Inteligencia Emocional, ¿Cómo afecta en las experiencias Laborales?

La inteligencia emocional se ha convertido en una clave fundamental para desarrollarnos a nivel personal y profesional.

 

Te invito a revisar esta charla realizada a egresados y alumnos de último año de la Universidad de Santiago de Chile.

Artículo extraído de www.propositolaboral.com

Paula Farias Paula Farías – Coach

#propositolaboral #orientacionlaboral

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Que suerte tienes! 🍀

¡Qué suerte! ¡qué suerte tienes

le dicen siempre a mi amiga de la sonrisa tatuada, a la que siempre parece que todo le va de color de rosa. ¿La tiene? ¿Hay gente que nace tocada por una varita mágica a la que todo le sale bien porque tiene mucha suerte?.

Pues yo creo que la suerte, la mayoría de las veces, es de los que se lanzan a por ella. Creo que la suerte, es cuestión de insistencia, pero también creo que mi amiga si que tiene mucha suerte. La suerte de ver la vida desde un vaso medio lleno, la suerte de haber nacido y crecido pensando siempre en positivo y esa, es para mi la verdadera suerte (y también parte importante del camino a que las cosas sucedan).

¿Y tú? ¿Tienes suerte?.

#desarrollopersonal #motivacion #positivismo

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Aprendizaje Socioemocional en la Escuela: Una Tarea Pendiente

A fines del año pasado asistí a un seminario donde habló el profesor representante de Chile en el Global Teacher Prize, Ruperto Pizarro. Al ser consultado sobre qué sería lo primero que haría en caso de ser nombrado ministro de educación, sin pensarlo contestó que promovería programas de inteligencia emocional. Su visión es que para mejorar el aprendizaje más que clases innovadoras y entretenidas, lo fundamental es el vínculo con los alumnos y las relaciones interpersonales que se crean en la sala de clases.

Desde que Daniel Goleman popularizara el término inteligencia emocional, hay cada vez más conciencia de la importancia que tiene el adecuado desarrollo de ciertas habilidades «no académicas» para la formación de niños, niñas y adolescentes. Numerosas investigaciones demuestran que este tipo de habilidades se relacionan con mejores rendimientos académicos, mayor autodisciplina, mejores relaciones interpersonales, mejor clima escolar, menores tasas de conductas de riesgo en la adolescencia, mejores salarios en la adultez, mejor salud física y mental y una mayor satisfacción con la vida, entre otros hallazgos. Por su parte, los avances en neurociencia permiten establecer que este tipo de habilidades son maleables, es decir se pueden aprender.

Según CASEL, (Collaborative for Academic Social and Emotional Learning,www.casel.org ) reconocido organismo internacional para la investigación y promoción de programas de Aprendizaje Socio Emocional (ASE) en las escuelas, éste es definido como “el proceso a través del cual niños y adultos adquieren y aplican efectivamente los conocimientos, actitudes y habilidades necesarias para entender y manejar emociones, establecer y alcanzar objetivos positivos, sentir y mostrar empatía por otros, establecer y mantener relaciones positivas y tomar decisiones responsablemente”

La OCDE, está realizando un estudio acerca de las habilidades socioemocionales de más de 90.000 estudiantes de diferentes países, y ha señalado que: «las habilidades socioemocionales han revelado ser influyentes para muchos aspectos importantes de la vida, pero también para el desarrollo y uso de las habilidades cognitivas

Por esto decimos que las habilidades cognitivas suman y las habilidades socioemocionales multiplican el conocimiento.

Si bien ya nadie discute que tan importante como aprender a leer sumar y restar, es aprender a regular las propias emociones,  trabajar en equipo, desarrollar la creatividad, establecer metas, etc., el ASE está a años luz de tener la relevancia y el espacio dentro dentro del currículum, que tienen materias como matemáticas o lenguaje. Para muchas escuelas es difícil determinar cómo implementar un ASE efectivo porque generalmente el impacto de los programas que desarrollan estas habilidades no se mide.

La Agencia de la Calidad de la Educación ha incorporado dentro de sus mediciones,  indicadores de desarrollo personal y social, tales como la motivación escolar, hábitos de vida saludable, clima escolar, etc. Ésto refleja un avance por entender la educación desde una mirada más amplia. Estos indicadores pueden dar luces a las escuelas sobre cómo están implementando el ASE, pero aún falta más apoyo y facilidades para que a éste se le pueda dar el lugar que merece dada la influencia que tiene en tantos indicadores de bienestar y óptimo desarrollo.

CASEL se ha dedicado a investigar programas de aprendizaje socioemocional por más de doce años, para encontrar las claves para que éste genere un impacto real y duradero en las vidas de niños, niñas y adolescentes. El año 2017 publicaron el último meta-análisis (Promoting Positive Youth Development Through School-based Social and Emotional Learning Interventions:A Meta-Analysis of Follow-up Effects)

De acuerdo a los lineamientos de CASEL, los programas más exitosos tienen, entre otras, las siguientes características:

  1. Involucran a toda la comunidad (idealmente también a las familias)

  2. Se integran al currículum

  3. Utilizan el aprendizaje experiencial y explícito

  4. Establecen metas razonables

  5. Miden sus resultados para mejorar continuamente

  6. Ofrecen un completo acompañamiento a la comunidad escolar para lograr la sostenibilidad

AMA Consultora SpA, ofrece a las escuelas su programa CONÉCTATE que cumple con estos estándares y que permite ir asentando el Aprendizaje Socioemocional de una manera lo más costo eficiente posible.

