Parar, soltar, celebrar: 3 actitudes para enfrentar el retorno a clases.

Las últimas semanas han estado llenas de noticias sobre violencia escolar, riñas juveniles, apoderados furiosos, docentes heridos, desborde, desregulación. Todo suma para conformar un cuadro caótico de este retorno a clases, después de dos años pandémicos.

 

Sin duda que hay múltiples explicaciones a lo que está ocurriendo, y que no todos los casos son iguales, estamos frente a una realidad compleja, que por lo tanto no tiene una solución fácil y rápida.

 

Pensar que el retorno a clases 2022 iba a ser como aplicar una máquina del tiempo para volver a un marzo cualquiera previo al 2019, era sin duda una ingenuidad. Después de vivir un trauma (sí, la pandemia ha sido un evento traumático para toda la humanidad) nadie queda igual. Si para los adultos la pandemia ha sido feroz, tenemos que pensar que para los niños, niñas y adolescentes, quienes aún están desarrollando y madurando sus capacidades regulatorias y quienes han tenido mucho menor poder de control sobre sus vidas, quedando a la deriva de las decisiones que los adultos toman por ellos y ellas, estos dos años probablemente han sido aún más traumáticos.

 

El aprendizaje socioemocional, de acuerdo a la evidencia, parece ser la respuesta adecuada. Si bien durante estos dos años se ha hablado mucho, y relevado, el rol del aprendizaje socioemocional para el bienestar de las comunidades escolares y su impacto directo en el aprendizaje académico y la convivencia escolar, claramente no se han generado las estructuras ni los incentivos suficientes como para que las escuelas definitivamente le abran un espacio prioritario. Aún los equipos escolares se ven tensionados por todas las exigencias administrativas y de resultados académicos, sin saber muy bien cómo, más bien en qué minuto del día, se puede integrar el aprendizaje socioemocional. Es urgente que las autoridades, y que como país, se establezca una hoja de ruta clara hacia dónde queremos llevar el sistema educativo, que esté sustentada en la evidencia. Mientras eso no ocurra, ¿no hay nada que hacer?

 

Creemos que si, el ingenio humano y la creatividad siempre pueden encontrar caminos en medio de los obstáculos. Te dejamos algunas recomendaciones que podrían ayudarte a planificar el aprendizaje socioemocional en tu comunidad, y atender así a estas manifestaciones absolutamente esperables de tus estudiantes y docentes, tras dos años de trauma pandémico.

 
 

1. Parar. Por supuesto que no nos referimos a parar la escuela ni suspender las clases. Se trata de intencionar un tiempo en el cual se pueda mirar con perspectiva lo que esté ocurriendo en la escuela. En especial si observas mucho estrés, si los docentes tienen la sensación de que no les alcanza el tiempo, si ves agobio y ansiedad. Parar para respirar. No se puede correr todo el tiempo, es necesario tener momentos de recuperación. Este parar puede hacerse en jornadas de reflexión y encuentro, antes y después de cada reunión o clase. Es un parar para pensar, escuchar. Sabemos que es complejo, pero si no se hace intencionadamente la escuela seguirá corriendo a toda velocidad sin un destino claro ni muy auspicioso en el mediano plazo.

 
 
 
 
 

2. Soltar. Dejar ir lo que se fue. Es doloroso ver niños y niñas con tanto retroceso en sus habilidades académicas, pero estas no van a volver bajo presión. El estrés es el peor enemigo del aprendizaje porque desconecta zonas cerebrales que deben funcionar integradas, destruyendo la capacidad de memoria y retención. Trata de ver la situación como un nuevo comienzo, confía en la capacidad del cerebro de aprender toda la vida y enfócate en buscar las mejores estrategias para un aprendizaje significativo en vez de tratar de que ocurra en meses lo que no ocurrió en dos años.

 
 

3. Celebrar. ¡Estamos juntos otra vez! Este solo hecho es motivo de alegría. Hemos sobrevivido, sufrido, hay heridas y cicatrices, y también hemos desarrollado nuevas capacidades, motivaciones, propósitos. Las relaciones sociales se han transformado, porque ahora las valoramos tanto más. Cambiar el foco de atención hacia lo positivo, no significa desconocer las dificultades, pero es una estrategia de resiliencia porque sabemos que las emociones positivas revierten los efectos del estrés y nos permiten construir recursos sociales, cognitivos y hasta físicos. ¿Qué puedes apreciar en tu comunidad hoy?

