En diversas conversaciones con colaboradores, en asesorías y también en charlas, frecuentemente me he referido a que es necesario fomentar virtudes como esfuerzo asociado a perseverancia, pulcritud y confiabilidad, capacidad de focalización en cuellos de botella, para tener éxito en cualquier tipo de mercado.
¡Pero no siempre son suficientes esas fortalezas!
Muchas veces sólo son la entrada, el pase libre para participar del juego. Son un “conditio-sine-qua-non” para jugar bien arriba en la tabla de competidores. Lo que adicionalmente requiere cada directivo de rango medio y alto, que ya cumpla con los parámetros arriba mencionados, es poseer iniciativa propia, creatividad y un nivel de compromiso alto. Con ello florecerán de manera motivada sus virtudes, seguridad en sí mismos y con ello, contribuirán a hacer la diferencia en sus cargos y beneficiará a todos los involucrados.
Reconozco que en lo personal, en los largos años que fui “el jefe máximo” tanto en empresas como en cargos ad-honorem, ello me resultó bastante bien, por supuesto con algunos fracasos y decepciones incluidos y a veces…, en realidad sólo una vez, la frustración e impotencia donde no pude hacer florecer todas las virtudes y la motivación, existiendo un enorme talento y potencial. En resumen, pienso que resulta bien proceder así y fomentarlo, dar los espacios aunque se produzcan algunos errores.
Recuerdo haber escuchado más de alguna vez frases de este tipo, que apuntaban a lo mismo: “todo ello puede ser muy cierto para usted que viene de un colegio privado, habla idiomas, estudió y trabajó en el extranjero, que quizás también sea aplicable a profesiones u oficios creativos…., pero yo soy sólo un empleado administrativo…., un trabajo bien monótono y sin muchas posibilidades de desarrollo…”.
Reconozco, que mi primer impulso respecto de una afirmación de este tipo, es la rabia. ¿Por qué? Es que lo encuentro una excusa, bien cómoda. ¡Sí, encuentro cómoda la postura “yo-quisiera-pero-no-puedo-no-me-dejan-no-se-puede”! En realidad no existen los trabajos aburridos, es uno quien los elige mal o los transforma en aburridos o por el contrario, cargados de estrés!
He llegado al convencimiento, de que todo trabajo puede ser mejor si se le agregan aliños de iniciativa propia, creatividad, compromiso y trabajo en conjunto con los jefes para potenciar las propias fortalezas y motivaciones en función de tareas necesarias. Efectivamente hay veces que ello no es factible, pero son esas las situaciones donde es mejor buscar otro cargo dentro o fuera de la organización, que se ajuste mejor a los propios intereses y competencias. Me incluyo: demasiadas veces se posterga demasiado ese cambio.
Javiera participó con éxito en un proceso de selección en una empresa prestigiosa. Consiguió el trabajo al cual postulaba. Pero su ambición se despertó. Para ser precisos: quería más responsabilidad y un trabajo mejor pagado. Para lograrlo, “se puso las pilas” y trabajó con esfuerzo y responsablemente. Trabajó a conciencia en las tareas que se le asignaban, llegaba temprano y se iba más tarde al final de la jornada, para que su jefe viera que se lo tomaba en serio. Después de cuatro años, finalmente se producía la oportunidad: un puesto directivo se liberaba. Pero para decepción de Javiera, el cargo se lo daban a otra colaboradora, que llevaba apenas un año en la empresa. Enojada increpó a su jefe, solicitando una buena explicación.
El jefe le preguntó a Javiera, si le podía hacer un favor antes de responder, a lo cual ella respondió afirmativamente. “Podría ir a comprar unas manzanas… Mi señora me pidió llevarlas a casa hoy en la tarde. Aquí tiene dinero”.
Algo extrañada, Javiera asintió y partió al supermercado más cercano.
¿”Gracias, que tipo de manzana compró”? le preguntó el jefe a su regreso. “Ehhh, no sé, cualquiera, usted me dijo que trajera manzanas, no el tipo”, respondió Javiera algo sorprendida e irritada.
“Bien…, cuánto costaron?
“Hmmmm, ni me fijé bien. Usted me pasó 200 Pesos. Aquí tiene el cambio y el comprobante”.
“Gracias, Javiera” respondió el jefe. “Ahora siéntese y preste bien atención”.
El jefe llamó a Isidora y le pidió el mismo favor.
Cuando Isidora regresó, el jefe consultó: ¿”Gracias, que tipo de manzana compró”? “Ahhh” respondió Isidora, “fui al mercado semanal aquí a la vuelta de la esquina y había una serie de manzanas de distinto tipo como Granny Smith, Cox Orange, Pink Lady, Gala, Fuji, Golden Delicious. No sabía cuál comprar. Pero recordé que su esposa se las había pedido, así es que conseguí el número de celular con su secretaria y la llamé. Me respondió que tampoco estaba segura del tipo, pero que quería preparar una buena cantidad de puré de manzanas. Le pregunté al comerciante y me sugirió Fuji, por lo aromática y que no hacía grumos. Esas compré”.
