Una pregunta frecuente que se le realiza al terapeuta al iniciar una terapia es cuánto tiempo tardaré en alcanzar los objetivos terapéuticos y cuánto tiempo pasará hasta que note cambios significativos en mi vida.
Otra pregunta frecuente es cuál es la clave para recuperar la felicidad y la autoestima. Desde mi experiencia, os puedo contar que no hay respuestas absolutas para estas preguntas, pero sí os puedo adelantar que me he dado cuenta que uno de los aspectos fundamentales para retomar a la normalidad es la disposición de ayudarse a uno mismo.
No obstante, algunas personas parecen no comprender esta idea tan elemental. Parecen insatisfechos de poder quejarse todo el día de lo mal que están las cosas, con tal de no hacer nada para resolver sus problemas. Se consideran asimismo víctimas de circunstancias injustas y esperan, pasivamente, que algo o alguien me salve. Desgraciadamente esto no sucede, o en raras ocasiones sueles pasar. Es evidente éste enfoque pasivo ante el crecimiento personal ha sido reforzado por algunos profesionales de la salud y medios de comunicación. Todos tenemos la la la cabeza la imagen de un paciente tumbado en el diván, verbalizando todo aquello que le pasa por la cabeza, mientras que el terapeuta amable escucha y asiente de vez en cuando con la cabeza. Es verdad que una relación afectuosa y comprensiva con una persona de confianza puede ayudar. Pero sin duda, las personas que tienen éxito en terapia son aquellas que se esfuerzan y trabajan durante las sesiones, pero también lo hacen en los intervalos entre sesiones para desarrollar una mayor autoestima. Las personas que tienen éxito en su crecimiento personal no echan las culpas al mundo, sino que asumen la responsabilidad personal de cambiar sus vidas. Tienen capacidad de lucha, capacidad que se ve recompensado gracias a su trabajo personal principalmente, más allá de la eficacia del terapeuta que le acompaña.
Por este motivo te quiero hacer una pregunta y me gustaría que la respondieras en este mismo instante: ¿Estás dispuesto pagar el precio de la felicidad? ¿Estás dispuesto realizar alguna actividad que te ayude a cambiar tu vida, y además invertir en tu crecimiento personal?
¿Te has limitado a leer las preguntas o las has contestado en voz alta? El objetivo es llevarte a la acción. ¿Lo estoy empezando conseguir? Que tomes parte activa en este proceso o no, será crucial para desarrollar tu autoestima, dejar atrás tus miedos, sanar tus heridas emocionales y construir una vida plena donde puedas crecer y ser feliz.
¿Te animas?
Irene Morales
Coach Espiritual
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Extraido de www.institutodraco.com
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¿Te has dado cuenta que te sobran algunos kilitos y no sabes cómo hacer para desprenderte de ellos? Todos, en alguna ocasión, es posible que nos hayamos encontrado en esta situación. El problema viene cuando, después de hacer dieta y ejercicio físico, nuestro peso “ideal” se esfuma al poco tiempo.
Es fácil que esta situación nos lleve a un estado de desmotivación, baja autoestima… En definitiva, a no estar a gusto con uno mismo. ¿Por qué no te funciona la dieta? ¿Por qué recuperas el peso perdido? No te funciona porque hay un conflicto emocional activo. Este conflicto te impide mantener tu peso ideal. Debemos hallar qué sentido biológico tiene ese conflicto, qué me aporta y por qué lo mantengo.
¿Cuál es el sentido biológico del sobrepeso?
Nosotros acumulamos grasa en nuestro cuerpo como una solución biológica de adaptación, que nos permite sobrevivir. La grasa nos ayuda a protegernos del frío. De alguna forma, vivimos una necesidad de ser vistos (por eso me hago más grande), de reconocimiento. Otro sentido biológico es hacer reservas energéticas para momentos de carencias, siempre desde nuestra percepción, ya que para nuestro inconsciente, lo real y lo imaginario es lo mismo.
¿Qué conflicto se esconde detrás del bloqueo emocional?
Normalmente encontramos un conflicto estructural de abandono y de separación. De forma arcaica, estar solo es sinónimo de estar en peligro. La función de aumentar el peso debe ser entendida como una prevención a algo que va a ocurrir, por lo tanto debemos buscar el conflicto en el futuro.
¿Qué emoción biológica se oculta?
