10 formas de saber si tu pareja es posesiva

Redacción Editorial Phrònesiswww.elartedesabervivir.com

Si tu relación se desenvuelve en un ambiente de control obsesivo, hostilidad, aislamiento social o condicionamientos impuestos como “requisito de amor”, es muy probable que te encuentres en medio de una relación con una pareja posesiva.

Según la psicóloga Shauna Springer, de la Asociación de Psicología Clínica de Florida (Estados Unidos), el comportamiento posesivo supone una forma de celos agravada, mucho más destructiva y peligrosa que habitualmente es ocasionada por una baja autoestima e inseguridad.

A diferencia de los celos moderados, que bien pueden considerarse “normales” en una relación, la posesividad involucra una serie de conductas que atentan directamente contra el equilibrio emocional, libertad e integridad física de la pareja, por lo que no es ni debe considerarse un comportamiento “natural”.

Una tendencia a la posesividad puede dar origen a desórdenes mentales y fisiológicos de consideración, entre ellos:

  • Hipervigilancia
  • Irritabilidad
  • Pensamientos obsesivos
  • Ansiedad generalizada
  • Insomnio

De hecho, los celos y la posesión son una de las principales causas de suicidio y homicidio pasional.

¿Cómo saber si mi pareja es posesiva?

La tendencia a la posesividad puede no hacerse evidente durante las primeras etapas de la relación, sino presentarse paulatinamente a medida que la pareja con personalidad controladora se introduce en el núcleo íntimo de la otra persona. A partir de ese momento, los episodios de celos y demandas obsesivas se vuelven cada vez más frecuentes, siendo común que el miembro dominante de la relación acuda a técnicas de aislamiento social como distanciar a la pareja de su familia y círculo de amigos.

A pesar de las señales de alerta más distintivas en estos casos, como la ausencia de respeto por la privacidad y vida social de la pareja, algunas personas desconocen — o prefieren desconocer — que han caído en el abismo de una relación tóxica con un individuo posesivo hasta que conductas de mayor gravedad, como la violencia física y verbal, hacen su aparición.

Si el comportamiento de tu pareja ha hecho saltar tus alarmas, sírvete de las siguientes características de una personalidad posesiva para evaluar con mayor acierto tu situación actual y tomar las medidas necesarias para garantizar tu propio bienestar y seguridad.

10 características de una persona posesiva

  1. Sabotea tu autoestima y te hace dudar de ti mismo (a). Te inyecta la creencia de que necesitas su apoyo y que no eres capaz de cumplir tus metas por cuenta propia.
  1. Te motiva a adoptar hábitos autodestructivos, como el consumo desmedido de alcohol o drogas. El objetivo de esto es debilitar a la pareja introduciendo una adicción para que resulte más fácil ejercer control sobre ella.
  1. Busca imponer siempre su punto de vista en cualquier situación. Son personas que se niegan a ceder su autoproclamada autoridad, así sea a expensas de la salud física o emocional de otros.
  1. Se muestra anómalamente controladora o agresiva durante los encuentros sexuales. Procura siempre establecer una condición de dominancia sobre la pareja.
  1. Ridiculiza o se burla en lo público y lo privado de la pareja. Convierte el humor crudo y mordaz en un arma de filo para causar daño sobre la autoestima de la otra persona y fortalecer su posición.
  1. Hace mención con frecuencia a los puntos fuertes que posee y lo afortunada que debe sentirse la otra persona por tenerla a su lado. El discurso habitual incluye el énfasis en lo “poco merecedora” que es la pareja, de modo que se establece una dinámica de amo — esclavo donde la víctima de la personalidad posesiva termina creyéndose en deuda perpetua con ella, obligada a sacrificarlo todo y trabajar desmedidamente por la relación.
  1. Ataca las creencias o sistema de valores de la pareja buscando hacerla sentir estúpida o avergonzada por su forma de pensar. En el lado opuesto, reafirma sus propias ideas y las presenta como verídicas e irrefutables.
  1. Desestima la importancia del espacio personal y momentos de soledad del otro. Exige, en cambio, que la pareja deposite toda su atención, tiempo y energía en la relación.
  1. Domina a la perfección el arte de hacer sentir a la pareja culpable por un hecho sin trascendencia, o bien por algo que ni siquiera ha ocurrido. Cuando el otro miembro de la relación es de personalidad sumisa, la culpa puede potenciar fácilmente el aislamiento social y la pérdida de la privacidad con tal de “evitar dolores de cabeza” a la pareja posesiva y “cuidar” la relación.
  1. Busca siempre el modo de obtener información detallada sobre los movimientos y decisiones de la pareja. Considera que ningún dato personal debe serle ocultado y que tiene derecho a manejar la agenda privada de la otra persona para cerciorarse de que realmente no está haciendo “nada malo”.