¿”Cuánto te costaron?”, quiso saber el jefe.
“Eso fue lo otro, en un inicio no sabía cuántas comprar, pero cuando llamé a su señora aproveché de preguntarle y me dijo que necesitaba como 5 kg, ya que utilizará el puré en la celebración del cumpleaños de uno de sus hijos, con unos 25 niños invitados. No sobró mucho dinero, aquí está la cuenta y el cambio”.
“Gracias Isidora, puede retirarse”, respondió el jefe.
“Ahhh, casi lo olvido”, acotó Isidora ya casi cerrando la puerta. “En la bolsa hay dos limones, eso no es casualidad, sino un dato de la mamá del comerciante. Mezclar el jugo de dos limones con esa cantidad de puré de manzanas. previene que se ponga café oscuro y feo”.
“Gracias” repitió el jefe y desvió su mirada hacia Javiera, quien se había parado y cabizbaja se adelantaba a que su jefe dijera algo: “ahora comprendo a lo que se refiere”.
Exactamente, más elocuente dónde. Este mini-caso muestra muy claramente la predisposición hacia una tarea o un trabajo, lo que hace la diferencia y lo digo con todas sus letras: para mí no existe ningún colaborador que no pueda lograr más, si pone en juego el esfuerzo con perseverancia, la pulcritud y confiabilidad, la capacidad de focalización en cuellos de botella y además de ello, iniciativa, creatividad y compromiso.
¿Prefieres ser Javiera o Isidora?
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
¿Quién necesita innovaciones? ¡No hace sentido, no pues, piénsalo, inmenso desperdicio! Para eso existen muchos ejemplos, demasiados. Tomen el ejemplo de una maleta con ruedas…, sí, ese con las rueditas abajo pegadas a la valija. Casi ya no existen normales, sin ruedas. Antes ninguna tenía ruedas y lo más bien que las cargamos. ¡Un hombre bien hombre, acarrea las suyas y las de su mujer!
¿Quienes estuvieron esperando que a alguien se le ocurriera? ¡A nadie, por supuesto!
La sociedad estaba concebida sin esas rueditas, había cargadores de maletas en hoteles, estaciones de trenes, aeropuertos…. Esas personas que ganaban su propina y se hacían su ingreso adicional. Los nietos que se las llevaban a sus abuelas, también recibían unos Pesos. ¡Las maletas están hechas para ser cargadas, no rodadas!
Bernard Sadow tuvo la idea en 1970, cuando arrastró dos pesadas maletas por un aeropuerto al regresar de vacaciones. Esperando en la aduana, observó un trabajador, como hacía rodar una máquina pesada sobre una patineta.
Le dijo a su esposa: ¿Sabes, eso es lo que necesitamos para el equipaje”. Cuando regresó a trabajar, tomó las ruedas de un baúl y las montó en una gran maleta de viaje. “Puse una correa en el frente, tiré de ella y funcionó”, dijo.
Esta invención, por la que tiene la patente de EE.UU. No. 3.653.474, como “Equipaje Rodante”, no tuvo una inmediata aceptación, pero finalmente se impuso.
Claro, muchas innovaciones en un inicio parecen sin sentido, inútiles, superfluas. ¡
No vayas a creer que todo el mundo estaba esperando esa buena idea!
En el caso de Sadow, en realidad debiéramos hablar de Exnovación
- Thermomix: ¿quién va a querer gastar tanto dinero para hacer comida en casa?
- Nanotecnología: ¿Nano…qué?
- GPS: ¡Eso es sólo para desbocados y quienes no saben leer un mapa o plano!
- Post-it-Notes: ¿Para qué voy a andar pegando papelitos amarillos?
- Viagra: ¿no me van a decir que a muchos no les ha cambiado la vida?
- World Wide Web: ¿qué, para qué? ¡Que absurdo!
- Teléfono móvil: eso es fantasía y además, molesto, no sabría donde guardarlo. Bueno…, las mujeres podrían en sus carteras.
La lista sería interminable…
La hora del nacimiento de una innovación, casi siempre va acompañada de la crítica, de que no hace sentido.
Más bien soy de la opinión, de que si las personas ocasionalmente no hacen cosas sin sentido, tampoco sería posible crear cosas inteligentes que hacen mucho sentido.
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
Read moreEl trabajo en equipo, en muchas organizaciones se ha transformado en un fetiche.