Las personas con sobrepeso suelen tener sentimientos de miedo y se suelen sentir desprotegidas, en muchos casos suelen ser personas con carencias afectivas e insatisfacción sexual. La comida se convierte en un paliativo de su insatisfacción, del tipo que sea. El sobrepeso también lo favorece la soledad, el aburrimiento, la tristeza, el rechazo, un sentimiento de fracaso, la sensación de impotencia y las ideas negativas. ¡Cuida tus interpretaciones y tus pensamientos! Porque creer es crear.
El exceso de grasa se almacena entre mi ser interior y el medio exterior, me indica que inconscientemente quiero aislarme en mi comunicación con el exterior. Hay un vacío entre yo y el mundo exterior. Así escondo mi inseguridad al estar expuesto, al ser vulnerable y así, quiero evitar estar herido. El alimento terrestre representa también un alimento emocional. Por lo tanto, como excesivamente para colmar un vacío interior
¿Cómo libero esa emoción biológica?
En primer lugar, hay que estar dispuestos a cuestionarnos nuestras creencias. Es el primer paso para poder cambiarlas. Eso nos ayudará a poder ver una determinada situación de otra manera. A partir de ahí es cuestión de hacer un cambio profundo de creencias. Las personas con sobrepeso suelen tener creencias muy desvalorizantes como “no soy suficiente”, “no valgo”, “necesito estar a la altura”, “tengo que luchar”… En la medida que cambiemos nuestras creencias de base, podremos ver la vida de otra manera y encontrar nuevos recursos para cada situación.
Recuerda: la causa probable del sobrepeso es el miedo, necesidad de protección, la huida de los sentimientos, la inseguridad y el rechazo de uno mismo. El nuevo modelo mental que debes adquirir es “Estoy en paz con mis sentimientos. Estoy a salvo donde estoy. Yo creo mi propia seguridad. Me amo y me apruebo”.
Si deseas leer más artículos parecidos a El sobrepeso según la BioEmoción: ¿Qué te sobra en realidad?, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Estudio de las emociones
Irene Morales
Coach Espiritual
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¿Te has encontrado alguna vez en una situación en la que alguien te culpa de sus propios problemas?
La proyección o transferencia es una estrategia de defensa muy común en las personas que no se quieren hacer responsables de sus actos, culpan a otros y de esta manera alivian el estrés, la ansiedad o el rechazo al que se sienten sometidos.
Esta estrategia daña psicológicamente a las personas que lo reciben. Pueden sentir baja autoestima, sentirse desvalorizados, etc. Son personas que hablan mal de las demás personas y critican las mismas cosas que forman parte de ellos y a las que se niegan a enfrenarse.
¿Por qué usamos la proyección?
Nuestro inconsciente es el encargado de protegerte de situaciones peligrosas o “incómodas” para ti. Pero en alguna situación puede que te sientas culpable o tengas otras emociones desagradables y para evitar reconocer tu propio problema, tu inconsciente transfiere estos problemas o emociones negativas a otras personas. De esta manera encuentras un cierto alivio acerca de tus fallos cuando proyectas estas emociones negativas en los demás.
Las personas con muchas inseguridades, y problemas de autoestima son las más propensas de usar la proyección de forma continua. Si eres capaz de reconocer tus propios problemas y te haces responsable de ellos, entonces te estarás liberando de usar la proyección. Aunque es normal que en algún momento proyectemos algo en los demás sin ni siquiera darnos cuenta.
Detener la proyección no es tarea fácil pero no imposible. Minimizar esta estrategia está en tus manos. He aquí unos cuantos tips para ayudarte a lograrlo:
1-Conócete a ti mismo
Cuando sabes quién eres, y te aceptas tal como eres, con tus defectos y virtudes serás capaz de no sentirte débil ni mostrarte tal cómo eres ante los demás.
2-Deja de sentirte una víctima
Cuando juegas el papel de víctima culpabilizas a los otros de tus propios problemas. Deberás hacerte responsable de tu actos y ser consecuente con ellos.
3-Exprésate
Expresa tus sentimientos y emociones. Será más fácil si expresas tus miedos, frustraciones a las personas de tu confianza. Ellos te entenderán y para ti será una liberación.
4- Aprende de tus errores
Intenta recordar las situaciones en las que culpabilizabas a otros de tus problemas. Busca qué se repite en cada una de ellas. ¿Qué emociones proyectabas? ¿Eran siempre las mismas? ¿Con las mismas personas o con diferentes? Esto te puede dar una pista del patrón que sigues y lo puedes utilizar para mejorar tu conducta.
