La mejor manera de saber si llevamos cargas del pasado son nuestras relaciones, ya sean profesionales, sociales o amorosas. En estas últimas es donde mejor quedan plasmadas estas cargas.
Cuando se rompe una relación cada persona lo supera de forma diferente. Unas más rápido, aceptando y llevándose el aprendizaje y otras aferrándose al pasado a las heridas o simplemente en un mar de dudas acerca de qué fue lo que falló en la relación, sobre todo si no ha habido una buena comunicación entre las partes.
Al empezar una nueva relación puedes dejarte llevar por la ilusión del principio, y si la persona te parece que es lo mejor que te ha podido pasar, hay algunos rasgos que se te pueden haber pasado por alto y a los que deberías prestar atención pues una persona que viene arrastrando un “equipaje pesado” de sus anteriores relaciones no llegará muy lejos contigo y será incapaz de darte todo su amor si aún tiene “cuentas pendientes” que resolver.
Hay algunas señales que te pueden dar una pista si alguien lleva cargas de su pasado consigo.
1-Falta de confianza en la relación
Si bien es cierto que al principio no os conocéis mucho la falta de confianza la mantendrá ya sea los primeros meses o si lleváis más de un año de relación, la desconfianza puede arruinar la estabilidad de una relación y llevaros a finalizarla.
2-Falta de conexión emocional
Aquí nos referimos a lo que llamamos feeling entre dos personas, si no lo tenéis difícilmente podréis llegar a algo serio. La parte física no lo es todo y la parte emocional tiene mucha fuerza a la hora de tener una relación sana y llegar a compenetrarte con tu pareja. Te pongo un ejemplo, una persona con conexión emocional con otra tan sólo le basta una mirada para decir lo que está pensando y la otra parte entiende el mensaje a la perfección.
3-Son controladores
Una persona con exceso de equipaje del pasado desea tener el control de todas las situaciones que viva contigo. Cuando han sido heridos y no han sabido como curar esas heridas la mejor táctica para no volver a sufrir es sentirse en control de la relación. Esto le puede llevar a estar pendiente en todo momento de lo que haces, dices, con quién, incluso la ropa que debes llevar. Este hecho sólo de por sí, ha roto muchas relaciones.
4-No se comprometen
Otra señal es que no es capaz de comprometerse en la relación. En realidad tiene miedo a pasar por lo mismo que sufrió en el pasado y es incapaz de pasar página y empezar de cero en una nueva relación. Puede que si tú no lleves esas cargas del pasado sufras mucho al ver que aún llevando un tiempo en la relación, no te presenta a su familia o amigos y si los ves estarás más en el lado de una amistad que no de una pareja.
5-Tienen secretos
Este tipo de personas no son transparentes. Se cierran en sí mismos y no comparten información contigo. Piensan que si lo hacen les pones en peligro porque se sienten vulnerables al mostrar sus emociones o experiencias del pasado.
6- Suelen hablar mucho de su ex
Si mencionas a tu ex en alguna conversación no pasa nada. El problema viene cuando el ex es el tema constante de conversación. Es una señal que aún no lo ha superado. Es el momento de decirle que hable de su futuro o del presente que eres tú en ese momento.
7-Siguen a sus ex en las redes
Si siguen a sus ex en las redes y además mantienen una “excelente relación de amistad” levanta una bandera roja ante esta situación. Teniendo en cuenta que los puntos anteriores ya los has validado.
8-Tienen pertenencias de sus ex
Si además tienen cosas que pertenecen a sus ex y no las han devuelto es una señal que aún están aferrados a esa persona y a la historia de amor que vivieron con ella.
9-Tienen muchas preguntas abiertas
Les quedan muchas preguntas abiertas sobre su relación anterior. Por eso les cuesta seguir adelante con una nueva y siguen proyectando ese miedo y frustración con su nueva pareja.
10-Tienen cambios bruscos de humor
Cuando cargan con tanta culpa y rencor de una situación pasada sin resolver los cambios bruscos de humor suelen aparecer. Suelen ser inconsistentes en las relaciones por ello y no se abren del todo a sus nuevas parejas porque su pasado les viene a la cabeza constantemente recordándole que se proteja.
Resumiendo, una vez hayas visto que tu pareja no tiene una conexión emocional contigo y además te compara con ella o intenta que te conviertas en ella deberás considerar si esa relación te lleva a algún sitio.
