¿Cómo se hace para no sentirse arrepentida de haber dejado mi carrera? Ahora con 53 me arrepiento mucho.
No es la primera vez que me hacen esa pregunta así que aquí va mi respuesta…
Arrepentirse ahora de una decisión pasada no tiene sentido. Y lo sabes. Pero todos somos humanos y saberlo no es lo mismo que aceptarlo y pasar página, ¿verdad?
1. La primera parte, entonces, es ser paciente y comprensiva contigo misma por arrepentirte y darle vueltas tanto tiempo.
Date un tiempo si quieres, pero no te pases la vida arrepintiéndote.
El pasado pasado está.
Hace poco leí un “truco” muy útil de Michael Neill (no sé cuántas veces he dicho ya que es uno de mis coaches favoritos : )
Cada vez que tiene un pensamiento negativo, que le hunde o no le aporta nada, se da noventa segundos para darle vueltas y luego a otra cosa.
Porque no puedes obligarte a no pensar, ni eliminar tus emociones; pero sí puedes controlar cuánto tiempo piensas en ello, para que no te afecte tanto.
Así que, a partir de ahora, date un tiempo para pensar en algo y luego cambias de tema. Te pones a hacer otra cosa, pones música, lo que sea.
Al principio te costará. Luego será automático, ya veras.
2. El pasado, pasado está. Agua pasada no mueve molino.
Hiciste una elección según tus circunstancias en ese momento y lo que consideraste mejor. No sabías lo que sabes ahora.
Ya está, no hay más.
Yo, por ejemplo, he pensado muchas veces que si hubiera sabido lo que me gusta bailar, me habría apuntado a baile desde muy pequeña. Quizá me habría dedicado a algo relacionado con el baile.
Pero no lo sabía.
Y a veces lo pienso, pero no puedo hacer nada por el pasado.
Lo que sí puedo hacer es bailar ahora. En casa, de fiesta, apuntarme a clases. Lo que sea. Lo que sea menos regodearme en por qué no lo he hecho antes… Antes sabía lo que sabía. Punto.
No es nada útil regodearse. La mejor opción ahora es mirar hacia delante.
Decirte a ti misma: vale, a partir de ahora, ¿qué puedo hacer? ¿y qué quiero hacer?
(Si no tienes ni idea de lo que quieres o puedes hacer, esto es para ti).
Y ponerte en marcha empezando ya. Empezar a actuar, a dar pequeños pasos desde hoy mismo.
Y sí, puede que no sea fácil. Ni rápido. Y que te dé miedo. Y que dudes. Todo eso es parte de la vida.
Hay que dejar de esperar a que todo salga bien y estemos mega motivadas para hacer las cosas.
Empieza hoy mismo. Y la motivación llegará después. No falla.
Las personas con éxito (y tú decides que es éxito para ti) hacen lo que tienen que hacer, aunque no les guste, aunque les cueste, aunque no estén motivadas. Ya llegará la motivación. Porque, como siempre digo, el tiempo va a pasar hagas lo que hagas. Y dentro de un año, o tres, o diez puedes estar haciendo lo que tú quieres. O puedes seguir igual que ahora.
Depende de ti.
(Y ni se te ocurra hablarme de tu edad. He recibido esta misma queja de personas con veintitantos, treintaymuchos, cuarentaypocos, etc, etc.
No es la edad, es la mentalidad.
Ya te digo yo que si quiero hacer algo lo hago tenga 24 o tenga 73. O al menos pruebo. Y que tengo lectoras que han hecho cambios a cualquier edad. Así que esa excusa fuera
Tus años son los que son y van a seguir aumentando, así que empieza cuanto antes).
Espero que te ayude esta reflexión : )
Y si no tienes ni idea de qué quieres hacer o cómo empezar algo que quieres o ves que los miedos y las dudas te paralizan, esto te puede ayudar.
Que pases un buen día.
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La Dra. Aida Baida Gil, coach certificada y fundadora de www.coachdelaprofesional.com se dedica a ayudar a las mujeres profesionales que se sienten estancadas o insatisfechas y que están listas para avanzar profesionalmente, establecerse por su cuenta o redirigir su carrera.
Aunque la familia y la cultura influyen grandemente en nuestra manera de ver el mundo, nadie nace con conocimientos o creencias implantadas, el aprendizaje se va dando a lo largo de la vida según nuestras experiencias personales y, al final del camino, nadie más que nosotros tiene el poder para decidir qué florece y no en nuestra mente.