Si estas interesado en evaluar cómo está la implementación del ASE en tu comunidad escolar, puedes solicitar el Cuestionario de Evaluación del Grado de Implementación del Aprendizaje Socioemocional (CEGIASE)

Alejandra Ibieta I, 

de AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.talleresama.cl

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Cómo elogiar a nuestros hijos pequeños para reforzar su autoestima

No hay orgullo más grande que ver a nuestros hijos dominando habilidades: los primeros pasos, las primeras palabras, el primer partido de fútbol o recital de ballet y hasta la primera vez que se sientan solitos son momentos épicos y los celebramos con euforia. El orgullo rebasa nuestro pecho y es normal sentirse así.

Pero muchas veces nos encontramos todo el tiempo alabando o aplaudiendo cosas que nuestros hijos ya han dominado hace tiempo o quizás lo hacemos exagerando sus logros y debo decirles que los niños son muy vivos y se dan cuenta cuando no somos del todo sinceros con nuestras alabanzas y aunque creamos que enaltecer es siempre positivo hay momentos y formas en las que pasa todo lo contrario.

Por supuesto que una familia amorosa que alienta a sus hijos usando determinados tipos de elogios logrará efectos positivos en su persistencia, resiliencia y felicidad. Así lo sugieren los hallazgos del estudio realizado por Morris and Zentall (2014).

Una de las hipótesis de este experimento era que cuando los cumplidos eran ambiguos o solo gestuales los efectos no eran tan beneficiosos que cuando la alabanza incluía una propiedad o característica particular (por ejemplo: “muy bien” versus “lo lograste porque eres inteligente”) pero su conclusión fue que en realidad los elogios ambiguos o gestuales eran igual de efectivos que los que incluían una característica específicas e inclusive los niños sentían menos presión parental.

Es más, observaron que los elogios gestuales (como el famoso dedo pulgar hacia arriba) proporcionaban beneficios positivos únicos en la autoevaluación de los niños. Algo que sorprendió a los investigadores fue que cuando un niño atribuye su éxito a rasgos específicos, como la inteligencia, y luego experimenta fallas, es menos probable que persista porque el fracaso amenaza la creencia de que él / ella es inteligente.

9B0F8755-B50F-4AA9-AA3F-9E47CF36761BPor otro lado, mientras determinados tipos de elogios son aliados en el desarrollo de la inteligencia emocional y de la motivación otros pueden afectar la autoestima de nuestros hijos. Así concluyeron en su investigación Brummelman y colaboradores (2017) quienes observaron que, dependiendo de las circunstancias, los elogios pueden dañar la autoestima de los niños o servir como combustible en el desarrollo del narcisismo.

Por eso, a la hora de hacerles un cumplido para motivarlos, podemos seguir los lineamientos sugeridos por Jennifer Henderlong Corpus y Mark Lepper, psicólogos de renombre que analizaron los datos obtenidos en más de 30 años de estudios sobre los efectos de los elogios (Henderlong & Lepper 2002). Un artículo en inglés que leí hace un tiempo supo resumir estas directrices de una manera fenomenal y se las comparto (un poco adaptadas):

  • Ser específicos y muy sinceros a la hora de elogiar el desempeño de nuestros hijos.
  • Alabarlos solo sobre atributos o características que ellos tienen el poder de cambiar o mejorar.
  • Utilizar palabras que describan estándares realistas y alcanzables.
  • No excedernos al elogiar logros que se consiguen muy fácilmente
  • No abusar de las adulaciones a los hijos cuando estos se deban a alguna actividad que los niños amen hacer.
  • El enfoque debe ser el de motivar a nuestros retoños a dominar habilidades, no en compararse con otros niños.

Esto requiere práctica y toma tiempo, lo sé por experiencia propia, y es debido a que los cumplidos nacen espontáneamente de nosotros.

35085891-DF9C-4AA5-895A-FCB8664B0B05Yo puedo adicionar, en función a lo que he aprendido en mis cursos, mis lecturas de investigaciones y mi experiencia personal, que más allá de estos hallazgos es fundamental transmitirles a nuestros hijos que:

  • Los fracasos no determinan quiénes somos y son parte de la vida.
  • Nuestro amor para con ellos NO se determina en función de sus logros o su belleza, es incondicional y no deben hacer nada excepcional para ser merecedores del mismo.

El amor nunca está de más, como tampoco está de más tratar de utilizar todas las herramientas disponibles para hacer el mejor trabajo en la crianza dentro de nuestras posibilidades.