No pases por alto las banderas rojas y consigue tu felicidad.
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Read moreNuestra mente usa las memorias pasadas almacenadas como referencia para procesar o filtrar nuestra realidad. Es decir antes de tomar cualquier decisión por muy simple que parezca nuestro cerebro se basa en los datos almacenados para tomar la decisión más acertada para nosotros.
En este caso nos referimos a memorias pasadas que te limitan y no a las que te empoderan. Por ejemplo personas que sufren de apego emocional, de depresión, enfermedades varias o incluso reacciones violentas o bloqueos emocionales. Estas personas pueden tener una memoria transgeneracional que les hace reaccionar así, por lo que el primer paso sería identificar la emoción que les produce esa reacción, bloqueo o síntoma.
Para ello debes estar alerta y en tu día a día puedes utilizar un ejercicio para ir identificando tus reacciones emocionales.
1-La ley del espejo
Es una buena herramienta para identificar lo que debes corregir o trabajar.
Las reuniones familiares o de amigos son un buen momento para ver lo que te molesta del otro. Aunque creas que es la otra persona, con la ley del espejo verás que tu reacción es lo que te dará la pista del conflicto que tienes y que debes resolver, ya sea del pasado (heredado de tus ancestros) o de tu presente.
Toda nuestras relaciones nos enseñan y nos ayudan a evolucionar. Cuando comprendes esto, dejas de luchar, de almacenar rencor y das paso a la comprensión utilizando cada momento para crecer y evolucionar.
2-Aquietar tu mente
La mente es la responsable de tu diálogo interno que suele ser negativo y repetitivo. Se basa en tus creencias y aprendizajes. Para aquietar esa vocecita que no nos beneficia podemos utilizar las afirmaciones que tienen un poder increíble sobre nuestro inconsciente. También podemos utilizar el ho’ponopono y el mindfulness. Todas estas herramientas nos sitúan en el presente y le quitan poder a la mente.
Por ejemplo cuando tu mente te dice que no eres capaz de hacer algo o cuando te repite que el mundo en el que estás es injusto, es cuando sólo ves injusticias convirtiéndote en víctima en vez de empoderarte y aprovechar las oportunidades que continuamente están pasando a tu alrededor para mejorar tu existencia.
3-El Perdón
Cuando pasas a esta fase realmente estás ya haciendo una limpieza y entrando en la fase de curación.
Mucho se ha hablado del perdón, pero debes tener presente que sólo habrás perdonado cuando te hayas perdonado a ti primero.
Este paso es crucial porque te libera de la ira, el resentimiento y el rencor que tengas acumulado, también tus sentimientos de culpabilidad se disiparán.
4-Visualización
Utilizando la ley de atracción podemos conseguir de forma rápida limpiar nuestra mente de pensamientos negativos.
Si has realizado los pasos anteriores correctamente tendrás disueltas las memorias negativas dando espacio para las positivas que las puedes trabajar y potenciar con esta herramienta tan poderosa (visualización)
Cabe decir que funciona , siempre y cuando estés emitiendo pensamientos positivos al universo.
5-Aceptación
Con la aceptación y no la sumisión o resignación, dejamos los juicios. La aceptación es estar en paz contigo mismo y con los demás en vez de reprochar y juzgarles por sus acciones.
Cuando aceptas das paso a la comprensión y te das cuenta que no tienes que luchar por cambiar nada y que detrás de cada “mala experiencia” hay un aprendizaje.
6-Agradecer
Por último el agradecer, dar gracias al universo o a la vida por todas las experiencias vividas, las oportunidades, a las personas que conoces. Cuando agradeces estás emitiendo vibraciones positivas y el universo o como le quieras llamar, escucha y te responderá con las mismas vibraciones positivas y es cuando te empiezan a suceder cosas maravillosas.
¿Cúando hacer una limpieza?
Cada vez que te sientas reaccionando de forma negativa ante cualquier situación, miedo o duda, ante cualquier juicio que emitas hacia otra persona e incluso si lo recibes tu.