Es cierto, en muchas empresas y organizaciones demasiadas personas, especialmente de los niveles táctico y estratégico, pasan más del 50% de su tiempo en actividades y reuniones de o en equipo. Existen diversos estudios que lo avalan.
¡El team lo es todo! ¡Genial! Claro, por supuesto trae consigo más intercambio, más feedback, más en común, mejores redes, más colaboración. ¡Es que juntos somos más potentes dentro de la nueva “economía colaborativa”, ya no más es sólo «mi» – sino «nosotros», somos una potencia en la inteligencia colaborativa, del pensamiento en redes….obvio! Es el lugar donde la colaboración y el trabajo en equipo hace todo, para que se cumpla el desafío del team.
¿Será tan cierto?
Definitivamente pienso que no.
De hecho, desde mi posición directiva en los últimos ocho años como Gerente General Corporativo, el trabajo en equipo juega un rol para casos específicos, proyectos acotados y no muy extensos, resolución de algunos problemas. Pero nunca fue predominante, lo que no significa que en su justo espacio le otorgue su importancia y eficiencia. En mis propias tareas y actividades, sumo como trabajo en equipo todas las reuniones de diversos directorios en que participo y he participado, así como algunos Comités de estos mismos. Con mis colaboradores directos de confianza, el teamwork estructurado siempre ha sido más espontáneo y esporádico, que estructurado. Raya para la suma, tengo la impresión que un teamwork dosificado dio sus frutos.
Miro y escucho lo que sucede en otras organizaciones, de los más diversos rubros, la cultura del team es el fetiche, como si fuera la madre de todas las competencias medulares.
Pienso que el trabajo en equipo y la “reunionitis”, requieren una fuerte dosis de realismo.
- El exceso de trabajo en equipo es ladrón del tiempo.
En realidad, la gran mayoría de los managers y jefes podrían iniciar su semana laboral una semana antes, ya que cada día está taponeado de reuniones, conversaciones individuales, puestas de acuerdo, conferencias, etc.
“Y de pronto, se me fue la mañana y llegó la hora de almuerzo en donde hay más teamwork de otro tipo, ya que rara vez hablamos algo distinto a trabajo. Y a la tarde, las presentaciones de proyectos, ufff, una media hora para responder algunos correos, otra reunión, esta vez no programada… Listo, me voy. Noooo…, en la agenda aún está esa teleconferencia. Terminamos, al fin…, mejor me voy para la casa, ya es tarde….”. ¿Les parece conocido a algunos?
Entonces muchos van camino a casa y se dan cuenta que respiraron aire enrarecido en las salas de reuniones, sí, gran parte del día. Eso si, hay que decir que la sensación del “nosotros” está fortificada, pero no quedó tiempo para concentrarse en ciertos temas importantes, para pensar, analizar, idear, crear. Hmmm, poco tiempo, casi nada en realidad. Pero a la vez es cómodo eso de apostar al espíritu de equipo, postergar la auto-responsabilidad. Es mejor compartirla.
A unos pocos le viene angustia, remordimiento, frustración, impotencia. Duermen mal.
A otros no les importa mucho o incluso nada. Duermen mejor.
El hablar con los demás e intercambiarse, ahorra el esfuerzo e inhibe la motivación, para que se deba pensar en profundidad, sistémicamente, tratando de ver un poco más allá… Lo que viene entonces, lo conocen muchos: para poder dedicarle tiempo y con calma a algo razonable, el trabajo y el laptop se van para la casa. Pero dicen que es bueno para la familia, que mejora la calidad de vida y con ello la productividad…, me refiero a eso de trabajar en casa. Conozco demasiados casos que eso es una falacia, un auto-engaño. Pero: ¡ahora si somos productivos, ya que al fin se puede estar solo, pero me llegó la medianoche…, el cansancio me supera!
- El trabajo en equipo puede fomentar el desarrollo del instinto gregario.
“Tormenta de ideas” en el equipo es un buen punto de partida, para que el grupo llegue a mejores ideas y soluciones. El pensar en conjunto es más productivo que pensar solos, dicen… Muchos estudios psico y sociológicos comprueban que muchos equipos tienden al instinto gregario, al conformismo. Quienes piensan demasiado distinto, son catalogados como rupturistas, intransigentes y finalmente expulsados por los anticuerpos del team. ¡Debes ser capaz de alinearte con el espíritu del team, como una buena oveja!
¡No inflemos ni sobrevaloremos el espíritu y el trabajo en equipo!
- Trabajo en equipo, no necesariamente significa el mejor resultado.
“La reunión se alarga y alarga, es tarde, tengo hambre, miro el reloj y sólo quiero una cosa: irme a mi casa”. A los demás les sucede lo mismo, también están pegados en sus asientos queriendo terminar. Pero se requiere un resultado, una solución, decisiones. Y muchas veces el resultado es un montón de tasas de café vacías y malolientes, sumadas las galletas que nos hacen engordar. Pero ya, hay que llegar al menos a un común denominador que todos puedan aceptar. Uff – logrado. Quien ponga en duda la decisión, traiciona al colectivo. ¿El mejor resultado? ¡Demasiadas veces no!
