Hace una semana mi hijo de 2 años tomó mi celular y se le ocurrió, con mucha creatividad, hacer como si fuese un barquito en el mar, hundiéndolo y sacándolo muchas veces en el WC, ups! Con harta fe lo dejé en arroz, lo sequé con secador, lo llevé al servicio técnico, sin embargo no tuvo arreglo…
Como siempre intento sacar el lado positivo de lo que me pasa, aún cuando de verdad es una sensación nueva, al borde de la abstinencia tecnológica y casi tiritona, estuve 7 días sin celular y pude comprobar lo liberador que es. Desde hace algún tiempo llevo a mis hijos a una doctora Antroposófica y ella me habla siempre de la importancia de regular el uso de pantallas (celulares, tv, computador, ipad, etc) en pos de la salud familiar, y me aplicado con el tema y lo hemos disminuido mucho, sin embargo ahora sí que tengo la convicción personal de lo diferente que es vivir conectados a la tecnología.
En estos 7 días obligadamente tuve que aprender a confiar. Confiar en que los niños están bien en el colegio; confiar que mis pacientes llegarían a la hora agendada; confiar en que si quedas con una amiga en hacer algo, sí pasará; y así millones de ejemplos más. La confianza y la responsabilidad van de la mano, pues es tener la alternativa de mandar un whatsApp para excusarme que llego tarde, o si se me queda la lista del supermercado llamar a la casa para que me la dicten de nuevo. Al no tener celular uno se debe hacer cargo de que lo que hay que hacer debe ser tal y cual lo planeado.
Otra cosa que me llamó la atención fue cómo mejoró mi comunicación con la gente que me rodeaba, en mi casa, en el supermercado, etc. Uno anda más abierta a entablar conversaciones. Me senté en una sala de espera de una consulta médica y obvio que le conversé a la señora de al lado, cosa que no hacía hace mucho tiempo. A la vez, te empieza a molestar que todo el mundo esté con el celular en la mano en una comida, en la calle, jugando con los niños, etc. Igual me daba algo de envidia jajaja estuve a punto de pedirle a la señora de la plaza que me lo prestara 5 minutos porque de verdad se echa de menos! Sin embargo estoy segura que mis niños nunca habían tenido una mamá más conectada con ellos, más entretenida y presente que en esta semana.
Parte de la abstinencia de la tecnología era no poder revisar las redes sociales y algunas noches a través de un computador las miré y para mi sorpresa, no había nada interesante. La sensación fue de una total decepción. Me metí esperando entretenerme, ver lo que me había perdido y en realidad, no había nada que valiera especialmente la pena. Todo podía esperar, al final uno las revisa como un hábito inconsciente.
Algo que también me pasó, es que uno deja de ser una sabelotodo, y la sensación también es liberadora. Con la tecnología uno lo sabe todo, lo encuentra todo, lo averigua todo. Sin celular si me preguntaban si iba a llover no sabía y no podía averiguar, simplemente contestaba no sé y ya está, y la verdad es que no pasa nada. Hoy uno se siente un poco obligada a saberlo todo!
Lo último que me pasó es que volví a mirar, sí a mirar. Encontré casas en el camino que nunca había visto. Cuando llegué antes (sin celular y sin reloj un día llegué 30 minutos antes) al jardín de mi hijo me bajé del auto y miré cómo estaban jugando en el patio, lo gocé, me conecté con el presente. Incluso manejé mucho mejor, sin el celular al lado y revisando los whatsApp en los semáforos.
De hecho pensé mucho en que rico debe haber sido criar antes, como lo hicieron mis papás: conectado en el presente; viviendo el día a día tranquilos; mirando; gozando lo que está pasando ahora y no sacando fotos de lo que está pasando y contándolo por facebook o whatsApp. Criar desde el instinto y no desde los que leemos en internet. Sin comparaciones más allá de los que los rodeaban. Sin grandes aspiraciones. Vivir, vivir simples, tranquilos, hacer las cosas bien y conectados con lo que realmente importa.
Sinceramente no volvería a estar 7 días sin celular por opción, sin embargo me propuse realmente usarlo mucho menos, guardarlo cuando esté con los niños (para estar con ellos en tiempo presente y además, para que no se vuelva a ir al WC jajajaj) Para así poder convivir con mayor conciencia y armonía entre la conexión y la desconexión tecnológica.
Paula Eugenia Fischer Levancini
Coach en Programación Neurolingúística
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Uno de los grandes descubrimientos de mi vida, fue cuando conocí la “magia de las palabras”. Está demostrado que nuestras palabras están estrechamente relacionadas con nuestra actitud, y esta a su vez con nuestras creencias. La pregunta sería, ¿qué fue primero el huevo o la gallina? ¿es mi actitud la que da lugar a mis palabras o son mis palabras las que condicionan mi actitud?
Sinceramente, creo que la influencia se da en las dos direcciones. La manera en que nos expresamos y como nos comunicamos está afectando a nuestra actitud, de igual forma la actitud que tenemos ante algo origina nuestra manera particular de comunicarnos.
El cuidado en el uso de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para condicionar nuestros resultados en la vida, de la misma manera que observar como habla una persona, nos está dando muchas pistas sobre su sistema de creencias, muchas veces asentado a nivel subconsciente.
El uso que hacemos de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para crear nuestros resultados en la vida
Aquí y ahora, no voy a hablarte del poder de la comunicación, que es algo mucho más amplio. Saber comunicarse correctamente implica aspectos como, hacerse entender, entender a otros, comprender mejor lo que sucede, saber influenciar, crear conexión con tu interlocutor, fomentar el respeto, ganarse la confianza de los demás, etc.