 

Integrar el aprendizaje socioemocional en la cultura escolar no es algo fácil ni rápido, por eso, hemos diseñado una asesoría integral de acompañamiento a las comunidades escolares a llevar adelante este camino. Aquí puedes encontrar más información de este proceso y comunicarte con nosotros para tener una reunión.

 Foto portada de Davis Sanchez en Pexels
 
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EDUCACIÓN: ¿Hacia dónde vamos?

Asistí a un seminario, organizado por la Asociación Gremial de Empresas de Tecnologías en Educación en Chile (AGETECH), en el que representantes de los candidatos presidenciales expusieron sobre sus propuestas. Se agradece la instancia porque la educación ha estado prácticamente ausente de los debates y ha habido poca información de los programas para quienes creemos que es uno de los temas más importantes para el progreso de las naciones.

 

Desafortunadamente durante este encuentro se habló mucho sobre libertad de enseñanza, derecho a una educación de calidad, derecho de los padres, y si es más efectivo que el Estado sea el gran sostenedor o si conviene que sean las familias quienes regulen eso. Digo desafortunadamente, no porque estos temas no sean importantes, pero no son lo más importante para avanzar en calidad. Lo más importante, donde se juega la calidad, es en lo que ocurre en la sala de clases, y en los ambientes escolares, y de eso, hace mucho que no se habla.

Curiosamente es donde se ve mayor consenso entre diversos especialistas. La evidencia nos dice que las clases en que los estudiantes son protagonistas (hablan más que los profesores), hay movimiento y conversación, hay vínculos afectivos y espacio para hablar de todas las emociones, los profesores tienen un ambiente profesional estimulante y que apoya su bienestar y hay altas expectativas sobre los estudiantes, favorecen aprendizajes más significativos, el aprendizaje socioemocional y la construcción de comunidades con alto sentido de pertenencia.

 

Pero los cambios en educación son de largo aliento, quizás por eso no son tan interesantes para los políticos. Para un proyecto de largo aliento es fundamental lograr acuerdos nacionales amplios, que involucren a todos los actores del sistema. Desde expertos, sostenedores, docentes, directivos, asistentes de la educación, estudiantes y apoderados.

 

Si bien parece ser que estamos todavía lejos de lograr algo de esa envergadura, aún las escuelas, colegios, liceos y jardines infantiles, tienen algo de autonomía para empezar a cambiar lo que ocurre en la sala de clases. Como estamos cerrando el año, y en muchos establecimientos vienen tiempos de planificación, proponemos una reflexión en tres pasos, respondiendo a tres preguntas cruciales:

 

¿Qué tipo de clases queremos tener en nuestro establecimiento? Tratar de pensar en todo, desde lo más general a los detalles más mínimos. Esta etapa es para soñar, no pensar aún en las barreras. Las imágenes de futuro guiarán las acciones del presente. Revisa este video si quieres ver una clase que integra el aprendizaje socioemocional y el aprendizaje académico.

 

¿Qué tipo de clases tenemos hoy? Usar la mayor cantidad de datos que apoyen los juicios es fundamental. Revisar las brechas, pero también identificar los aspectos más logrados y los recursos con que se cuenta.

 

¿Qué tiene que pasar para ir desde la clase actual a la clase que soñamos? Esta pregunta debe responderse como si estuviésemos construyendo una escalera de arriba hacia abajo. Es decir, imaginar que ya el sueño está logrado, y revisar qué secuencia de acciones fueron ocurriendo en el hipotético pasado, hasta llegar al primer peldaño. Este proceso permitirá tener mucho mayor claridad sobre plazos, condiciones habilitantes, recursos necesarios, etc.

 

Muchas veces existen buenos objetivos en los planes escolares, pero las acciones que se definen no son planificadas en escalera, y generalmente no se ven resultados por problemas de implementación más que de calidad de las ideas. Este proceso permite identificar una secuencia de pasos más fácil de seguir, y en caso de que algo no resulte como se esperaba, se puede corregir ese peldaño y no eliminar toda la secuencia.

 
 

Si quieres tener una reunión para una asesoría de Fundación ama+ en la planificación, escríbenos: fundacionama@aprendizajesocioemocional.cl.


 
 Mas información en www.aprendizajesocioemocional.cl/
 
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Éxito o Fracaso: ¿Cuál es mejor oportunidad para el aprendizaje?

