¿Cuanto vale tu talento?

Una de las partes más complicadas de un proceso de selección es la negociación salarial. ¡Qué incómodo es hablar de las condiciones!.
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💰 Es fundamental analizar bien, debes pensar cuál es tu límite mínimo para la negociación, reflexionar e investigar. No dar nada por hecho ni esperar a que “las cosas pasen”.
💵 Muchas veces el peor error es no valorar en su justa medida lo que tenemos (ambiente de trabajo, beneficios, formación, proyección, reconocimiento, antigüedad …) dejando que nos eclipse como un espejismo el nuevo proyecto, y nos lanzamos de cabeza a una equivocación.

✏️ Hazte una lista de lo que tienes hoy y lo que necesitas, de lo que te motiva y te falta, piensa si lo podrías conseguir en tu organización pero no lo has pedido y pregunta todo lo que necesites (en ambos sitios) para valorar con objetividad y decidir.

💴 Hay varias guías salariales que te pueden ayudar a valorar cómo estás posicionado (Hays, Michael Page, Robert Half publican sus guías anualmente).

Y recuerda que la suerte, es de los que se lanzan a por ella…
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Conoce más a Blanca Rodriguez AQUI

Foto portada de mentatdgt en Pexels


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Trabajo: ¿por qué las mujeres debieran cambiar su manera de negociar?

La negociación salarial puede ser uno de los momentos más incómodos en la entrevista de trabajo. Especialmente a las mujeres les resulta más difícil hacer cumplir sus expectativas. Se sabe que las mujeres ganan menos que los hombres por el mismo puesto, en Europa, Asia y América por supuesto también. La pregunta que se hacen muchas mujeres: ¿Cómo negocio un salario adecuado?

Vivimos en una cultura dominada por hombres. Las mujeres que pueden y saben negociar, a menudo logran mejores resultados que los hombres. Sólo tienes que negociar de forma diferente que los hombres.

¿Cómo? Aquí van algunas ideas que se basan en historias de éxito negociador reales:

Partamos de la base, de que cumples de muy buena manera con las competencias y otros requisitos del cargo, pero a la vez, te motiva mucho realizar ese trabajo. Si eso no fuese así, no postules, porque en caso de quedar seleccionada, el estrés al que te someterás será enorme.

Una muy buena preparación es el ABC de cualquier negociación. La información sobre los interlocutores, el sector económico o social en que se desenvuelve el posible empleador, así como las características y cultura organizacional de la empresa son determinantes de éxito. Si no las conoces bien, dedícale tiempo y contactos para obtener esas informaciones. Además, para las entrevistas anota tus expectativas salariales y otros beneficios a los cuales aspiras, como son capacitación o estudios, seguros, permisos especiales, vacaciones por sobre lo legal, tardes libres, etc. A esa lista le das un orden de prioridad de 1 a 3 incluyendo también el salario, donde prioridad uno es imprescindible y prioridad tres es algo que te interesa, pero puedes prescindir de ello.  Ese es el punto de partida para la negociación. Pero el encanto no debe subestimarse.

Pero ¿una ofensiva con el encanto no es más bien sexista y causa reticencia?

El encanto no necesariamente significa ropa sexy. Puedes sonreír, vestirte con estilo y entrar a conversar con unos buenos y lindos zapatos. Con interlocutores masculinos, además, te apuntarás puntos a favor con el encanto, con hechos concretos objetivos y habilidades interpersonales blandas. El interlocutor hombre querrá verificar, si eres capaz de hacerte respetar con simpatía, pero también si como mujer posees la capacidad de hacer valer tus puntos de vista. Las mujeres, por otro lado, son más difíciles de impresionar, ya que por lo general primero te sacan una radiografía desde tu peinado hasta los zapatos y ello, indicará el punto de partida. Con una apariencia buena y cuidada acorde al cargo, estarás en el término medio deseable. Una vez hecha esa definición más bien subjetiva, la interlocutora mujer se va al otro extremo, ya que casi siempre sólo cuentan los hechos: calificaciones, referencias, resultados, etc. Las mujeres son muy selectivas; la ofensiva del encanto no va a funcionar mucho con ellas.

¿Entonces, la idea es tratar de negociar otros beneficios además del salario?

Por supuesto. Comienza con algún beneficio de importancia tres, por ejemplo, auto de la empresa. El empleador te explicará de que esto sólo es posible en una posición más alta. Luego expresas tu próxima demanda, esta vez una o dos de la prioridad uno, como remuneración y financiamiento de un posgrado. Si eso no es posible en el corto plazo, negocia que sea parte del contrato dentro de los primeros 12 meses.

