Cuando comencé mi carrera profesional, pensaba que el feedback o retroalimentación era algo que ocurría cuando tu rendimiento no era el esperado.
Como parte de mi proceso de incorporación al mundo laboral recibí bastante feedback , y aunque me sentía un poco avergonzada al recibirlo, por esa connotación negativa que le daba, lo aproveché al máximo y lo incorporé en mi día a día; ya que quería ser mejor.
Tomé cada retroalimentación muy seriamente y las incorporé en mi vida. En mi interior, había una profesional competitiva y quería ser exitosa. Trabajé duro y sin darme cuenta, alimenté el pensamiento de que llegaría el día donde nadie me diría nada y eso significaría que lo estaba haciendo todo perfecto. Ese día llegó, y asumí que sin haber llegado a los 30, ya era toda una “profesional consolidada”. Tendrían que pasar algunos años para darme cuenta de lo equivocada que estaba y agradecer que el feedback volviera a mi vida.
Casi dos décadas después de esas primeras experiencias, me doy cuenta de lo lejos que estaba del concepto “feedback” y más lejos aún de esa “profesional consolidada”que trataba de ser. También me doy cuenta que al desaparecer el feedback en mi vida comenzaron a crecer mis puntos ciegos.
Cuando decidí volver a mirarme y a cuestionar el porqué no recibía feedback, me di cuenta que su ausencia ocurrió por una realidad muy diferente a la que yo pensé en ese momento. Organizaciones sin cultura de feedback, responsables sin competencias para entregarlo y en otros casos, tal vez no me vieron receptiva a él.
Con el tiempo, me he dado cuenta que el feedback es una oportunidad enorme de crecer y mejorar en todo lo que haces, y que cuando no está, los puntos ciegos se hacen cada vez más grandes, ya que aquello que no ves o no eres consciente, es imposible de cambiar o mejorar.
El feedback es una obligación, es vital, es parte de la vida. Si no existe en la empresa debemos exigirlo, si tienes equipo a cargo, debes entregarlo. La retroalimentación alimenta nuestra evolución profesional y personal.
Con cada feedback tendrás la oportunidad de ver con otros ojos aquello que has hecho. Posiblemente te encontrarás ante feedbacks positivos y/o negativos, ambos necesarios y complementarios. Lo más importante del feedback es lo que harás después de recibirlo. Si solo lo escuchas y pasas de hacer un cambio, o bien reflexionas y tomas aquello que te ha resonado, encontrarás la diferencia entre quedarte donde estás o evolucionar.
El contenido del feedback no es una obligación. Seguirá siendo un punto de vista de una persona externa, que al igual que nosotros, hace juicios y se equivoca. Por lo que cuando recibas feedback tú decidirás con qué te quedarás y qué dejarás pasar.
Hemos hablado del feedback en el ámbito profesional, pero este también se da en tu entorno personal. Cuando somos jóvenes nuestros padres son quienes retroalimentan nuestros comportamientos y con el paso del tiempo, amigos y/o personas cercanas son incluidos en la lista.
Retroalimentación como parte del autoconocimiento.
Si estás en una organización, lo habitual sería que la retroalimentación se entregará después de una valoración del desempeño o proyecto. En la vida cotidiana no tenemos estos procesos de valoración, por lo que muchas veces nos debemos armar de valor y preguntar de forma directa.
En los procesos de coaching, fomentamos el autoconocimiento y en algunos casos la retroalimentación completa la información que se tiene de si mismo. Una herramientas que utilizo para incorporar ese feedback y alimentar el proceso de autoconocimiento es La ventana de Johari.
Esta herramienta fue elaborada por los psicólogos cognitivos Joseph Luft y Harry Ingham. Se utiliza para recoger información de doble entrada: por una parte, cómo nos comunicamos con el entorno y por otra, cómo el entorno se comunica con nosotros. Es muy valiosa a la hora de conocernos, ya que podemos mirarnos y valorarnos a nosotros mismos y también podemos averiguar lo que piensan los demás sobre nuestros comportamientos, actitudes y pensamientos.