Te animo a que lo practiques de forma regular para ver los beneficios que tendrás a nivel emocional. Tu autoestima y confianza crecerán pero sobre todo estarás en paz. Feliz día:)
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Read moreCuando nació mi primer hijo mi marido, que ya tenía varios años de papá, me dijo que cuando empezó a leer sobre crianza lo primero que tuvo que hacer fue trabajar en algunos asuntos pendientes con sus propios padres. Nada más real y acertado. No es posible entablar una relación saludable con nuestros hijos si arrastramos rencores con nuestros padres, porque tarde o temprano estas emociones negativas llegarán a ellos de una u otra manera o les afectará en la relación con sus abuelos inculcándoles prejuicios inconscientemente.
Muchas familias que se acercan a consultarme me cuentan que ponen distancia con sus progenitores cuando los hijos empiezan a crecer, porque se sienten monitorizados, sienten que se les critica su estilo de crianza continuamente o no quieren repetir ciclos tóxicos. Muchas veces experimentamos un pequeño (o gran) resentimiento porque tal vez nuestros padres nos criaron de una forma en la que nunca criaríamos a nuestros hijos y como todo el mundo, con sus aciertos y errores, aunque el problema es la tendencia a enfocarnos en los errores.
Pero, ¿Podemos realmente culparlos? Te invito a reflexionar. Nuestros hijos se están criando en un mundo muy distinto al de nuestra infancia y para nuestros padres esto también fue así. Creo que ellos utilizaban las herramientas que tenían a mano. La información no era tan accesible como ahora, no se obtenía con un “click” implicaba más tiempo y mucha logística. También creo que ellos seguían paradigmas sociales y seculares de la época los cuales no eran tan debatidos como ahora. Por otra parte se transformaron en padres en promedio 10 años más jóvenes que la mayoría de nosotros, eran adolescentes. No quiero imaginar haber tenido un hijo a los 18 años, momento en el cual batallaba con un trastorno de la conducta alimentaria y no estaba, emocionalmente hablando, en mi mejor momento ni con una pareja con la cual hubiera sido fácil o hubiera querido criar hijos. Ellos hicieron lo que pudieron y como pudieron, al igual que nosotros.
Te invito a pensar en cómo fue o puede haber sido la infancia de tus padres. A mi madre, por ejemplo, no la dejaron tomar clases de ballet las cuales ella amaba y la obligaron a tomar piano, ¿Puedo culparla por querer que yo sea bailarina. ¿Puedo realmente culpar a mi papá por no haber sido muy demostrativo cuando a él lo mandaron a estudiar a un internado a los diez años y sólo veía a sus padres los fines de semana y debía tratarlos de “usted”? Cortemos ciclos, seamos valientes.
Pero arrastramos rencores, arrastramos arrepentimientos y dolor, quizás porque faltaron palabras por parte de ellos, quizás porque los tabúes de la época evitaron charlas que nos hubieran ahorrado problemas, quizás porque faltaron abrazos para no hacernos “blanditos” o porque sobraron críticas, retos o palabras crueles para “hacernos fuertes”. No queremos que les pase lo mismo con nuestros hijos, pero así como nosotros no somos los mismos que hace diez o veinte años, ellos tampoco. Aun así algunos aspectos negativos con los que fuimos criados están grabados en nosotros por lo que debemos ser conscientes permanentemente y tenerlos en cuenta para cortar el ciclo, por ejemplo, venir de una familia en la que se gritaba mucho por costumbre o idiosincrasia.
Tenemos que trabajar en los resentimientos y empezar por aceptar a nuestros padres como son, abandonando la idea de cambiarlos a ellos o sus opiniones. En el momento que los aceptamos y dejamos atrás esa guerra de egos todo fluye con más facilidad.
Un fin de semana con más dulces que los habituales, comer con la boca cerrada o tener que pedir permiso para hacer esto o aquello son detalles que NO modificarán la vida de nuestros hijos, quienes pasan muchísimo más tiempo con nosotros, pero crecer con abuelos presentes es una bendición y es también el regalo más grande que podemos hacerles a nuestros hijos. Elige tus batallas.
Como siempre les digo, las palabras mágicas son Perdón y Gracias. Perdonarlos, agradecerles y pedirles perdón a nuestros padres porque nosotros tampoco nacimos perfectos ni teníamos las herramientas que tenemos ahora. Esas acciones son la clave para sanar las heridas con nuestros progenitores y disfrutar su compañía, en esta nueva estampa y desde otro lugar.