Referencias:

http://cpancf.com/articles_files/jealousyinrelationships.asp
https://www.psychologytoday.com/blog/friendship-20/201506/20-signs-your-partner-is-controlling

Escrito por: Editorial Phronesis

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Nueve principios para un matrimonio feliz

Redacción Editorial Phrònesiswww.elartedesabervivir.com

En el pasado, las personas contraían nupcias tomando en consideración factores como una estabilidad económica favorable a largo plazo. Hoy en día, el matrimonio se vincula más al amor y el romanticismo que a una figura política meramente racional.

Para la terapeuta de pareja Esther Perel, cuando el matrimonio era una empresa económica, la infidelidad era tratada desde la perspectiva de la seguridad financiera, por ejemplo. Pero ahora que el matrimonio es un arreglo romántico, la infidelidad es tratada desde la seguridad emocional.

El hecho de que decidamos casarnos por amor y no exclusivamente por conveniencia social ha cambiado no sólo las implicaciones que trae consigo la unión entre dos personas, también los aspectos que influyen en que un matrimonio prospere en armonía.

La Asociación Americana de Psicología (APA), ha recopilado una serie de consejos con base en estudios psicológicos que han demostrado estar vinculados con matrimonios plenos y estables.

Ya sea que lleves años con tu pareja o que estés considerando el matrimonio como una posibilidad futura, la siguiente lista de principios te ayudará a conocer las bases de una relación fundamentada en el compañerismo y la alegría.

      1. Sepárate emocionalmente (y a tu pareja) del entorno en el que creciste

No es que el matrimonio exija desentenderte de tu familia o comportarte como un completo extraño, pero sí es importante separar tu identidad de pareja de la identidad de tus padres, tus hermanos o tus abuelos.

Unirte a alguien en matrimonio significa construir una nueva familia, no una réplica de la tuya.

Asentar una distancia emocional prudente evita, además, conflictos de pareja innecesarios que puedan tener origen en prejuicios, costumbres o creencias exclusivamente de tu entorno familiar y las cuales deberás aprender a dejar de lado para comenzar de cero.

Después de todo, si esperas que tu pareja cocine como tu madre o conduzca como tu padre, vivirás un matrimonio muy por debajo de tus expectativas, que serán, de cualquier modo, irreales.

  1. Construye con tu pareja lazos basados en una intimidad e identidad compartidas

El nosotros es más trascendental en el matrimonio que el y el yo.

La conformación de una identidad compartida significa alcanzar un punto de compenetración en el que ambos miembros de la relación sean capaces de pensar acertadamente en lugar del otro, de experimentar una empatía plácida donde el bienestar del ser amado encarne el propio bienestar.

Esto no debe confundirse con una pérdida de autonomía o derechos individuales. La unión emocional de la pareja debe promover de tal modo la confianza y el respeto mutuo que la libertad del otro sea un tesoro inviolable fuera de las garras del egoísmo y la dependencia.

       3. Establece una relación sexual rica y placentera y protégela de intrusiones externas

La conexión sexual no compensa la desconexión emocional, pero un buen entendimiento físico en la cama sí puede reforzar un matrimonio donde exista previamente un lazo de amor sólido.

Cuídate además de exponerte conscientemente a situaciones que puedan perjudicar la integridad de tu matrimonio y destruir la confianza de tu pareja. La fidelidad no debe ser el resultado de los sentimientos, sino una decisión arraigada a una intención y que, de ser necesario, implique acciones formales.

  1. Para las parejas con hijos: intercambien los roles de la paternidad y el efecto de absorción que la llegada de un bebé tiene en el matrimonio

Si la filosofía de los roles de género predomina por encima de la idea de una paternidad con tareas equitativamente repartidas, el resultado será que uno de los miembros de la pareja (por cultura, la madre), será la principal afectada por los efectos de absorción de tiempo y energía que implica el nacimiento de un hijo.

Esto no repercute solo en la salud de la madre, también puede influir en la acumulación de sentimientos negativos hacia el padre, de quien podría percibirse falta de entrega y compromiso.

  1. Protege la privacidad de tu relación

El mundo interno de una pareja es un espacio importantes donde la confianza y la intimidad emocional se refuerzan. Proteger la privacidad de este universo exclusivo significa reservar tiempo para pasar a solas con tu pareja y guardar discreción acerca de sus planes, sueños o inconvenientes.

Lo que tu pareja y tú piensen o hagan es parte de su construcción personal; mantenerlo en privado conserva la magia de la dinámica y una debida sensación de seguridad.

  1. Confronta las crisis y mantén fuerte el vínculo marital ante las adversidades

Los matrimonios mueren muchas veces antes de sufrir un fallecimiento definitivo. Esto no significa que la última muerte (el divorcio) sea inevitable; en realidad, asumir que las crisis son parte del ciclo de vida de toda relación y que son una oportunidad para emprender cambios positivos podría evitar el rompimiento de muchos matrimonios.