¿Qué haces si el empleador sigue siendo duro y unilateral en todos los aspectos?

Dale las gracias por la entrevista, enfatiza tus coincidencias con el empleador con respecto al cargo, a las tareas y las expectativas laborales, pero que debes interrumpir la conversación en este momento, porque no pueden ponerse de acuerdo sobre los puntos de las compensaciones que son relevantes para ti. Deja en claro que el cargo te sigue interesando y que te gustaría volver a conversar, si hubiere alguna novedad en el tema compensaciones. Eso deja una buena impresión y duradera.

Dirás: ¿pero eso no es dejar una buena impresión?

No rechazaste de inmediato el trabajo, pero afirmaste que ciertos puntos eran esenciales para tu nuevo trabajo. Por supuesto, este paso requiere mucho coraje, pero a menudo vale la pena. Por lo general, el empleador busca que se cumpla su perfil de búsqueda y no se inclina por candidatos menos costosos. Si encuentra un candidato que cumple de manera excelente con sus expectativas, verá qué más puede ofrecerle para entusiasmarlo. La firmeza y claridad al expresar sus expectativas, transmitido a la vez con encanto por parte de una mujer, puede ser el factor clave de diferenciación de la gran masa de postulantes. Además de ello, sorprenderá al entrevistador.  Cuando expresas firmemente tus pretensiones sin caer mal de manera tosca, en forma orgullosa o grosera, pones en juego las monedas de cambio necesarias en cualquier negociación.

¿Pero por qué las mujeres todavía ganan mucho menos que los hombres?

Puede que esto esté cambiando tibiamente, pero las mujeres suelen ser más reacias a participar en situaciones de desavenencia o en dejar claras sus verdaderas expectativas en función de sus competencias. En otros ámbitos muchas veces les cuesta menos. El valor de interrumpir una conversación sin mutuo acuerdo suele ser un gran ausente y con ello, da pie y contribuye al estatus quo cultural de obtener menos por el mismo trabajo. Una muy buena preparación y firmeza en los puntos importantes, vale la pena. El proyectar seguridad en ti misma es posible de practicar.

¿Qué temas son tabú?

La experiencia ha mostrado, que verbalizar la necesidad de asignar cuotas de igualdad a mujeres no es muy redituable. Si bien es algo deseable y necesario, el ponerlo en el tapete en una entrevista de trabajo puede resultar contraproducente. Sin duda, hoy por hoy, las mujeres deben ser más convincentes que los hombres, pero la contundencia de su postura les ayudará a conseguir mejores puestos, salarios y beneficios. Es preferible que guardes para ti la mentalidad combativa “yo contra la sociedad” y luches por tus condiciones en base a competencias, así como con la firmeza en tus puntos de vista y expectativas.  La intrepidez es una habilidad blanda importante. Atrévete a entablar negociaciones abiertamente, a realizar tus demandas e incluso a decir que no. Con una buena preparación, un argumento convincente tiene éxito. Si apuestas a la suerte, juegas a la ruleta y rara vez lograrás tus demandas. En situaciones cotidianas puedes practicar la negociación y no la confundas con la discusión o exposición de exigencias de manera impetuosa o agresiva.

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

www.gevert.com

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4 asignaturas que todo estudiante debería tener (sin importar su carrera)

Artículo publicado originalmente en El Definido

Porque no solo de técnica especializada vivimos los seres humanos, Mane Cárcamo rescata esas asignaturas que deberían estar en toda malla curricular de cualquier carrera de Educación Superior. ¿Por qué? Nos harían tanto más fácil la vida.

Llegar a la universidad o instituto y lograr el tan ansiado cartón (con esos timbres más caros que pasaporte chileno), ha sido para varios de nosotros una verdadera cruzada. Cumplir con las expectativas de nuestros padres, alcanzar esa meta que tanto esfuerzo y renuncias significó, experimentar en carne propia esa agradable sensación de haber logrado algo grande, es un camino que vale la pena recorrer. Y claramente ES un punto de inflexión en nuestra vida estudiar algo a lo que, ojalá con amor y pasión, nos dedicaremos toda nuestra vida.

Personalmente la universidad fue una etapa de mi vida espectacular en donde conocí nuevas maneras de mirar el mundo, grandes personas que hasta el día de hoy son mis amigos y obtuve además el título de periodista (inserte acá su crítica gratuita a la profesión). Una vocación que me fascina e inspira.