¿Es ello lo mejor para la empresa? ¡Claro que no!
¿Consume demasiados nervios y energía? ¡Claro que sí!
Por ello sugiero que los directivos evalúen si es tan productivo y eficaz mantener una “teamflación” en la organización. Sólo en dosis razonable, sólo lo que sea eficaz. Es más, pienso que en sus competencias de liderazgo debiera desarrollarse la capacidad de auto-administrarse ese tiempo personal, crear las condiciones para los demás y también, ser coach de aquellos que les cuesta desprenderse de esa «teamflación».
Es necesario que todos, pero en especial las gerencias y jefaturas sean rescatadas, para que puedan dedicar tiempo a espacios libres, para pensar y trabajar solos, sin teléfono, sin visitas y una vez por todas agender cada vez más reuniones consigo mismos. Ahí comienza la auto-responsabilidad de verdad, la auto-disciplina, para lograr mejores resultados, tomar mejores decisiones y generar soluciones eficaces para los clientes, incluso los internos..
¡Los invito agendar una mini-reunión con ustedes mismos, para reflexionar solos, no “en el team”, acerca de estas líneas!
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
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No soy muy amigo de esos programas de competiciones culinarias donde los chefs hacen arar por el suelo a muchos participantes, como tampoco de otros programas de corte similar, sin competidores, donde cocineros o reposteros se dedican a mostrar sus logros y a revelar a grandes rasgos, cómo se supone que hace bien esto de cocinar…
Pero por una u otra razón, igual hay ocasiones que me cruzo con alguno de esos programas y es cierto, a veces se te hace agua la boca cuando te muestran la preparación especial de algún rico pescado, con sus buenos condimentos, cocción a la medida y guarniciones tentadoras. Es ahí donde pienso, que efectivamente “hay algo” en estos programas que los hace tan populares y logra fascinación en muchas personas.
Efectivamente, aunque a mi entender sólo sea excepcionalmente, hay veces en que fascina la disposición, la actitud del chef, su receta y el dar a conocer su conocimiento y la sensibilidad con la cual cocina, incluyendo algunos trucos, compartiéndolos para medio mundo a través de la TV. Parece que ello fuese relativamente común entre chefs, cocineros, reposteros y otros del rubro, digo, el compartir.
¿Qué pasaría si partiéramos con esa idea a una empresa de por ejemplo creación de software, pero también válido para muchas otras en diversos rubros, proponiendo al gerente que comparta sus secretos, sus fórmulas, sus tácticas comerciales, sus trucos, sus estrategias de reclutamiento de personas….? Es más, que todo este “know-how” se divulgue masivamente en una serie de TV, en una miniserie en Youtube o un especial de Netflix…
Estoy totalmente convencido, que seríamos tildados de chiflados, que el derecho intelectual debe resguardarse, que pueden haber patentes involucradas, que es parte de la ventaja competitiva, etc., etc. para justificar un rotundo no. De acuerdo, esa sería la respuesta inevitable y lógica, de acuerdo a como funcionan hoy las cosas.
¿Por qué lo hacen los chefs entonces? Esa ha sido una duda que me ha acompañado, ya que con sus recetas y consejos, pueden lograr una imitación casi perfecta de su plato final? ¿Por qué no se ve perjudicado con ello? La respuesta parece ser simple: la fama. Su retorno se produce a través de la cantidad de fanáticos que ven sus programas, que compran sus libros, que les permiten ser caras publicitarias de marcas poderosas. Y…., curiosamente, son los menos que alguna vez probaron un plato salido de sus manos. Algunos dirán, que con toda esa entrega de know-how, un joven y ambiciosos chef novato llamado p.ej. Perico de los Palotes, podría generarle competencia y derrumbarlo. ¿Por qué esos chefs famosos no le temen a ello? Simple: la copia nunca es tan valiosa como el original. Eso no sólo funciona en los cocineros, también en los “dobles” de p.ej. cantantes, en donde incluso los imitadores a veces cantan mejor que el original, pero no lo desbancan. Lo mismos sucede con conocidas cadenas de hoteles de lujo, con marcas de auto de lujo, con teléfonos inteligentes, etc.
¿Se debilitan con las copias o las creaciones alternativas? ¡Por el contrario! Las marcas se fortalecen, se hacen aún más conocidas, su segmento crece, ganan en fuerza de atracción…
¿Qué recetas vas a compartir tú? ¿Te atreves?
