones hay un pensamiento mágico, proveniente de nuestro niño interno, que nos dice “No te preocupes, va a cambiar”. A medida que la convivencia cotidiana aumenta, comienzo a darme cuenta que han aparecido con mayor frecuencia esos comportamientos incongruentes, según mi punto de vista, los que son motivos de nuevas discusiones y distanciamientos, por lo que me propongo “cambiar al otro/a”, para que así nuestra relación fluya con armonía y yo me pueda desarrollar como persona.
La primera percepción que me surge de lo señalado anteriormente es que uno de los integrantes de la pareja siente que está OK y que el otro está NO OK y tiene que cambiar. Esto es mirar al otro sin respeto. Sabemos que el/la otro/a posee una historia previa, una personalidad y experiencias diferentes a la mía, pero no lo puedo comprender
Todos los seres humanos somos diferentes y en el transcurso del tiempo vamos cambiando, ya que la vida nos presenta experiencias y algunas de ellas son verdaderas maestras. En la actualidad además hay muchas actividades y libros de crecimiento personal que de alguna manera nos abren ventanas que nos permiten experimentar nuevas miradas. Pero no es menos cierto que en algunos casos esos conocimientos nos sirven para evaluar la conducta del otro y no la mía y esto se debe a que algunos puntos conflictivos de mi manera de percibir el entorno y de reaccionar se encuentran en “mi punto ciego” o en “mi sombra” como lo señalaría Jung. Además es diferente Saber que Comprender.
Todos los seres humanos poseen fortalezas y fragilidades. Al formarse una pareja son dos personas que se unen pero aun cuando siguen siendo dos individualidades también forman un “nosotros”. Estos “dos” en pareja poseen objetivos comunes y también objetivos personales. Poder tomar al otro “tal como es” es un gran trabajo personal que muestra el gran respeto por esa persona que hemos elegido como pareja. Podemos tener puntos de vista diferentes y a veces discutir, si esa discusión se centra en el tema en cuestión y no en calificar, criticar y desvalorizar al otro, podemos sacar conclusiones útiles para ambos y mostrar el respeto que hay hacia la pareja.
Lo único que está en nuestras manos es el “cambio personal” y tal vez uno de los objetivos en esa tarea sería aprender a tomar al otro tal como es. Si cada uno en la pareja realiza ese trabajo la pareja crece y se mantiene en una armonía realista.
SABER ≠ COMPRENDER
RESPETO POR EL OTRO = TOMARLO TAL COMO ES
“CAMBIAR YO PARA CAMBIAR AL MUNDO”
Eliana Zlatar Z.
Consteladora Familiar Sistémica – Practitioner en PNL
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“Equilibrio entre Dar y Tomar” es una de las reglas de Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares y Sistémicas…
además señala una diferencia entre la palabra “recibir” y “tomar”, que para muchos de nosotros parecen sinónimos, pero no lo son, “recibir” es un acto pasivo, en cambio “tomar” es activo, es voluntario.
En una pareja el “dador” da lo que tiene y puede, el “receptor” toma lo que necesita, desea y puede. En esta transacción ambos deben sentirse dignos y libres, además debe existir una compensación que lleva a un cambio de roles que equilibra este intercambio.
En las parejas en que no existe este equilibrio uno de sus miembros puede sentirse “deudor” y esto puede empequeñecerlo y el “dador” puede engrandecerse, esto podría generar un conflicto en el que la “pareja” estaría siendo “dispareja”, esto podría derivar en el triángulo dramático.
El “deudor” al sentirse invadido, empequeñecido, puede molestarse y responder en forma agresiva transformándose en Perseguidor. El “dador” se siente atacado transformándose de Salvador en Víctima. Este es un circuito negativo en la relación de pareja. Hellinger señala que en este desequilibrio el “deudor”, a veces, no puede soportar el peso de la deuda y se siente incapaz de compensarla por lo que prefiere enojarse, retirarse y en muchos casos romper la relación.
También puede ocurrir que en este desequilibrio entre el “dar y tomar” la relación de pareja se transforme en una relación paterno o materna/filial. En los dos casos señalados es posible que uno de ellos, generalmente el “deudor” rompa la relación para ir en busca de una “pareja”.