Por supuesto que en familia con negligencia extrema o abusos es muchísimo más complicado perdonar, en esos casos yo recomiendo psicoanálisis, meditación y lectura (puedo recomendarte libros)
No podemos cambiar el pasado pero podemos cambiar el presente.
Ana Acosta Rodriguez, Mama Minimalista
Facebook: @mamaminimalista
Fuente: mamaminimalista.net
Ana Acosta Rodriguez autora del libro “La Crianza Rebelde”
Disponible: Europa y USA: https://bookgoodies.com/a/B07ZM8WMXN
LATAM: https://www.editorialbrujas.com.ar/Inicio/Libro/1518
Read moreCuando hemos pasado por situaciones desagradables como un divorcio, una separación, la pérdida de un ser querido, un rechazo, la pérdida de un empleo, etc… quedan heridas que si no cicatrizan bien seguirán doliendo y haciéndonos daño.
Si no encontramos una solución lo más seguro es que vaya a peor.
A veces creemos que como no nos acordamos a diario de lo que nos ha hecho daño en el pasado, estamos curados emocionalmente. Pero cuando aparece un disparador que nos hace recordar enseguida el daño causado, reaccionamos de manera exagerada o no apropiada. Es entonces cuando debemos darnos cuenta que no estamos “curados emocionalmente”.
Lo cierto es que las heridas emocionales del pasado se esconden en tu inconsciente en forma de memorias dolorosas y suelen salir a la superficie manifestándose en conductas no deseadas, adicciones, depresiones, ansiedad, e incluso enfermedades. Muchas de estas heridas emocionales se gestan en la infancia pero lo cierto es que muchas otras ocurren en la edad adulta y afloran cuando nos relacionamos con otras personas.
1-Heridas emocionales relacionadas con la autoestima
Si te sientes desvalorizada, si te has sentido rechazada, humillada por personas cercanas e incluso por tus propios padres, es muy posible que tu autoestima esté por los suelos. Deberás trabajarla para sentirte útil y con valor otra vez
2-Heridas emocionales relacionadas con la independencia
Si en el pasado alguien te criticaba o corregía a menudo la más mínima acción que realizabas, es muy posible que te sientas insegura y que te cueste tomar decisiones. En ocasiones puedes reaccionar de forma muy pasiva y en otras de forma muy agresiva.
3-Heridas emocionales relacionadas con la falta de amor
Si has sufrido la falta de amor o cariño sobre todo en la infancia, puede que en tu etapa adulta te sientas sola. Puede también hacerte sentir dependiente y que necesitas de otras personas y de su aprobación.
Sentir la falta de aceptación por parte de los demás hará que intentes complacerlos todo el tiempo, olvidando tus propias necesidades y deseos.
A la hora de superar una situación adversa debemos primeramente aceptarla, y luego afrontar la situación de la mejor manera posible. Enfrentarnos a la realidad con una actitud optimista y buscando la parte positiva, que a veces nos cuesta encontrar pero siempre hay un aprendizaje detrás de una “mala” experiencia. Negar o evitar la adversidad no servirá más que para que suframos más. Si nos entrenamos en desarrollar nuestras habilidades emocionales podremos superar las dificultades y crecernos ante ellas convirtiéndonos en adultos emocionales.
¿Cómo puedes sanar una herida emocional?
1-Primero deberás identificar en el presente qué es lo que te hace sufrir: miedo a la soledad, al abandono, un rechazo, etc…
2-Tomar conciencia de las emociones que te producen
3-Buscar en el pasado qué es lo que te hace sentir ese miedo
4-Soltar las ataduras del pasado y coger el aprendizaje, transformando así la situación
5-No culpar a otros de tus problemas
6-Crear un presente libre resentimientos, culpa y desamor
Sanar una herida emocional requiere tener valor para mirar hacia adelante, reconciliarnos con nuestro pasado, y no dejar que los pensamientos negativos te dominen.
El pasado no lo podemos cambiar pero lo que sí podemos hacer es cambiar la manera de verlo, con el aprendizaje adquirido y como vivimos en el presente.
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Comencemos por las reglas básicas de las que depende llevar una buena relación. Para muchos de ustedes es un conjunto de varias, sobre todo, unas más complejas que otras, pero partamos de las básicas. Ante todo, el respeto y la confianza. Qué difíciles palabras, aún más llevarlas a la realidad y convertirlas en el estandarte de toda relación.