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
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Siempre lo intuyeron poetas, filósofos, románticos, músicos…., no así los científicos: nuestro corazón está dotado de una inteligencia intuitiva que en todo momento emana energía, ondas de frecuencia vibratorias que se esparcen en un radio cada vez más grande dependiendo de la emoción que estemos albergando a cada instante. Si esta inteligencia se conecta con el amor nos convertimos en generadores de paz a nuestro alrededor.
Claro dirán, con esto volvemos a lo esotérico…. ¿Y qué más da? Lo esotérico es aquello que está oculto a los sentidos y a la ciencia y solamente es perceptible o asequible por las personas iniciadas, es decir, toda doctrina que requiere un cierto grado de iniciación para estudiarla en su total profundidad. ¡Así es que, los interesados, pueden darse por pre-iniciados si leen, comprenden y aplican gradualmente lo aquí expuesto!
La mayoría de ustedes comprende lo que se siente al estar en un estado de armonía y de paz, donde sus corazones y mentes están vinculados realmente con los demás involucrados, sintiendo el amor de esa experiencia sinérgica. Sin embargo, casi siempre sucede de manera casual más que por la intención dada. Imagínense los abuelos disfrutando a sus nietos, una pareja enamorada, un grupo de amigos en una conversación convergente profunda…. Esas son algunas de muchas situaciones cotidianas, donde se produce esta contagiosa experiencia sinérgica de mente-corazón-entorno. Pero también se producen en equipos deportivos exitosos, bandas musicales, entre otros.
Las investigaciones muestran, que cuando cambias a un estado coherente, es decir a una vibración de amor y paz, el corazón y el cerebro operan en sinergia como dos sistemas de malla en una sola. Ello significa entonces, que cada uno de nosotros potencialmente puede aprender como activar y sostener esta sinergia entre el corazón y el cerebro. Ello contribuiría significativamente a evitar el estrés excesivo, aumento de nuestra claridad mental y la capacidad de discernimiento. Si lo logramos, seremos capaces de encontrar soluciones creativas para nuestros desafíos personales, sociales, integrales…. Lo complejo será entonces lograr simplificar el proceso de conexión intuitiva con el alma, para desdoblar más eficazmente lo que realmente somos. ¡Créanme, casi a los 60 años de edad estoy trabajando en ello, y mientras reflexiono y trabajo en ello, no me he fumado ningún alucinógeno!
Una reciente investigación del Instituto de HeartMath (IHM), concluye que el corazón es un punto de acceso a nuestra tecnología natural interior, como si fuese nuestro teléfono inteligente. El corazón es la inteligencia intuitiva que puede elevar nuestras comunicaciones, decisiones y elecciones a un nivel mucho más alto y de mayor eficacia. Ya lo mencioné, entre otros los poetas siempre lo dijeron y a nivel racional nadie les creyó. Un hallazgo interesante de esa investigación, muestra que cuando las personas tienen una verdadera coherencia entre sus sentimientos básicos, la compasión aumenta su vibración de manera natural. Es por ello, que aquellos que poseen una inclinación esotérica básica, utilizan el término de energía para referirse a los sistemas que no podemos ver o tocar, como por ejemplo nuestros pensamientos, emociones e intuiciones.
La mente y los sentimientos del corazón son las fuentes energéticas en que se basan nuestros pensamientos y emociones. Ellos son los conductores principales de nuestros sistemas biológicos que tienen una poderosa influencia en nuestros comportamientos, decisiones y resultados. La intuición del corazón es lo que la gente ha asociado con su “voz interior”
Sólo utilizamos un pequeño porcentaje de este flujo energético, ya que al parecer las elecciones de nuestro ego anulan la sugerencia intuitiva. Por supuesto, la intuición está más o menos desarrollada en las personas. Simplificando: quienes son capaces de disminuir la acción de su mente y sintonizan con sus sentimientos más profundos del corazón, pueden lograr una conexión intuitiva natural.
Las investigaciones realizadas en los laboratorios de IHM han confirmado, que cuando una persona está en coherencia con el corazón, este irradia un campo de energía electromagnética más coherente, que puede beneficiar a las personas, los animales y el medio ambiente. Ello explica que cuando hay un grupo coherente, unido, que trabaja en cooperación, se traduce en un aumento de flujo, eficacia y potencial para alcanzar resultados más altos, sea en las familias, el trabajo, el deporte, las artes… En esos casos, los participantes del grupo no sólo están en sinergia, sino que se comunican en un nivel energético invisible muy superior y más eficaz.