Básicamente, el arte de la comunicación implica dominar tres aspectos: lo que decimos (palabras), como lo decimos (tono, etc.) y como actuamos (expresión corporal y facial). Hoy solo quiero centrarme en lo que decimos, en nuestras palabras, en como hablamos, en definitiva, en el uso que hacemos de nuestro lenguaje.
Lo primero que aprendí es que si quieres algo, debes pedirlo. ¿A que suena de evidente? Pues aunque te parezca extraño, muchas veces sucede todo lo contrario. Nos dedicamos a quejarnos y a decir lo que no queremos, y es entonces cuando nuestro cerebro se enfoca, precisamente en eso (en lo que NO queremos) y abandona cualquier opción de centrarse en lo que realmente deseamos, perdiendo así muchos de los recursos que tenemos y podríamos utilizar para alcanzar nuestros deseos. Así de simple.
Neurológicamente, nuestro cerebro tiene unos mecanismos de funcionamiento muy claros, por ejemplo, no entiende los mensajes en negativo.
¿Qué quiero decirte con esto?
Si yo te digo que pienses en una galleta de chocolate, inmediatamente tu cerebro acudirá a los archivos donde tiene guardada su representación de lo que es una galleta de chocolate y la visualizarás. Pero si te digo que no pienses en un pastel de nata, tu cerebro prescinde del no, y busca es su archivo la representación que tú tienes de lo que es un pastel de nata y eso es precisamente lo que visualizarás. Ha omitido el no completamente. Se hizo un estudio con niños en un colegio y se vio que sustituir los carteles que indicaban no grites, por otros que decían habla en voz baja, era mucho más efectivo.
Cuando nos expresamos tenemos que poner especial cuidado en hablar en positivo, manifestando lo que realmente queremos y salir de la “actitud de la queja”, si lo que deseamos es que nuestra vida empiece a manifestar unos resultados positivos …. Y tú, ¿cómo te expresas habitualmente? ¿sabes lo que, realmente, quieres para poder pedirlo?
Con cariño,
Esther Aranda
The mind coach y facilitadora de Misión de Vida
**Creadora del Entrenamiento Intensivo Misión de Vida
www.ponatrabajartupasion.com
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Acerca de la Autora:
Esther Aranda, The mind coach & facilitadora de Misión de Vida. Fundadora de la plataforma www.ponatrabajartupasion.com. Su misión: ayudar a otras personas a descubrir su misión de vida, y a que realicen el trabajo que aman, viviendo una vida con propósito y sentido para ellas, eliminando la desorientación y frustración vital. Creadora del curso gratuito “Taller de Autoestima: Las 9 Claves del Éxito Profesional”, puedes solicitarlo en www.ponatrabajartupasion.com. “Cada uno de nosotros podemos vivir una vida plena y con sentido, haciendo un trabajo que amemos y realizando nuestra misión de vida, lo que nos permitirá así cambiar el mundo desde nuestro lugar”. Esther Aranda
Read moreArtículo publicado originalmente en El Definido
Hay situaciones incómodas de la vida que nos toca enfrentar de cara a nuestros hijos. ¿Qué hacer en esos casos? ¿Ocultar las dificultades o hablar «al pan pan y al vino vino»? Mane Cárcamo propone una salida.
Hay temas que no sabemos ni queremos hablar en familia. Que el solo hecho de pronunciar la letra inicial de la palabra nos da urticaria y que esas “cuestiones difíciles” las evadimos más que Penta y sus impuestos.
Al estar recién criando (hace 11 años en verdad), me he planteado el cómo abordar algunos temas que me parecen relevantes. No tengo las respuestas. Sólo sé que quiero y debo buscar la manera de enfrentarlos, sin miedo y con naturalidad. Porque soy una convencida que no hay mejor fórmula que aquella donde los padres nos adelantemos a las dudas de nuestros cabros y les entreguemos nuestra visión de mundo. Ya llegará un minuto en que con libertad ellos podrán abrazar lo que les inculcamos o no. Mientras, bajo mi punto de vista, los niños valoran que los padres les entreguen certezas. Que sientan confianza en que los papás saben para donde va la micro y eso implica que antes, paremos la locura de la cotidianidad y nos sentemos a pensar “¿Cómo trataremos esto?”
La muerte
Es muy loco que lo único seguro que sabemos, que nos vamos a morir, sea un tema tan temido. Vivimos en una cultura anti muerte. Negadora, en la que nos enojamos cuando ocurre algo que es inminente y obligatorio… MORIR. Entonces ¿por qué al menos no tratamos de amigarnos con la idea?
Nunca olvidaré que cuando chica, si se llegaba a poner el tema de alguna enfermedad grave, un tío se incomodaba tanto y decía al segundo “Ay, no hablemos de eso por favor”. Entonces mis fantasías terroríficas frente a la muerte crecieron aún más, porque siendo una niñita que no alcanzaba los dos dígitos, el sólo hecho que se evitara hablar del tema, lo envolvía en un halo prohibido y misterioso que le daba rienda suelta a mis miedos más oscuros.
Nos vamos a morir. Todos y debemos enfrentarlo. No es un castigo de Dios, ni por “acumular odio” como dijo alguien con ideas muy desafortunadas por ahí. Nuestro cuerpo tiene un tiempo finito y es así. Por lo mismo hablarles a los niños antes de que suceda la muerte de alguien querido, puede ser una buena manera de amortiguar el innegable sentimiento de miedo y dolor que vendrá. No mentir nunca también me parece una regla de oro en este tema. A la pregunta tan natural y obvia de “¿Mamá te vas a morir?” debemos responder con la verdad. A los que tenemos fe, la respuesta va acompañada de la esperanza e ilusión de ir a un lugar bacán, en donde nos encontraremos con Dios y nuestros seres queridos. Y los que no, buscarán otras respuestas que sean coherentes con el estilo de cada familia. Pero alguna tenemos que dar, porque la pregunta en algún minuto del camino vendrá sí o sí.