Es un cuadrante de doble entrada que considera 4 casillas:
I ÁREA LIBRE
Contiene toda la información de nosotros mismos que conocemos tanto nosotros como nuestro entorno. En esta área no existe nada de nosotros que no sepan los demás y se caracteriza por un intercambio de información continuo y sin barreras, entre el yo y los demás.
El área libre aumenta de tamaño en la medida que crece el nivel de confianza entre la persona y su entorno, y también en la medida en que se incrementa la cantidad de información que fluye entre nosotros y los demás, especialmente si se trata de informaciones de carácter íntimo y personal. Cuanto más grande sea el área libre, más productivas, beneficiosas y efectivas serán nuestras relaciones interpersonales. El objetivo de toda relación debe ser siempre incrementar al máximo el área libre. Así conseguiremos reducir las otras áreas.
II ÁREA CIEGA
Aquí se encuentra toda la información sobre nuestro yo que nosotros ignoramos pero que los demás sí conocen. Constituye una desventaja interpersonal para el yo, ya que gestiona y maneja menos información sobre si mismo que los demás (nuestra manera de comportarnos, nuestra forma de hablar, el estilo de relacionarnos, etc.). Por lo que se le hace casi imposible comprender los comportamientos, las decisiones o las actitudes de los otros respecto a él mismo.
III ÁREA OCULTA (privada o fachada)
Aquí debes registrar toda la información que tienes sobre ti, pero que es desconocida por el entorno, porque solemos ocultarlo. Puede que ocultemos esta información por miedo a que el resto nos haga daño, nos juzgue negativamente o nos rechace si conociera nuestros verdaderos sentimientos, percepciones y opiniones. También puede ocurrir que quisiéramos manejar maquiavélicamente nuestro entorno, y nos resulte útil esconder cierta información para así dominarlo y dirigirlo a nuestro antojo.
Esto se conoce como fachada, es una protección que desempeña una función defensiva para el yo, por lo que tiene una función vital. La pregunta que debes plantearte es qué cantidad de defensa consciente se puede tolerar antes de que la comunicación se inhiba y comiencen a deteriorarse las relaciones interpersonales.
IV ÁREA DESCONOCIDA
El área desconocida o inconsciente representa aquellos factores de nuestra personalidad de los que no somos conscientes y que tampoco son conocidos por las personas de nuestro entorno. Incluye cosas como acontecimientos de nuestro pasado, circunstancias de nuestra primera infancia, capacidades y competencias aún por descubrir, sueños y deseos olvidados, etc.
Fuente: Espacio Emociona
La ventana de Johari puede completarse de diferentes maneras. La forma más sencilla sería que hicieras una lista de actitudes, comportamientos y habilidades que ves en ti, y luego le pides a un grupo de personas cercanas que también hagan esa lista en relación a ti y que lo compartan contigo.
Todo aquello que coincide en lo que ves tú y lo que ven desde afuera, es tu cuadrante I. Aquello que solo lo has identificado tú, quedará en tu cuadrante II. Lo que han descrito los otros y que tú no eras consciente, quedará en el cuadrante III. El cuadrante IV quedará vacío.
Según la teoría, el objetivo es que predomine el cuadrante libre o «abierto» en la persona, ya que esto es sinónimo de un funcionamiento más armónico y sano, pues se muestra tal como es, se conoce a si mismo y no vive con miedo a que los demás le conozcan.
El área ciega será una nueva realidad, y podrás encontrar aspectos de mejora, ya que es todo aquello que no ves y que habla de ti. Existirán aspectos positivos que podrás incorporar en ti, o bien aspectos negativos que podrás trabajar si así lo crees necesario.
Ahora que has visto la importancia del feedback y cuentas con una herramienta para recibirlo, ¿Qué esperas?. Recuerda, la retroalimentación es una invitación a tu mejor versión.
“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”
Esta frase de Lao – Tse nos invita a reflexionar: que aunque el camino parezca largo y extenso el primer paso siempre fue el inicio.
¿Cuál es el primer paso que quieres dar hoy?
Si te encuentras en una encrucijada ya sea personal o profesional, el primer paso debes decidirlo en consciencia y para ello conectarlo con tu propósito. Si tu duda es en lo laboral, este sendero te llevará a las respuestas que necesitas.
