Durante esta semana queremos seguir reflexionando sobre la motivación. Esta vez, comentándoles 2 producciones de Netflix que tienen que ver con dos caras de este tema. Por una parte el documental Athlete A, que se refiere al escándalo de abusos en el equipo olímpico de gimnasia artística de los Estados Unidos, y por la otra, una maravillosa película que nos cuenta la historia de Antonia Brico, una de las pocas mujeres que ha llegado a ser directora de orquesta.
Ambas producciones se refieren a historias de mujeres con fuertes pasiones, unas pequeñas e indefensas que caen en un sistema abrumador y que logran todas las medallas del planeta pagando un precio muy alto. Y otra pequeña con una dura infancia, pero que tiene la libertad de luchar por su pasión, y aunque no logra ser reconocida, en gran parte por su género, vive la vida plenamente, no sin dificultades, pero haciendo lo que ama.
Quizás sería bueno comentar que el documental sobre las gimnastas, aunque nos informa sobre todo de los abusos sexuales cometidos por el doctor de la selección, lo que nos interesa es lo que muestra sobre el sistema de entrenamiento de estas niñas, que desde edades muy tempranas, eran fuertemente controladas, aisladas de sus familias por largos períodos, castigadas, llegando a extremos como hacerlas competir con fracturas, pegarles cachetadas, etc. Al parecer muchas personas, o pasaron por alto o directamente encubrieron estas situaciones, porque estaban teniendo logros. Lo más importante era ganar las medallas olímpicas. Por los testimonios de las propias gimnastas, muchas de ellas ganadoras olímpicas, estas situaciones las marchitaron por dentro, y fueron perdiendo la pasión y el entusiasmo con que se iniciaban a los 3-4 años.
Hay ambientes fuertemente controladores y competitivos, que pueden tener altos desempeños, pero a costa de la felicidad de las personas. Quizás es por eso que en este último tiempo hemos ido sabiendo de tantos deportistas que más que gozar sus disciplinas dicen sentirse angustiados, tener depresión, etc. Esto es válido para la educación también. Podemos tener buenos resultados académicos, según pruebas estandarizadas, presionando a los niños con castigos y recompensas, pero dudo que sea eso el propósito de la verdadera educación integral. Pero además, hoy día sabemos, por estudios e investigaciones, que cuando las personas actúan por temor a ser castigadas o sólo por una medalla, sus desempeños a la larga, no son tan buenos o terminan con algún malestar psicológico, esto porque necesitamos sentir que hacemos lo que queremos y amar lo que hacemos, necesitamos que lo que hacemos tenga sentido o sea una contribución para este mundo. Eso sólo ocurre cuando tenemos autonomía, cuando nos sentimos conectados con otros y cuando tenemos un sentido de competencia o eficacia.
Por su parte la película Antonia, nos muestra a una jovencita y luego una mujer, con una determinación sin límites para lograr una meta prácticamente imposible: ser directora de orquesta en los años 30. Ni siquiera hoy existen muchas mujeres que dirijan, en esa época era un escándalo. Es una historia admirable por la mentalidad de crecimiento, la asertividad, la disciplina y por supuesto, excelente modelo para nuestras niñas y adolescentes.
¿Cómo encender ese tipo de motivación en cada niño o niña que está en nuestra sala de clases? Creo que la historia de Antonia, aunque su vida familiar no fue fácil, tuvo siempre mucha libertad para dedicarse a la música, tuvo mentores, profesores que creyeron en ella y amigos que la apoyaron de una u otra manera. Ella, a pesar de que recibió muchos «no» a cada paso en el camino, se mantiene con una entereza sorprendente. En contraste con lo que se ve en el documental, Antonia es una mujer enfrentada a inmensos desafíos desde pequeña también, pero plena, llena de energía por su pasión que es la música.
De ambas historias podemos aprender que la motivación intrínseca es algo que es frágil, hay que cuidarla no está garantizada. También podemos aprender que no es algo creado desde afuera de la persona, a cada niño o niña, le saltará su corazón por diferentes cosas. Descubrir esos intereses y permitirles cultivarlos es fundamental, para eso darles autonomía, para tomar decisiones, para involucrarse con la actividad en sí y no enfocarlos hacia el logro o las medallas. A veces les decimos a los niños y las niñas que «no importa lo que hagas, debes ser el/la mejor». Esa es una frase peligrosa porque lo más importante de la motivación intrínseca, que lleva a altos desempeños pero también a mucho bienestar, es que el foco de atención esté puesto en el disfrute de la actividad en sí y no en algo externo.