En este link, un artículo muy claro respecto al tema y que puede ayudar.
Los despidos
Como dice mi mamá, a cualquier persona común y corriente la despedirán alguna vez en la vida. Y no siempre por flojera o hacer mal la pega, puede ser por reducción de costos, una injusticia, el cierre de una empresa, caerle mal a una jefa insoportable y muchas razones justificadas, que no por eso hacen menos doloroso el proceso.
En mi casa nos han echado a los dos. Y en vez de andar cantando como Barney por el living de la casa, nuestra postura ha sido el contar la verdad de la milanesa a los niños. También ha sido una oportunidad para enseñarles que fracasar es un proceso necesario (e incluso si se mira con sentido… positivo) para convertirnos en personas que saben capear la adversidad con fortaleza y alegría. Otra ventaja es que se puede inculcar el valor de la autocrítica y promover los beneficios de mirar con sinceridad nuestro actuar y revisar qué podríamos haber hecho distinto o mejor.
La primera reacción de los niños es decir “¡Qué malo es tu jefe!” y uno para sus adentros no piensa de manera tan protocolar, el traductor interno dice “Mi EX JEFE no es malo, es un &#@@@##”. Entonces hay dos opciones; enseñarles a los niños a culpar al resto y a andar de víctima por la vida o conversar con altura de miras acerca de la situación y buscarle el lado amable al que tengamos que subir con urgencia nuestro CV a Laborum (u otras tantas webs). Porque si algo me ha enseñado la cesantía, es que de ese momento angustioso han aparecido oportunidades increíbles y grandes aprendizajes (y deudas también, para que voy a decir que no, si sí).
Las peleas familiares o con amigos
Otro ítem doloroso y con muchas posibilidades que suceda alguna vez en nuestras vidas. ¿Cómo se le explica a un niño que ese amigo que siempre estaba en nuestras casas de un día para otro desapareció del mapa? ¿Por qué esos primos con los que nos íbamos de vacaciones, celebrábamos Navidad, compartíamos asados domingueros y de los cuales heredábamos los uniformes, ahora no los vemos ni para los temblores?
Perdonen lo reiterativa, pero la verdad (aunque suene cursi y predicador) libera. Los seres humanos somos complejos y también eso hay que explicárselo a los niños. Que los desencuentros existen, que nos peleamos con pasión italiana, que ocurren actos decepcionantes, que a veces no nos podemos reconciliar y que los distanciamientos, aunque sean tristes, muchas veces son necesarios.
Lo mismo frente a matrimonios que se rompieron… el hecho de que haya sucedido no se contrapone a animarlos a buscar el anhelo de construir la vida con alguien para toda la vida. El que una amiga nos haya traicionado, no implica que ya no se pueda volver a confiar en nadie nunca más.
Ojo, que también puede ocurrir algo impensado en estas conversas. Que los niños, con su mentalidad sana y poco rencorosa, nos planteen olvidar nuestros orgullos y reconstruir los vínculos. Ellos muchas veces sin saberlo nos exigen ser mejores personas. Y eso aunque cueste, aunque nos haga mover esa reversa que no queremos, sirve y enriquece.
¿Te ha tocado enfrentar temas complicados con tus hijos? ¿Qué recomendarías?
Magdalena Cárcamo – Periodista
Fuente: www.eldefinido.cl
Read more¿Te ha pasado alguna vez?
Estas desbordado de trabajo, con lío en casa y resfriado, pero si alguien te pide que le eches una mano, no puedes negarte, aunque eso haga tus propios planes para ese día se vayan al traste, y en realidad no tengas ninguna obligación ni deseo de acceder a lo que se te pide porque no es la primera vez que esa persona te plantea algo parecido.
Con frecuencia a las personas en general nos cuesta marcar fronteras claras entre nosotros y el exterior. ¿Cuantas veces has dicho “bueno, no es para tanto, no pasa nada”? cuando alguien te pide un favor a destiempo o al que simplemente no te viene bien acceder en ese momento yacabas cediendo aunque sepas que no te corresponde a ti hacer eso.
El problema de dejarse llevar y no actuar (poner límites), es que este tipo de peticiones externas tienen efecto “bola de nieve”, cada vez van a más: mas cantidad y mayor frecuencia.
¿Qué hay en tu interior que hace que te cueste tanto “defender tu territorio”? ¿Hasta qué punto influye en ti la opinión de los demás? ¿Qué nivel de importancia das a cómo te ven, quieren y aceptan las personas a las que te sientes emocionalmente ligado?
Parece que el estrés emocional que produce poner límites, afecta más a algunas personas que el hecho de aceptar tareas inabordables.
¿Cómo te sientes cuando esto ocurre?
Con frecuencia no poner límites hace que nos sintamos con la sensación de que alguien estáabusando, nos genera impotencia. Todo esto hace que nuestros niveles de energía desciendan y acabemos sintiéndonos incómodos.
Cada persona debe realizar un trabajo de análisis, reflexión y decisión sobre sus propias barreras personales, y tomar decisiones sobre si desea cambiar su forma de actuar o está satisfecha con su modo de hacer en ese aspecto.
Lo que sabemos es que es imprescindible poner límites para sentirnos satisfechos y enarmonía con nuestra vida.
El primer paso es ser conscientes de cómo queremos o no queremos que nos traten.