Cuando pensamos en un comienzo, a veces no nos centramos en ese primer paso, pensamos en solo en la llegada a nuestra meta, o imaginamos y fantaseamos en lo que encontraremos en el camino. Sin embargo, ese primer paso, será fundamental para saber la dirección que le daremos a nuestra esa aventura.
Si lo que buscas es claridad en tus decisiones personales y profesionales, y aún no defines tu propósito, empezar por el autoconocimiento te dará herramientas para comenzar a ver la luz en tu camino y con ello seguridad en lo que comenzarás.
¿Qué es el autoconocimiento?
El autoconocimiento, en palabras simples, trata de conocerse a sí mismo. Saber quién eres y qué te representa. Pareciera fácil, sin embargo, vivimos en un mundo donde el tomar consciencia de uno mismo y saber realmente quienes somos, resulta más difícil de lo que pensamos.
Quiero compartirte una breve historia para reflexionar
“¿QUIÉN ERES?”Cuento de Anthony de MelloUna mujer estaba agonizando en la sala de un hospital. De pronto, tuvo la sensación de que era llevada al cielo y presentada ante un Tribunal.“¿Quién eres?”, dijo una Voz.“Soy la mujer del alcalde”, respondió ella.“Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada.”“Soy la madre de cuatro hijos.”“Te he preguntado quien eres, no cuántos hijos tienes.”“Soy una maestra.”“Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión.”Y así sucesivamente. Respondiera lo que respondiera, no parecía poder dar una respuesta satisfactoria a la pregunta“¿Quién eres?”“Soy cristiana”, respondió ella.“Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión.”“Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a los pobres y necesitados.”“Te he preguntado quién eres, no lo que hacías.”Evidentemente, no consiguió pasar el examen, y fue enviada de nuevo a la tierra.Cuando se recuperó de su enfermedad, tomó la determinación de averiguar quién realmente era y su vida cobró otro sentido…
Pareciera que la respuesta a ¿Quién eres? podría resultar más complicada de lo que pensamos. Sin embargo, la respuesta está en ti, solo falta que le dediques tiempo para encontrarla.
El camino del autoconocimiento no acaba nunca, siempre estaremos descubriéndonos y explorando nuevos límites. El mundo nos invita a ello constantemente, por ejemplo: partes un nuevo proyecto, conoces a una persona nueva, te despiden de tu trabajo, o cuando decides viajar.
Tal vez inicialmente te pueda sonar cansador pasar una vida conociéndose, pero a modo personal, encuentro que es lo maravilloso de la vida. Cada día un descubrir, cada día una oportunidad.
¿Cómo comenzar?
Te recomiendo que para este primer paso tomes un tiempo para ti, comenzar a tomar consciencia de ti mismo, de lo que vives cada día y que puedas registrar objetivamente: tus emociones, sentimientos, reacciones, decisiones, etc. Toda esta información te ayudará a comenzar a contemplar quién eres y te llevará a comprender tu propósito de vida, y también tu propósito laboral.
Necesitarás un cuaderno/diario donde registres tus actividades y puedas indicar las emociones que te acompañaron, las reflexiones que realizaste y aquello que te movilizó a hacerlo. Lo más difícil al inicio será tomar el hábito de hacer estos registros por lo que te recomiendo, poner una alarma al medio día y realizar el primer registro, y otra por la noche para realizar el siguiente y tal vez completar el del medio día.
Con estos dos registros al día y en unas tres semanas aproximadamente tendrás información suficiente para comenzar.
Cuando decidas iniciar tu análisis, revisa e identifica por ejemplo: emociones dominantes, sentimientos, acciones, etc. Reflexiona que dice esta información de ti y hazte las siguientes preguntas:
– ¿Qué siento ahora al identificar estas emociones?
– Cuando reviso mis comportamientos y reacciones, ¿Cómo me veo?
– ¿En algunas situaciones, cambiarías algo?
– ¿Esta es la versión de ti mismo, que te hace feliz?