Ahora bien, es un problema luchar contra las personalidades de cada uno, los gustos y desacuerdos. Es ahí cuando deben entrar tanto el respeto, como la confianza, para que los acuerdos trasciendan. Esto aplicado, de la mano de la constante comunicación.
¿Qué hacer cuando todo este conjunto de reglas, sumado a las que cada cual considere, falla? Pues, aunque el orgullo a veces ciegue y no lo permita, hay que ofrecer y recibir perdón. De allí parten los cambios, porque con el perdón deben venir transformaciones que demuestren resarcimiento. Entonces, el camino es reconocer, pedir perdón y, por supuesto, de errores que no se pueden volver a cometer.
“Pero… ¿Si no tengo las agallas para decírselo?” Si aún hay amor y quieres reconsiderar muchos aspectos de la relación, por eso estás acá. Entonces, ¿qué más sincero que una carta de tu puño y letra que contenga el pasado, presente y lo que será el futuro entre ustedes?
¿Cómo debes hacer esta carta?
Comienza por descargar aquello que no te gusta, que te impide continuar, que altera tu paz. Escribe eso que te molestó, que en ese momento preferiste guardarlo, pero que, ahora, es necesario él o ella lo sepa. Cómo es que pudo pasar lo que pasó, por qué sucedió, si sentiste o sientes ira, díselo.
Luego, escribe lo que esa tristeza te llevó a hacer, aunque no quisiste, pero que fuiste consciente de hacerlo. Lo que la ira generó en ti, derivó en también haber maltratado al otro y te escudaste aquella vez en una razón. Acuérdate muy bien de lo que haya pasado, para que luego tu propia conciencia no te pese.
Pasa ahora a reconocer tus propias responsabilidades, ya que también habrán recalcado en la otra persona y creado inseguridades en sí. Así como tú esperas que te entiendan, también debes arrepentirte por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Reconoce que tú quisieras cosas distintas a las ya vividas, entendiendo la labor que cumplen ambos.
Ahora, firmemente plasma tus buenas nuevas intenciones dentro de la relación. Soluciones hay muchas, y habiendo dejado atrás el orgullo, debes imaginar actos para resarcir los cometidos en el pasado. Escribe qué deseas de ahora en más, qué esperas, y augura solo buenos deseos. Además, comprométete mayormente con una promesa, la cual sabes que no debes fallar y generará mayor confianza.
Haz el acto más sincero de amor…
Por último, pide perdón; no hay acto más sincero que reparar por medio de esta palabra. Estarás demostrando que quieres cambiar y sientes lo sucedido. También, demuestra ese sentimiento que siempre ha estado en ti, pero que el orgullo ha querido ocultar. Vuelve a decir “te amo” y parte de ahora en adelante desde esas palabras. Dile cuánto vale esa persona para ti y los valores que le caracterizan en su papel en la sociedad y la relación.
El título no es mío. Así se llama un libro que acabo de comprar siguiendo esos impulsos a los que no me cuesta ceder. Las librerías siempre han sido para mí uno de esos lugares mágicos a los cuales simplemente no me puedo resistir. Había leído acerca del libro cuando recién salió a la venta. Pero ayer lo vi. Ahí estaba, sobre una gran tarima y reluciente en la vitrina diciéndome algo así como “cómprame”
Lo que estoy relatando es justamente lo opuesto al supuesto básico del libro, no acumular. En efecto Marie Kondo, la autora sostiene que nosotros acumulamos cosas materiales por la misma razón por la que comemos excesivamente. Comprar compulsivamente al igual que comer y beber en exceso son intentos de aliviar el estress. El orden, por el contrario nos ayuda a limpiarnos y nos libera, ya que con eso, no sólo mejoramos nuestro entorno y lo embellecemos, sino también ordenamos nuestra mente, ya que el desorden es la mayoría de las veces producto de nuestra propia confusión mental.
Dicho esto, prefiero pensar que esta compra a pesar de ser impulsiva responde a mi deseo de mejorar mi espacio haciéndolo más simple y armonioso. Esto parece ser siempre el deseo de las mujeres especialmente las que vivimos en familia y debemos organizar, no sólo nuestras cosas personales, sino también los espacios y los objetos en común, lo que implica muchas veces armonizar y respetar lo que nosotros consideramos un ambiente limpio y despejado con el concepto de orden de los nuestros.