Si quieres saber más sobre este tema, te invitamos a inscribirte en una sesión introductoria de nuestra capacitación Ambientes AVC para la Motivación Escolar.
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Corporación Simón de Cirene
A continuación, te ofrecemos algunas sugerencias y buenas prácticas para desarrollar el arte de conversar junto
a otras personas dispuestas a escucharse, influir y dejarse influir. Una dinámica posible de realizar con cualquier
grupo de personas.
1. Equipo
Es importante contar con un equipo de personas preparadas para facilitar y sostener espacios de conversación,
cuyas habilidades interpersonales logren generar contextos de confianza y cercanía para impulsar buenas
prácticas de comunicación efectiva. Ideal que sea un equipo estable.
Puntos a considerar:
● Inducción: Es importante que los facilitadores puedan desarrollar competencias, tales como: la capacidad
de escucha, el diseño de conversaciones y gestión de espacios emocionales, con el objeto de favorecer la
conectividad entre los participantes, es decir, la capacidad de influir y dejarse influir.
● Sentido: Los facilitadores deben comprender cuál es el sentido de propósito de la conversación, es decir,
para qué nos vamos a escuchar, lo cual permitirá dar foco a la conversación a sostener.
● Inclusión: Es bueno que el equipo de facilitadores favorezca la inclusión de todos los participantes para
favorecer una conversación pluralista considerando los más diversos puntos de vista.
● Expectativas: El moderador debe ser capaz de establecer al inicio el marco sobre el cual se abordará la
conversación aclarando dudas y regulando las expectativas. Es importante que cada participante se sienta
escuchado y valorado como persona, pudiendo expresar sus ideas, intereses y preocupaciones, mientras
que los demás puedan no sólo escuchar lo que se dice, sino que también desde dónde se dice. Cada uno
de nosotros es una persona que se expresa desde sus propias experiencias e interpreta lo que le pasa desde
sus propias vivencias.
2. Preparación previa
● Mapeo de Actores y el Territorio: Es esencial dedicar tiempo previamente para identificar los actores
claves en la comunidad, las dinámicas de organización en el territorio y el contexto e historia del lugar y
las personas. De esta forma empatizar, sensibilizar y encauzar de mejor forma la conversación con mayor
probabilidad de obtener resultados positivos a partir de los anhelos, intereses y preocupaciones que
pudieran ser detectados.
● Idea Fuerza: Todos los facilitadores deben estar alineados con el objetivo comunicacional que se espera
entregar durante el proceso de conversación. Para ello, es importante considerar que todo lo que se
exprese, se muestre, se indique, etc. estará comunicando algo a los demás.
● Logística: Es importante planificar previamente todos los aspectos logísticos requeridos para una adecuada
jornada de conversación. En tal sentido, el espacio físico, la infraestructura (ej. sillas), los implementos
metodológicos, medio ambientales (ej. música ambiente) o de ser necesarios un servicio de coffee break
o catering deben ser debidamente coordinado. Es útil contar con un check list y un coordinador dentro del
equipo quien sea el responsable de velar porque todo funcione de acuerdo con lo programado. La
impecabilidad en la ejecución generará en la comunidad un mayor contexto de confianza, legitimando el
nivel de competencia con la cual se lleva a cabo el proceso. De igual modo, ideal si es posible solicitar a
proveedores locales los servicios que pudieran ser requeridos en la jornada.
3. Durante la Conversación
El rol de los facilitadores en la dinámica conversacional es ser un puente de comunicación entre las partes. Si
bien se espera que mantengan una cierta neutralidad, es recomendable que en ciertos momentos puedan
realizar preguntas con el objeto de indagar y profundizar en la intervención de algún participante. Finalmente,
se espera que sea la comunidad quien vaya identificando sus problemas y diseñando posibles soluciones. A
continuación, algunas recomendaciones para lograr resultados óptimos:
● Preguntas Inspiradoras y Escucha Activa: La clave de una buena conversación nace de preguntas
inspiradoras y una escucha activa. Las preguntas son la puerta del descubrimiento, propician la creatividad
y buenas ideas. Una buena pregunta genera curiosidad, es provocativa e invita a buscar soluciones.