Cuando un problema drástico se presente en tu matrimonio, no lo ignores ni lo minimices, plántale cara y explora sentimientos y opciones con tu pareja. Estás en una barca de dos guardianes, no temas a las tormentas.

  1. El matrimonio debe ser un espacio de expresión, no de represión

La plenitud de una relación depende del grado de comodidad que ambas partes sientan al momento de compartir con el ser amado todo lo que son, todo lo que han sido y la ilusión de lo que esperan ser.

Esta libertad de expresión no aplica solo para los buenos momentos, las diferencias y las emociones negativas deben poder compartirse con la misma tranquilidad y fe ciega en que el otro estará ahí para servir de apoyo incondicional.

  1. Utiliza el humor y la risa, y no permitas que la monotonía apague la llama

El humor nos ayuda a poner las cosas en perspectiva sin importar lo gris que luzca el panorama.

Para evitar que la monotonía devore tu matrimonio, debes estar abierto a la espontaneidad y a la diversión no planeada de convertir un momento incómodo en la mejor broma jamás contada.

Si tu pareja y tú aprenden a desenvolverse en esta dinámica ocasional de niños traviesos, siempre tendrán algo nuevo por hacer y un lugar maravilloso al cual ir juntos.

  1. No abandones los detalles que hicieron que tu pareja se enamorara de ti

Las consideraciones iniciales que alimentaron el fuego del romanticismo y dieron forma al amor deben permanecer durante el matrimonio.

De hecho, es el olvido de los detalles y las expresiones de afecto lo que hace que los amores más profundos pierdan el brillo y se marchiten.

Bien lo dijo Mario Benedetti: “Para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena consciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor”.

Fuente: APA

Escrito por: Editorial Phronesis

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Segundas relaciones (3ra parte)

Tolerar el bienestar y el dolor

Lo que nos lleva a la pareja y le otorga su importancia es el reconocimiento de que estamos incompletos, de que algo falta, de que sentirnos solos y únicos lastima el puzzle interior del Alma que todos necesitamos redondear. El otro, por tanto, completa nuestra sed de totalidad. El vehículo que nos lleva al otro es la sexualidad en primer lugar, junto con la ternura, el cuidado y la seguridad en segundo lugar, y la compañía y el camino común en tercer lugar.

Cuando una pareja persiste en su camino común y en el intercambio y crece a través de los hijos, los proyectos compartidos, los retos y vaivenes asumidos, etc. se profundiza el vínculo de una manera necesaria y grata para el alma pero con grandes consecuencias: por un lado aumenta el bienestar de manera tal que algunas personas no lo pueden soportar y por otro lado nos hacemos candidatos al dolor ya que la traición o la pérdida de la persona amada desgarrará nuestro cuerpo, nuestro corazón y nuestra alma.

Una nueva relación debe incluir la pregunta sobre cuánto bienestar seré capaz de buscar y tolerar y también de qué manera estoy listo para ser de nuevo candidato al dolor y asumirlo si es preciso. Para muchos quizá resulte incomprensible la idea de tolerar el bienestar pero mi experiencia como terapeuta me ha enseñado que muchas personas empiezan a boicotear sus relaciones amorosas “justo cuando todo va bien” lo cual me ha hecho pensar a menudo en una especie de tabú cultural sobre el bienestar, lo cual se explica por una feroz lealtad a los modelos familiares en los que crecimos cuando fueron desdichados. Ningún hijo tolera bien un cociente de bienestar mayor del que conoció en su escenario familiar primero.

El reto consiste en permitirlo y transformar lealtades desdichadas en regalos de bienestar para nuestros orígenes.

continuará….

JOAN GARRIGA

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Segundas relaciones (2da parte)

Buscar la felicidad en el lugar equivocado

Es dudoso que el sentido de la pareja sea proveer de felicidad a sus miembros pero es común soñar que la felicidad llegará con la unión perfecta con el otro, como si ésta se tratara del calmante de todos los males, una suerte de elixir que nos hace invulnerables y realiza la esperanza de reposar confiados en el añorado seno materno.

Que la pareja nos dará la felicidad es una creencia tan extendida que si uno la cuestiona se arriesga a hacerse enemigo de los ilusionados. Sin embargo, si preguntamos a parejas consolidadas suelen contestar que la pareja no les ha dado estrictamente felicidad tal como la esperaban, sino una ardua, agria y dulce tarea interior y de crecimiento, y la compensación es más bien un sentimiento de dulzura, alegría, unión y compromiso en el camino común. Proporciona con suerte la alegría y la dulzura de saberse juntos y confiables en un camino común.