5-Rodéate de personas constructivas
Cuando te rodeas de las personas correctas, aquellas que te ayudan a crecer, las que están dispuestas a escuchar y a ayudarte entonces todo cambia. Aprende a comportarte como ellas, date cuenta de cómo solucionan sus conflictos sin culpar a los demás.
Admitir tus errores será un gran paso para el cambio. No seas duro contigo mismo, deja de juzgarte y avanzarás. Simplemente reconoce que eres humano y que estás en el camino hacia el cambio. Te deseamos toda la suerte del mundo.
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¿Qué es lo que vemos cuando nos dan una respuesta que no nos gusta? ¿Cómo aguantar esa comida con la suegra o la cuñada que no nos cae bien?
La ley del espejo nos viene a decir que lo que vemos en otras personas es lo que tenemos dentro de nosotros mismos.
Lo que solemos hacer es proyectar nuestro interior: nuestros pensamientos, miedos, frustraciones, emociones, creencias, ilusiones, sueños etc. en los demás e incluso en todo lo que nos rodea. Es decir, la realidad que vemos es el reflejo de nuestro interior. Por ejemplo si te ves a ti misma como una persona egoísta, que engaña, que hace trampas, es lo que verás en otras personas en mayor o menor medida. En cambio si te consideras una persona amable, generosa, considerada, será eso lo que verás en otros. Si crees que tu entorno es un lugar peligroso, o sucio, sin opciones, eso es lo que verás y además es una situación de retroalimentación pues lo que ves refuerza aún más tus creencias acerca de tu realidad. Cada vez que te des una vuelta verás sólo cosas malas y pasarás por alto todo lo demás.
Entonces ¿qué debemos hacer? ¿Cómo dejar de ver lo “malo” y empezar a ver lo “bueno”. Debemos aceptar que todo empieza y acaba en nosotros mismos y que somos responsables de nuestros actos y de cambiar nuestra realidad.
Empieza por analizar cómo te hablas a ti mismo. La persona más importante a la que le hablas eres tú mismo.
Cómo te tratas, cuáles son los reproches que te haces?
Si no eres capaz de tratarte bien será imposible que trates bien a los demás.
El cambio deberá venir de tu interior y para ello tendrás desearlo realmente y realizar acciones para que ese cambio se produzca y empezar a ver resultados.
Te propongo un pequeño ejercicio que puedes hacer siempre que descubras que tienes sentimientos no muy favorables hacia una persona o hacia ti mismo:
-Cuando te encuentres hablando con una persona que te produzca rechazo deberás examinar cuáles de las características que ves en ella y luego intenta buscarlas en ti. A veces es difícil de ver o entender, pero la realidad es que lo que ves está dentro de ti. Para que te resulte más fácil crea una pequeña lista donde escribas todas esas cosas que te molestan. Puede que te sorprendas de las pequeñeces que pueden llegar a molestarnos.
Esto nos servirá para darnos cuenta que nosotros mismos también hemos tenido actitudes no muy amigables y que quizás la otra persona estaba intentando protegerse a sí misma.
Una vez entiendas las intenciones detrás de cada acto podrás perdonar y avanzar.
En el caso de una situación incómoda como una cena familiar que no desees que se produzca deberás buscar dentro de ti, ¿Qué es lo que rechazas realmente? ¿A qué le temes? Cuando tengas las respuestas podrás trabajar sobre el problema.
Nuestras creencias conforman nuestro mundo. Actúan como filtro de nuestra realidad. Te animo a que empieces cambiando tus creencias limitantes por otras que te hagan crecer.
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¿Te parece muy complicado llevar a cabo ese cambio que quieres? ¿Lanzar tu propio negocio, cambiar de profesión?
¿Qué cambio tienes en mente y no te atreves a intentar porque te parece complicado?
Hoy vamos a hablar de eso. Estar paralizada porque las cosas te parecen complicadas.
Si es tu caso, sigue leyendo…
Muchas veces cuando piensas en hacer algún cambio en tu vida, en cualquier aspecto, te para el pensar que va a ser complicado.
Y quiero que veas una diferencia importante, muy importante.
No es complicado es duro.
Y son cosas diferentes.