Existe una idea generalizada de que el fracaso es una importante oportunidad para el aprendizaje. Parece ser que esto no es tan así.

Recientes investigaciones* han mostrado que aprendemos más de nuestros logros que de nuestros errores. En una de estas investigaciones se le pidió a un grupo de adolescentes que escribieran sobre una historia de fracaso y cómo habían aprendido de ella. A un segundo grupo se le pidió lo mismo pero en relación a una historia de éxito.Fue interesante observar que al escribir sobre sus logros los estudiantes contaban historias de resiliencia y de cuantas adversidades habían tenido que sortear en el camino, favoreciendo así su sentido de competencia. Los que escribieron acerca del éxito tuvieron mejores notas a lo largo del año.

Al parecer, cuando fracasamos en algo, y nos sentimos mal con nosotros mismos, tratamos de evitar ese dolor y por lo tanto sacamos el foco de atención de esa experiencia, y en consecuencia no podemos aprender demasiado.

Hace una semana las comunidades escolares recibieron una muy mala noticia: los estudiantes a partir de 6º básico han aprendido muy poco durante la suspensión de clases presenciales. Tanto en Lectura como en Matemáticas pocos son los estudiantes que superan la nota 4,0. ¿Pero qué pasó de 2º a 5º? Los resultados no fueron tan negativos. ¿Por qué fue noticia el mal resultado? ¿Por qué no amplificar la buena noticia y aprender de ella? ¿Es posible que las escuelas aprendan de los mejores resultados de los cursos más bajos para hacer cambios en los cursos más altos? ¿Qué otros logros se pueden reconocer en este tiempo tan adverso y difícil?

En nuestra experiencia trabajando con las comunidades hemos visto que algunas de ellas han aprendido a trabajar colaborativamente como nunca antes, otras dicen que se han acercado mucho más a las familias, docentes nos cuentan que ahora entienden mejor a sus estudiantes porque conocen de cerca sus condiciones de vida, han aprendido a usar nuevas tecnologías que podrán enriquecer las clases presenciales y la forma de aprender. En fin, en toda esta crisis hay mucho que aprender del éxito.

En Fundación ama+ estamos convencidos de que el foco en las fortalezas y en las historias de éxito es fundamental para lograr cambios positivos e inspirar a las personas para su trabajo. Por eso usamos la Indagación Apreciativa en nuestras asesorías a las comunidades escolares. La Indagación Apreciativa, es un proceso de estudio del éxito en las organizaciones para la gestión del cambio y el logro de objetivos. David Cooperrider, uno de los creadores del método, acuñó una frase de Peter Drucker: “el liderazgo efectivo consiste en alinear de tal manera las fortalezas en las organizaciones, que las debilidades pasan a ser irrelevantes.”

Te invitamos a hacer el ejercicio de reflexionar por unos minutos ¿cuál ha sido el mayor éxito de tu comunidad escolar este año? y ¿qué has aprendido de ello?

 

 Mas información en www.aprendizajesocioemocional.cl/

 

*Lauren Eskreis-Winkler y Ayelet Fishbach, Not Learning From Failure—the Greatest Failure of All. Psychological Science, Vol 30, Nº 12, 2019.

Brady K. Jones, Effects of positive versus negative expressive writing exercises on adolescent academic achievement. Journal of Aplied Social Psychology, 4 de marzo, 2021.

 
 
 
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Contribuyendo con el telecolegio de nuestros hijos

Es sabido que para poder recordar algo se debe generar algún grado de emoción.
Segun mi experiencia como especialista en aprendizaje aprender es: entender y memorizarlo que entiendo hoy debo ser capaz de memorizarlo “mañana” para aplicarlo, de lo contrario no se habrá producido el aprendizaje. No hay aprendezaje si no logro aplicar ese conocimiento en el futuro cuando lo necesite. Por lo tanto si necesito de la memoria para aprender, es imprescindible que esa informacion o contenido pase por la emoción.
Pero ¿cómo hacer que algo nos emocione? Lo que primero necesitamos hacer es ver cómo nos sentimos, para eso existen listados o ruedas con una larga lista de emociones divididas en 6 grandes grupos de emociones: sorpresa, felicidad, tristeza, disgusto, ira y miedo. Ahora como padres-profesores tenemos que ayudar a nuesros hijos a expresar y comunicar constantmente cómo se van sintiendo con este encierro, distanciamiento de amigos y falta de independencia debido a esta inesperada pandemia. Una vez que logramos hacer que definan cómo se sienten, y cual es la emocion, podremos trabajar en ella. (como expliqué en una columna anterior)
 