Muchos científicos creen que existe una retroalimentación permanente y activa entre los seres humanos y los sistemas energéticos de la tierra. En IHM trabajan junto con otras iniciativas, lo que les ha permitido darse cuenta de la creciente ola de eficacia que se está generando, así como de la intención colectiva de cooperación y unidad. Esta red global “Coherence Initiative” ha colocado 14 sensores en todo el mundo para medir las resonancias magnéticas de la tierra. Esta red global permitirá a nuestra investigación científica observar las interconexiones existentes entre el campo magnético de la Tierra y las emociones y los comportamientos humanos colectivos. La ciencia ha demostrado que el campo magnético de la Tierra afecta a los seres humanos de manera profunda, pero nuestra intención es estudiar cómo los seres humanos como un colectivo, pueden afectar el medio ambiente y el campo magnético de la tierra.
La energía de cada individuo contribuye al ambiente del campo global y los pensamientos, las emociones y las intenciones de cada persona afecta ese campo. Un primer paso para aumentar la coherencia del entorno y del campo es que cada individuo asuma la responsabilidad por su propia energía. Podemos hacer esto, si somos cada vez más conscientes de los pensamientos sentimientos y actitudes, que estamos alimentando cada día.
La hipótesis de IHM es que a medida que suficientes personas puedan aumentar su coherencia con el corazón, esto a su vez conducirá a una mayor cohesión social. Como una masa crítica, logra que las culturas y las naciones se vuelvan más armoniosamente alineadas. A la larga, ello puede conducir a una mayor coherencia global y la paz sostenible.
Doc Childre el fundador de HearMath, lo pone de esta manera: “a medida que seres humanos practiquen la cohesión del corazón con sus sentimientos y emociones elevadas, más se cumplirán los requisitos para el “rito de paso” hacia el siguiente nivel de conciencia, usando nuestros corazones como guía intuitiva, y se convertirá en sentido común sobre la base de la inteligencia práctica.
Info resumida respecto de IHM
El Instituto de HeartMath (IHM) es una organización de investigación y educación sin fines de lucro reconocida internacionalmente, dedicada a ayudar a las personas a reducir el estrés, el control de las emociones, construir la energía y la capacidad de una recuperación para una vida sana y feliz.
Científicos del IHM realizaron un estudio sobre el corazón y la interacción del cerebro, examinando cómo el corazón y el cerebro se comunican entre sí y cómo eso afecta a nuestra conciencia y la forma en que percibimos nuestro mundo.
En el IHM iniciaron este proyecto basado en la ciencia especial, la Iniciativa de Coherencia Global (GCI), para ayudar a proporcionar una imagen más completa de estas conexiones. Los científicos de IHM ya han llevado a cabo una amplia investigación sobre el poder del corazón, la conexión con el corazón y el cerebro, la inteligencia del corazón y la intuición práctica. Ahora los científicos esperan GCI para ayudar a explicarlos misterios de la conexión entre las personas y la tierra. . . y hasta el sol. En cierto modo, el corazón espiritual es como un teléfono inteligente, que nos conecta de forma invisible a una gran red de información.
Más info en este sitio: http://www.heartmath.org
Video subtitulado en español: https://www.youtube.com/watch?v=kQggKTMedkU
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
Porque probablemente en algún momento de mi etapa más juvenil pertenecí a este grupo, el de los arriesgados en los negocios, donde en parte gané y en otras fallé, por diversas razones. Quizás fallé en algunos momentos decisivos, porque no escuché a los más viejos, más sabios, pero quienes sí habían sido exitosos tomando ciertos riesgos. Tampoco escuché más adentro dentro de mí mismo.
Claro, los arriesgados son catalogados como aventureros, locos, jugadores… La mayoría de las personas piensan que aquellos que toman riesgos, deben ser valientes y audaces. Deben ser dependientes de la adrenalina, es decir unos personajes temerarios tallados de una madera heroica. Por otra parte, nadie quiere tomarlos como ejemplo.
Todos lo sabemos: quien toma un riesgo en el mundo de los negocios, del management, y fracasa rápidamente, puede olvidarse de su carrera profesional, ya que es rápidamente etiquetado como “perdedor”, sobre todo por quienes mantuvieron siempre la pelota a ras de piso sin exponerse siquiera un poco. ¿Entonces por qué arriesgarse para intentar pasar por ese fogón?
“Por supuesto sabemos, que con cero riesgo, no hay crecimiento”…dicen ciertas voces, ya sea en el ámbito privado como en el profesional. Entonces aparecen frases como “pero primero, no puedo permitirme correr riesgos y segundo, yo no soy de ese tipo de personas”.
Después de todos estos años y si de algo les sirve por lo cual lo comparto, he llegado a la conclusión que ese tipo de mentalidad en realidad es errada. Quienes piensan así, nunca serán buenos Gerentes o “Managers” y menos aún empresarios o emprendedores con éxito. Ello es así, porque en realidad el tictac del reloj interno de “los arriesgados” es distinto.