En realidad el proceso puede ser sencillo, simple, seguir una serie de pasos, contratar a alguien, apuntarte a un curso, etc.
Los pasos no tienen que ser complicados. Y cuando lo haces ves que es así, que no era tan complicado, en realidad.
Pero sí puede ser duro.
Nadie dice que todo en esta vida tenga que ser fácil. Hay muchas cosas duras, que cuestan.
No son complicadas pero CUESTAN.
Y eso es lo que da miedo, que las cosas cuestan. Que hacer cambios cuesta, que lanzar tu negocio cuesta, que puede ser duro.
Pero no es complicado (muchas veces).
Eso es lo que quiero que tengas en cuenta. Que te digas, esto no será complicado pero puede que sea duro.
Y estar preparada para afrontar lo duro.
¿Cómo?
Estando comprometida.
Y aquí quiero marcar una diferencia importante. Comprometida, no solo implicada.
Y para que veas la gran diferencia que eso implica te voy a dar un ejemplo muy bueno que escuché en una charla de Mario Alonso Puig (a quien te recomiendo mucho, por cierto).
“Imagínate un plato de huevos con beicon. La gallina está implicada. El cerdo está comprometido.”
La gallina ha dado uno o varios huevos, el cerdo se ha dejado la piel.
Un ejemplo muy claro, ¿verdad?
Esa es la pregunta para ti a partir de ahora.
En el proyecto que tienes en mente, en tu negocio, en lo que sea, ¿te dejas la piel?
¿Te dices: esto lo voy a conseguir sí o sí?
¿Te levantas si te caes y siempre te levantas una vez más?
Entonces estás comprometida.
Sin embargo, si solo le das a tu proyecto parte de tu atención, recursos y esfuerzo, estás implicada, estás implicado, pero no comprometido.
Y la diferencia es abismal. Los resultados son muy distintos.
Cuando de verdad quieres lo que quieres, no te para nada, no necesitas motivación.
(Por cierto, aquí tienes un artículo por si te estás preguntando cómo saber si seguir comprometida e insistiendo o si es hora de abandonar).
Tienes tantas ganas, tantas razones, que te entregas a ello, te comprometes, lo das todo y eres consciente de que puede haber momentos duros y de que estás preparada para afrontarlos.
Como decía el mismo Mario Alonso Puig:
“Si a ti te gusta mucho el chocolate, ¿verdad que no necesitas motivación para comer chocolate?“
Pues eso ; )
Espero que te ayude mucho esta reflexión sobre implicación, compromiso, complicado, duro y motivación.
Son conceptos muy importantes y pueden marcar una gran diferencia en tu vida.
Y si necesitas profundizar más y conocerte mejor, mi programa “Qué Hacer Cuando No Sabes Qué Hacer” te ayudará mucho.
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La Dra. Aida Baida Gil, coach certificada y fundadora de www.coachdelaprofesional.com se dedica a ayudar a las mujeres profesionales que se sienten estancadas o insatisfechas y que están listas para avanzar profesionalmente, establecerse por su cuenta o redirigir su carrera.
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¿Qué hacer cuando no sabes pasar a la acción?
Me escribía una lectora diciéndome esto:
“Ya hace tiempo, aproximadamente 3 años, que desperté! y empecé a leer libros, vídeos, blogs… Pero lo que me ocurre ahora es que no sé pasar a la acción. Sí, sé que tengo que hacer un trabajo interior viendo cuáles son las cosas que disfruto, probando, experimentando, pero me quedo ahí, en la superficie, cómoda leyendo y empapándome de las experiencias de otros.”
Aunque el mensaje sigue y trata otros temas también muy interesantes, hoy me voy a centrar en esta frase:
“Lo que me ocurre ahora es que no sé pasar a la acción”.
¿Qué puedes hacer si tú también estas en esa situación? Si sabes que quieres algo distinto pero no sabes pasar a la acción.
Lo primero de todo es asegurarte que SÍ sabes pasar a la acción.
Que no lo hagas es otra cosa, pero saber sabes.
El problema radica en tres cosas (para ti pueden ser las tres o solo alguna de ellas):
1. No sabes qué quieres.
Es muy difícil pasar a la acción cuando en realidad no sabes bien lo que quieres. Miras al frente y sólo ves niebla. No sabes hacia dónde tirar, ni por dónde empezar, ni quiera el camino a seguir.