Sabiendo que la progresión de la pareja exige un buen número de penosos ajustes en el ego personal resulta un tanto infantil mantener intacta la creencia de que debe proporcionar la felicidad. Según palabras de San Agustín la felicidad consiste en tomar con alegría lo que la vida nos trae y en soltar con la misma alegría lo que la vida nos quita. Seguramente la felicidad tiene más que ver con una actitud ante la realidad que vivimos que con la realidad misma. Somos felices cuando conseguimos apreciar y fluir con lo que nos toca vivir en lugar de hacerlo depender del estricto cumplimiento de nuestros deseos y nuestros cambiantes pensamientos y sentimientos.

Sería un gran paso liberar a nuestras parejas del peso de tener que hacernos felices y liberarnos a nosotros mismos del peso de hacerlas felices para que paradójicamente la felicidad pueda ser mayor. Sería más prudente y sabio tener simplemente la expectativa y el ofrecimiento de un cierto bienestar y realización en el intercambio y en la relación.

Una buena orientación para abordar una nueva relación es liberarla de la expectativa de que nos haga felices asumiendo la tan proclamada idea llena de sentido común de que nada ajeno nos hará felices. Que la felicidad empieza en uno mismo y entonces, como el aceite, se extiende hacia los demás.

continuará….

JOAN GARRIGA

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Ser pareja es distinto que tenerla

Cada vez me toca más seguido enfrentarme a personas, hombres y mujeres que me cuentan historias sobre sus relaciones las que por diferentes razones se ven cada día más complejas. Parece que la tolerancia, la paciencia, la aceptación y la entrega de amor al otro están en jaque en estos tiempos.

Es como sentir que yo quiero ser feliz, pero no está tan claro que quiera hacer feliz al otro. Todo comienza y termina en mi y no en el otro como debiera.

Ser pareja implica tener complicidad, pasión, humor y a mi juicio mas aceptación que tolerancia. Tengo que desear mirar al otro (a) a los ojos y mirar hasta adentro, hasta el alma que seguramente conocí cuando partía el romance. Esas cosas que se dejan de hacer cuando uno se siente erróneamente seguro y parece que el objetivo de haberla o haberlo enamorado se consiguió y ahora podemos descansar.

Se descansa de decir te amo , te necesito y de hacer cosas que al otro o a la otra lo hagan sonreír.

Todo esto, es un trabajo diario que al igual que tantos temas que hemos compartido requiere de la voluntad, de entender que el amor es una decisión.

Y así como el amor es una decisión, ser fiel o no también lo es. Es verdad que muy pocas veces por lo menos conscientemente la infidelidad se busca, sino que más bien aparece y cuando se toma conciencia del ” juego” en el que estoy, recién ahí comienza la decisión de continuar o no en ese doble estándar.

La manera de definir infidelidad desde las femenino es diferente desde lo masculino. Mientras para la primera basta con pensar en otro y tal vez chatear con él, para los segundos, se consolida casi sólo con el acto sexual.

Mucho se me pregunta si una infidelidad se puede perdonar o no, creo primero que es importante entender que la mayoría de las veces la infidelidad nunca es causa de nada, sino que consecuencia de algo que no se habló y que muy probablemente se deriva de ambas personas en la pareja.

Entendiendo esto, estoy segura que una infidelidad se puede perdonar cuando se entiende como un proceso de a dos y como una de las tantas instancias de crecimiento que puede vivir la pareja. Lo qué hay que entender para realizar ese proceso, es que la pareja que existía antes de que esto explotara nunca volverá a ser la misma y es bueno que así sea. Es como un vaso que se rompe y que no a puede pegar y si se pudiera no sería sano. Hay que construir otro vaso con nuevas expectativas, nuevas metas donde el episodio se trabaje, pero no se cobre nunca más.

Perdonar, no implica olvidar, perdonar de verdad implica recordar sin dolor, porque se aprendió de él y se sacaron todos los aprendizajes necesarios de este camino recorrido. Ser pareja requiere tiempo, y es una de las aventuras más lindas del ser humano porque nos enfrenta a nuestras luces y nuestras oscuridades todo el tiempo y si no sabemos caminar con ambos, nos mentiremos y la posibilidad de engañarnos a nosotros mismos y al otro aumentan notoriamente.

El amor de pareja no es a mi juicio incondicional, requiere de un ida y vuelta que debe ser proporcional para que ambos sientas que pueden vivir sus espacios personales y privados entre los dos sin que estos no compitan.

Es una aventura descubrirnos a nosotros a lo largo de la vida, como no va a hacer maravilloso poder descubrir un otro y tener todo el tiempo que la vida regale para compartir ese crecimiento.