El crecimiento físico del ser humano se desarrolla por etapas hasta que llega un momento en el que todo deja de crecer. A diferencia del cuerpo, la personalidad, la cognición y el Yo no tiene límites, es lo que llamamos crecimiento personal y se define como el conjunto deactividades y decisiones que nos conducen a hallar los elementos ideales para sentirnos bien con nosotros mismos, desarrollar nuestras habilidades y fortalezas, y convivir armónicamente con el entorno.
Aunque el crecimiento personal es parte inherente del ser humano, no ocurre por inercia ni mucho menos sin esfuerzo alguno; crecer interiormente solo es posible cuando nos permitimos afrontar los obstáculos y transformar el sufrimiento. Tampoco es un proceso que ocurra de un día para otro, sino más bien el resultado de un largo camino de aprendizaje que toma años recorrer hasta descubrir la mejor versión de nosotros mismos.
¿Por qué es importante el crecimiento personal?
Muchas veces olvidamos lo importante que es trabajar nuestro interior con el mismo ímpetu que dedicamos a construir una vida exterior sólida. Nos preocupamos por cómo nos vemos físicamente más que por el modo en que nos sentimos; nos vamos estancando en la rutina y perdemos la habilidad para disfrutar de la vida, apreciar las cosas que realmente importan y hacer oídos sordos a la crítica malsana.
Todos deberíamos establecer, como prioridad número uno, hallar la fórmula personal para una vida plena y evitar que los problemas se conviertan en una excusa para ser infeliz. El crecimiento personal facilita (y, a veces, posibilita) comprender las pautas para una experiencia humana enriquecedora, un paso por la tierra lleno de dicha y esperanza.
A través de la decisión de crecer interiormente, somos conducidos a obras de arte que cambien nuestra visión del mundo, libros e historias que nos inspiran a abrazar una causa, gente positiva que se convierte en modelo a seguir, amigos que nos tocan el corazón como si fueran hermanos y viajes increíbles que nos llevan a enamorarnos perdidamente de la vida.
La esencia del éxito personal
El éxito es una consecuencia, no un accidente; por ende, es producto de las decisiones que tomamos para mediar y contribuir a nuestro camino de crecimiento personal.
Ser exitoso no tiene nada que ver con el dinero o la acumulación de bienes materiales, sino con habernos encontrado a nosotros mismos de forma honesta y sincera, alcanzando un estado de paz, aceptación y amor propio innegociable.
A continuación, tres pistas para entender mejor de qué se trata el éxito personal y cómo el crecimiento interior es su principal jardinero.
1. Eres capaz de trabajar por ti mismo el autoconocimiento
Has llegado a una etapa maravillosa de la vida en la que no temes dirigir la mirada a tu interior para descubrir aspectos de ti mismo que quizás nunca habrías imaginado.
La vida moderna dificulta contar con espacios de introspección que permitan echar un vistazo a las ventanas del alma, pero ser capaces de desconectarnos del mundo diario para dedicar tiempo a nosotros mismos es una clara señal de crecimiento y éxito personal.
Algunas prácticas introspectivas que han demostrado ser eficaces son la meditación, el ejercicio o dar un paseo a solas. Cualquiera de ellas puede proporcionarnos las condiciones necesarias para potenciar nuestro autoconocimiento y conectarnos con nuestras emociones.
2. Te resulta más sencillo manejar y superar los bloqueos
Un bloqueo es cualquier barrera personal (física o emotiva) que nos impide hacer algo o explotar al cien por ciento nuestro potencial.
Todos atravesamos bloqueos en algún punto de la vida, nos sentimos paralizados, incapaces de lograr nuestras metas y terriblemente lejos de las soluciones que tanto deseamos encontrar. Aunque sea difícil hacer a un lado la frustración y la impotencia, debemos saber que el primer paso para superar cualquier bloqueo es darse cuenta de su existencia, aceptar su origen y reconciliarnos con él.
Solo así es posible gestar un cambio permanente y dar un paso importante hacia nuestro desarrollo personal.
3. Has logrado aceptar y respetar la diversidad, que ahora reconoces como un ingrediente maravilloso de la vida
Vivimos en un mundo diverso y cambiante. Si percibimos la diversidad como una amenaza y no como una oportunidad de crecimiento, será imposible dar cabida al desarrollo personal.
La estrategia es convivir amablemente con la realidad, aunque no coincida con nuestros valores personales. Esto no significa que debamos estar de acuerdo con todo y con todos, significa: escuchar, valorar lo positivo, estar abierto al diálogo y quedarse con lo bueno.