El segundo es darnos cuenta de la importancia que tiene establecer prioridades personales y límites, tenerlos presentes e interiorizados para que pasen a formar parte de nuestra identidad y nuestro modo de ser y actuar.
Ayudar a alguien cuando podemos hace que nos sintamos útiles, motivados y felices (se dice que cuando alguien hace un favor a otra persona, se iluminan las mismas zonas del cerebro que cuando lo recibe) pero (suele haber un pero) cuando ayudar a alguien hace que nos sintamosincómodos, pierde el sentido.
Ideas sobre las que reflexionar:
1.- Identificar las áreas, las personas y las situaciones donde tienes mas dificultad para poner límites.
Tal vez sea en el trabajo, cuando alguien fija una reunión no urgente a última hora cuando habíais establecido previamente que las reuniones se realizarían siempre por la mañana. Es importante saber con exactitud qué es lo que te produce incomodidad.
2.- ¿Qué estás haciendo ahora mismo para impedirlo?
Pones mala cara y accedes, te dejas llevar sin decir nada…
3.- ¿Qué pensarían los demás si establecieras un límite claramente?
¿Tus amigos dejarían de serlo? ¿Te despedirían? ¿Tus compañeros pensarán que eres un insociable?
4.- ¿Qué precio estás pagando?
En ocasiones, el acceder a peticiones de los demás nos aleja de nuestras prioridades, y es que, si estamos ayudando a un amigo a preparar un informe, no tendremos tiempo para estar con nuestros hijos al salir del trabajo o simplemente, poder dar un paseo relajante o ir al gimnasio.
5.- ¿Cómo calificarías una relación (del tipo que sea) donde una de las partes no respeta del todo a la otra?
Y ahora ¿Qué decides hacer?
Recuerda que eres dueñ@ de tu vida, convierte tu libertad en valor.
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Sobre la autora:
Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional en www.isabelgomezl.com .
Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.
Isabel ayuda a profesionales que se encuentran estancados o insatisfechos y desean dar un paso adelante en su carrera desarrollando sus competencias profesionales. Si deseas recibir su ayuda personalizada, solicita una sesión estratégica aquí http://www.isabelgomezl.com/trabaja-conmigo/
Read moreA las personas en general nos resulta mas sencillo fijarnos en los aspectos negativos de los demás que en los positivos. Elogiar es un modo estupendo de motivar, premiar y reconocer pero en ocasiones, genera efectos contrarios a los deseados ¿Por qué? Porque no se lleva a cabo de la manera correcta y acaba pareciendo una adulación, algo falso o exagerado.
Hay tres elementos a cuidar en la forma de elogiar para no caer en la adulación gratuita:
– el motivo
– el momento
– la forma
¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE EL ELOGIO Y LA ADULACIÓN?
El adulador dirige sus halagos hacia la persona y no hacia lo que hace: “eres el mejor cocinero del mundo”. La persona que sabe elogiar hace lo contrario, felicita por lo que otros hacen, no por lo que son “el postre estaba exquisito”.
¿QUE PODEMOS HACER PARA QUE NUESTROS ELOGIOS SURTAN EL EFECTO DESEADO?
Estas son algunas ideas:
1.- ¿ES TU ELOGIO UN EVALUACIÓN? El elogio puede llevar implícita una evaluación. A nadie le gusta sentirse evaluado, aunque sea en positivo. La mayor parte de las personas se sienten incómodas, cuando no ofendidas, cuando son evaluadas.
2.- PLANO DE SUPERIORIDAD. El elogiar a alguien puede hacer que nos situemos en un plano de superioridad con respecto a él, nos estamos poniendo en posición de enjuiciar, si esto ocurre, podemos conseguir que la persona se sienta amenazada.
3.- EL PELIGRO DE CREERLO. Aceptar un elogio y realmente creernos merecedores del mismo puede llevarnos a crear la obligación de no defraudar las expectativas puestas en nosotros. Considerar que eres “el mas divertido” y tener que defender esa posición puede ser agotador además de imposible.
4.- LO NO ELOGIABLE. La inteligencia no es elogiable y así lo respaldan estudios recientes (Mueller y Stemberg) que demostraron la enorme brecha entre las personas elogiadas por su esfuerzo en lugar de por su inteligencia cuando se producen resultados no deseados. Las personas elogiadas por su esfuerzo consideraban que, simplemente, debían esforzarse mas, mientras que los alabados por su inteligencia se autoconsideraban estúpidos si los resultados no eran los esperados.
5.- AUTOESTIMA A PRUEBA DE ELOGIOS. No dejes que tu autoestima esté en función de que te puedan o no te puedan elogiar o de las críticas recibidas. Cuando buscamos la aprobación de los demás nos convertimos en esclavos de un amo imposible de contentar.
6.- CREDIBILIDAD. La credibilidad de un elogio no solo radica en su forma y contenido, también depende de cómo se vea a si misma la persona elogiada. Si elogiamos la belleza de una adolescente que no se acepta a si misma, encontraremos por su parte resistencia para admitir el comentario, porque la credibilidad del elogio depende también de las características y necesidades psicológicas de quien lo recibe.
7.- EL VALOR DE LO ESCASO. Si elogiamos constantemente a la misma persona, la credibilidad de nuestros comentarios será nula. Administra con prudencia.
8.- SÉ SINCERO. Las personas están mas dispuestas a aceptar y agradecer elogios que encajan con su propia evaluación. Reflexiona sobre las cualidades de tu interlocutor antes de hablar. En caso de duda, aplaza tu comentario para un mejor momento.
9.- ACIERTA EN LA ELECCIÓN DEL MOMENTO. de ello dependerá en gran medida su acogida. Procura no incluir en la misma conversación un elogio y la petición de un favor. Sonaría chirriante.