No siempre es fácil mantener el equilibrio en este intercambio en la pareja, para lograrlo pienso que lo primero es hacerse un autoanálisis muy honesto, por ej. preguntándose qué es lo que me motiva a “dar” ¿es un cierto tipo de arrogancia y de sentir que el otro no es capaz de obtenerlo por sí mismo? o estoy dando algo que la otra persona me pidió y que necesita. El “receptor” puede cuestionarse su comodidad justificándola con un “a el o ella le encanta hacer esto”. Pueden haber muchas otras preguntas que ayuden a este análisis y el desenmascarar mi propia conducta puede originar el cambio y favorecer el equilibrio en este “dar y tomar”.
Este equilibrio no se refiere a un retorno inmediato, lo que sí es favorable es la actitud de reconocimiento del que “toma” frente al que “da”, muchas veces una sonrisa, un gracias, la alegría espontánea y sincera son recibidas como un bello mecanismo de compensación.
Hellinger señala que hay 3 palabras que tienen una cierta “magia”: “SI”, “POR FAVOR” y “GRACIAS”.
Eliana Zlatar Z.
Consteladora Familiar Sistémica – Practitioner en PNL
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Cuando una pareja se encuentra por primera vez y se sienten atraídos, creen que sólo son él y ella, no toman en cuenta que detrás de cada uno de ellos está el padre y la madre, más atrás los abuelos, los bisabuelos etc., ambos son como los vértices de una pirámide invertida, también se encuentran los hermanos en la misma línea horizontal.
Cada uno de los integrantes de una pareja trae consigo toda la información genética de su familia que es mucho más que el color de ojos y la forma de la nariz, heredamos también las experiencias positivas y negativas que ellos grabaron en su ADN, compartimos con ellos el “alma familiar”, como le llama Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares.
En esta información que compartimos con nuestra familia está lo fácil y lo difícil.
Cuando dos deciden formar una pareja no son solo 2 personas, son dos sistemas los que se unen y ambos entran en una comunidad de destino.
Hay casos en que uno de los integrantes de la pareja quiere separar al otro de su familia y eso genera grandes dificultades pues señala que no lo toma tal como es, que no lo respeta, quiere que el o la otra dejen de ser lo que son o cómo son, para ser como ellos/as quieren que sea.
Muchos piensan que al encontrar una pareja se logró un objetivo y se sientan a descansar, no se dan cuenta que este encuentro es realmente el comienzo de algo muy importante en el destino de ambos y que hay que trabajar para lograr un destino más rico y más pleno.
En esta unión de los dos sistemas hay tres palabras que para Bert Hellinger son de gran importancia: “SI” , “Por Favor” y “Gracias”
Muchas veces deseamos que los demás perciban, piensen y actúen como yo, lo que es muy difícil, por lo que comienzo a crear la fantasía de poder cambiarlos, si no lo logro, me frustro, me enojo y comienzan las dificultades.
Bert Hellinger, creador de Constelaciones Familiares, señala en uno de sus libros: “…la relación de pareja sólo se logra cuando el hombre respeta a la mujer tal como es, exactamente como es, y que la mujer respeta al hombre tal como es, exactamente como es.” Y yo me pregunto si he elegido a una pareja, a un igual ¿qué pasó con mi elección que no lo respeto? ¿lo veo como un igual o como alguien inferior?
Al elegir una pareja además de la atracción que es lo primero que nos lleva a contactarla, está el sustrato de valores y proyecto de vida que posee, los que si coinciden con los nuestros nos lleva a proyectar esa unión hacia el futuro. En el camino de la vida las personas realizamos cambios ya sea por experiencias vividas o por caminos de crecimiento personal, si éstos no modifican los cimientos, la pareja se mantiene diciendo periódicamente: “SI, TE TOMO COMO ERES”
Hellinger continúa diciendo: “El asentimiento: Yo te amo así como eres… así como eres, eres buena para mi…..esto le da seguridad a la pareja……Entonces agrega algo más: me alegra ver a tu madre, tal como es y me alegra ver a tu padre, tal como es…. La pareja se siente mucho más segura si sus padres son reconocidos y amados, tal como son.”
Tomar a la otra persona tal como es, es tomarla con sus fortalezas y fragilidades, tal como tú deseas que te tome, tal como eres. Es respetar al otro como quieres que te respeten a ti.