Pero.. ¿Cómo lograrlo? según la autora la organización efectiva implica sólo dos acciones esenciales: eliminar cosas y decidir donde guardar el resto. Lo primero que parece fácil, en realidad no lo es tanto ya que deshacerse de cosas, implica tomar decisiones que muchas veces tocan algunos de nuestros sentimientos y emociones más profundos. De acuerdo a Kondo, poner tus cosas en orden también significa poner tu pasado en orden. El desechar lo que una vez te sirvió, sirve para liberarse del pasado y concentrarse en el aquí y en el ahora. Es en sus palabras “como reajustar tu vida y saldar tus cuentas para dar tu siguiente paso hacia adelante”. ¿Profundo, cierto? Las invito a seguir leyendo del tema. Yo al menos, estoy descubriendo cosas fascinantes sobre mí misma, mi relación con el pasado, con la persona que fui , pero también con quien soy ahora y en convivencia con los míos.
Macarena Urenda Salamanca – Comunicadora Social
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Mi hija está haciendo un diplomado de fitoterapia (el uso de las plantas o extractos medicinales para usos terapéuticos) y en él le enseñaron algo que me hizo pensar.
Se planteaba, odiando yo un poco las tipologías, que habían dos maneras de enfrentar la vida o estados emocionales que nos hacen mucho daño.
Una de ellas tiene que ver con el estar pegados en el pasado sin ser capaz de aprender del dolor, lo cual traído hacia el presente genera melancolía en las personas que lo experimentan. De ahí incluso se podría derivar la depresión y otros cuadros que nos muestran nuestra dificultad para soltar y liberarnos de lo que ya pasó.
Otra forma que está exactamente en el otro polo, es la gente que vive proyectada hacia el futuro y en lo que tiene que hacer, lo cual inevitablemente lleva a la formación de angustia dentro de nosotros. Siempre cuando anticipamos, vamos a anticipar en negativo y eso siempre provocará tensión y miedo que se expresará como panza apretada, respiración cortita y mucho suspiro.
Al escuchar ambas visiones, lo primero que me pasó fue preguntarme a cuál de los dos grupos pertenecía yo, que seguramente es lo que usted está haciendo ahora. Yo descubrí que tengo cierta tendencia a ser más anticipadora y por lo tanto a la angustia aunque me dió gusto descubrir que he crecido mucho y no estoy pegada en ninguna de las dos. Intento vivir conectada al presente solamente y me funciona.
La mayoría de las personas, sin embargo oscilan entre uno y otro polo dependiendo de lo que están viviendo y la solución para no caer en ambos polos es la conexión con el presente.
Este acto que debiera ser tan natural y sano, es muy difícil de lograr porque la vida nos lleva permanentemente hacia atrás o hacia adelante.
La respiración es la primera forma y más fácil para regresar a lo inmediato que por lo demás es inevitable, y que me trae a todo lo presente que es donde no hay pasado y tampoco futuro y por lo tanto no hay angustia.
Un segundo ejercicio para volver a trabajar el presente, es preguntarse ¿dónde estoy y que estoy haciendo? Esa simple pregunta me trae a lo de ahora con mucha fuerza y desde ahí puedo conectarme conmigo y centrarme en mi, para seguir haciendo mis actividades diarias.
El pasado ya pasó, y el futuro no ha llegado y aunque suene fácil decirlo, la única energía que me permite avanzar es la de ahora y eso me ayuda a sanar y aprender de lo vivido y a trabajar desde la voluntad por un futuro pleno y feliz.
Quizás es bueno jugar a ver qué tendencia tenemos, o si oscilamos entre ambos para no ser felices, pero quizás lo más importante de este aprendizaje es lo importante que es conectarse con el “ahora” y desde ahí sanar y avanzar.
En el mundo que vivimos todo está centrado en ayer y mañana, y el hoy que es lo único que de verdad tenemos, pasa como un ser invisible que no percibimos.
Ojalá podamos trabajar en el donde estoy y que estoy haciendo y aprendamos a tomar conciencia de la respiración que es la mejor conexión de que estamos vivos.
Un abrazo y hasta la próxima.
Escrito por Pilar Sordo – Psicóloga
Extraído de www.pilarsordo.cl