10.- EVITA LAS GENERALIZACIONES. Intenta ser original y personaliza. Olvídate de frases hechas y adjetivos manidos. Y recuerda, debemos elogiar lo que alguien hace bien, no lo que uno es.
Recuerda que eres dueñ@ de tu vida. Convierte tu libertad en valor.
Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional en Éxito en Femenino www.isabelgomezl.com .
Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.
Isabel ayuda a profesionales que se encuentran estancados o insatisfechos y desean dar un paso adelante en su carrera desarrollando sus competencias profesionales. Si deseas recibir su ayuda personalizada, solicita una sesión estratégica aquí http://www.isabelgomezl.com/trabaja-conmigo/
Bibliografía y Webgrafía:
-Teoría de la comunicación humana. Paul Watzlawick.
-La comunicación no verbal: el cuerpo y el entorno, Knapp, Mark, L., Paidós Ibérica.
-No se lo digas a nadie así. Francisco Gavilan – Zenith
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Poder hablar de manera asertiva sobre qué te hace única es primordial para que quienes entran en contacto contigo te tengan presente para buenas oportunidades. Y sin embargo, si tuvieras que hacerlo ahora mismo, ¿podrías?
Es sorprendente la cantidad de personas que a la hora de hablar de sí mismas, por ejemplo durante una entrevista laboral, no tienen ni idea de qué decir. Frente a la pregunta: “¿Qué te distingue de otras candidatas con las mismas calificaciones?”, un gran número de mujeres pierden la ocasión de hablar de manera asertiva de su valor. Simplemente repiten las calificaciones listadas en su currículum, lo cual no las ayuda en absoluto a obtener el puesto que anhelan. Algo similar ocurre en otros momentos, cuando deben comunicarse en público, a la hora de negociar, o simplemente cuando conversan con personas que en un futuro podrían ofrecerles buenas oportunidades.
Qué significa hablar de manera asertiva
Comunicarte en forma asertiva quiere decir que transmites seguridad al expresar tus opiniones, pensamientos e ideas. Que te expresas sin infringir en los derechos de los demás y sin agredir o culpar a nadie. Es la mejor manera de lograr una comunicación efectiva y proyectar presencia ejecutiva.
Cómo hablar de manera asertiva de lo que aportas en tu organización
A numerosas clientas con quienes trabajo las esquiva la asertividad. A veces esto es consecuencia de una baja autoestima, de sentir que no merecen lo que tienen, que no están preparadas para el rol, o que hay alguien mejor calificado. Otras, tiene que ver con que no saben realmente qué las diferencia. Y otras, con que de niñas les inculcaron el valor de la humildad que parece chocarse con lo que les suena a “vanidad” cuando hablan de sus logros. Pero si quieres crecer en tu carrera te tocará aprender a hablar de manera asertiva sobre ti misma. Cuanto mejor te conozcan quienes te rodean, mejores serán tus perspectivas.
Aquí van algunas recomendaciones de cómo comenzar.
1.-Haz una lista de todos tus logros hasta la fecha (referidos a tu trabajo actual). Asegúrate de no listar simplemente las tareas que realizas sino lo que has conseguido en cada una de tus posiciones. Por ejemplo: “He aumentado un 20% las ventas año a año” o “he creado una herramienta para medir la productividad de X”, etc.
2.-Reflexiona sobre cada uno de los ítems en tu lista. ¿De qué manera lo has hecho mejor que otra persona con tu misma preparación y experiencia? Aquí es donde empiezas a comunicar con asertividad el valor que aportas.
3.-Practica en voz alta las respuestas que has anotado. Luego ensáyalas con alguna amiga. Controla tu tono. La comunicación efectiva prioriza la comprensión del mensaje. Es decir, se adapta al oyente. Los tonos más graves suelen transmitir mayor autoridad. (Probablemente porque son los que asociamos con la voz de un hombre). Cuídate también de no elevar el tono al final de cada oración como si hicieras una pregunta, lo que te muestra insegura.
Ejemplos de cómo expresar tu valor
Por lo general, en el día a día de tu trabajo, no es necesario alardear sobre tus logros. Hay maneras sutiles de dejarle saber al otro quién eres, qué haces, cuán buena eres. De eso se trata.
Aquí te doy algunos ejemplos. Naturalmente, los tuyos dependerán de tu rol específico.
- En la investigación que hice con ABC sobre XYZ descubrimos que el producto X es 1.5 veces más efectivo que el Z. Puedo enviarte los resultados del estudio si te sirven para tu proyecto.
- Hace un par de meses presenté mi trabajo a la Asociación Nacional de XYZ y uno de los asistentes me preguntó X. Fue muy interesante porque a partir de allí surgió una propuesta interdisciplinaria. Me pregunto si podríamos usar una perspectiva similar aquí.
- Conversando con Juan Pérez, un miembro de nuestra Junta Directiva, le sugerí que consideraran a una mujer para el cargo de Vicepresidente Ejecutivo de Finanzas. A la compañía le vendría bien aumentar su diversidad en puestos ejecutivos.
- Me gustaría que me acompañaras a un evento donde me darán un reconocimiento por mi trabajo comunitario. Será un muy buen lugar para hacer networking y te puedo presentar a varias personas.
Un buen video para reflexionar sobre cómo quieres ser recordada. Te ayudará a pensar qué características de ti son relevantes y únicas.