 
Las emociones que rondan en los niños y niñas por estos dias me atreveria a decir que son la ansiedad, la tristeza, la desesepracion, la soledad, confusion y abandono, lo que seguramente los podria estar llevando a una actitud de inatencion, impulsividad y hasta molestia frente al colegio y proceso de aprender.
La ansiedad (del grupo de la tristeza) en los niños se traduce en conductas impulsivas, a presentar un mal humor, se ven problemas para concicliar el sueño, insomnio a mitad de la noche, inapetencia, dolor de cabeza, entre otras.
Entonces, ya definida la emocion (la mas comun tristeza y ansiedad) es ayudarles a gestionarla. La ansiedad se puede trabajar con el manejo de certezas. Si nosotros como padres-profesores, les explicamos de manera clara y precisa lo que esperamos de ellos en términos de aprendizaje, si les definimos bien sus horarios para estudiar, horarios para ver tv o jugar, si les describimos la recompensa, si practicamos un refuerzo positivo lo mas inmediato posible al logro por muy pequeño que sea, los niños-estudiantes tendrán mas certezas y seguridades, lo que les ayudará a disminuir si ansiedad.
Lo veo con mis alumnos e hijos, las reglas en casa son claras y raramente se modifican (sólo si hubo una conducta destacada en algun ámbito o circunstancia que ameritara). Se estudia todas las mañanas, la television sólo se prende desde las 3 pm hasta las 6 pm. Les pido que estén en conctacto con el aire libre todos los dias*, idealmente en las mañanas en espacios libres. Se hacen 2 tareas a diario. Se trabaja en silencio, bien sentados, buena iluminacion y presentacion. Todo eso trae consecuencias positivas, refuerzos y certezas. Los esfuerzos son reconocidos y premiados. Es una enseñanza para la vida todo este sistema de orden, no se visualiza de inmediato pero en unas semanas ya es posible visualizar que se han incorporados nuevos habitos, los niños se adaptan rapidisimo a los cambios. Como asi mismo los pequeños tienen escasa conciencia de cantidad y tiempo por lo que señalarles desde la fecha en que estamos cada dia, hasta las horas con un reloj o temporizador de cuánto estarán frente a la tv les ayuda infinidad.
 
Eso por el lado de las emociones y su relacion con una mejor disposicion para aprender, pero eso no es suficiente, otro aspecto importante que contribuye con tener una mente abierta para aprender es el movimiento, el juego y la creatividad*. De lo cual les comentaré en la próxima columna.

 

Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui

Imagen de portada : Foto de August de Richelieu en Pexels

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DISCIPLINA ONLINE

Durante estas semanas se han viralizado varios videos que muestran estudiantes interrumpiendo las clases a distancia, aparecen en pijama, cortan el micrófono del profesor, haciendo ruidos molestos, hablan en paralelo con sus compañeros, dicen comentarios inapropiados sin darse cuenta que el micrófono está prendido, etc.

Sin duda que la disciplina es otro de los desafíos que la educación a distancia plantea a los docentes. ¿Estamos ante nuevos fenómenos o comportamientos, o solo se han trasladado antiguas actitudes al espacio virtual? Creo que la respuesta se inclina más hacia lo segundo, y probablemente los estudiantes que solían tener problemas de disciplina continúen con una actitud desafiante o irrespetuosa de las normas.

Hay aquí una gran oportunidad para reflexionar sobre la disciplina, revisar los reglamentos escolares y diseñar una estructura de normas que tengan más sentido y favorezcan en los estudiantes la autorregulación de sus comportamientos.

Las investigaciones en contextos escolares, de los autores de la Teoría de la Autodeterminación (Ryan y Deci) muestran que la internalización de valores y normas sociales es un proceso inherente a los seres humanos, que nos permite integrarnos a los grupos sociales relevantes. Esta internalización puede ocurrir más o menos eficazmente, dependiendo del grado de autonomía con que las personas logren incorporar las normas.

Es decir, cuando las personas integran una norma o valor social porque para ellas tiene sentido y es coherente con sus propios valores, creencias y necesidades.