Otras veces no es que no veas el camino sino que hay tantos que no sabes cuál elegir.
Difícil pasar a la acción, así, ¿verdad?
2. No te atreves
Te imaginas el cambio como algo aterrador, gigantesco, desconocido, que te va a sacar de lo que conoces y te va a meter cualquiera sabe dónde.
Como si de pronto te arrojaran en medio del océano y tú hubieras vivido hasta ahora en una charquita.
Y te imaginas esa inmensidad, sin tierra a la vista y con mil cosas por debajo de la superficie.
Como para pasar a la acción…
3. Tienes miedo de perder algo importante para ti.
En este caso sabes lo que quieres, sabes lo que harías, no te paraliza lo desconocido, la incertidumbre, ni si sale mal porque confías en tí y en tus capacidades pero…
Tienes miedo a perder algo, como me decía una lectora:
“Tengo mucho miedo a perder lo conseguido durante 20 años a nivel económico y social. Significa cambiar todo, la estabilidad lograda, para ir a empezar de nuevo y eso me genera ansiedad, miedo a arrepentirme.”
El miedo a arrepentirte es muy importante y te puede mantener totalmente paralizada. Ese fue mi principal miedo cuando cambié mi carrera de científica a coach, por ejemplo.
Sabiendo esto, para poder pasar a la acción primero tienes que tener claro qué te lo impide. Qué no tienes claro, qué te da miedo.
Sé sincera contigo misma y responde a esta frase:
Sinceramente, no paso a la acción porque ____________________________________.
Apunta todo lo que se te ocurra, aprende a escucharte. Cuando lo tengas claro podrás decidir cuál es tu siguiente paso.
Podría ser averiguar más detalles acerca de la nueva profesión que quieres.
Hablar con alguien que te diga qué conlleva de verdad vivir de eso.
Ahorrar, formarte, pedir ayuda.
Depende mucho de tu situación. Te dejo algunos artículos para ayudarte a dar ese primer paso, pero primero completa esa frase para saber por qué sigues sin pasar a la acción.
Sinceramente, no paso a la acción porque ____________________________________.
Y porque ___________________________________________________________.
Escribe TODO lo que te venga a la mente.
Más artículos para ayudarte:
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La Dra. Aida Baida Gil, coach certificada y fundadora de www.coachdelaprofesional.com se dedica a ayudar a las mujeres profesionales que se sienten estancadas o insatisfechas y que están listas para avanzar profesionalmente, establecerse por su cuenta o redirigir su carrera.
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La inseguridad es uno de los principales atentados en contra del amor, hace a las parejas sentir desconfianza hacia el otro, impulsa los celos patológicos y convierte una relación sentimental (que debería ser el terreno fértil para la construcción de sueños, experiencias inolvidables y crecimiento personal) en una verdadera pesadilla.
El psicólogo Joseph Nowinski destaca los síntomas de una personalidad insegura en uno de sus artículos sobre psicología de pareja:
- Necesidad constante de aprobación y reafirmación por parte de la pareja
- Tendencia al apego desorganizado
- Un comportamiento celoso y posesivo
- Desconfianza sin fundamentos
Aunque está claro que todas las relaciones de pareja presentan al menos una (o todas) las características mencionadas, la inseguridad hace que ciertas conductas afloren en mayor intensidad. Por ejemplo, la diferencia entre el apego regular y el apego desorganizado es que, en el segundo caso, tiende a rozar el límite de la obsesión. Las personas inseguras sienten una profunda necesidad de permanecer al lado de sus parejas, y cuando no lo consiguen, las dudas y la desconfianza les impiden llevar una vida normal.
Vivir con un hombre o mujer inseguro no es fácil, en especial cuando no hay voluntad de cambio ni se reconoce abiertamente el problema. Podrás encontrar historias como esta en el nuevo libro de Walter Riso: “Las mayores estupideces que hacemos por amor”.
¿Qué hacer si la inseguridad toca la puerta?
Más que las infidelidades y las diferencias personales, los especialistas coinciden en que la inseguridad puede ser la única razón de peso para romper con una relación que, de otra forma, podría haber tenido mucho futuro. Por eso, si tú o tu pareja presentan una personalidad insegura, es importante que estén dispuestos a conversar, abrirse completamente a las necesidades y sentimientos del otro y llegar a un punto de conciliación.
