Read more
Pilar Sordo – Controlar la ansiedad y el miedo en cuarentena
Estas dos palabras son las más escuchadas estos días… En este nuevo nudo reflexionemos sobre mantenernos anclados en el presente y controlar el exceso de futuro. Los leo!
Read more
Ser, tener y hacer… ¿A que te suenan estas palabras? Reflexionemos sobre este nuevo nudo en cuarentena…
Read more
Sentíamos incluso que ella democratizaba la sociedad porque permitía a todos los sectores tener acceso a la misma información sin distinción . Yo creo que eso es así , de verdad permite muchas cosas , entre otras facilita la comunicación, la entretención y el acceso a mucha información de la más variada y para todas las edades y condiciones.
Solo se nos olvidó un detalle, y en mi corazón resuena la frase de un adolescente que participó en la investigación del “No quiero Crecer”que decía que la “tecnología acerca a los que están lejos y aleja a los que están cerca”.
Esta frase me parece clave para lo que vivimos hoy. Una sociedad que no se mira a la cara, que no sonríe , que no se toca ni abraza y que tampoco reconoce el nombre de muchos de los que lo rodean.
Una sociedad que prefiere mirar la luna por internet en vez de levantar la cabeza como muchas generaciones anteriores lo hacían para reconocer la cruz del sur, las tres marias y tantas otras más.
Una sociedad que no sabe casi nada del vecino y esto obviamente aumenta en la medida que se mejoran las condiciones de vida; paradójico no?, mientras mejor estamos de acuerdo a lo que el sistema define, más individualistas nos volvemos y en esos casos más influye la tecnología en el alejamiento, incluso en los miembros de una misma familia.
La tecnología es una herramienta que hoy más que nunca queda demostrado qué hay que saber administrarla para que no dañe como lo ha hecho hasta ahora los vínculos afectivos.
Me impresiona como yo que tengo 54 años, y que nací sin televisión, este sistema me haya hecho a mi y a millones más dependientes del sistema, donde veo a mi madre de 76 años ya casi sin poder funcionar sin aquella pantalla de la cual casi sin culpa nos hemos hecho esclavos.
Es muy loco y triste comprobar que aquella frase de “estamos conectados” es falsa o por lo menos no es verdad dentro de lo más profundo de los afectos.
Claramente para aprender de este momento, tenemos que volver a lo simple, a la conversación real, a mostrar vidas reales y no perfectas y “conectar” con el alma y los ojos de los otros para ver sus necesidades. Volver a la sobremesa, a juegos de casa y todo aquello que de verdad le haga un homenaje a la verdadera conexión y no a la que creíamos que teníamos y que se nos cayó a pedazos al ver crudamente la realidad, que al estar con la cabeza gacha mirando realidades ficticias, nunca vimos.
America latina entera está en un proceso que creo, no tiene retorno. Estamos invitados y mandatados a cambiar estructuras sociales que devuelvan o entreguen por primera vez, creo que eso es más exacto, la dignidad a todos y todas y esto no sea un privilegio de unos pocos.
A mi nadie me ha regalado nada en la vida, pero si tuve la posibilidad de trabajar y estudiar para llegar a ser psicóloga . De ahí en adelante, solo ha sido esfuerzo y mucho sacrificio para escuchar hacia dónde me ha llevado la vida. Obviamente me siento privilegiada, pero eso no me impide ver en mis caminatas las injusticias y el dolor de muchos por demasiados años.
Sin embargo está apareciendo un fenómeno que me preocupa y es que frente a este estallido social, aparece al mostrarse distintas realidades, la solidaridad del ser humano y eso va desde el ámbito laboral hasta el familiar, donde hemos visto estos días como a través de la televisión aparece gente buena ayudando a adultos mayores, enfermos etc.
La bondad es una virtud escasa en estos tiempos y muy necesaria de desarrollar, pero no soluciona el problema.
Aquí no se necesita sólo gente solidaria que desde la bondad “ ayude” a los demás, se necesita un cambio de mirada y de estructura que lleve a entender y sentir que los cambios son en la base y de dos principios que hoy se gritan en todas las esquinas: justicia y dignidad.