Acerca de este tema, la periodista de temas económicos Kayt Sukel, escribió un libro bastante interesante: “The Art of Risk: The New Science of Courage, Caution, and Chance“
Independiente de las personas con quienes habló, entre otros: jugadores profesionales de póker, miembros de comandos especiales, saltadores en paracaídas, skaters urbanos o supuestos emprendedores “temerarios“, sorprendentemente todos dijeron lo mismo acerca de riesgos. Está bien que haya sido así, ya que ello nos ayuda a todos los mortales normales, a entender mejor el manejo de riesgos. En especial destacaría tres puntos de vista:
- Los “arriesgados“ hacen sus tareas de manera muy precisa.
No, la mayoría no son del tipo que anda arriesgando su cuello todos los días. Quienes lo vean así, no ven lo esencial: estos “arriesgados”, antes de actuar estudian meticulosamente cada detalle y justamente porque arriesgan perderlo todo. Eso significa: planificación profunda, investigación de trasfondos, así como conocimiento acabado de las potenciales situaciones ventajosas y desventajosas.
- ¡Los “arriesgados“ ven eso que hacen como un proceso y no como un sello distintivo de carácter!
No pues, estos personajes no se deciden simplemente por algún desafío grande, se la juegan a una carta y se lanzan al vacío para ver que resulta. Esto no es así. Antes del supuesto gran riesgo, enfrentan varios riesgos menores, donde van probando sus capacidades, aprenden y suben el nivel de riesgo de manera gradual.
- “Los “arriesgados” no fracasan. Es que aún no concluyen…
En todas esas fases menores o intermedias, los “arriesgados“ registran exactamente sus errores. Luego corrigen, sin enojarse, sin frustrarse, sin perder de vista el objetivo mayor.
Lo cierto es que si analizo distintas actividades de personas que asumen riesgos, es así como se concluye en el libro mencionado. Es sorprendente: independiente si se trata de deporte, juego, negocios u otras actividades que quienes lo vemos “de afuera” lo encontramos de mucho riesgo, en realidad no lo es. Claro está: muchas veces no vemos que esas personas dieron esos pasos intermedios y sólo vemos el supuesto gran salto…, el aparentemente temerario.
Piensa acerca de ello, también si eres jefe o emprendedor.
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
Que un masajista te suelte todos esos “bloqueos estructurales” en el cuello, los hombros y la espalda es muy reconfortante, no sé si siempre relajante. Desgraciadamente lo hago demasiado poco, otras personas nada y algunos, los menos, con bastante regularidad. En mi caso es pura dejación, ya que uno de mis hermanos, así como uno de mis mejores amigos de la infancia, no sólo son muy buenos en ello, sino además lo complementan con otros tratamientos: cada uno con sus especialidades anexas.
Por supuesto los he recomendado a ambos, muchas veces. Quienes realizamos una buena experiencia, generalmente la comentamos, la multiplicamos, la recomendamos…. Eso es bien común. Pero el punto es otro: ¿cómo recomendamos exactamente? Aquí se pone interesante, como lo he hecho con mis masoterapistas cercanos:
Por supuesto narré los hechos, con precisión, con lógica y objetividad. ¿Cierto? Por lo tanto incluí en mis recomendaciones las siguientes precisiones acerca de sus masajes:
- Su fuerza de presión de dedos está en el rango óptimo.
- Su gama de servicios incluye una selección de los programas individuales de masaje con un énfasis en la terapia, la salud y la relajación.
- Han completado su formación adicional en una buena diversidad de terapias alternativas, en las cuales mi hermano y amigo, cada uno en su sub-especialidad, son lo mejor que he visto en Chile
- Además son ex deportistas importantes, por lo tanto conocen el desgaste más severo “desde adentro” y por ello, en sus sub-sub-especialidades en p.ej. estructura química atómica de la musculatura o terapias de luz y vibraciones cuánticas.
¿En serio?
¡Fin modo de ironía! – Por supuesto que no los he recomendado de esa manera. Lo he hecho como lo realiza cualquier persona normal medianamente comunicativa: “Me siento bien y sin contracturas musculares, son muy competentes y preparados, puntuales y confiables. Además podrían resolverte otros problemillas de salud. Te los recomiendo”.
La mayoría de las recomendaciones suenan más o menos así, no sólo para masajistas, kinesiólogos, médicos, peluqueros, contadores, jardineros, entre muchos otros. Por supuesto, también sucede con productos, tiendas, restaurantes, etc., etc.
Nadie recomienda a su contador de acuerdo a la cantidad de errores realizados por cada mil asientos contables digitados. Menos aún revisamos el % de éxito estadístico de un médico, en el tratamiento de cierto tipo de enfermedades. Tampoco un hotel por el número de almohadas por cama o la densidad del tejido de las sábanas.