Las relaciones que son afectadas por la inseguridad están destinadas al fracaso, sencillamente porque no es posible establecer un compromiso a largo plazo con alguien que está a la ofensiva todo el tiempo. Afortunadamente, hay solución para la inseguridad en pareja, y no depende en absoluto de las decisiones o comportamientos de los demás sino de nuestra propia voluntad de cambio.
Tomando en cuenta que la inseguridad deriva generalmente de creencias irracionales, temores y experiencias negativas del pasado, lo primero que debemos hacer es tomar consciencia de cómo y por qué hemos llegado a creer lo que creemos, ya sea de nosotros mismos o de nuestra pareja. Usualmente, la percepción que las personas inseguras tienen del mundo no solo es inexacta, sino también pesimista, así que comenzar a ser consciente de ello puede hacer que las cosas mejoren.
Los especialistas también recomiendan a quienes enfrentan problemas en sus relaciones a causa de la inseguridad poner en práctica sentencias de autoafirmación. Este tipo de frases han sido muy recomendadas por los guías espirituales y autores de motivación personal, ya que tienen un efecto particular muy positivo en nuestro cerebro.
A medida que practicamos la autoafirmación, comenzamos a modificar y desechar todas las creencias irracionales que nos perjudican y sabotean nuestras relaciones, para adoptar esquemas de pensamientos más sanos. En esto consiste lo que los psicólogos llaman “diálogo interior”.
He aquí una lista de sentencias de autoafirmación que te ayudarán a combatir la inseguridad y atreverte a disfrutar al mil por ciento tu relación en pareja. Recuerda que lo más importante es la constancia, y que las plantas deben ser regadas todos los días para crecer.
- “El miedo no tiene poder sobre mí, el pasado no tiene poder sobre mí, yo tomo la decisión de llevar una vida feliz en pareja, aquí y ahora”
- “Soy un ser único, especial e insustituible. Nadie puede brindar a mi pareja lo mismo que yo, y por eso él / ella ha decidido estar a mi lado”
- “Tengo derecho a experimentar plena y libremente mis emociones sin que ellas tomen el control sobre mí. Acepto lo que siento, y lo uso en el proceso de convertirme en una mejor persona”
- “Acepto que las inseguridades pueden ser parte de experiencias del pasado, por eso, decido dejarlo atrás, liberarme del miedo y abrazar el presente”
- “Si soy capaz de enumerar las situaciones en las que mi pareja ha demostrado estar haciendo algo incorrecto, estoy ante un hecho. Si no soy capaz de hacerlo, estoy ante una ilusión”
- “Soy perfecta / perfecto sin importar lo que ocurra, por eso, el temor al rechazo se ha ido de mí y, ahora, nada impide mi felicidad”.
Walter Riso, recopila consejos como estos en su nueva conferencia: “Principios para no morir de amor”.
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Hace algunos meses les conté por mi página de Instagram @hoy.me.toca que me había llegado la saga Crossfire de Sylvia Day y estaba ansiosa por leerla. Y de toda la literatura erótica que he leído debo decir que este es uno de los libros que menos me ha enganchado, nunca sentí esa necesidad de leer y leer sin parar hasta poder terminar y seguir con el otro (eso sí me pasó con los de Megan Maxwell y con las 50 sombras de Grey).
Pero me quedo con una pregunta que está al inicio del capítulo 15 que dice ¿Cómo se puede profundizar en una relación amorosa si no se conocen los secretos del alma de la persona que amas?
Esta pregunta tiene respuesta en las charlas de Brené Brown que se las mega recomiendo que pueden encontrar en Netflix o Youtube, pero para quienes no la conocen les intentaré responder desde mi interpretación.
Amar a alguien es un riesgo que no todos están dispuestos a tomar, porque cuando decides amar, al mismo tiempo decides voluntariamente exponerte al sufrimiento y al fracaso. Nos cuesta quedarnos en el aquí y ahora y vivir cada momento, bueno o malo, con pasión, con amor y ternura y entender que todas las relaciones (pareja, amistades, hijos, etc) tienen altos y bajos. Nuestra cabeza rápidamente nos muestra todos los posibles escenarios donde pudiera terminar esta relación, muchas veces el fatalista es el que gana el primer lugar.