Escrito por Pilar Sordo – Psicóloga

Extraído de www.pilarsordo.cl

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Segundas relaciones

por JOAN GARRIGA

Son tiempos caóticos y creativos, originales e inciertos, turbulentos y esperanzados para el amor en las parejas. Algunos estudiosos han acuñado el concepto de “monogamia secuencial” que viene a anunciar lo que todos ya percibimos –unos con cierto alivio, otros con más añoranza-: el funeral de “la pareja para toda la vida”. Monogamia secuencial significa que, hoy por hoy, las personas tenemos estadísticamente muchas probabilidades de tener entre dos, tres o más parejas consecutivamente a lo largo de una vida con la consiguiente complejidad de formatos familiares y de convivencia que acarrea y, sobre todo, con un alto precio en estrés emocional, afectivo y vincular. Nunca como ahora habíamos enfrentado de forma masiva tantas exigencias emocionales y tránsitos dolorosos. Amarse, unirse, vincularse, crear, separarse, desprenderse, volver a empezar, son cualquier cosa menos trámites desde la frivolidad. Golpean las cuerdas que más intensamente vibran en nuestras almas, las del amor y el desamor.

Son tiempos presididos por la libertad individual. Una premisa discutible pero no cuestionada por la mayoría de personas es que somos dueños de nuestra vida y no al revés, que también tendría sentido, a saber, que pertenecemos a la vida y a sus propósitos. Los designios individuales priman a los comunitarios. De hecho en sociedades tecnológicas se desdibuja el sentido de lo colectivo y de lo trascendente y las personas se refugian en un rabioso norte auto referencial. En la actualidad las personas nos sentimos sin esfuerzo el centro del universo, y la presencia de las dificultades que la vida trae nos empuja a salvar el propio barco, el yo tan preciado, olvidando el marco grande del nosotros, del destino común. Así ocurre también en la pareja.

Las parejas han perdido sentido comunitario y, en general, ya no se encuentran insertadas ni apoyadas por una comunidad significativa, ya sea familiar o de convivencia. Por tanto cuando rugen los conflictos y los desacuerdos, cuando surgen las desavenencias, cuando la trama de los hijos pone a prueba la fortaleza de la pareja, cuando las inclemencias económicas o de salud golpean, cuando los estilos afectivos aprendidos en la infancia colisionan, él y ella, no encuentran espacios de apoyo, sosiego y alivio en otros y en la comunidad, y es tanto lo que esperan el uno del otro que resulta demasiado. Ante la tensión, la frustración y el dolor, giran de nuevo hacia el yo, se escoran hacia el único refugio seguro, sí mismos. Consecuencia: la separación. Siempre dolorosa, hiriente, difícil de integrar.

¿Cómo soltar donde pusimos tanto?

¿Cómo replegar el corazón cuando fue tan expansivo?

En la mayoría de las culturas el vínculo de la pareja, especialmente de la pareja convertida en progenitores, tenía un valor sagrado, reverente, de culto y servicio a la vida. La pareja vista como realización en el amor y en la sexualidad al servicio de la comunidad y de la vida.

El peligro que se cierne hoy ante la incertidumbre y el estrés de lo afectivo es la pérdida del sentido de lo sublime y lo misterioso en el vínculo de la pareja. Ante el dolor que se avizora en el horizonte, ante la inseguridad de los modelos, la tentación es ceder a una materialización de lo humano y de los vínculos, en los que el otro es visto como bien de consumo, efímero y fungible. Pero el ser humano necesita completarse a través de lo que le falta que siempre es el otro y, generalmente, para el hombre la mujer y para la mujer el hombre. La pareja nos completa pero no el sentido de media naranja que encuentra su otra media sino que a través del otro conseguimos experimentar la plenitud. Y no sólo la pareja; cuando el otro es verdaderamente un Tú surge el Yo en su grandeza. Como lo decía el filósofo y rabino Martin Buber, el verdadero encuentro humano se da en el Yo-Tú y no en el Yo-ello. El verdadero ser de cada uno se encuentra a través del reconocimiento del Tú.

La trampa fácil es la desesperanza. La salida cómoda es despojar de alma lo humano. El camino difícil es el del amor y el dolor, justo lo que nos hace fuertes y verdaderamente humanos. Una separación casi nunca es un trámite, es un desgarro en el alma y nos aboca a la proeza de transitar sus tempestades emocionales y realizar nuevos aprendizajes para salir fortalecidos en dirección a una nueva relación si es lo que deseamos.

He optado por iniciar esta serie de artículos haciendo una reflexión más sociológica que psicológica en una primera línea de abordaje, pues hemos de reconocer que para aligerar culpas y auto reproches por nuestros fracasos amorosos ayuda que nos sintamos participes de un movimiento social que trae sus propia reglas y exigencias y nos aboca al actual caos amoroso en el cual no hay más brújula para orientarse que la sumisión a los procesos sentimentales y emocionales de cada uno, desdibujados los carriles sobre lo correcto o lo incorrecto. Trataré de iluminar algunos mitos o errores comunes que desembocan en separaciones y como cada uno de ellos puede ser una oportunidad de aprendizaje y reorientación para posteriores relaciones.

continuará….