El desarrollo personal se relaciona estrechamente con la capacidad de aprender cosas nuevas, modificar nuestras perspectivas y cambiar de opinión, siempre que ello contribuya a nuestro bienestar. Estas son posibilidades que permitirán expandir nuestra mente a un mundo nuevo, menos hostil y más próspero.
Luego de romper cualquier relación llega un momento donde las dudas y el temor nos invaden. Queremos que el sufrimiento y los malos recuerdos no perturben nuestra mente y nuestros pensamientos. Lastimosamente no existe una píldora que nos haga olvidar o una amnesia impuesta por nosotros mismos para dejar de querer a esa persona que fue tan importante. Entre más nos empeñamos en olvidar a alguien, más se impregnarán nuestros pensamientos en los recuerdos de ese amor que ya no es.
Quizá no exista la medicina para dejar de sufrir por amor o para olvidar a esa persona de la noche a la mañana. Pero en este artículo, y gracias a Walter Riso, explicamos un proceso para afrontar un duelo. Este proceso consta de unas fases que pueden aplicarse no solo a relaciones amorosas sino también a la pérdida de un familiar querido. Naturalmente, estamos programados a resignarnos obligatoriamente para evitar que malgastemos nuestras energías en esperar algo que ya es imposible.
El duelo es la manera natural en que nos despojamos de toda esperanza para aceptar los hechos y hacer que el principio de realidad se imponga al principio del placer”, Walter Riso.
A continuación, enseñamos las diferentes fases para poder afrontar el duelo de la mejor manera y hacer que nuestra vida retome el mejor rumbo:
1. Fase de aturdimiento:
En esta fase no hay percepción sensorial de lo que está pasando. Se puede creer que lo sucedido no es real o como si nada estuviese pasando. Muchas personas en esta fase pueden ser insensibles y reaccionar de la peor manera frente a lo acontecido. Suelen ocultar lo que sienten mientras en su interior todo se está derrumbando poco a poco. Esto puede ser contraproducente, pues se van acumulando pensamientos de todo tipo, al punto que un día pueden llegar a explotar de manera muy negativa.
2. Fase del “todavía se puede”:
¿Te ha pasado que en algún momento luego de una pérdida o ruptura, buscas la forma de que esa persona vuelva? En esta fase, los pensamientos obsesivos se apoderan de nuestra cabeza, el llanto es incontrolable, el insomnio y muchos otros males aparecen, porque deseamos profundamente y a toda costa que ese vínculo que se rompió vuelva a unirse. Estamos cegados por la desesperación y la ansiedad al no querer darse por vencido en su deseo de volver.
3. Fase de aceptación:
Después de tanto sufrimiento, el sujeto empieza a ver todo claramente y acepta la pérdida. La tristeza empieza a notarse y puede durar varios meses. Es una fase peligrosa porque muchas personas se quedan en este estado llamado “duelo crónico” donde la depresión se apodera de su vida. Cuando se sufre de este trastorno lo más recomendable es acudir a la ayuda de un profesional.
4. Fase de “Volver a comenzar”:
¡A la basura esos recuerdos que te tenían apegado a ese amor que ya no está! Las cartas de amor, los regalos y las canciones que te dedicaba ya hacen parte del pasado. Es aquí donde tomas fuerza y las ganas de vivir inundan tu ser nuevamente y la iniciativa para ser feliz se apodera de ti. La única esperanza que te queda es la de salir adelante y saber que en un futuro: “Es posible amar sin sufrir y podrás amar sin apego”.
¿Y si aparece alguien cuando aún no he culminado con las fases de mi duelo? La respuesta más certera es: “No hay que apresurarse”. Es posible que una buena persona llegue a tu vida mientras estás atravesando por este duelo, solamente debes ir despacio. No hay porqué enrollarse sentimentalmente con alguien de un momento a otro. “Una buena compañía, un soporte afectivo, puede ayudarte a fluir mejor y a sufrir menos”, pero no puedes apresurar las cosas.
Nada mejor que asociar lo que nos pasa con el pensamiento y los consejos de un profesional. Walter Riso ha recopilado un sinfín de testimonios que hablan sobre este tema y los ha analizado en su nuevo libro: “Las mayores estupideces que hacemos por amor”. Encontrarás consejos maravillosos para los más grandes disparates hechos por amor.
En marzo millones de jóvenes empiezan una etapa diferente: la universidad. Más allá de qué carrera o institución eligieron, las libertades, flexibilidad de horarios, los nuevos compañeros, las expectativas personales y de quienes los rodean, entre otros factores, pueden representar un desafío para muchos. La psicóloga de Clínica Vespucio, Karen Kiblisky, se refiere a los conflictos emocionales que enfrentan los alumnos en su primer año de educación superior y entrega recomendaciones a los padres para acompañar a sus hijos en este proceso.