Mientras que la escucha activa, busca conscientemente poner atención no sólo a lo que dice una persona,
sino que además se busca interpretar por qué lo está diciendo y desde dónde lo está diciendo, es decir,
cuáles son sus criterios de validación. Además, al escuchar de manera activa estamos considerando la
emocionalidad con lo que dice lo que dice y los gestos que utiliza (corporalidad). Todo comunica.
● Contingencia: Estar al día con las noticias y lo que está pasando, puede orientar el rumbo de las
conversaciones, anticipándose ante coyunturas, evitando algún sesgo o manteniendo cierta neutralidad.
● Reaccionar Rápida y Oportunamente: Si no se puede resolver es necesario, al menos, hacerse presente,
dar cuenta del interés y empatizar con la persona, es clave prepararse para acompañar y sostener
conversaciones difíciles.
● Poner Atención en la Capacidad de Influir de las Personas: A veces la persona que menos se espera, es
la que tiene mayor influencia en la comunidad. Por lo mismo, es clave tener un buen mapeo de actores.
● Capacidad de Articulación: Potenciar la capacidad de articular intereses entre los distintos actores
desplegados en el territorio con el objeto de optimizar recursos.
● Gestión por Aprendizaje: Es clave que los facilitadores en terreno estén constantemente reflexionando y
reevaluando su trabajo con las comunidades y las actividades realizadas en el territorio. Ideal si es posible
compartir toda la información relevante de la forma más instantánea posible. De igual manera, después
de cualquier espacio de conversación se deben rescatar los aprendizajes, tanto de la comunidad como del
equipo de facilitadores, en una dinámica asociada a prácticas de mejora continua.
4. Metodologías para los Espacios de Conversación
Existen múltiples formas y metodologías para encauzar buenas conversaciones con la comunidad. Algunos
ejemplos útiles son:
● Círculo de Conversación: Este método consiste en sentar a los participantes en círculo, en torno a una
intención común. Se puede fijar un centro, que funcione como el eje de una rueda, colocando objetos que
recuerden la intención del círculo. En general, cada círculo cuenta con un facilitador, quien guía el proceso
y un guardián quien se preocupa de fijar el ritmo de las conversaciones. La idea es propiciar un espacio
de conversación abierto y respetuoso, donde todos se sientan cómodos y participen activamente.
● Café Mundial (World Café): Este es un proceso en el que se reúne a las personas en un ambiente similar
al de un café y conversan sobre alguna(s) pregunta(s) fundamental(es). La idea es reunir a las personas en
mesas pequeñas, y que los participantes vayan rotando por las distintas mesas en un umbral de tiempo
determinado. Cada mesa tiene un anfitrión, quien guía la conversación en cada ronda, comparte lo visto
previamente y fortalece lo obtenido con los aportes de quienes van conformando las mesas en las
siguientes rondas.
● Técnica de Espacio Abierto (Open Space Technology): Es una manera de crear espacios de conversación
inspiradoras para cualquier tipo de persona, en cualquier tipo de organización o comunidad. Los
participantes crean y coordinan su propia agenda, son sesiones de trabajo simultáneas, alrededor de un
tema central y de importancia colectiva. Se basa en la experiencia de que tenemos la capacidad de
construir juntos el futuro. Esto se expresa de modo concreto, ya que todos los logros de las conversaciones son registrados y compartidos en un documento final, generado por los mismos participantes.
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¿Nos les pasa que cuando piensan en lo que han logrado año tras año, se sorprenden de ustedes mismos?. Al menos a mi me pasa que al mirar mi adolescencia rebelde, desordenada y dispersa, tiendo a asombrarme de los logros. ¿Será que fue la edad?, definitivamente estoy más vieja. ¿En qué minuto cambié el switch y empecé a creer en mí?.