JOAN GARRIGA

Extraído de www.joangarriga.com/

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¿ Celos racionales o enfermizos? Claves para descubrirlo

Redacción Editorial Phrònesiswww.elartedesabervivir.com

Los psicólogos coinciden en que los celos, cuando se presentan en un grado moderado y un contexto coherente, son francamente normales a lo interno de las relaciones y expresan un miedo latente a que el vínculo sentimental establecido con el ser amado pueda verse afectado o deshecho por la intervención de un factor amenazante.

Los celos se manifiestan cuando el temor a la pérdida, la inseguridad y la baja autoestima ganan la batalla a la paz mental. No obstante, existe una diferencia sustancial entre los celos racionales (que atienden a razones consistentes y verificables) y los celos irracionales o enfermizos (que se presentan a través de la ansiedad y la paranoia).

Aprendiendo a diferenciar entre los celos racionales y los celos irracionales

Los celos racionales pueden considerarse naturales cuando existen indicios reales de que un agente externo amenaza la estabilidad de la relación.

Es normal sentir celos, por ejemplo, en los siguientes casos:

  • Descubrimos que nuestra pareja nos oculta encuentros con otra persona en lugares y horas poco usuales.
  • Nuestra pareja recibe mensajes o llamadas en horarios sospechosos y muestra nerviosismo al atenderlas.
  • Cuando nuestra pareja comienza repentinamente a interesarse más por su apariencia física, pero no nos hace partícipes de su cambio de imagen ni toma en cuenta nuestra opinión.
  • Comienza a regresar a casa a altas horas de la noche sin una razón consistente.
  • Cuando nuestra pareja pierde el interés en compartir física o emocionalmente con nosotros.

Los celos racionales, dicho de otro modo, son normales e incluso acertados cuando lo que nuestro compañero sentimental dice que va a hacer no coincide con lo que realmente está haciendo, en cuyo caso es prudente hacer sonar las alarmas y abrir la puerta al diálogo para definir a ciencia cierta la situación actual de la relación y tomar las medidas pertinentes.

Algo muy distinto ocurre con los celos enfermizos, los cuales se presentan exista o no evidencia de peso, ya que responden más a una personalidad ansiosa e insegura que a un comportamiento inusual en la pareja.

Los celos enfermizos se manifiestan habitualmente en las siguientes condiciones:

  • Nuestra pareja no atiende a nuestros mensajes o llamadas con la prontitud deseada y asumimos que está con otra persona.
  • Comparte con su círculo de amistades y conocidos, que incluye miembros del sexo opuesto.
  • Desconocemos el lugar exacto en que se encuentra nuestra pareja y eso nos produce ansiedad y pensamientos obsesivos.

Los celos irracionales conducen con el tiempo a patrones de conducta disfuncionales, como la violencia, la persecución de la pareja y la obsesividad compulsiva.

¿Cómo saber si mis celos son racionales o enfermizos?

Lee cuidadosamente y responde con absoluta franqueza al siguiente listado de preguntas. Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, es probable que poseas una personalidad con tendencia a los celos, la ansiedad y la manipulación.

  • ¿Interrogas o sientes el impulso de interrogar constantemente a tu pareja acerca de los sitios que frecuenta o las personas con las que coincide?
  • ¿Exiges a tu pareja que te revele información detallada de sus planes o que te dé cuenta de sus decisiones?
  • ¿Sientes la necesidad de castigar a tu pareja con malos tratos o indiferencia cuando no atiende a tus ansias de saber dónde se encuentra y qué está haciendo?
  • ¿Preguntas constantemente a tu pareja respecto a sus sentimientos por ti?
  • ¿Revisas por cuenta propia el teléfono de tu pareja, su computador personal o su correo electrónico?
  • ¿Conoces la contraseña de las redes sociales de tu pareja y accedes a ellas regularmente para “supervisar” con quién establece contacto?
  • ¿Discutes con tu pareja frecuentemente con base en sospechas, pensamientos o escenarios hipotéticos?

Según el psicólogo David Buss, los celos trabajan a nivel cerebral mediante la activación de circuitos específicos que determinan la magnitud de la reacción de un individuo a otro, por lo que los hombros son más celosos ante la posibilidad de una infidelidad física, mientras que las mujeres se ven más afectadas por la posibilidad de una infidelidad emocional.

Aún así, los celos enfermizos llevados al límite pueden motivar tanto a hombres como a mujeres a causar daño físico o emocional a sí mismos, a su pareja o a terceros. Para el psicólogo Seth Myers, lo más importante es realizar una tarea de autoobservación, ser honesto con uno mismo y determinar si los celos que experimentamos se deben a una situación real o si conforman un patrón de conducta que ha sido común en relaciones anteriores, en cuyo caso el origen del malestar puede ser un autoconcepto pobre, miedo al abandono, falta de confianza en nuestras propias cualidades, miedo a salir lastimados o a abrirnos emocionalmente.