Como vez, las situaciones son muy variadas. La clave es que durante una conversación cualquiera introduzcas información que revele tus conexiones, tus aportes, el tipo de ambiente en el que te mueves, actividades que haces por fuera de tu trabajo, tus ambiciones, tu pensamiento global, etc. Y que lo hagas de manera fáctica. Ahí reside la efectividad de este enfoque. No hace falta que en el primer ejemplo hagas “auto publicidad” y digas: “Soy una investigadora de mercado con un ojo clínico para lo que funciona y lo que no”. Insertar tus logros dentro del contexto de la conversación lo hace mucho más poderoso y orgánico.
Mientras vas acercándote a la meta de hablar de manera asertiva sobre lo que te distingue, recuerda:
Si tú no sabes qué te diferencia, si no sabes cómo posicionarte, no esperes que otros lo sepan. Y en consecuencia, no esperes que te golpeen a la puerta para ofrecerte algo espectacular.
Saber qué te hace única y valiosa y poder expresarlo con claridad no es vanidad sino que es conocerte a ti misma. ¡Y siempre es buen momento para empezar!
Extraido de http://redshoemovement.es/blog/
Mariela Dabbah es escritora, conferencista y coach. Como Coach por más de 20 años ha apoyado el desarrollo de carrera de hombres y mujeres latinos en USA , Mariela como integrante de la Red de Profesionales de Mundo Mujer comparte en esta web un material muy interesante para ti, todo basado en su experiencia.
Autora del libro “Poder de Mujer”
Esta columna comienza en una conversación bastante intensa con mi marido, donde en esa conversación se produce con la televisión prendida y en medio de la discusión logro apreciar que ambos nos “arrancábamos” de mirarnos a los ojos y nos “metíamos” en la televisión para no enfrentar la comunicación de tipo más directo.
Después empiezo a observar mucha gente en los restaurantes donde muchos para no decir casi todos miraban sus celulares cada cierto tiempo y la dificultad para mirarse a los ojos era notoria y repetitiva.
Estamos en momentos de gran desconfianza en distintos niveles y el no mirarnos a los ojos disminuye toda la capacidad de poder establecer un contacto íntimo y confiable con los otros. Comentario aparte es lo que pasa con los niños a los cuales estamos educando sin ninguna capacidad de mirarse a los ojos, donde de verdad la tecnología les estaría impidiendo o por lo menos dificultando la expresión emocional y el desarrollo de algo que me parece fundamental: el desarrollo de la intuición.
El mirarnos a los ojos tiene que ver con la necesidad de descubrirnos y de descubrir al otro a través de la mirada. Requiere de valentía y coraje permitir que el otro me mire a los ojos y pueda descubrir lo que me pasa dentro de mi sin máscaras.
Revela honestidad, transparencia y cierto desafío encontrarse con el otro a través de la mirada y esto permite al cuerpo desarrollar la intuición de que me informa si puedo confiar o no en la persona que tengo al frente.
Entre los anteojos y la tecnología perdemos cada vez con mayor frecuencia el contacto con el otro, donde debiéramos ejercer la voluntad de apagar las pantallas para conversar y entrenar a nuestros hijos en el hábito de mirar a los ojos desde pequeños.
El mirar a los ojos genera confiabilidad, credibilidad y desarrolla de mejor forma la conexión con el mundo interno y la capacidad de intuición por lo tanto creo que habría que desarrollar y volver a estimular en lo cotidiano.
Quiero invitarlos a preguntarse primero cuanto se están mirando a los ojos dentro de su familia y cuanto lo hace dentro de su trabajo.¿ Cuánto le cuesta permitir a usted que alguien lo mire a los ojos y entre en profundidad dentro de usted o si le genera nervio o incomodidad que lo hagan.
Dicen que la mirada es el reflejo del alma, creo de verdad que si la mostráramos más, podríamos ser capaces de darnos cuenta de la bondad que hay en los otros y de la que yo también soy capaz de mostrar.
Después de observar cuanto nos miramos a los ojos, los invito a hacer el ejercicio de hacerlo voluntariamente tanto para permitir que lo haga el otro, como facilitar el acto de que lo hagan con ustedes. A lo mejor descubrimos cosas de nosotros y también de las personas que tenemos al lado.
Devolver la mirada y permitir que el otro me mire es un acto pequeño pero importante de volver a recuperar las confianzas y sobre todo darnos el espacio de confiar en el mundo interior del ser humano.
Extraído de www.pilarsordo.cl
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Humberto Maturana señala que vivimos en un presente continuo, es decir vivimos ahora y nada más que ahora. Y en este ahora estamos con nuestro pensamiento, con nuestra emoción, con nuestra personalidad que seguramente están condicionados por experiencias e historias pasadas ocurridas tal vez en un tiempo cercano o lejano. Y es así como interpretamos un suceso que nos está ocurriendo ahora y esa es “mi verdad”, pero no es “la verdad”. Es lo que señalé con otras palabras en uno de mis documentos anteriores “el mapa no es el territorio”.
El problema surge justamente cuando pienso y creo que “mi verdad” es “la verdad” y no podemos comprender que la otra persona no lo vea, no lo entienda de mi manera, es por lo que de esta forma elaboramos interpretaciones y suposiciones respecto del otro o de la otra. Con la carga emocional que existe en ese momento, hacemos evaluaciones y juicios de la situación y/o de la otra persona lo que torna la comunicación en conflicto. Es por esto que se recomienda que cuando hay una situación estresante se deje pasar un tiempo ya que ese tiempo futuro será otro presente con un estado de ánimo diferente, lo que puede establecer una nueva relación con ese hecho del pasado.
Tradicionalmente se señala que las relaciones son recíprocas y bidireccionales. Pero actualmente se sabe que eso no es así, las relaciones entre dos personas no son recíprocas, Cuando A se relaciona con B lo hace desde A y B lo hace desde B, lo que sí puede decirse que son simultáneas, que ocurren en el mismo momento, sobre un mismo tema pero la Comunicación cada uno la hace desde sí mismo con la percepción que sólo él o ella ha tenido del asunto.