Salí del colegio con el cartel de floja y buena pa´ la conversa. Sólo un profesor, en toda mi historia escolar, logró descubrir algún talento oculto por ahí en las letras y me lo incentivó día tras día. En III y IV medio quería estudiar literatura o psicología, era fácil: me gustaba escribir y por otro lado me encantaba estar en contacto con el otro, casi siempre resolviendo los problemas de quien se me pusiera al frente. Tenía la capacidad de escuchar y contener, y las personas innatamente terminaban buscando mi compañía, algo que me hacía sentir útil, capaz y feliz. Finalmente decidí psicología, porque algunos de los adultos que me rodeaban no veían un futuro auspicioso en letras y definitivamente yo no quería ser profe de lenguaje (con todo el inmenso respeto al trabajo que hacen día a día en el aula) a mi me parecía tremendamente desgastador. Sólo soñaba con ser una gran escritora y algún día ver mis libros publicados…. pero desde la visión “realista” del adulto… eso era un imposible.
Analizo mi 2018 y veo sólo ganancias ¿Cómo lo analizan ustedes? ¿que ven?. Cerrar un año implica poder mirarlo y ver que quiero mantener y en que me quiero desafiar. Por mi parte, me he dado cuenta que, cada vez me atrevo más a salir de mi zona de confort y, probablemente, es sólo eso lo me ha ayudado a creer en mí, a sacarme el cartel de floja, a apropiarme de mis talentos y, por primera vez, confiar en ellos. También algunas personas me han ayudado en eso, ellas se han tomado el tiempo de acompañarme en este proceso. Además, están todos esos comentarios maravillosos en redes sociales que me cuentan cómo lo que escribo abre una ventanita de reflexión o cambio. Así, hoy puedo afirmar que si en mi adolescencia me topé con personas demasiado realistas… hoy los soñadores me ayudan a crecer en todo el sentido de la palabra… a soñar con que puedo lograr grandes cosas y que puedo lanzarme al vacío y volar… porque ahora sí y estoy segura, tengo alas.

¿Qué nos impide conectarnos con nuestros sueños? ¿qué hace que perdamos la confianza en nosotros mismos? ¿por qué no somos capaces de ver nuestros talentos y sacarles brillo? Vivimos en un mundo donde la realidad “manda” y el que sueña muchas veces se estrella, y tenemos tanto miedo a caernos y fracasar que muchos se quedan estancados en el pensar. Analizar las innumerables variables, imprevistos, problemas y opiniones contrarias, nos hace finalmente no atrevernos a hacer nada… ¿Por qué?… Porque podría equivocarme y entonces fracasar. En una de mis últimas sesiones con una paciente de 28 años, ella me preguntó si yo a su edad tenía claro mi sueño y dónde quería llegar en mi vida. Me sorprendí con la pregunta, y al mirar atrás sólo pude responderle que no. Le expliqué que mí vida se ha ido construyendo poco a poco, que el camino nunca fue recto y que en ese trayecto pensé virar miles de veces. Me caí, busqué donde no me gustó, estudié mucho más de lo que pensé, trabajé en distintos ámbitos, y siempre pensé que lo profesional sería un segundo plano… probablemente me tenía tan poca fe, como ella hoy a sus 28.

La realidad es que siempre estamos buscando nuestra flor de los cuatro vientos que pueda mostrarnos el norte, pero sin duda el camino no será recto, ni fácil. En la vida construimos desde lo que vamos soñando y por sobretodo desde nuestra valentía para tomar decisiones y seguir eso que el estómago o una mente “soñadora” nos muestra. Quizás no sea el camino más directo, pero estoy segura que si hay disfrute y un significado y convencimiento profundo en lo que hago, llegaré más allá de lo que nunca imaginé.
La vida no es un plan perfecto y la verdad es que está lejos de serlo. Mientras más te adhieres a ese plan, pierdes flexibilidad, oportunidades, goce, piensas demasiado y, en ese preciso momento, aparece el miedo. Siempre imaginas atreverte, pero ¿qué pasa si sale mal? entonces pierdes espontaneidad, brillo y, finalmente, te quedas pensando cómo sería ese plan perfecto. El problema es que de tanto pensar, ese plan deja de existir. La vida, más que un plan perfecto, es un mapa con distintas rutas que cambian y nos dirigen a lugares que quizás no imaginamos, de nosotros depende elegir cada ruta y no quedarnos en el mismo lugar.

