Parar, soltar, celebrar: 3 actitudes para enfrentar el retorno a clases.

Las últimas semanas han estado llenas de noticias sobre violencia escolar, riñas juveniles, apoderados furiosos, docentes heridos, desborde, desregulación. Todo suma para conformar un cuadro caótico de este retorno a clases, después de dos años pandémicos.

 

Sin duda que hay múltiples explicaciones a lo que está ocurriendo, y que no todos los casos son iguales, estamos frente a una realidad compleja, que por lo tanto no tiene una solución fácil y rápida.

 

Pensar que el retorno a clases 2022 iba a ser como aplicar una máquina del tiempo para volver a un marzo cualquiera previo al 2019, era sin duda una ingenuidad. Después de vivir un trauma (sí, la pandemia ha sido un evento traumático para toda la humanidad) nadie queda igual. Si para los adultos la pandemia ha sido feroz, tenemos que pensar que para los niños, niñas y adolescentes, quienes aún están desarrollando y madurando sus capacidades regulatorias y quienes han tenido mucho menor poder de control sobre sus vidas, quedando a la deriva de las decisiones que los adultos toman por ellos y ellas, estos dos años probablemente han sido aún más traumáticos.

 

El aprendizaje socioemocional, de acuerdo a la evidencia, parece ser la respuesta adecuada. Si bien durante estos dos años se ha hablado mucho, y relevado, el rol del aprendizaje socioemocional para el bienestar de las comunidades escolares y su impacto directo en el aprendizaje académico y la convivencia escolar, claramente no se han generado las estructuras ni los incentivos suficientes como para que las escuelas definitivamente le abran un espacio prioritario. Aún los equipos escolares se ven tensionados por todas las exigencias administrativas y de resultados académicos, sin saber muy bien cómo, más bien en qué minuto del día, se puede integrar el aprendizaje socioemocional. Es urgente que las autoridades, y que como país, se establezca una hoja de ruta clara hacia dónde queremos llevar el sistema educativo, que esté sustentada en la evidencia. Mientras eso no ocurra, ¿no hay nada que hacer?

 

Creemos que si, el ingenio humano y la creatividad siempre pueden encontrar caminos en medio de los obstáculos. Te dejamos algunas recomendaciones que podrían ayudarte a planificar el aprendizaje socioemocional en tu comunidad, y atender así a estas manifestaciones absolutamente esperables de tus estudiantes y docentes, tras dos años de trauma pandémico.

 
 

1. Parar. Por supuesto que no nos referimos a parar la escuela ni suspender las clases. Se trata de intencionar un tiempo en el cual se pueda mirar con perspectiva lo que esté ocurriendo en la escuela. En especial si observas mucho estrés, si los docentes tienen la sensación de que no les alcanza el tiempo, si ves agobio y ansiedad. Parar para respirar. No se puede correr todo el tiempo, es necesario tener momentos de recuperación. Este parar puede hacerse en jornadas de reflexión y encuentro, antes y después de cada reunión o clase. Es un parar para pensar, escuchar. Sabemos que es complejo, pero si no se hace intencionadamente la escuela seguirá corriendo a toda velocidad sin un destino claro ni muy auspicioso en el mediano plazo.

 
 
 
 
 

2. Soltar. Dejar ir lo que se fue. Es doloroso ver niños y niñas con tanto retroceso en sus habilidades académicas, pero estas no van a volver bajo presión. El estrés es el peor enemigo del aprendizaje porque desconecta zonas cerebrales que deben funcionar integradas, destruyendo la capacidad de memoria y retención. Trata de ver la situación como un nuevo comienzo, confía en la capacidad del cerebro de aprender toda la vida y enfócate en buscar las mejores estrategias para un aprendizaje significativo en vez de tratar de que ocurra en meses lo que no ocurrió en dos años.

 
 

3. Celebrar. ¡Estamos juntos otra vez! Este solo hecho es motivo de alegría. Hemos sobrevivido, sufrido, hay heridas y cicatrices, y también hemos desarrollado nuevas capacidades, motivaciones, propósitos. Las relaciones sociales se han transformado, porque ahora las valoramos tanto más. Cambiar el foco de atención hacia lo positivo, no significa desconocer las dificultades, pero es una estrategia de resiliencia porque sabemos que las emociones positivas revierten los efectos del estrés y nos permiten construir recursos sociales, cognitivos y hasta físicos. ¿Qué puedes apreciar en tu comunidad hoy?

