No a la positividad tóxica, si a la positividad equilibrada

Muchas de las intervenciones escolares que realiza Fundación ama+ están basadas en conocimientos que han surgido de los investigadores de la Psicología Positiva, un movimiento que surge en 1998, con un llamado de Martin Seligman a que la psicología volviera a mirar, no solo las causas del malestar sino también las causas del bienestar. Desde entonces la psicología positiva ha ganado popularidad, especialmente en EEUU, sin embargo hay también unas cuantas críticas a este movimiento (no es una rama de la psicología).

 

Resumiendo, estas críticas sostienen que la psicología positiva promueve la idea de que el bienestar sólo depende de uno mismo ignorando los factores contextuales de las personas, bastaría con cambiar nuestra forma de pensar o nuestros hábitos, para ser felices. Algunos le han llamado positividad tóxica, porque no reconocer que las emociones negativas son parte natural e importante de la experiencia humana, y que hay circunstancias de la vida, de la historia y del ambiente social que inciden en el bienestar de las personas, puede generar más malestar aún cuando empiezas a creer que hay algo malo en tí que no te permite ser feliz.

 

Estoy totalmente de acuerdo con la idea de fondo detrás de estas críticas, aunque pienso que surgen de un entendimiento superficial de lo que es la psicología positiva.Esta no pretende eliminar la investigación y los tratamientos que merecen la enfermedad mental, sino hacer esfuerzos paralelos por entender científicamente las causas del bienestar, que por supuesto también depende de aspectos contextuales. Por eso, la psicología positiva no estudia solo los factores personales, sino también factores de las organizaciones y comunidades que favorecen el mejor desarrollo de las personas.

 

En ese sentido, las familias y las escuelas como comunidades de desarrollo, no están ajenas a estos estudios. Lo que sucede es que las comunidades se componen por personas, entonces hay un círculo, que puede ser virtuoso o vicioso, en el que las personas aportan con sus cualidades y vulnerabilidades a construir un tipo de comunidad, la cual a su vez, incide en las cualidades y vulnerabilidades que desarrollan las personas. Atribuir el bienestar sólo a los factores personales es tan errado como atribuirlo sólo a factores del ambiente (social, cultural, histórico o político). Esta última opción deja a las personas indefensas cuando se enfrentan a grandes adversidades en su contexto, con la sensación de que nada pueden hacer por sus vidas más que sentarse a esperar a que algo cambie.

 

La neurociencia ha ido confirmando esta realidad. Se ha descubierto cómo el ambiente incide en la configuración del cerebro de cada ser humano, y también se ha descubierto que esa configuración es moldeable, y que las personas si pueden hacer muchas cosas para cambiar su configuración. No podemos ocultar esta información a las personas, finalmente cada uno debe poder decidir qué hacer con su vida en la mayor medida posible. La neuroplasticidad es un llamado al optimismo. Nunca, en ningún momento de la vida, se puede dar por perdida una vida. y en este sentido el contexto es fundamental. ¿Cómo ayudamos a las personas a ganar autonomía para su autodeterminación?

 

La escuela es un lugar privilegiado para dar este poder a los niños y niñas, porque interviene en un momento de la vida en el que la arquitectura cerebral es más plástica que nunca. Y en especial a aquellos niños y niñas que viven en contextos poco favorables para su bienestar, es un acto de justicia, permitirles desarrollar mejores competencias de autocuidado, manejo del estrés, autocompasión, desarrollo de habilidades sociales, mentalidad de crecimiento, etc. No se trata de decirle a los niños, piensa positivo sé feliz, o de llenarlos de experiencias placenteras que aumenten sus emociones positivas para que ignoren las emociones que viven en sus casas, ni menos de atribuirles la expectativa de que la felicidad sólo depende de ellos. Por el contrario, es mostrarles que pueden tener ayuda en la sociedad, que no están solos, que son importantes y que merecen ser queridos. Si sólo el contexto determina la felicidad, entonces qué sentido tiene la escuela.

 

No a la positividad tóxica, esa que pone todo el acento en el poder de la voluntad individual. No al pesimismo tóxico, ese que pone todo el acento en el poder de los contextos.