En lo cotidiano es natural tener diferentes puntos de vista los que se pueden compartir y discutir en forma positiva existiendo en esa comunicación el respeto mutuo y la apertura personal a estar equivocado, a reconocer el error o a buscar una solución diferente a la original de c/u. Esta forma de convivencia refleja que ambos están en el mismo nivel, ninguno es superior al otro, ni pretende controlarlo.
Hay un factor importante a tener en cuenta: el hombre es diferente a la mujer, son complementarios pero no iguales, sus cerebros funcionan de manera diferente especialmente en lo emocional, lo que en una relación de pareja es bastante crucial. ¡Cuántas veces escuchamos decir “mi pareja no me comprende”, “yo no sé por qué reacciona de esta manera”!
Hellinger señala “El crecimiento significa: yo asumo en mi interior algo que hasta ahora me era ajeno y que me desafía a renunciar a mi superioridad. Ambos lo hacen mutuamente, el hombre y la mujer. Con eso crecen.” Crecen como personas y como pareja.
Eliana Zlatar Z.
Consteladora Familiar Sistémica – Practitioner en PNL
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Es bien sabido que las mujeres estamos más preparadas y de mejor forma para estar solas que los hombres.
Toda la vida hemos retenido afectos y nuestras redes y el amor por los detalles generan que nuestro paso por la soledad no sea tan difícil como lo es para los hombres. Es por esto que cuesta encontrar hombres realmente solos que no tengan por ahí alguna compañía aunque sea esporádica.
Sin embargo hay una soledad que es muy difícil de procesar y que tiene que ver con la soledad de estar acompañada o acompañado. Esa soledad que siente al tener al otro al lado y no tener tema ni miradas en común y donde la comunicación y los proyectos funcionan como en paralelo y no en conjunto.
En la calle el otro día me paro una señora para preguntarme porque aún cuando estaba acompañada, me refiero a pareja, ella se sentía tan sola.
Esto me hizo pensar primero en muchas veces en las que yo me he sentido así y claramente es una sensación muy desagradable y hasta cierto punto difícil de codificar.
Primero creo, y ese ha sido por lo menos mi trabajo con el tema, que nos cuesta mucho asumir que somos seres solos y que los otros no tienen la responsabilidad de hacernos felices y de completarnos lo que nosotros, hemos sido incapaces de hacerlo por nosotros mismos. El apego tan característico del occidente nos genera más sufrimiento del necesario.
Por otro lado, parece ser que en más frecuencia las mujeres que los hombres necesitamos estar “conectados” emocionalmente con el otro, para no sentir esa dolorosa sensación de estar con otro y ser transparente o aunque hablemos, no se hace desde lo importante sino sólo desde lo cotidiano.
Creo que esta sensación primero hay que revisarla dentro de nosotros mismos, es un tema de expectativas, de cómo yo , dentro de mí, me invento la sensación de cómo debiera ser mi pareja. La otra pregunta, es si tengo asumido que la responsabilidad de ser feliz es mía y es una decisión, el otro viene a compartirla, pero yo tampoco me puedo hacer responsable de la de él.
Si ambas respuestas están resueltas afirmativamente, entonces lo que queda es una conversación con el otro o con la otra, ojalá fuera de la casa donde se manifieste esa sensación desde mi y no criticando al otro y responsabilizándolo de mi conflicto. Es más como invitar a la reflexión sobre un tema naturalmente humano y no enfrentarlo como una discusión de pareja.
La señora que me lo preguntó, lo hizo y le resultó, yo a veces no he tenido el mismo resultado pero creo que asertivamente es la forma más honesta de resolverlo. En todo caso, esto es un camino de vida y no algo que se cierra en algún minuto. Dependiendo de la etapa de vida se vuelve a presentar porque las necesidades cambian con los años.
Es muy importante que aprendamos a pedir lo que necesitamos, y sobre todo, aprendamos a escucharnos, para detectar aquellas necesidades que con la rapidez de la vida a veces no somos capaces de ver.
Estar solos o solas estando acompañados nos puede llevar a rupturas y a desencantos que se evitarían si habláramos cuando fuese necesario, es un factor a tomar en cuenta.
Tenemos la obligación de hacernos amigos de la soledad y de compartirla con los demás, si lo logramos estaremos ganando una batalla de la vida, de esas que tienen que ver con nosotros mismos.
Extraído de www.pilarsordo.cl
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