Una vez somos conscientes del origen de nuestros celos, resulta más sencillo afrontar cada episodio desde un ángulo racional y no pasional.

Si quieres reforzar esta lectura lo puedes hacer a través de las guías prácticas del reconocido psicologo y escritor Walter Riso  quien aborda este y otros temas relacionados con las relaciones de pareja.

Referencias:

The 3 Reasons We Can Get Jealous (2014). Psychology Today. Disponible en https://www.psychologytoday.com/blog/insight-is-2020/201409/the-3-reasons-we-can-get-jealous

Excelatlife.com (2016). Disponible en https://www.excelatlife.com/articles/irrationaljealousy.htm

Guías prácticas de Walter Riso

 

Escrito por: Editorial Phronesis

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Cómo actuar oportunamente para salvar tu matrimonio

Redacción Editorial Phrònesiswww.elartedesabervivir.com

Cuando ciertos indicadores coinciden en el tiempo y denotan comportamientos inesperados que no corresponden a la costumbre de la pareja, la probabilidad de que exista un enredo aumenta sustancialmente. Recuerda bien esta palabra: probabilidad.

No se trata de convertirse en una persona ultra desconfiada e inventarse engaños donde no los hay, sino de mantener una actitud racional frente a los recelos, hablar con la pareja y comunicar la inquietud, sin agresiones ni escándalos. Veamos algunas señales que podrás identificar para evitar que tu relación de pareja caiga en la infidelidad:     

  1. Indiferencia afectiva: se percibe una lejanía y frialdad por parte de la otra persona, las manifestaciones amorosas son cada vez menos y el mal humor aumenta. Esta actitud es sospechosa, sobretodo cuando perdura por mucho tiempo. Si es así, mejor estar solo que esperar “peras del olmo” toda una vida.
  2. Frialdad sexual: Un bajón en el deseo sexual siempre es preocupante. Si no hay enfermedades físicas o psicológicas que expliquen el desgano, preocúpate. Los altibajos eróticos son normales, siempre y cuando sean esporádicos y no demuestren un deterioro paulatino y constante.
  3. Preocupación repentina y excesiva por la apariencia física: Obviamente, no se trata de la sana costumbre de ir a un gimnasio y embellecerse. Lo que puede resultar sospechoso es el repentino cuidado por la apariencia física en personas que nunca se habían preocupado su aspecto y, sobretodo, si no se involucra al otro y faltan las preguntas: “¿Te gusta mi nuevo look?”, “¿Qué opinas de mi maquillaje?”, “¿Te gusto más sin panza?”.
  4. Cambios inesperados de rutinas Si no hay motivos claros y comprobables, los cambios inesperados e injustificados de las costumbres cotidianas no deben ignorarse: almorzar fuera, llegar tarde, trabajar los fines de semana, etc. Por lo general, uno no modifica sus rutinas de un día para el otro sin razones válidas y sin explicaciones. No te acuestas con una persona y te levantas con otra y, si esta mutación ocurre, estás en problemas.
  5. Llamadas y/o conversaciones sigilosas telefónicas a horas extrañas o inoportunas
  6. Tres cuestiones a tener en cuenta:
    1. No se despega del móvil o corre velozmente a contestar,
    2. Cuando revisas el aparato, misteriosamente no aparecen los números marcados ni las llamadas recibidas.
    3. Las conversaciones son demasiado largas y nunca sabes con certeza con quién habló.
  7. Debes actuar cuanto antes si detectas cualquiera de estos comportamientos. Muchos matrimonios se podrían haber salvado si alguno de sus miembros hubiera reaccionado oportunamente a estas señales.  

El estrés, las crisis existenciales, la depresión, las enfermedades físicas, los problemas laborales y  otros muchos factores,  afectan la manera de relacionarse y nada tienen que ver con la presencia de algún intruso o intrusa.

Cualquier dato aislado no es suficiente para generar una duda razonable, sin embargo, en la “Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja” de Walter Riso, encontrarás más señales e indicadores de la aparición de un o una amante en tu relación de pareja.

Aprende a identificarlos y combatirlos a lo largo de sus útiles párrafos. Conócela haciendo clic aquí

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¿Hoy te quieren y mañana no?

Vivir una relación de pareja puede generar una amplia gama de emociones muy gratificantes para tu vida. Sentir que amas a otra persona y que esta te ama a ti te hace sentir feliz y con vitalidad. Sin embargo, hay veces en las que la pareja se convierte en una vivencia negativa que aporta niveles elevados de malestar a una o a las dos personas implicadas en la relación.

Muchas parejas en el mundo actualmente atraviesan por un dilema, una dicotomía del corazón, esa que no alcanza a comprender por qué se extraña al otro cuando no está y cuando se tiene esa persona al lado el amor se va acabando poco a poco. Paradojas del amor: «Sufro porque no estás, sufro porque estás; quiero que te marches, quiero que regreses; vete pero no me dejes del todo; cuando estás a mi lado me aburro, me canso, me estreso, pero cuando te tengo lejos, no puedo vivir sin ti, te echo de menos y te necesito».