Si a la positividad equilibrada, esa que cree que el cambio personal y colectivo pueden ocurrir al mismo tiempo para que todas las personas puedan tener acceso al bienestar.

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Estonia: integrando aprendizaje y bienestar.

Un pequeño país está acaparando atención mundial por sus excelentes resultados en las últimas mediciones PISA que realiza la OCDE. Una nueva Finlandia, dicen algunos, por el impresionante avance tanto en competencias académicas como en niveles de bienestar de los estudiantes. Este último punto es muy destacable, ya que hay países como Corea del Sur, Japón o China; que consistentemente muestran buenos resultados académicos, pero con la misma consistencia, muestran estar al debe en relación al bienestar psicológico de sus estudiantes.

 

También es un sistema educativo que muestra altos niveles de equidad, reduciendo brechas entre estudiantes con distinto nivel socioeconómico, y brindando una atención muy oportuna a aquellos estudiantes que necesitan apoyos especiales. Otro dato que hace este caso especial es que el gasto en educación no ha aumentado significativamente, lo que habla de un buen uso de los recursos y de cambios que tiene que ver con implementar una nueva forma de hacer las cosas. (Ocde, 2018)

 

Al igual que lo ocurrido en Finlandia hace ya más de una década, las mejoras educativas se sustentan en un gran acuerdo nacional, con todo el espectro político, que da cuenta de una visión país compartida, y que permite el desarrollo de políticas de largo plazo.

Los cambios o mejoras siempre tienen causas múltiples. Dentro de las políticas que se han destacado respecto del caso de Estonia, sobresalen: cambios a la formación docente que ha permitido darles una gran autonomía en la toma de decisiones dentro de la sala de clases, así como una cobertura universal de la educación preescolar, que está enfocada en el juego y no en la escolarización. También se ha señalado como factor de éxito la instalación de una cultura del buen uso de la tecnología en la educación.

 

Lo interesante es que nos muestra que es posible transformar las escuelas en lugares donde los niños, niñas y adolescentes aprenden, lo pasan bien y se sienten seguros.


 

Referencias

 

Education GPS – Estonia – Student performance (PISA 2018). (2018). Education GPS. https://gpseducation.oecd.org/CountryProfile?plotter=h5&primaryCountry=EST&treshold=5&topic=PI

 
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¿Cómo encender la motivación de tus estudiantes?

Según una investigación (Deci, E. L., et. al., 1981), las y los docentes pueden impactar significativamente la motivación de sus estudiantes y en muy poco tiempo. En este caso se evaluó el estilo pedagógico de un grupo de docentes dentro de dos categorías: estilo controlador y estilo pro autonomía. Luego, se midió la motivación de sus estudiantes, antes del inicio de clases y después de ocho meses, dos meses y una semana. En los tres casos se comprobó que los docentes por autonomía mantenían o aumentaban la motivación intrínseca por aprender, y los docentes controladores la disminuían.

 

¡En una semana ya se notaban las diferencias entre ambos grupos!

 

¿Que hace la diferencia?

 

Al igual que una planta, la motivación intrínseca, tiene necesidades básicas, que si no se satisfacen hacen que la planta muera o no crezca lo suficiente o no de frutos. De acuerdo a numerosas investigaciones en el campo de la motivación los seres humanos tenemos necesidades psicológicas básicas, que en ambientes donde son satisfechas, nos sentimos más motivados y nos brindan mayor bienestar.

 

Estas necesidades son la autonomía, los vínculos positivos y tener sentido de competencia.

Los docentes por autonomía satisfacen estas necesidades mediante determinadas prácticas pedagógicas y evitando otras que disminuyen el amor por aprender y la curiosidad.

 

En la siguiente imagen te mostramos un resumen de las prácticas proautonomía v/s las prácticas controladoras.

 
 

Te recomendamos en espacial una de estas prácticas para el inicio de año: dar sentido a las normas.