En el 99% de los casos no se trata de datos objetivos. Se trata de algo muy distinto: la sensación o evaluación muchas veces más cargada a lo subjetivo, que nos deja como potenciales clientes o pacientes. Si es buena, claro, vamos a recomendarlo a otros, poniendo de nuestra propia sal y pimienta.
Hasta aquí, a la mayoría de ustedes todo lo anterior les debe parecer bastante familiar, pero sobre todo para asuntos particulares, en el ámbito privado. ¿Por qué será que en muchas empresas sucede todo lo contrario? ¿Por qué son tantas las personas que se centran con absoluta prioridad sólo en sus tareas, el realizar su trabajo asignado, es comunicar datos objetivos, indicadores tradicionalmente aceptados…, auto-limitándose? En el fondo, sería bastante más lógico focalizarse en analizar en equipo, qué es lo que realmente percibe el cliente, no sólo lo que evalúa objetivamente. A partir de ello, definir qué competencias internas y motivaciones de las personas se ponen en juego, para resolver los cuellos de botella más candentes, que estén limitando la materialización de las preferencias viables de los clientes.
En el fondo, una y otra vez nos encontramos con esta locura al cuadrado: en muchos casos, el mayor tiempo se destina a mejorar los indicadores objetivos formales (de los cuales también debe haber…, pero orientados y asociados al foco “clienting”). Muchas empresas serían más exitosas, muchos colaboradores más felices, creativos y auto-responsables en sus empleos, si en la cultura de trabajo se fomentaran las habilidades, talentos, virtudes y motivaciones de los colaboradores, pero ello, con una orientación más clara hacia al cliente, en lo real, no sólo en la retórica y en las medidas aparentes.
¡A veces pareciera, que lo único que molesta a los colaboradores es el cliente…!
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
Read morePara quienes no lo conocían como yo, hasta que leí lo que les relato de manera resumida más abajo, George Dantzig fue un profesor, físico y matemático estadounidense, reconocido por desarrollar el método simplex y es considerado como el «padre de la programación lineal». Es decir era un tipo bueno para los números, una bestia para la estadística como mi concuñado Carlos, pero más allá de ello, poseía una inteligencia lógica y capacidad de razonamiento fuera de lo común.
Un día que Dantzig llegó tarde a clases en la Universidad de Berkley, observó dos tareas de estadística anotadas en la pizarra por parte del profesor. Supuso que eran tareas para la casa. Mientras las copiaba, pensaba acerca de lo difícil que eran de resolver.
Efectivamente, por varios días salió vapor de su cerebro, pero finalmente entregó los resultados al profesor. Poco después se enteró acerca de la razón por la cual el profesor había abierto tanto los ojos: no era una tarea. Había resuelto dos tesis de la estadística, que no se habían demostrado hasta entonces. Es decir, aún eran consideradas sin solución.
Duda: ¿si hubiese sabido que eran dos tesis supuestamente sin solución, habría Dantzig encontrado el resultado? – No lo sabremos nunca. Sin embargo sí sabemos, que en la mayoría de las personas, al saber que no existe una supuesta solución, provoca que ni siquiera lo intenten.
Supongo que ustedes tampoco son confrontados a diario con problemas o desafíos científicos sin supuesta solución. Pero la predisposición “Si-es-que-fuese-factible-alguien-ya-lo-hubiese-resuelto” si existe en situaciones del día a día, tanto el trabajo como en el ámbito personal.
Esa predisposición no es un supuesto más. Ya son muchos estudiosos que han concluido desde perspectivas sociológicas y psicológicas, que la mayoría de las personas – independiente de las habilidades y fortalezas con que vinieron al mundo – creen firmemente que un problema grande es y seguirá siendo un problema grande. Son personas que poseen una imagen estática acerca de ellos mismos. Dentro de ese marco, intentan navegar lo mejor posible…, muchas veces sin éxito, lo que las lleva a la capitulación o hundimiento.
Pero también existen las personas con una auto-imagen dinámica, quienes piensan que crecer es posible, que es factible lograr cosas con esfuerzo y ejercitando la búsqueda de soluciones a problemas. Parten de la base que los problemas sí tienen solución, que las tareas pueden resolverse, por muy grandes o complejas que sean. Con ello pueden modificar para bien cada habilidad y fortaleza que posean. No se trata de cómo soy, sino de lo que puedo llegar a ser.
Estas auto-imágenes son como dos anteojos, a través de los cuales se interpreta el mundo, su propia vida personal y el trabajo. La anécdota de George Dantzig es un ejemplo de la auto-imagen dinámica: poseía el talento matemático para resolver ambos problemas, pero a la vez el convencimiento que podría resolverlos.
Tengamos presente: ¡nosotros sólo seremos tan buenos como nos lo permitimos!
Ricardo Gevert – Adm. Industrial
texto extraído de www.gevert.com
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