Muchas personas discuten para “tener la razón”. “Tener la razón” no garantiza resultados satisfactorios, es más pone en riesgo la relación.
Cuando se discute con la finalidad de llegar a un acuerdo se está movido por mantener la relación, ya que el objetivo es llegar a puntos de encuentro que puedan sostener la relación por largo tiempo.
Sintetizando: si estoy consciente que “mi verdad” es mía y la de la otra persona puede ser diferente; si me desprendo de los juicios y evaluaciones; si creo que podemos llegar a acuerdos, si “lo veo”, “lo escucho”, estoy actuando con respeto hacia el otro, hay reconocimento del otro, lo estoy valorando y como consecuencia transversal me estoy valorando yo, pues yo lo he elegido como pareja.
¡No me entiende!
¡No me siento feliz, realizada/o!
¡Me siento atrapada/o!
¡No se preocupa por mí!
¿Cuántas veces hemos dicho exclamaciones similares? o hemos escuchado a nuestras amistades decirlas. Es probable que más de una vez. Y yo me pregunto ¿cuántas veces he manifestado claramente mis necesidades?. ¿Pretendemos que el otro o la otra sea un adivino/a que percibe en el ambiente lo que no le decimos?.
¿Qué nos pasa si necesitamos o deseamos algo y no lo obtengo?, probablemente nos frustramos y eso conlleva una emoción y por ende un comportamiento, puede ser enojo, falta de ánimo, malas caras etc. Cuando la otra persona nos pregunta ¿qué te pasa? Le podemos decir ¡nada!, pero nuestro lenguaje no verbal dice otra cosa, o tal vez lo/la increpamos atacándolo/la o “sacando trapitos al sol” acumulados. Esto genera una discusión por lo general agresiva en el que uno ataca, el otro se defiende atacando también, probablemente la comunicación se pierde por un cierto tiempo y en cierta medida la relación se resquebraja.
¿Qué es más sano, señalar lo que necesitamos o deseamos o no manifestarlo?. A mí no me cabe duda que es más saludable expresarlo verbalmente en un ambiente de armonía, pero hay que tener muy claro que si pedimos algo debemos estar abiertos a que la respuesta sea Si, No o una situación intermedia, si no es así quiere decir que no estamos pidiendo sino que estamos “imponiendo” que lo que yo deseo se cumpla.
Según la Real Academia Española “Diálogo es una plática entre dos o más personas que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos “.
Pienso que debemos aprender a dialogar con nuestra pareja, teniendo presente que así como yo tengo mis necesidades, la otra persona también las tiene, que no puede adivinar mis deseos y que los suyos pueden ser diferentes, tenemos “mapas del mundo” distintos y la única forma en que él o ella conozca el mío es manifestándoselo como un anhelo mío no como una deficiencia del otro por no descubrirlo, así podemos ir sembrando el campo de la armonía.
Vamos a comenzar a compartir varios artículos sobre la “Comunicación en la Pareja”, para ello me parece imprescindible aclarar algunos conceptos.
El término “Pareja”, señala que ambos están en una situación igualitaria, son dos adultos que deciden compartir sus vidas con proyectos comunes.
“Comunicar” es transmitir un mensaje y éste tiene un sinnúmero de factores que están condicionándolo. Además alrededor del 70% de la comunicación es “no verbal”, de modo que no sólo estamos transmitiendo a través de lo que decimos, sino del cómo lo decimos por medio del tono de voz, del gesto, y de la actitud corporal.
La “Pareja” está formada por dos personas que se eligieron libremente y que provienen de familias de origen y experiencias de vida diferentes, ni una es mejor que la otra, sólo son distintas. Cada uno de los integrantes de la pareja posee un tipo de personalidad que los distingue, perciben, procesan el mundo que los rodea y tienen experiencias particulares lo que a su vez condiciona la forma de reaccionar frente a un hecho.
El concepto igualitario del término “pareja” no admite el hecho, bastante frecuente de encontrar, en el que uno de sus miembros se comporta como si fuera la madre o el padre del otro. Esta situación a veces es cómoda, pero a la larga provoca dificultades y puede ser la causa que uno o ambos busquen en otro lugar a la “pareja”.
Desde el momento en que se forma una pareja se comienzan a estructurar proyectos comunes, en el que ambos participan y están involucrados, aun cuando las funciones sean diferentes. Es muy importante que en estas áreas exista “transparencia”, hoy en día este concepto es muy valorado a nivel de empresas y si en ellas es importante, ¿cómo va a estar ausente en esta gran empresa que es la estructuración de una familia?. Entendido de esta manera, en una pareja debe haber lealtad y transparencia no sólo en el ámbito afectivo, sexual sino en todo aquello que esté en los proyectos comunes que están forjando, ya que son de ambos.
Cuando cada miembro de la pareja “VE” al otro como un igual, trabajan en equipo por una meta común, se comunican en la toma de decisiones y en este diálogo existe la confianza pues hay respeto y transparencia hay mayor probabilidad de que la comunicación sea abierta, pacífica y positiva.
Lo señalado en los párrafos anteriores son los cimientos para una buena comunicación en la pareja, lo que no significa que no vayan a existir crisis las que se pueden transformar en oportunidades para fortalecer la relación si existe una base firme.
El doctor Humberto Maturana señala que es diferente “Mirar a Ver”, “Oir que Escuchar”.