Entonces los estudiantes que no cumplen las normas, claramente no las han internalizado. Pero tampoco hay una internalización adecuada cuando cumplen las normas sólo cuando los están vigilando. Imaginemos que un tercio o un cuarto de los ciudadanos no tuvieran internalizadas las normas del tránsito y sólo las cumplieran ante la presencia de un carabinero. El caos vial sería inmenso.

En algunas salas de clases se puede observar el caos que se produce cuando un alto porcentaje de los estudiantes no adhieren a las normas que se han establecido para una sana convivencia que facilite el aprendizaje. De un curso de treinta o cuarenta estudiantes si hay diez o incluso cinco que no respeten las normas, ya es un número significativo para generar un mal clima.

¿Y cómo se logra una adecuada internalización de normas, que facilite la autodisciplina?

Como Idea general está el poder ejercer una autoridad que promueve la autonomía más que el control. Para ello algunas ideas concretas que se ha visto que funcionan:

1º Las normas deben hacer sentido a quien debe cumplirlas, pero antes que nada a quien quiere hacerlas cumplir.

Lo primero que debiera hacer una autoridad, sean padres o profesores, es preguntarse ¿qué sentido tiene para ella la norma? A veces hay normas que se imponen por costumbre, otras que se exigen a los estudiantes pero la misma autoridad no las cumple. Si no somos capaces de dar razón o sentido a una norma, hay una merma en la autoridad frente a los estudiantes, y esto es especialmente notorio en la adolescencia.

2º Para entender cómo ayudar mejor a los estudiantes a internalizar normas, debemos ser capaces de tomar su perspectiva, entender lo que para ellos significa la norma. Y esto no tiene que ver con darles en el gusto, ni ser permisivos. Es una muestra de que de verdad nos importa la persona más que la norma en sí, pero además nos da luces sobre cómo ayudarle a encontrar un sentido a la norma. También permite un uso flexible de las normas, porque muchas veces los estudiantes no cumplen por un sentido de incompetencia para hacerlo. Por ejemplo, para los niños y niñas con déficit atencional es muy difícil la norma de permanecer sentados y en silencio durante un período largo de tiempo. Entonces, ¿cómo se aplica a ellos la norma? ¿Es justo exigirles eso, si no está en sus manos cumplir esa norma? ¿Podemos hacer un uso flexible de la misma, para su cumplimiento progresivo en el tiempo? Este punto requiere el poder tener un vínculo personal con los estudiantes, es decir las conversaciones uno a uno. Es difícil, si, pero a la larga el tiempo invertido en esas relaciones hará que el tiempo de clases sea mucho más efectivo, porque se ocupará en el aprendizaje y no en hacer callar o retar.

3º Tratar de diseñar las normas con los estudiantes es una estrategia que da muy buenos resultados. Esto lo puede hacer el profesor jefe, para todo el reglamento general; pero también cada profesor puede tener sus normas en su materia. Las personas somos capaces de adaptarnos a diferentes contextos y diferentes tipos de autoridad. Al involucrarlos, las normas ya no les serán ajenas. Lo que se ha visto es que cuando hay normas acordadas con los estudiantes hay menos resistencia a cumplirlas y se asumen las consecuencias de no cumplirlas con mayor responsabilidad.

Las escuelas han cambiado para siempre. Aunque volvamos a clases presenciales, probablemente por mucho tiempo la educación a distancia tendrá que seguir funcionando en paralelo. Muchos padres no mandarán a  sus niños al colegio por temor, habrá períodos de cuarentena esporádicos, habrá que hacer turnos para la asistencia a clases, etc. Entonces ya es hora de empezar a pensar ¿qué tipo de escuela se quiere ser en este contexto?

Podemos seguir tratando de hacer lo mismo pero a distancia, o podemos aprovechar la oportunidad para construir algo mejor a lo que teníamos, manteniendo todo lo positivo, sin duda, y transformando aquello que no funcionaba del todo.

Alejandra Ibieta I, 

de AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.aprendizajesocioemocional.cl

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La Vuelta a Clases

Marzo comenzó y con ello el desafío de la vuelta a clases y la vuelta a la rutina de nuestros hijos. Nuestra tarea como padres será en esta etapa ayudarlos a reordenarse para que puedan vivir este tiempo con alegría y gusto, para que puedan seguir creciendo sanamente en todos los aspectos de su vida y logrando progresivamente su madurez.

¿Cómo hacer para definir la rutina que deben seguir?