¿Qué pasa si me deja? ¿Qué pasa si no le gusto tanto? ¿Qué pasa si me hace sufrir? Miles de preguntas que te atormentan y te hacen planear una y otra vez la salida de emergencia en caso de desastre. Preguntas que lo único que hacen es desconectarte de tu corazón y hacer funcionar la cabeza, donde el capitán del barco es el EGO, a mil por hora.
El ego solo sabe moverse en una zona, si lo sacas de ahí se enciende una alarma de alerta que dice “en este terreno donde me estás llevando, yo no te voy a poder salvar, asi que rápidamente toma todas tus cosas y volvamos a la zona de confort, volvamos a la comodidad de nuestra vida donde no tomamos riesgos y sabemos predecir y controlar todas las variables que se presenten”. Y así es como volvemos a construir este gran muro de piedra que nos protege del sufrimiento, que nos hace ver como un hombre o mujer fuerte, que nada le afecta y que si se cae, ni le duele.
La pregunta es: ¿cómo voy a esperar que alguien me ame si me escondo? Nadie puede encontrar tu esencia detrás de tanto disfraz. Finalmente si alguien te encuentra, tal vez ni siquiera te encuentra a ti, más bien encuentra una versión de ti que tú te has contado que existe pero que realmente no eres tú.
Hacer el ejercicio de saber quién soy y qué quiero, cuáles son mis miedos más grandes, mis penas más profundas, mis sueños, etc. es salir de mi escondite, es arriesgarme a vivir, es atreverme a amarme y amar, es poder ser vulnerable, aprender a caerse, fracasar, sufrir. Amar es atreverse a ser vulnerables, es una elección que debemos hacer todos los días y NUNCA es fácil.
Esas conversaciones incómodas que quieres tener con tu pareja pero no te atreves, por miedo a perderlo/a, a que se enoje, a discutir, a generar una tensión. Esas son las conversaciones que tenemos que aprender a tener, porque evitarlas sólo te salva de la situación por un tiempo, pero eventualmente volverán a aparecer y tendrás que hacerte cargo.
Elegir la valentía por sobre la comodidad es como elegir comer sano, están previniendo futuras complicaciones en la salud de tu cuerpo, y en la salud de tu relación. Tener la valentía para actuar aun cuando sabes que no puedes controlar el resultado, es salir de tu zona de confort; como decir ‘te amo’ primero, sin saber si el otro te va a decir ‘yo también’. La vulnerabilidad es el camino hacia el otro, pero nos da tanto miedo quedar expuestos, que muchas veces preferimos (inconscientemente) quedarnos detrás de ese gran muro, donde nadie nos puede encontrar.
Preferimos no amar para no sufrir y terminamos lastimándonos demasiado, porque estamos programados para amar y pertenecer, está en nuestro ADN.
Michelle Pollmann Román
Directora de Centro Al Alma
Psicóloga Clínica
Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica
Terapeuta de Pareja
Sexóloga en formación
Imagen portada de Sasin Tipchai en Pixabay
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Una señora de 86 años que participó en mi última aventura que lleva el nombre de esta columna, me dijo al terminar un taller : “ ojalá Pili, que la muerte me encuentre siendo lo más YO posible”. Esa frase que es como un ícono de mi nuevo libro es un deseo que debiéramos tener todos en lo más profundo de nuestro corazón y que no solo se quede ahí sino que se ejecute en un trabajo personal diario que nos acerque a nuestra mejor versión en todo el sentido de la palabra.
Trabajar en este camino implica tener momentos de silencio para mirarnos, romper y preguntarnos por los mandatos que gobiernan nuestra vida y que nos limitan, evaluar cómo está nuestra expresión de emociones y analizar todas aquellas situaciones que nos quitan paz.
Quizás todo se resume en la palabra conciencia, y sobre todo conciencia de presente, de estar donde estamos y no con el cuerpo en un lado y la cabeza y el corazón en otro.
Este es un camino hermoso que yo he empezado a caminar después de mucho dolor y aprendizajes que espero hayan dejado huella en mi alma para ir todos los días acercándome a mi mejor versión.
Además de invitarlos a leer mi más reciente caminata, quiero desearles que seamos capaces de ganarle a los miedos, las culpas y todas aquellas cosas que igual que una cebolla van generando capas que cubren nuestra esencia y que nos impiden ser lo que somos. Algunos podrán hacer este camino solos , otros como yo hemos necesitado ayuda pero la aventura de sacarnos todo aquello que nos quita La Paz es algo que le da sentido a este hermoso proceso de vivir.
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