Si aún es complejo para ti y estás en algún proceso de acompañamiento, mentoría o coaching, comparte esta información con el profesional que te asesora. Con su ayuda podrás tomar distancia y ser más objetivo contigo mismo.
En ti tienes todas las respuestas, y el camino hacia lo que anhelas te está esperando, solo debes entregarle a tu brújula la información necesaria para dar ese primer paso hacia donde quieres ir.
Me gustaría compartirles el cuento de Jorge Bucay – El Buscador, e invitarlos a reflexionar sobre lo valioso de nuestros momentos vividos. Aquí va.
«Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador.
Un buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco esa alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.
Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.
El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor.
Sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se acercó a leerla. Decía
“Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”
El buscador se sintió terrible mente conmocionado. Este hermoso lugar, era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años.
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
– No ningún familiar – dijo el buscador – ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?.
El anciano sonrió y dijo:
-Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.
Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda que fue lo disfrutado.
A la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo.
Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? … ¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? …, ¿y el casamiento de los amigos…?, ¿y el viaje más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?
Así, vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido»
Si tuvieras esa libreta, y llegara el último día de tu vida… ¿Cuánto tiempo crees que sumarías?.
La vida está llena de momentos, y aunque existirán situaciones difíciles, estoy segura que si te lo propones encontrarás más momentos que sumen en tu libreta que aquellos que no quieras recordar.
Si quieres hacer un cambio en tu vida, porque no logras encontrar esos momentos para registrar, el coaching te ayudará, definir un programa de acompañamiento puede ser el inicio de tu libreta para identificar el verdadero tiempo vivido.
Durante los últimos años he tenido la oportunidad de conocer a cientos de profesionales que se encuentran en la búsqueda de empleo, ya sea en mi rol de reclutadora/head hunter o bien como career coach/orientadora laboral, y he podido ver la diferencia entre aquellas personas que han descubierto su propósito y quienes no.
En mi experiencia, quienes viven su propósito, se muestran más positivos, seguros, felices, en armonía y con la convicción clara que la situación que están viviendo es temporal (desempleo) y que pronto encontrarán nuevamente el camino a su propósito.
En aquellas personas que no tienen claro su propósito he visto mayores niveles de ansiedad, nerviosismo, frustración, negatividad y tristeza. Sin importar el nivel académico, experiencia o edad, estas características se repiten.
Existen muchos factores que influyen en el estado emocional de las personas, pero me gustaría detenerme en el propósito, en aquello que le da sentido a la vida, ya que creo firmemente que es algo que todos podemos desarrollar y que nos podría dar un impulso diferente.
Dar Sentido a la Vida
La primera vez que escuche algo similar al propósito fue cuando estudiaba psicología, a través de Viktor Frankl.
Frankl, padre de la logoterapia, fue capturado por los nazis durante la segunda guerra mundial y recluido en un campo de concentración por ser judío. En su captura perdió sus escritos, el cual había realizado durante muchos años, por lo que se dedicó a reconstruirlo durante el tiempo que estuvo de prisionero. Esto le dio sentido a su existencia y se mantuvo firme aún en los momentos de enfermedad.
Estos relatos escritos durante su reclusión llegarían a consolidarse en el libro El hombre en busca de sentido. Sin preverlo Frankl pudo vivir su propia terapia.
“Todo le puede ser arrebatado a una persona, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: la elección de cómo se enfrenta uno a las circunstancias que le son dadas, la elección del propio camino” (Viktor Frankl).
El propósito se compone de aquello que le da sentido a tu existencia, y el descubrirlo trae consigo beneficios en todos los niveles, tales como: ilusión, energía, vitalidad, felicidad, seguridad, entre otros.
Propósito en la Vida Laboral
Tuve un cliente que se sentía muy angustiado al momento de explicar su trayectoria laboral, ya que a sus ojos tenía dos caminos laborales muy diferentes. Sentía que no podía explicar esta división de intereses en una entrevista de trabajo.
Después de una sesión y de trabajar sus intereses, valores y propósito, descubrió que estos dos caminos tenían un hilo conductor, que justamente definía su propósito de vida. Para él fue clave determinarlo ya que pudo dar sentido a todo lo que había hecho y también hacia donde quería ir.