Obviamente fue importante aprender reporteo, ética periodística, tener talleres de radio y TV, más todas esas asignaturas fundamentales para aprender “a hacer”. El tema es que creo que aparte de las obvias, hay materias que TODA carrera (ya sea universitaria o técnica) debería contemplar en su malla. Conocimientos transversales a los que debería acceder desde un bailarín hasta un físico nuclear. Materias que nos harían trabajadores más completos, más útiles y también más libres y responsables cuando hay que tomar decisiones.

Tal vez las instituciones educativas deberían considerarlo. Darse el tiempo para mirarlo como una oportunidad y ayudar a que sus alumnos sean hombres y mujeres que van más allá de la técnica. Aquí mi propuesta de ramos obligatorios que todo pobrecito mortal debería aprobar:

1. Primeros Auxilios

Es impactante que haya gente que fue capaz de inventar internet, construir el Costanera Center (los pueden odiar pero convengamos que fácil no debe haber sido), diseñar una aspiradora que se mueve sola (googleen “Roomba”, en verdad la añoro con todo mi ser), imaginar la depilación definitiva (existe desde 1994 para felicidad de todas) y que esa misma gente no tenga idea de reanimar a una persona, hacerle respiración boca a boca o evitar que se atore con una bolita. Los primeros auxilios deberían ser parte de la cultura general. Y si me apuran más, ramo obligatorio desde el Colegio.

2. Negociación de Sueldo

Temón de temones. Cualquier tipo de negociación es un verdadero arte que muy pocos manejan. Para varios de nosotros, hablar de lucas implica varias noches de insomnio, alto consumo de sicotrópicos con más estrellas que el firmamento, transpiración helada e incluso pérdida del apetito (síntoma que debo reconocer que NUNCA se me ha manifestado).

En general este talento lo manejan mejor los profesionales ligado a las ciencias económicas, pero para nosotros los humanistas, o lo artistas es un verdadero calvario. Podemos entrar ultra empoderados a negociar más cláusulas que la Raquel Argandoña para un estelar y ¿lo peor? Salimos trabajando mayor cantidad de horas y por menos plata.

Pues bien, esta habilidad se debería enseñar de manera rigurosa. Cómo plantear nuestras aspiraciones, cómo mantenernos firmes cuando nos están tratando de doblegar y cómo lograr además que aun así, el jefe te siga queriendo.

3. Ventas y Marketing

La palabra venta está demonizada y goza de pésima fama. Incluso cuando alguien define a una persona como “vendedor” se puede oler cierto tufillo despectivo en el ambiente. Pues bien, todos deberíamos saber vender. Es clave.

Tal vez no vendamos un producto concreto nunca, pero alguna vez en la vida tendremos que ofrecer un proyecto, una idea e incluso “vendernos” a nosotros mismos en una entrevista de pega. Dejarlo todo al azar y dependiendo de las propios talentos es tan riesgoso como poner a Sebastián Piñera en el bloque humorístico de El Festival.

Deberían haber cátedras transversales a todas las disciplinas, en donde nos enseñen a llegar a nuestro objetivo con estrategias eficaces, ser atractivos para presentar nuestro “producto”, saber hacer seguimiento sin transformarnos en sicópatas ansiosos y finalmente cerrar el tan preciado negocio. Piénsenlo… cuanta gente más realizada en el mundo existiría, si alguien les hubiese dicho cómo hacerlo.

4. Finanzas Personales

Volvería a la universidad solo para inscribirme en este curso. Porque, por Dios que común es la gimnasia financiera en nuestro país. Según un estudio de Adimark de este año, el 47% de los chilenos asegura estar endeudado. Y en verdad conozco a muy poca gente que pertenezca al 53% restante. ¡¿Dónde están?!

Me parece fundamental estar al tanto nuestra capacidad de endeudamiento (una deuda sana no es problema), tener una visión realista de nuestra cuenta corriente y el presupuesto que podemos manejar, saber que los negocios milagrosos no existen (¿cierto Garay?) y básicamente ordenar nuestro estilo de vida. Más cuando el grupo que más crédito ha contraído está entre los 25 y los 34 años, lo que nos debería hacer reflexionar acerca de que se normalice que generaciones completas vivan en rojo. Rectores, Decanos, Directores de carrera y demases, este curso les llora en su malla. Habrá gente menos angustiada y probablemente a ustedes también les pagarán las mensualidades cuando corresponda. Win-win.

¿Qué otros ramos útiles para la vida agregarías?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

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