¿Qué he aprendido? que hay que atreverse, hay que confiar en uno y en el universo, hay que conectarse con eso que te genera disfrute y hacerlo más. La vida no tiene un plan, sino que tu vas haciendo camino mientras avanzas o a veces retrocedes. Sin duda con las equivocaciones creces y entonces para mi no existe el fracaso. Pero lo trascendente en todo esto es que siempre, pero siempre, tienes que perseguir tus sueños, porque estoy segura que sólo así llegarán.
¿Y entonces cómo descubrimos y hacemos brillar nuestros talentos? Pensemos menos y hagamos más. Son miles de inseguridades y dudas las que nos entrampan, la mayoría de las veces es MIEDO…..si sólo pudiéramos soltar, confiar y disfrutar, estaríamos haciendo eso que soñamos y no pensando en que pasará si lo hago.

Para empezar este 2019, logremos reflexionar sobre nuestros talentos y qué estamos haciendo con ellos. Y después de pensar eso: Sólo Hagámoslo!! Atrevámonos y crezcamos en eso que nos hace bien y que además sentimos que sabemos hacer. No hay plan perfecto… Sólo existe tu propio plan, escúchalo y en este 2019 ponlo en marcha: ¡Hazlo!.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
joselacamara@gmail.com
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Finalizando este año académico quisiera compartirles una reflexión a propósito de los enormes logros que pude percibir en los alumnos que me rodearon este 2018 que ya nos deja.
Creo que el «premio al esfuerzo» ha sido subvalorado estas últimas décadas restándole la importancia que merece por el siempre bien ponderado «premio a la excelencia académica» o alumno con el perfil idóneo que mejor calce con ese colegio. Apreciar este rasgo tan fundamental en un alumno me parece vital y movilizador para esta sociedad que valora el fin o producto más que el proceso, no obstante poseer esta cualidad puede llevar a alguien a la luna…literalmente, puede hacer que las personas se sientan mejor, sean más cariñosas, comunicativas, y en consecuencia empoderadas.
Creer que se puede, es creer en uno mismo y en la posibilidad de crear la forma más astuta e imaginativa para lograr las metas. Con esta cualidad se desarrolla la creatividad, la autoestima y también la inteligencia emocional. Ninguna meta cae lista del cielo, hay que pasar por obstáculos, decepciones y montones de inconvenientes, para luego comenzar a percibir progresos y satisfacciones que estimulan hasta alcanzar lo propuesto. Es por eso que acompañar, retroalimentar y reconocer a alguien en este proceso de superación es fundamental, ahí el buen ojo del profesor y la conexión con el hijo o hija.
En mi labor profesional la gran mayoría de las veces he debido reacomodar planificaciones para dirigir actividades que potencien la confianza en uno mismo. Los alumnos luego de trabajos, tareas y largas jornadas escolares, más toda la gama de relaciones que se viven dentro de un establecimiento educacional, hace que fácilmente caigan en un modo de monotonía, negatividad y desaliento cuando se sienten desmotivados por no comprender ya sea un contenido o una metodología de enseñanza, por lo que debo como educadora volver a señalarles la parte lúdica que también tiene cada actividad o aprendizaje para atraerlos y cambiar su estado de desaliento..Y es ahí donde algunos deciden no poder lograrlo u otros que por el arte de la nivelación comienzan a ver logros, y eso da inicio a un círculo virtuoso donde no hay límites.
He sido testigo de logros titánicos, emocionantes y otros lentos pero seguros y cada uno de esos logros ha dejado en mis alumnos como mayor enseñanza que: cuando se quiere se puede, al menos en el plano académico (y seguramente también en el laboral). Y es ese rasgo el que se debe premiar y reconocer por el colegio, profesores y padres.
Está bien ser el mejor, sin embargo es aún más bueno ser mejor que yo mism@.
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En mis inicios como emprendedora hace más de 10 años, uno de los principales motivos que me impedía lanzarme era el miedo ¿podré hacerlo? ¿Sabré hacerlo? Y cuando conseguía hacer cada cosa que me iba proponiendo me di cuenta de que sí, que soy capaz de hacer cualquier cosa.
Creo firmemente en el poder de la motivación y la inspiración. Saber que alguien lo logró, entusiasma, y en alguna medida, disminuye mis miedos. Entendí sin embargo, que el sólo entusiasmo desde la emoción, las ganas o el pensamiento, no producen por sí mismos resultados.