 

Esto es tan sencillo como dialogar con los estudiantes sobre las expectativas que tienes sobre su comportamiento en clases, buscando que te den su opinión, mostrando aceptación de esas opiniones, explicar por qué has pensado en esas normas, preguntarles cuáles cambiarían y que ellos mismos propongan otras normas. Piensa en normas no sólo que los estudiantes deban cumplir, sino también en tus deberes y explicítalos, eso favorece un sentido de justicia. Luego plantea discusiones sobre las consecuencias de no cumplir las normas, buscando que ojalá sean consecuencias lógicas y naturales y no castigos. Y finalmente habla con ellos sobre prioridades y jerarquías, no todas las normas son iguales, hay algunas más flexibles, hay consecuencias más o menos graves, etc.

 

Si bien este proceso puede tomar tiempo, piensa en todas los problemas disciplinarios que te puedes ahorrar, y en todas las capacidades cognitivas y competencias socioemocionales que se estarán desarrollando.

 

Si te interesa capacitar a tus equipos sobre este tema mira el programa Ambientes AVC para la Motivación Escolar que hemos desarrollado en ama+.

 
 

Deci, E. L., Schwartz, A. J., Sheinman, L., Y Ryan, R. M. (1981). An instrument to assess adults’ orientations toward control versus autonomy with children: Reflections on intrinsic motivation and perceived competence. Journal of Educational Psychology, 73(5), 642–650.

 Foto portada:  de Mikhail Nilov en Pexels
 
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Un Nuevo Comienzo: ¿Cómo Capitalizar lo Aprendido en Pandemia?

Es de esperar que este año más y más comunidades escolares retomen las clases presenciales y al mismo tiempo, puedan capitalizar todas las ganancias que se produjeron en estos últimos dos años, quizás los más desafiantes en décadas.

 

¿Qué ganancias son esas?

 

En estos dos años, trabajando con comunidades de todo el país, escuelas rurales y urbanas, liceos, colegios, etc., hemos visto que el aprendizaje socioemocional ha pasado a ser relevante, visto, priorizado como nunca antes. Tanto directivos como docentes reconocen que es fundamental para lograr mejores aprendizajes académicos y mayor bienestar, de niños, niñas, adolescentes y adultos. Se ha visibilizado el rol de la escuela más allá de lo académico.

 

También hay un reconocimiento generalizado de la importancia del bienestar docente y del impacto que tiene el estrés crónico en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Hemos sido testigos de la necesidad sentida de fortalecer los vínculos, y cómo muchas comunidades dicen haber mejorado el trabajo en equipo. Las duplas psicosociales y asistentes de la educación, también han mostrado que su rol de apoyo a los docentes es esencial, y que requieren ser mirados.

 

Más que un retorno a la normalidad, debiésemos pensar en una renovación de la vida escolar, donde el cuidado colectivo sea un eje central en la toma de decisiones. Volver al mismo estado pre pandemia significaría retroceder a un sistema con foco prioritario en lo académico y en la obtención de resultados, sin mucha consideración a la importancia del bienestar psicológico de las personas en los procesos. Hoy podemos tener un nuevo comienzo en las escuelas.

 

De acuerdo a la evidencia, para instalar el aprendizaje socioemocional en los procesos formativos y en el quehacer de una comunidad escolar, hay cuatro elementos o pilares que son clave (Mahoney et. al., 2021):

1° Construir una visión de largo plazo, conocida, compartida y construida con toda la comunidad.

2° Desarrollar el aprendizaje socioemocional de los adultos.

3° Integrar el aprendizaje socioemocional al currículum académico y prácticas escolares, además de tener programas explícitos para el desarrollo de competencias en los estudiantes.

4° Medir el aprendizaje socioemocional de manera continua.

 

Para lograr tener una perspectiva amplia y que incluya la voz de todos los actores involucrados. Fundación ama+ tiene a disposición de las comunidades un instrumento que puede guiar una reflexión inicial para la planificación. Se trata de nuestro cuestionario IASE (Indicadores de una cultura de Aprendizaje Socioemocional) escolar. Es una rúbrica que puede ser contestada por directivos, docentes, asistentes de la educación, apoderados y estudiantes; es totalmente gratuito y online, y se puede pedir un informe con los resultados. También contamos con un cuestionario IASE sostenedor, que está pensado para comunas, servicios locales de educación o sostenedores que tienen varios establecimientos.