Facebook: @mamaminimalista

Fuente: mamaminimalista.net

Ana_AcostaAna Acosta Rodriguez

Maestranda en Psicología Positiva Aplicada y experta en Mindfulness,  Inteligencia Emocional y Crianza con apego.

www.nutrimama.com

mamaminimalista.net/

Instagram: Nutri_mama

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¿Qué es gestionar las emociones?

 

Existe abundante literatura sobre la centralidad de las emociones y la inteligencia emocional para la vida personal y social. No obstante, es frecuente que no sepamos qué es gestionar las emociones, pues nuestra tradición racionalista hace que la mayoría estemos en un analfabetismo emocional, donde intelectualmente entendemos la importancia del balance emocional-corporal-racional, aunque no sabemos qué es ni cómo hacerlo.

 Lo primero es distinguir que no estamos hablando de control emocional, sino que de gestión del mundo de los afectos. El control implica un dique de contención o la aplicación de mecanismos de defensa que neutralizan y amordazan la emoción. El control nos tiende a dejar paralizados, gastando la energía en detener “eso” que nos pasa.

Gestionar las emociones tiene 5 momentos:

1.     Detenerse para sentir la emoción. Es esencial poder conectar con la sensación sentida, abriendo la puerta a que esa señal que está en nuestro cuerpo y nuestra biología sea “escuchada” por nuestra mente. Si estamos funcionando en piloto automático, enajenados por algo, en un ritmo frenético que no se detiene en ningún estímulo y consume información y datos a destajo, será imposible sentir. Es esencial hacer lo que dice el psicólogo Claudio Araya: no hay mayor avance que detenerse. Es decir, las señales del camino de crecimiento personal están dentro de uno. Es necesario frenar, detenerse y escuchar para luego avanzar.

2.    Ponerle nombre a la emoción. Es sorprendente que muchos de nosotros no tenemos palabras para las emociones que sentimos. Para referirnos a nuestro estado emocional usamos palabras como lata, afectado, chato, cargado, entre otras. No tener el lenguaje de las emociones dificulta enormemente sentir en el cuerpo y en la mente la alegría, tristeza, amor, rabia o lo que sea que sintamos. Sin nombre no hay emoción que gestionar. Sólo hay una intuición que se nos escapará como agua entre los dedos. Nombrar una emoción es el primer paso para que la mente pueda “tratar” con ella y direccionarla hacia un fin útil para mí.

3.    Identificar el mensaje positivo de la emoción. Como dicen los investigadores en Psicología Positiva, no hay emociones positivas o negativas en sí  mismas, buenas o malas. Todas las emociones tienen un mensaje positivo de autoprotección y autocuidado. Nuestra tarea es escuchar y entender ese mensaje, reflexionarlo y no actuar impulsivamente y sin filtro ante el primer destello emocional. Nuevamente se requiere pausa y escucha interior.

4.   Dejar ir la carga de intensidad de la emoción. Ya sea que las emociones las llamemos positivas o negativas, portan una intensidad emotiva que tiende a sacarnos de nuestro centro reflexivo. No hay que tomar decisiones en el éxtasis del entusiasmo ni en las sombras de la pena. La intensidad emocional está ahí para decirnos que hay un tema o situación relevante para nosotros que requiere nuestra atención y reflexión. La intensidad no tiene el sentido de encender un polvorín y dejar un descalabro con una conducta impulsiva. Es la llamada de alerta para poner la atención en el mensaje positivo de la emoción.

Al abrir mi corazón para dejar ir la intensidad de la emoción me vacío, permito que esa carga emocional no me habite, controle ni contamine la reflexión lúcida y centrada. Las emociones en sí mismas tienen el poder de descentrarnos, en su energía efímera y de alta intensidad. Una vez que dejamos ir la emoción quedan los sentimientos estables, esos que impulsan nuestra conducta sustentable en el tiempo.

5.  Reflexionar y decidir qué hacer con el mensaje que me regala la emoción en el contexto específico en el que estoy. Prudentemente, luego de esta reflexión, me muevo a la acción. La secuencia es siento – pienso – actúo. El pensamiento es el mediador entre mi mundo emocional y mis comportamientos. Mientras más entrenado tenga el músculo de la gestión emocional, más efectivo y acertado será mi comportamiento, pues dará buena cuenta de mi sabiduría interior y su ajuste a las personas, grupos y situaciones que vivo.

Esto es usar las emociones para mi propio crecimiento y para la construcción de vínculos. Entender que la impulsividad es el peor de los consejeros. Que la intensidad de la sensación sentida debe dejarse ir para que la mente escuche qué es necesario hacer. Ponerle atención y pensamiento a la emoción, administrarla y saber que dentro de mi tengo un impulsor de acción. Si es de comportamiento centrado o extraviado depende de mi capacidad de gestionar mis emociones.

 

Extraido del Blog de Ignacio Fernandez

Psicólogo, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Coach Ontológico Empresarial, Newfield Consulting.

Director Departamento de Psicología Organizacional, Escuela de Psicología Universidad Adolfo Ibáñez.

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