Tener claro tu propósito laboral te ayuda a:
Definir un rumbo profesional
Establecer una estrategia y plan de acción laboral
Tomar decisiones
Generar autoconfianza y seguridad
Mantener una actitud positiva
Como verás, descubrir tu propósito laboral solo trae beneficios. Puedes comenzar ahora mismo a descubrirlo. Toma nota de aquello que te ilusiona, ¿Qué te hace perder la razón del tiempo?. Si tuvieras todo el dinero del mundo y por voluntad quisieras seguir dedicado a algo, ¿Qué sería ese algo?
Ahora está en tus manos, si necesitas ayuda puedes escribirme a:
Si eres de las personas que están en búsqueda de empleo y te encuentras constantemente aplicando a ofertas laborales sin tener éxito, te invito a revisar este artículo.
Mercado Laboral
En primer lugar debes comprender el contexto económico y laboral en el que te encuentras, es decir, en mi país, ciudad, y sector ¿Qué está ocurriendo?.
Comprender con objetividad donde estás y que sucede a nivel económico te permite tomar perspectiva y comprender el mercado laboral en el cual te mueves. Verás si es una situación generalizada o tal vez algo ocurre con «tus» aplicaciones.
CV versus ofertas laborales
Seguramente has dedicado tiempo a preparar tu CV y has puesto toda tu experiencia laboral en detalle y de forma cronológica. Lamento decir que esta forma de proceder hasta hace unos años funcionaba perfectamente, pero en la actualidad este tipo de CV ha quedado obsoleto.
Mi recomendación es que según cada posición o área a la que postules puedas desarrollar tu CV, por ejemplo: si tienes un perfil administrativo y has trabajado tanto en recursos humanos, contabilidad y atención al cliente; recomendaría tuvieras tres versiones de CV, optimizando y potenciando las habilidades en cada experiencia según el área de aplicación.
Debes considerar que un reclutador recibe al día cientos de CV y de aplicaciones, por lo que debes «hacer fácil» la lectura de tu CV. Un buen CV ajustado a la posición que te aplicas aumenta la probabilidad que puedan contactarte o pasar a la siguiente etapa.
«un reclutador recibe al día cientos de CV y de aplicaciones, por lo que debes «hacer fácil» la lectura de tu CV»
Revisa si tu perfil cumple con los requisitos que se piden y procura chequear que en tu aplicación quede claro aquellos que cumples. Si no es así, debes incluirlo en tu CV y en tu postulación. En muchas oportunidades encontré candidatos que al momento de contactarlos podríamos decir que cumplían en un 80% de los requisitos, pero al hablar con ellos, te dabas cuentas que cumplían al 100% ya que si habían trabajado con ese «CRM» o «ERP» pero en ninguna parte de su CV o aplicación lo indicaban.
Otra recomendación es que si no cumples los requisitos mínimos o indispensables en una oferta laboral, es mejor no aplicarse, ya que quemarás oportunidades con ese reclutador y/o consultora. Muchas veces en mi experiencia como reclutadora, debía buscar perfiles específicos. En la oferta que publicaba procuraba destacarlo e indicaba lo «indispensable» que era, sin embargo, aún siendo muy clara en la oferta recibía aplicaciones de perfiles que no cumplían en nada con el perfil. En ese momento lo único que lograban esos candidatos era que invirtiera más tiempo en la revisión curricular y que mi percepción de ellos se dañara.
En resumen:
Elabora un par de CVs según las posiciones que te puedan interesar o bien el sector de interés y envía tu CV de forma personalizada a la postulación.
Chequea que los conocimientos que posees sean visibles en tu CV y en tu aplicación.
Revisa si cumples los requisitos indispensables en una oferta laboral, si no cumples con ellos, mejor no apliques, ya que pierdes credibilidad con ese reclutador.
Confirma tus datos de contacto
Puede sonar bizarro, pero aún llegan CV sin datos de contacto, o con errores en ellos, lo cual hace imposible el contacto.
Revisa tu CV y los datos que has indicado en los portales de empleo, es fundamental tener esta información al día. Créeme los reclutadores aún no desarrollan poderes de telepatía.