 

Parar, reflexionar y planificar es algo que involucra tiempo, en especial cuando se hace de manera participativa; pero los resultados de estos procesos merecen esta dedicación. Se logrará mayor motivación, compromiso y colaboración. Si quieres cotizar una asesoría para la gestión del aprendizaje socioemocional en tu comunidad escolar, en Fundación ama+ podemos ayudarte con el proceso.

 
 

REFERENCIA

Mahoney, J. L., Weissberg, R. P., Greenberg, M. T., Dusenbury, L., Jagers, R. J., Niemi, K., Schlinger, M., Schlund, J., Shriver, T. P., VanAusdal, K., & Yoder, N. (2021). Systemic social and emotional learning: Promoting educational success for all preschool to high school students. American Psychologist, 76(7), 1128–1142. https://doi.org/10.1037/amp0000701

 
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¿Es posible prevenir el bullying?

Al iniciarse el año escolar muchos padres, niños y adolescentes sienten preocupación porque significa volver a estar expuestos al maltrato y acoso escolar.

Es natural esta preocupación dadas las altas cifras de violencia escolar en Chile, tanto en los índices de percepción como en los índices de reporte de víctimas y victimarios. Según un estudio de los Ministerios del Interior y Educación, en alumnos de séptimo a cuarto medio un 44,7% declara haber sido víctima de algún tipo de violencia en el colegio. La violencia psicológica es la más común (42,6%) seguida por las agresiones físicas (29,7%). (http://www.seguridadpublica.gov.cl)

 Existen algunas confusiones, mitos e ideas equivocadas en torno al bullying o acoso escolar.

En primer lugar, aclarar que los conflictos, peleas o discusiones, así como las bromas o juegos pesados, no son bullying. En el caso de los conflictos, sin minimizarlos, son oportunidades para enseñar habilidades de resolución de conflictos, y por lo tanto prevenir escaladas de maltrato que pueden llegar a constituirse como acoso escolar. Respecto de las bromas y juegos que podrían dañar o herir a alguien, como adultos tenemos que averiguar qué sienten cada uno de los involucrados para poner límites o frenar una conducta.

El bullying es el maltrato reiterado de una persona que está en una situación de superioridad sobre otra, que no tiene la capacidad de defenderse. Esto es evidente en ciertas situaciones tales, como cuando un alumno mayor acosa a uno más chico, cuando se agrede a un alumno nuevo o cuando existe una evidente diferencia en la capacidad física. Pero hay desequilibrios de poder que no son tan evidentes, y por eso los adultos tenemos que estar atentos a las dinámicas de curso o de grupo.

Segundo, está la creencia generalizada de que tanto víctimas como victimarios son “niños con problemas”, que vienen de familias disfuncionales, que han sido víctimas de abuso en otras ocasiones o que tienen muy baja autoestima. Si bien se ha visto una correlación con estos factores, las cifras demuestran que cualquier niño puede convertirse en agresor o víctima bajo ciertas circunstancias. Muchas veces se pasan por alto situaciones de abuso porque no es creíble que tales o cuales niños sean capaces de acciones de maltrato, ya sea porque en sus casas se portan adecuadamente y de forma pacífica, o porque son considerados muy buenos alumnos, por su liderazgo, notas, etc.

Tercero, el mito que cuestiona el título de esta columna: el bullying ha existido y existirá siempre. Este creencia es probablemente la más perniciosa para prevenir el maltrato y promover la bondad, puesto que subyacen dos ideas: que las víctimas deben aprender a defenderse mejor y que lo que hacen los victimarios no es tan terrible en realidad. Muchas veces escuchamos adultos con frases como “así son los hombres”, “son típicas cosas de las niñitas”, “no hagas caso”, “si te pegan pega”, etc. Corolario de este mito que queremos desterrar. El bulliying puede tener consecuencias muy profundas en víctimas y agresores, y no sólo en ellos, también en los observadores pasivos. Está estudiada la correlación que existe entre rendimiento académico y clima escolar, porque sin duda el aprendizaje es puesto en jaque cuando los alumnos sienten temor, por la posibilidad de convertirse en víctima, o angustia, por verse obligados a consentir en acciones que van contra su conciencia.