Siempre definirla uno como adulto. Los padres sabemos lo que es bueno para nuestros hijos, lo que ellos necesitan; y al mismo tiempo conocemos nuestras necesidades y límites. Cruzado estas dos dimensiones podemos definirla con bastante asertividad. Otra variable que es bueno incluir en la ecuación son los deseos de nuestros hijos y eso podemos hacerlo preguntándoles a ellos cómo y cuáles les gustaría que fueran algunas reglas familiares. Nosotros escuchar, acoger y analizar. OJO: No todo deseo debe ser ejecutado, pero sí escuchado. En esa misma conversación será la oportunidad de dar a conocer nuestras necesidades y valores y ellos tienen prioridad.

¿Qué considerar para definir la rutina?

la hora de acostada

La recomendación de la NSF (National Sleep Foundation) es que duerman todas las horas que su organismo necesita para poder descansar, liberar toxinas y crecer. El mínimo de horas que los niños necesitan es 8 horas, sin embargo otros requieren 10 y hasta 13. Esto varía entre hermanos y según las edades. Una idea para saber cuánto necesita dormir cada uno de tus hijos es recordar cuánto dormían en vacaciones sin que tú los despertaras y ese sería el número ideal de horas a resguardar para su descanso.

las pantallas

Por el impacto que las pantallas tiene en el cerebro de los niños, lo recomendable es que este estímulo se termine al menos 1 hora antes de acostarse. Por «pantalla» entendemos televisión, celular, tablet, computador y video juego.

En cuanto a la cantidad de exposición a este estímulo, la American Academy of Pediatrics recomienda lo siguiente:

de 0 a 3 años: nada

de 3 a 7 años: 30 minutos diarios

de 7 a 21 años:1 hora diaria

de 12 a 15 años: 1,5 horas diarias

más de 15 años: 2 tras diarias

Conociendo esta información y dándosela a conocer a nuestros hijos, podemos ayudarlos a elegir en qué usarán ese tiempo cada día.

la actividad física

Los niños tienen actividad física en el colegio, pero en algunas ocasiones esta es insuficiente para la cantidad de energía que algunos tienen. Si ves que están irritables, o inquietos o que están muy propensos a las pantallas, planifica alguna actividad extra. Esta puede ser formal, como participar de alguna academia o actividad extraprogramática en el mismo colegio, o bien algo informal como salir a caminar, andar en bicicleta, ir a la plaza, saltar en la cama saltarina, etc.

Lo importante a saber es que la actividad física libera toxinas, tonifica y oxigena el cuerpo y favorece la producción de hormonas relacionadas al bienestar, entre otros beneficios.

el juego

Lo propio de los niños es el juego y es la manera en que por excelencia ellos aprenden. Ojo con llenar la rutina de estudio y tareas y que no les quede tiempo para jugar con sus juguetes. Observemos cómo juegan, enseñémosles juegos nuevos, juguemos con ellos; cada una de estas posibilidades permite múltiples beneficios para el desarrollo intelectual, emocional y social de nuestros hijos.

el estudio

Definir con claridad y con ellos el lugar donde van a estudiar y hacer las tareas; que armen un estuche con los materiales necesarios y definir cuanto será el tiempo a destinar para ello. No sobrecargar. Considerar que vienen de una larga jornada de estudio y deben despejarse, jugar y conversar.

la hora de levantada

En este aspecto el consejo es enseñar a nuestros hijos (progresivamente) todos los aspectos que debe atender en la mañana: los hábitos de higiene, tomar desayuno, tener tiempo para cumplir con las tareas personales que los niños puedan tener (dejar su ropa recogida, la cama hecha, etc)

Descubrirán que algunos puede hacerlos en la noche, como dejar la ropa del día siguiente elegida y sacada, dejar una mochila con todo lo que debe llevar al día siguiente, incluso la lonchera puede quedar medio armada. La anticipación es una habilidad que les será muy útil para ir creciendo en autonomía y responsabilidad.

¿Cómo hacer para incorporar todo esto?

Los cambios no son sencillos, pero son posibles. Eso debemos tenerlo claro para confiar en que podremos lograrlo. La recomendación es avanzar de a poco para no agobiar a los niños y no agobiaros nosotros. Comiencen por lo más sencillo de lograr y de manera positiva. Mientras menos esfuerzo haya que hacer para lograr un cambio, resultará más fácil y perdurará en el tiempo.

Alejandra Ibieta I, 

de AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.talleresama.cl

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