 

Integrar el aprendizaje socioemocional en la cultura escolar no es algo fácil ni rápido, por eso, hemos diseñado una asesoría integral de acompañamiento a las comunidades escolares a llevar adelante este camino. Aquí puedes encontrar más información de este proceso y comunicarte con nosotros para tener una reunión.

 Foto portada de Davis Sanchez en Pexels
 
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Disciplina y pataletas

Últimamente me ha tocado escuchar y leer bastante de berrinches, pataletas y disciplina y lo he tomado casi como una señal…

Los niños que me rodean las presentan a ratos y lo tomo como lo natural que es, sin embargo he descubierto y aplicado un par de técnicas que me han funcionado bien, aquí se las comparto.

Sabido es que no hay que desesperar cuando un niño presenta una pataleta, si lo hacemos aumentaremos su nivel de estrés, no olvidemos que la pataleta nace producto de una frustración, y las frustraciones nos ponen en un estado de desgano y rabia por no obtener lo que deseamos y nuestro cerebro comienza a funcionar torpemente producto de la liberación de cortisol. Mantengámonos pacientes frente a la pataleta de un hijo, acojamos a quien la está padeciendo. CONTENER ha sido mi mejor aprendizaje en ese aspecto, es el apoyo clave que un niño necesita en esas circunstancias. Algunos querrán ser abrazados y otros respetados en su pensar! (impresionante como ayuda ser comprendido), otros necesitarán tiempo y silencio aunque es lo menos recomendado, hay algunos niños que se les irá pasando solos su enojo, por último habrán otros que necesitarán de una cuota de humor, y en cualquiera de estas maneras estaremos conteniendo, respetando y acompañando.

Muy relacionado con lo anterior, es que he incorporado hacerme un tiempo para conversar con mis hijos cuando los noto ansiosos o inseguros, muy por el contrario cómo se acostumbraba anteriormente que se tomaba distancia de los hijos cuando presentaban gritos o pataletas, tal como promueve la crianza respetuosa que recomienda eliminar el time out cuando un hijo ha tenido una pataleta y no dejarlos solos en la pieza pensando en el comportamiento que han tenido, siguiendo esa misma linea, lo que yo recomiendo es primero calmarme yo como adulto, luego como ya se dijo, lo contengo, después lo distraigo (idealmente con humor) y finalmente CONVERSAR del problema que le provocó la pataleta. Para tratar de empatizar con sus sentimientos y entender lo que le molesta. Mucho me ha servido conversar con ellos para ir haciendo un mapeo de las cosas que los frustran y cuándo las presentan… y así uno como adulto sabe cuáles son las zonas peligrosas y poder prevenir ataques de rabia y ver también en qué aspectos como mamá puedo cooperar para promover un ambiente más tranquilo. Pero la conversa es en otro momento bastante alejado del episodio de pataleta.

En niños entre los 2 y 5 años aproximadamente es normal que presenten pataletas, pues no poseen mecanismos de regulación emocional para aplicar frente a sus rabias y frustraciones. Es por esto, que aprendí cuan importante era el AMBIENTE donde los crío, mi casa debe intentar ser un lugar lúdico y libre, además, si mi hogar no está en calma, difícilmente puedo esperar que mis hijos estén serenos y que no sobrerreaccionen frente a una frustración, pues no están ni contextual ni biológicamente preparados para tolerar algún problema. Promovamos tranquilidad en el lugar, conversemos en un tono de voz bajo todo el tiempo, pongamos música más bien relajada cuando estemos en casa, hablemos de uno a la vez, evitemos los gritos con y entre nuestros hijos, intentemos darles más tiempo a ellos, y tener reglas y hábitos lo más claros posible, pues la pataleta es en cierta medida una cuota de estrés por la poca atención que les brindamos debido al estilo de vida que llevamos los adultos.

Paciencia, las pataletas son naturales y nos demuestran que nuestros hijos van creciendo, ya pasarán. Y a ellos, es a los que menos les duran…

 

claudiapaseteneClaudia Pastene Gorigoitía

Mamá de tres hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

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