“El mapa no es el territorio”. Seguramente muchas de Uds. han escuchado esta pequeña frase acuñada por la PNL (Programación Neurolingüística) si la llevamos a nuestra vida cotidiana nos señala que “el mapa” que nos hacemos de lo que nos rodea no está señalando precisamente lo que es el territorio y ese mapa no es igual al de la persona que tienes a tu lado. Esto puede ser el origen de muchas incomprensiones con la pareja.
Lo que tú percibes e interpretas es tu verdad, tú realidad. Esta realidad la comunicas verbal o no verbalmente pensando que la otra persona percibió e interpretó lo mismo, ¡Gran error!.
Por lo general cuando nos comunicamos verbalmente emitimos juicios tales como: “esto es bueno o malo”, “no digas tonteras”, “¡qué ridículo!”, “te ves bien o mal”, “eres un irresponsable” “esto es maravilloso” etc… Los juicios son evaluaciones expresadas como aseveraciones indiscutibles, las consideramos verdades universales y no nos damos cuenta que son “mi verdad”.
Si te detienes unos instantes y reflexionas sobre cuántos juicios emites diariamente y te preguntas sin justificarte, ¿por qué lo hago?, pueden surgir algunas respuestas interesantes. Si además añades el cómo lo dices con el gesto y el tono de voz, podrás tener un panorama algo más abierto sobre la forma en que te comunicas.
¿Te sientes más segura, poderosa, empoderada, cuando señalas algo enjuiciándolo? ¿Te sientes teniendo una opinión propia?. ¿Cómo te sientes tú cuando la otra persona te enjuicia directamente? Y ¿cómo crees que se siente el otro cuando tú lo enjuicias?. Pueden surgirte otros cuestionamientos que faciliten tu reflexión.
Y ¿qué puedo hacer con las respuestas sinceras que aparezcan de tu interior?. ¿Cómo cambiar si ya tengo el hábito de enjuiciar en mi comunicación?. Todo cambio requiere esfuerzo, pero el primer paso es “darte cuenta” y el segundo es “querer cambiar”.
Para realizar el cambio e ir disminuyendo poco a poco los juicios que emites después del “darte cuenta” y del “querer cambiar” es comenzar a “asumir la responsabilidad de lo que tú percibes, interpretas y piensas” y ¿cómo lo hago en mi comunicación cotidiana?.
Si te diste cuenta que esa es “tu verdad”, puedes manifestarla diciendo: “Yo pienso……”, “A mí no me gusta que ……..”, “Para mí es importante …….” etc., es decir dejar claro que esa es tu percepción, opinión y pensamiento y que dejas abierta la puerta para que la otra persona exprese su punto de vista que puede tener matices diferentes a los tuyos o ser diametralmente opuesto y eso está bien.
El poeta sufí Rumi en una ocasión escribió: “Más allá de las ideas de actuar bien o actuar mal, se extiende un campo. Allí nos encontraremos”.
No debemos olvidar que todos los que intervienen en una comunicación tienen responsabilidad en ella.
Generalmente asociamos la violencia con la agresión física, sin darnos cuenta que existe violencia en nuestra comunicación del día a día.
Debemos recordar que comunicamos con todo nuestro ser, por lo tanto a veces somos violentos con las palabras, otras con el gesto y las acciones.
Permanentemente estamos haciendo juicios de los demás, presentes y ausentes los que son recibidos como críticas. Criticar a otros nos hace sentir mejores, más poderosos, como si el aplastar a los demás nos hiciera más altos. De esto podríamos sacar como conclusión que el problema no es habitualmente del criticado, sino del que critica ya que éste necesita reafirmarse de esta manera.
Y ¿cómo formamos la crítica?, lo que hemos visto y oído desde pequeños, las creencias que fuimos adquiriendo, las experiencias pasadas y también las presentes. Si nos detenemos unos segundos en observar lo que transmiten diferentes Medios de Comunicación Social, hay algunos cuyo centro es la descalificación del otro. Y nuestros niños y niñas ¿qué están adquiriendo?, ¿cómo será el mundo que ellos mismos formarán en 10 o 20 años más?
Violentar a otro es atropellarlo, no considerarlo digno, no valorarlo por lo que hace o por lo que es, menospreciarlo por ser diferente, mentirle, no creerle etc. Cada uno de nosotros exige y tiene muy claro sus derechos, pero ¿tenemos tan claro nuestros deberes hacia los demás?, ¿pensamos que ellos tienen los mismos derechos que nosotros exigimos?
Pensemos en algo positivo, por ejemplo una persona dice “¡Qué maravillosa es la Primavera!, este dicho señala una evaluación o juicio sobre la Primavera como si ésta para todos fuera maravillosa, pero ¿qué pasa con una persona alérgica a la Primavera?, ¿qué puede sentir frente a esta evaluación? Tal vez podrá pensar o decir “Yo encuentro horrible la Primavera, tengo que tomar medicamentos para no estar congestionada día y noche” o “Qué lástima, yo no puedo disfrutar de la Primavera como el resto”.
Los juicios y evaluaciones las decimos como que si fueran una verdad incuestionable sin considerar que es mi apreciación y que los que me rodean puede que posean otra percepción. La PNL habla del “mapa del mundo”, mi mapa del mundo es diferente al de los demás, yo lo he formado con todos los filtros de mis percepciones que a su vez están condicionadas por la genética y los valores, creencias y vivencias que traigo desde la infancia.
Si tomamos en cuenta lo señalado anteriormente y comenzamos a darnos cuenta de las máximas que expresamos como verdades universales, podríamos comenzar a asumir la responsabilidad de lo que decimos señalando “yo pienso que…..” “yo opino…….” “para mí esto es …..” con lo que dejamos abierta la puerta de que los que me rodean puedan pensar, opinar, sentir, apreciar etc. algo diferente, abriendo así el espacio al diálogo.
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