Que haya existido siempre, no significa que no podamos cambiar. De hecho, los seres humanos hemos ido superando muchísimas situaciones de violencia y abusos de larga data, tales como la esclavitud, las desigualdades que afectaban a las mujeres, la discriminación a discapacitados, etc. Pero que sea posible no significa que sea fácil.

Es muy alentador que en nuestro país ya exista una ley de violencia escolar que exige a los colegios, públicos y privados:

1. Tener un encargado de Conviviencia Escolar

2. Tener reglamento interno que regule las relaciones entre los distintos actores, con medidas preventivas y pedagógicas

3. Crear protocolos de actuación ante situaciones concretas de maltrato o bullying.

4.  Definir qué acciones constituyen faltas a la buena convivencia, graduándolas según su gravedad.

5. Que esto sea conocido por toda la comunidad.

Pero esta ley nunca será suficiente si no hay una educación (a niños y adultos) en habilidades socioemocionales muy específicas, orientadas al fomento de la compasión, la asertividad y el aprecio, no sólo en los colegios, sino especialmente en nuestras familias. Aún cuando nuestros hijos no estén involucrados directamente en situaciones de maltrato y acoso escolar, ellos sí pueden hacer la diferencia si se atreven a defender a un compañero, o a pedir ayuda sin temor a las represalias y a generar un ambiente que no sólo condene la violencia sino que promueva un estilo de relacionarnos más sano y positivo.

Como padres cumplimos un rol modelador de este tipo de habilidades, que es casi insustituible, lo que nos presenta el desafío de evaluar  cómo vivimos nosotros el buen trato en los diferentes ámbitos y relaciones interpersonales. Algunas habilidades fundamentales que debemos desarrollar son: la capacidad de reconocer emociones en mí y en otros, saber escuchar activamente, hablar desde el yo, reconocer conductas de buen trato y mal trato, saber pedir ayuda, entre otras.

Algunos consejos para empezar a cambiar una cultura, desde la familia hacia el colegio:

1. Hablar de los eventos del día desde los sentimientos. No quedarse en el “¿qué hiciste?”,  “¿con quién jugaste?” O “¿Qué traes de tarea?”. Preguntar “¿cómo te sentiste?”, “¿qué te entusiasmó?”, “¿hay algo que te preocupe?”, etc.

2. Escuchar sus ideas, opiniones y sentimientos sobre el maltrato en su colegio o en la casa. Sin escandalizarse, pero tampoco minimizando.

3. Cuando hayan discusiones o peleas en la casa, tratar de intervenir para enseñar a resolver, no para parar la discusión ni para evitar el conflicto. Pedir más calma, respirar, establecer turnos para hablar y para escuchar, hacer lluvia de ideas, etc.

3. Ser muy claro en poner límite a acciones evidentemente de maltrato. No podemos aceptar golpes, insultos, sobrenombres hirientes, etc. El hecho de que seamos familia no nos da derecho a tratarnos mal.

4. Tener una mente abierta para aceptar la posibilidad de que un hijo puede ser víctima o agresor en algún momento, y eso no significa que hayas hecho algo mal. Podemos intervenir muy a tiempo, haciendo ver los daños o el dolor que provocan ciertas acciones.

Prevenir el bullying si es posible, e incluso es insuficiente, porque lo que queremos es crear comunidades de colaboración, respetuosas donde todos se sientan valiosos.

AMA ofrece un completo programa de desarrollo de habilidades socioemocionales para la promoción del buen trato a los colegios. Conéctate por el Buen Trato trabaja con alumnos, profesores, directivos y padres, desde pre kinder a cuarto medio. Abarcando a todos los estamentos podemos alinear a la comunidad y producir cambios desde las familias.

Alejandra Ibieta I, 

de AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.talleresama.cl

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