Hoy, desde la experiencia, la fórmula para lograr (casi) todo lo que nos propongamos, necesariamente requiere del factor acción. Hacer, activar, experimentar, probar, levantarse, decidir, caminar…
Entonces, pensar o soñar sin acción sólo tiene como resultado el vivir con la esperanza de lo que será o la nostalgia por lo que no fue. Hacer sin sueños es vago, vacío, hasta casi si rumbo te diría. Los dos factores juntos y a la par, pueden significar el camino a tus logros.
Ahora bien, ¿es necesario que hagamos tantas cosas? ¿Es necesario que sean todas juntas?
Que tengas capacidad e interés por algo no implica que puedas con todo a la vez. En el fondo, tener esto claro es sanador, y quita peso de encima. Muchas veces nos sentimos culpables o desmotivados por no hacer más de lo que hacemos (o más de lo que nos gusta) o por no hacer nada (o creer que no hago nada)
Entonces, ¿cómo aclararnos ante tanta confusión?
Ante todo, elegir no pre-ocuparse. Luego, diseñar un espacio de desconexión y reconexión con tu pasión. Si crees que no tiene tiempo para ese espacio, puedes seguir haciendo desde la obligación y la queja. Si por el contrario, te haces el tiempo, comenzarás a sentir las ventajas de ser el autor de tu propia vida.
En ese momento contigo, pregúntate: ¿qué es lo importante para ti? ¿Cuál de todas las tareas que haces a diario te acerca a tu sueño? ¿Cuán real y medible es aquello que te mantiene en vilo algunas noches? ¿Cómo rediseñarás tus tareas y prioridades?
Y fundamentalmente: ¿qué es prioritario en ti?
Hace ya un tiempo que descubrí la importancia del hacer con valor y desde el servicio. Lo logré luego de conocer (e inspirarme de) personas que eligen diseñar sus actividades, y el impacto que ello genera en los demás. Personas que deciden desde su propósito, desde su para qué de vida. Personas que eligen para quién hacer lo que hacen, pero que ante todo, se colocan primeros en la lista. También conocí y aprendí lo que no quiero. Porque conocí personas que hacen desde la queja. Personas que no hacen, porque no ven nuevas posibilidades. Personas que no saben esperar o buscar su momento.
Para hacer con valor, no hay tiempos establecidos. Para diseñar una vida significativa y llena de propósitos, no hay que vivir corriendo y haciendo desconectados del sentido.
Aprender a hacer con valor, te acerca a generar un impacto en la vida de los demás, pero sobretodo, marcará una diferencia para que ese impacto, mejore TU propia existencia.
Desde el sentido y el servicio, le darás vida al líder que hay en ti. Y desde allí, al menos para mí, el éxito cobra vida.
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Un camino más directo para enfocarnos en el logro de nuestros propósitos es sin duda tener la claridad para distinguir lo que realmente deseamos.
Ésto aplica para todo en nuestra vida, sin embargo en lo cotidiano, al prestar atención a nuestros diálogos internos o en conversaciones con otras personas, resulta más cómodo hablar de aquello que no queremos ser, que no deseamos, que no queremos que suceda. Sin darnos cuenta, el efecto que logramos es dar poder a la situación indeseada, así cuando surge la evidencia del oscuro panorama que en muchos casos hemos contribuido a crear de manera directa o indirecta, nos conformamos con la satisfacción de haber predicho lo que ocurriría.
Nuestro cerebro está orientado al logro, es uno de nuestros aliados para alcanzar aquello que nos propongamos, pero necesita las instrucciones adecuadas. Es necesario revisar nuestros diálogos personales, reprogramar nuestra manera de pensar conectando con nuestro ser. Es en lo interno de cada uno donde se encuentra nuestra esencia, nuestros anhelos, quienes somos. Si llevamos esta idea al pensamiento colectivosucede exactamente lo mismo, como familia, como comunidad, como país, es necesario proyectar lo que deseamos. Es importante crear la realidad que deseas con tus acciones diarias, desde el ser que eres y lo más importante convéncete que esa realidad existe para ti, para tu familia, para tu país.
A propósito de lo que mencioné anteriormente, a manera de ejemplo me voy a referir a la Madre Teresa de Calcuta, quien se negaba rotundamente a participar en actividades en contra de la guerra porque admitía que simplemente al referirse a esa palabra se le estaba dando fuerza, por el contrario manifestaba su interés en promover actos en función de la paz, de la libertad, de la hermandad, del entendimiento entre los seres humanos, día a día con sus acciones creaba esa realidad desde su propio ser y ha sido notorio el resultado que ha obtenido.