Es una invitación a mirarnos de verdad como iguales, que recibir un sueldo justo y beneficios sociales para los que lo necesitan es justicia y no solo bondad.
Me preocupa esa exquisita sensación que produce en el alma, el sentirme bueno o buena porque “ ayudo” , sin entender que esa colaboración no es suficiente, sino hay una profunda transformación en él como nos vemos como sociedad.
El sentirnos buenos, nos coloca en un extremo frente a los llamados “malos”, y ya he dicho muchas veces lo mal que nos hace el pensamiento binario en nuestras vidas.
El sentirnos buenos, nos deja quietos, tranquilos y sin ganas de modificar cosas de fondo, el sentirnos así nos paraliza, a no querer o no poder mirar al otro como un otro, en el que si yo estoy bien, todos los que están a mi alrededor debieran estarlo conmigo por convicción y no solo por bondad. Esta última, produce en el fondo del alma una sensación de jerarquía frente al que se le da, que genera más sensación de verticalidad social.
El estado no puede descansar como lo ha hecho con la Teletón en la bondad de un pueblo.
Cuantos bingos, fiestas y completadas se hacen para hacer tratamientos que debieran ser cubiertos por el gobierno de turno y no estar solo supeditados a la ayuda solidaria de muchos, que nos hace bien, pero que no soluciona el problema.
Dentro de los desafíos a los que estamos invitados en estos tiempos es a salir de la comodidad que da la bondad y raspar nuestra alma para un convencimiento más profundo de justicia y equidad. Que lo que tengo para mi, lo debieran tener la mayoría de las personas y si la vida me coloca en lugar de carencia, espero lo mismo de los que están pasando un buen momento.
Todo lo que se da se devuelve, es un principio básico espiritual y no religioso que debiera gobernar nuestra forma de ser y actuar y que debemos tratar a los otros como nos gustaría que nos traten. Si esto hubiese estado claro, esta crisis no estaría ocurriendo.
Por eso es que la bondad puede ser condición necesaria y no suficiente para La Paz social y la dignidad de las personas.
Requiere una nueva definición de trato y de respeto que tenga a la empatía como centro.
Cuidado con creernos solo buenos, sin cambiar la mirada de fondo.
Read more
Trabajar en este camino implica tener momentos de silencio para mirarnos, romper y preguntarnos por los mandatos que gobiernan nuestra vida y que nos limitan, evaluar cómo está nuestra expresión de emociones y analizar todas aquellas situaciones que nos quitan paz.
Quizás todo se resume en la palabra conciencia, y sobre todo conciencia de presente, de estar donde estamos y no con el cuerpo en un lado y la cabeza y el corazón en otro.
Este es un camino hermoso que yo he empezado a caminar después de mucho dolor y aprendizajes que espero hayan dejado huella en mi alma para ir todos los días acercándome a mi mejor versión.
Además de invitarlos a leer mi más reciente caminata, quiero desearles que seamos capaces de ganarle a los miedos, las culpas y todas aquellas cosas que igual que una cebolla van generando capas que cubren nuestra esencia y que nos impiden ser lo que somos. Algunos podrán hacer este camino solos , otros como yo hemos necesitado ayuda pero la aventura de sacarnos todo aquello que nos quita La Paz es algo que le da sentido a este hermoso proceso de vivir.
El Otoño, como un árbol lo podría explicar, diciendo qué hay que eliminar todo lo que está malo y se muere dentro de nosotros. Es una invitación a quedar desnudos del alma para observar ese silencio del cual hablamos la semana pasada. Es un repliegue hacia adentro.
El frío invita a quedarse en casa, pero no solo la física, sino que también la interna, esa que nos invita a hacernos preguntas y probablemente a tomar decisiones que nos lleven a lugares de plenitud y a sacar nuestra mejor versión.
Si hay algo que me impresiona es la tremenda capacidad que tenemos para acostumbrarnos a estar mal, a vivir con la panza apretada, con la garganta hecha nudo, con la respiración cortita y tantos otros estados que son el reflejo corporal de situaciones emocionales que no hemos sabido enfrentar.
Los invito a este Otoño a mirarnos adentro, a eliminar como los árboles , las “hojas” muertas para entender que vinimos a tener paz y armonía en nuestras vidas.