Al pasar del colegio a la universidad, los jóvenes atraviesan un trastorno adaptativo que es prácticamente inevitable. Tienen que ajustarse a nuevas normas que muchas veces desafían su capacidad de organización, disciplina y responsabilidad, lo cual puede derivar en diferentes conflictos emocionales.“Pueden sentir que no logran encajar en este sistema educativo o, en ocasiones, consideran que son poco acogidos, ya quealgunos profesores no tienen el mismo trato cercano quemuchas vecesexiste en los colegios”, explica la psicóloga de Clínica Vespucio, Karen Kiblisky.
A algunos “mechones” les cuesta trabajo adecuarse a una mayor flexibilidad, ya que están acostumbrados a regirse y funcionar bajo normas establecidas. Otros, por ejemplo, deben aprender a organizar sus tiempos, a priorizar y a ser responsables con sus tareas sin la supervisión de los profesores. “Esto puede causar ciertos desajustes en la estabilidad emocional de los jóvenes, provocando estrés, ansiedad y/o angustia al sentirse sobrepasados por el nuevo ritmo o sistema de estudios”, aclara la especialista.
Por otra parte, es posible que las expectativas y fantasías de los jóvenes en cuanto al desempeño académico que tendrán,también los afecte, ya que en la mayoría de los casos en nuestro país, “no tienen cerca a una persona que haya vivido la misma experiencia, con quienpuedan compartir aquellas ansiedades, sintiéndose escuchados, comprendidos y contenidos”, afirma la psicóloga.
En cuanto al área social, el nuevo grupo de pares que conocen al entrar a la universidad también implica un importante desafío. Ahora, los jóvenes deben relacionarse con un mundo social diferente, enfrentándose directamente con la diversidad. “Tienen la oportunidad de reinventarse socialmente, creando nuevos lazos y ocupando un rol distinto al que ocupaban en el grupo de amigos del colegio.” expone Karen Kiblisky.
Si los jóvenes no logran lidiar bien con estos cambios y vemos que sus comportamientos, gustos, apetito, sueño (cantidad y/o calidad) se ven afectados, la psicóloga advierte que es importanteconsultar con un profesional a la brevedad, “para orientarlos y entregarlesel apoyo emocional que requieren en este proceso adaptativo que están viviendo”.
¿Cuáles son los riesgos?
Si el joven es susceptible, inseguro y sus padres no contribuyeron en el desarrollo de autonomía personal, puede existir mayor riesgo de desencadenar trastornos alimentarios o depresiones. “Sin embargo, dependerá absolutamente del caso particular y de los antecedentes personales, familiares, sociales y emocionales del alumno”, especifica la especialista.
Las inseguridades, una baja autoestima y ser muy introvertido son factores psicológicos que también pueden jugar en contra en este proceso de cambios. Lo anterior, ya que aumentan los sentimientos de pesimismo ante el logro de sus metas en el ambiente universitarioy pueden aparecer miedos o angustias frente a lo que están viviendo. “No obstante, todos estos factores pueden ser trabajados con altas posibilidades de éxito, logrando así, una buena, sana y agradable inserción al mundo universitario”, afirma Kiblisky.
Cómo enfrentarlo
Es positivo para los jóvenes continuar desarrollándose y vivenciar esta nueva etapa en un ambiente familiar sano, respetuoso, comprensivo y contenedor. “Para un universitario que se desenvuelve en un hogar carente de estas características, será más complejo lidiar exitosamente con los cambios que conlleva el paso del colegio a la universidad, y ahí, la resiliencia y redes de apoyo que existan,juegan un rol fundamental”, dice la psicóloga.
Con el fin de amenizar este período de adaptación, la especialista entrega las siguientes recomendaciones a los padres:
Escuchar sin juzgar, dialogar, generar un ambiente de confianza y contener a su hijo.
Entregarles tiempo de calidad, aunque ya sean adolescentes o jóvenes, valoraránque sus padres se preocupen de buscar momentos únicamente para estar y compartir con ellos.
Priorizar la calidad por sobre la cantidad de tiempo que pasan juntos.
En el caso de que existan, recordarsus tiempos universitarios con ellos y compartir anécdotas.De lo contrario, conversar sobre las fantasías, sueños y metas que tenían los padres a la edad del joven, lo cual ayudará a afianzar la relación.
Consultar a un especialista en el caso de que fuese necesaria una ayuda externa.