La comunicación efectiva se caracteriza por transmitir un mensaje que permita que se cumplan los objetivos esperados por el emisor hacia el receptor. Para que así sea, el mensaje debe ser claro para ambos interlocutores con el objetivo de que no surjan diferentes interpretaciones.
1. Identificar tu propósito o intención: Antes de entablar cualquier comunicación, dedica un tiempo a identificar el propósito de la comunicación. Cuando decides generar un mensaje es fundamental identificar qué es lo que deseas transmitir para así entregar un mensaje preciso.
2. Sé claro en el mensaje: El mensaje debe ser preciso y conciso porque el exceso de información tiende a confundir. Es importante el ritmo y tono de voz en el que te expresas. Hablar a una velocidad y altura que permita que tus receptores entiendan tu mensaje y que logren la concentración.
3. Preocuparse del vocabulario: Las palabras crean realidades. Es muy importante saber elegir las palabras exactas para expresar lo que quieres comunicar. Además, de acuerdo a la manera en que hables marcas el tipo de relación que se tendrá con la persona.
4. Lenguaje corporal y no verbal: La forma en que transmites un mensaje es más importante que el contenido o palabras que expreses. Se estima que al comunicar entre un 70% y 90% se hace a través del lenguaje no verbal.
5. Tener empatía: La empatía es la capacidad de comprender e interpretar los sentimientos ajenos. Es ponerse en los zapatos de la otra persona. Al tratar con clientes o colegas de trabajo ser empático permitirá una mayor aproximación con tu interlocutor y probablemente logrará que se relacione mejor con el contenido y lo comprenda más fácilmente.
6. Transmite confianza: Si estás seguro y tranquilo con lo que transmites reflejarás eso a través del mensaje. La mejor forma de transmitir confianza es ser transparente y estar seguro de tus logros o de tus buenas intenciones.
Los seres humanos se rigen muchas veces por las primeras impresiones y crea juicios de valor. Si logramos comunicar de manera efectiva, lograrás conectar con el, captar su interés y obtener su confianza.
Al transmitir un mensaje tienes que asegurarte que la otra persona comprenda tu mensaje y entienda lo que tú realmente querías comunicarle. Para que esto se logre recuerda que es importante que lo verbal coincida con lo no verbal.
Escrito por MANUELA CUETO – UNIVERSIDAD DEL EMPRENDEDOR – SIMÓN DE CIRENE
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La comunicación juega un papel fundamental en cualquier relación de pareja, ya que de ella depende la satisfacción de los amantes. Muchos de los problemas que perjudican y sabotean la permanencia de un vínculo sentimental se deben a la incapacidad para expresar nuestros sentimientos de manera asertiva, por ello, es importante que nos esmeremos en hallar la mejor vía disponible para sentirnos cómodos hablando de lo que ocurre en nuestro interior.
Al iniciar una relación, el principal objetivo suele ser compartir gustos, recuerdos, aspectos íntimos y expectativas a largo plazo, sin embargo, y aunque las intenciones sean positivas desde el inicio, la condición humana implica estar preparados para atravesar también momentos menos gratos y saber cómo afrontarlos. Es entonces cuando el arte de comunicarnos asertivamente cobra una importancia invaluable.
Es común ver a personas que no saben expresar sus sentimientos, emociones, preocupaciones o deseos sin ser ofensivos o hirientes. La frustración y la impotencia a menudo interfieren en nuestra habilidad para manifestar pensamientos sin ser imperativos, lo que conduce a situaciones violentas y desagradables a través de mensajes como “eres muy torpe”, “nunca me escuchas” o “por tu culpa”. A este tipo de enunciados se le llama “mensajes Tú”.
Un mundo de diferencia entre Tú y Yo
Los mensajes Tú se caracterizan por responsabilizar al otro de nuestros males y aniquilar su oportunidad de defenderse. Solemos utilizarlos cuando nos sentimos tremendamente enfadados, decepcionados o dolidos; es una forma de “hacer estallar” nuestra queja, no obstante, el remedio es peor que la enfermedad porque la respuesta del otro suele ser agresiva o negativa en otro aspecto, desatando sentimientos de culpa y discusiones.
A todos nos ha sucedido que nos encontramos en una situación irritante y acabamos diciendo cosas sin pensar de las que más adelante nos arrepentimos. Los mensajes Tú destruyen la dignidad del otro porque brotan de momentos de ira incontrolable. Si, además, usamos este tipo de lenguaje con recurrencia, no sería raro que terminemos ahuyentando a nuestra media naranja.
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Para ello, existe una técnica de comunicación asertiva denominada mensajes Yo. Consiste en cambiar la manera en que formulamos palabras y frases dando prioridad al respeto y la claridad.
Los mensajes Yo nos responsabilizan de lo que decimos sin juzgar ni acorralar a nuestra pareja, ya que, como su nombre lo indica, se remiten en primera persona. Con este tipo de lenguaje estamos informando que lo que expresamos al otro es completamente nuestro: son nuestros deseos, nuestras ideas, nuestras preferencias. Así, le hacemos saber a la otra persona que no la estamos culpando por lo que sentimos, pero al mismo, también expresamos nuestro desacuerdo de manera eficaz.
Pasos a seguir para sacar provecho a los ‘mensajes Yo’
- Describir la situación, eliminando cualquier tipo de juicio que pueda ser interpretado negativamente por nuestra pareja.
- Describir cómo nos sentimos, explicando las emociones que nos genera un evento particular.
- Proponer una alternativa con el objetivo de negociar un cambio y no dar una orden.
Estos son ejemplos de mensajes Tú que a veces utilizamos en una relación y cómo podemos transformarlos en mensajes Yo para mejorar la comunicación:
1) Mensaje Tú: “Siempre llegas tarde, estoy cansado de esperarte. ¿Qué excusa vas a usar hoy?”.
Mensaje Yo: “Me incomoda que llegues tarde, esta situación me genera malestar. Me gustaría que pudieras informarme que no podrás estar a tiempo”.
2) Mensaje Tú: “¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gusta que dejes tu ropa en el sillón? ¿Yo arreglo la casa para que tú llegues a desordenarla?”.
Mensaje Yo: “Cuando veo que pones la ropa en el sillón, siento que no valoras mi esfuerzo. Me gustaría que la colocaras en el cesto de la ropa sucia”.
¿Lo ves? Son dos formas muy distintas de expresar lo mismo, pero cultivando resultados distintos.
No es nada fácil utilizar siempre mensajes Yo, pero cuando comiences a aplicar esta técnica verás que la comunicación en pareja poco a poco irá mejorando, y te acostumbrarás a adoptar los mensajes Yo como la mejor vía posible para transmitir tus ideas y sentimientos.
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