Este tipo de situaciones se convierten en un conflicto insoportable y desgastante. Llevas tiempo tratando de acomodarte a una contradicción que te envuelve y te revuelca, te sube y te baja: «Sí, pero no», «No, pero sí». Un amor inconcluso, que no es capaz de definirse a sí mismo y, lo peor de todo, puede durar siglos:¡Qué pesadilla!

En una relación sana y equilibrada, los dos andan a ritmos similares, no a igual velocidad, pero sí por la misma senda, cuando uno de los dos es víctima de la inseguridad sentimental de su pareja, esto le va generando emociones negativas, depresión y tensión emocional.

La premisa que debes incorporar a tu mente y que luego operará como un factor de inmunidad nos la da el psicólogo y escritor Walter Riso de manera contundente: «Si alguien duda de que te ama, no te ama. A los enamorados de verdad hay que frenarlos y no empujarlos».

Si estás en una relación de este tipo, no te queda más que rezar e irte en cuanto el «ni contigo, ni sin ti» asome.

¿Estás en una situación similar? ¿Lo has estado alguna vez? Si la respuesta es no, tal vez cantar victoria sería demasiado apresurado, porque cualquiera puede involucrarse en una relación de este tipo: los indecisos afectivos andan por la calle. Ármate de los mejores consejos y técnicas de los psicólogos Walter Riso, Diego Castrillón y Alberto Ferrer descargando sus nuevas colecciones . Encontrarás valiosos contenidos que reúnen toda la experiencia y conocimientos de estos autores especializados en temas de pareja (entre otros). Recuerda que para poder tener una relación sana con los demás debes empezar contigo mismo.

 

Escrito por: Editorial Phronesis

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Referencia: Colección fortalece tu relación contigo mismo y con tu pareja  

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Relación de pareja / Relación de amistad

Me ha tocado este último tiempo conocer a muchas parejas que tienen conflictos en la comunicación y que nos ha llevado a reflexionar sobre las diferencias entre ser pareja o ser amigos.
De verdad, todas las parejas esperan tener en el otro a uno de sus amigos, quizás no el mejor pero si a un buen amigo donde uno encuentre confianza, protección y cuidado. Esto forma parte de formar pareja y a medida que aumentan los años se va convirtiendo quizás para muchos en el eje central pero evidentemente no es el único. Ser amigos es condición necesaria pero no suficiente en la realización de ser pareja.
Hay un índice de erotismo y sexualidad que es fundamental de desarrollar para poder constituir una pareja en sí misma. No solo me refiero a la parte sexual que independiente de los años trasciende a lo genital sino que me refiero al erotismo, al juego y a la complicidad en la relación de pareja.
Si esto se empieza a perder, deja inevitablemente de ser pareja para transformarse en otra cosa y que ambos tendrán que definir.
Dicen los estudios que el deseo sexual no disminuye con el tiempo sino que lo que baja es la propuesta en ambos de crear situaciones que
despierten esa sensación que va más allá de lo físico. Todos nos acordamos de la importancia de aquel sillón que era cómplice al inicio de tantos encuentros y que después de la rutina se traslada al dormitorio donde se empieza a hacer de todo menos el amor y el desarrollo de la complicidad.
Es muy fuerte descubrir que en los talleres de este último tiempo habían parejas que dejaron de ser tales y se quedaron con mucho dolor en una amistad que podrían tener con cualquiera.
En algún minuto escuche la frase te necesito porque te amo y no te amo porque te necesito. Ojalá no necesitáramos al otro pero si lo amaramos mucho en la absoluta libertad de entender que el amor no parece ser solo un sentimiento sino por sobre otras cosas es una
decisión diaria donde cada uno se elige al despertar todos los días para que ese otro sea el único elegido para decir te amo, te deseo y otras
frases menos protocolares que muestren esa complicidad. Todo lo demás lo puedo hacer con un amigo.
El amor es muy complejo para todos, pero sin duda es mejor caminar con el a sin el en la vida. Lo que parece importante entender es que lo que constituye eso que llamamos pareja va más allá de compartir sino que parece fundamental la complicidad que ambos sean capaces de desarrollar a lo largo de la vida. Sin eso, sin el desarrollo del erotismo como área que involucra muchas cosas entre otras la sexualidad , es muy difícil poder constituir pareja a lo largo del tiempo.
En este mes del amor, pensemos que tipo de pareja tenemos o nos gustaría tener y donde están lo que llamamos indispensables de la relación y veamos como construirlos día a día.
Sin duda esto no se logra sin voluntad, sin darle prioridad y sobre todo hay que darle tiempo consciente, mucho tiempo.

Pilar Sordo, Psicóloga

Extraído de www.pilarsordo.cl

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