Sintonizar con nuestros anhelos exige desligarnos de creencias y prejuicios que nos alejan de quienes somos. Prueba buscar espacios para encontrarte contigo y redescubrir día a día esa realidad que sí deseas protagonizar, no en vano eres quien dibujas tu propia realidad al tomar decisiones frente a cada circunstancia, recuerda que somos responsables de los resultados que obtenemos, somos creadores y nuestra proyecciónpuede inspirar a otros y favorecerlos.
Te invito a dejar un comentario sobre este artículo, me gustaría conocer tu opinión sobre el tema.
Sigamos en contacto!!
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Mercedes Martínez
@merchylifecoach
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Unos acaban de terminar y los otros están por comenzar siendo la verdad una hermosa posibilidad de aprender tantas cosas.
Cuando terminaron los juegos, tuve una sensación de vacío y cierta tristeza, seguramente tiene que ver con lo pobre de nuestra televisión actual y con la belleza de todo lo que pudimos ver.
Creo que hay que centrarse en dos puntos que pueden ser un gran estímulo de aprendizaje para todos, especialmente para los jóvenes; uno de ellos es la fuerza de voluntad que hay que desarrollar para llegar a ese punto de desarrollo de los talentos y el otro el creer que todo puede ser posible si se trabaja para ello.
Muchos o quizás todos de los que participaron, en algún momento tuvieron un sueño, pero un sueño sin voluntad nunca se transformará en un logro. Esto es lo que cada uno de los participantes, familiares y entrenadores tuvieron claro desde el principio.
Es curioso como esto contrasta con nuestro clásico “no va a resultar”, “esto es muy difícil” que rodea permanentemente nuestra educación en América Latina.
No soy capaz de imaginar cuantas dificultades, sacrificios, llantos y frustraciones han vivido cada uno de los que llegaron a Brasil y sin embargo estaban todos ahí para superarse a sí mismos en cada una de las disciplinas.
Pensaba en sus padres, familiares, en cómo los estados invierten en generar esos deportistas donde se valoran esos aprendizajes y no solo la educación tradicional en la que tanto estimulamos lo cognitivo y dejamos de lado tantas otras dimensiones del ser humano.
El expresar emociones, verlos llorar sin pudor por emoción o frustración, el abrazo y la rabia al ver que tanto esfuerzo no produjo lo esperado para después volver y volver a intentarlo, son todos aprendizajes que debiéramos incorporar en nuestras vidas todos los días.
Es maravilloso lo que la voluntad y la perseverancia pueden lograr en el ser humano y lo poco que la educamos en todos lados. Es maravilloso lo que el cuerpo puede hacer al ser entrenado desde la voluntad y la poca conciencia que tenemos de él cotidianamente, incluso al ni siquiera ser conscientes de la respiración o de preguntarle al cuerpo como se siente.
Están por empezar los juegos paraolímpicos, los que seguramente tendrán menos cobertura que los anteriores pero serán más emocionantes dentro de los dos ámbitos descritos como son la fuerza de voluntad y el logro de los sueños a pesar de las limitaciones.
Siempre me ha gustado ver este tipo de competencias aunque cuando las veo, tengo la sensación de tener la flexibilidad de un elefante y siempre me pregunto cuanta historia, sacrificios y dolores deben haber detrás de cada deportista y sus familias. Por eso es que creo que esta experiencia que saca lo mejor de los seres humanos nos puede hacer reflexionar sobre nuestros propios sueños y desafíos y revisar como esta nuestra perseverancia para lograr lo que queremos lograr.
Incluso creo que para muchos las preguntas son otras y pasarán por preguntarse si tienen o no sueños y si están trabajando por ellos.
Hasta para llegar a la luna, hay que partir con un primer paso, entonces aprovechemos esta experiencia y estos testimonios de cientos que se han caído y han vuelto a levantar para revisar nuestras propias vidas, nuestra voluntad y nuestros sueños, a lo mejor podemos recomenzar y trabajar por aquellos que parece imposible.
Extraído de www.pilarsordo.cl
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