Una crisis es una vivencia de interrupción en nuestra vida tanto laboral, sentimental, como familiar. Suele implicar un cambio inesperado que nos produce una sensación de urgencia para elaborar una respuesta a la situación, que al intentar solucionar y no poder nos genera una sensación de impotencia que deriva en una crisis.
Aspectos que determinan una crisis:
-Cambio de situación habitual
-Percepción de que es inesperado o imprevisto
-Sensación de urgencia a la hora de elaborar una respuesta
-Sentimiento de impotencia al ver que las cosas no son igual que antes
Cuando una persona sufre de crisis emocional puede sufrir de:
Teniendo en cuenta que nada permanece estático, que estamos en constante cambio, de la impermanencia, que todo es transitorio, entonces podremos estar más preparados para las crisis.
Éstas nos ayudan a crecer como personas y a fortalecernos y así adaptarnos a los cambios constantes a los que estamos sometidos en nuestra vida.
Debemos integrar las vivencias dolorosas, las emociones negativas y adaptarnos a las nuevas situaciones, de ésta manera conseguimos que el daño sea menor y que no deriven en temas más graves. Aceptar y reconocer las emociones que experimentamos ante un suceso no deseado e inesperado, es el primer paso para superar una crisis emocional. Darles entrada y sentirlas, sin reprimirlas ni negarlas, nos ayudará a que todo fluya y que nos adaptemos logrando el aprendizaje.
Para superar las crisis emocionales debemos:
-Aceptar que solo nosotros somos responsables de los que nos sucede
-Recuperar nuestra estabilidad con ayuda de alguna actividad que nos relaje, ej. el yoga, la meditación, baile, lectura, etc.
-Mantener tu mente ocupada en hobbies y cosas que te diviertan
-Descansar lo suficiente
-Tomar pequeñas decisiones diariamente que te den la sensación de control sobre tu vida.
¿Qué no debes hacer durante una crisis emocional?
-Dejarte llevar por la ansiedad
-Sentirte frustrado
-Querer avanzar demasiado rápido
-Aislarte
-No comunicar tus sentimientos
-Tomar desiciones importantes que te pueden generar más estrés, es mejor esperar a sentirte fuerte.
-Realizar grandes cambios en tu vida.
Las crisis emocionales tienen mucha relación con el estrés. Si estás pasando una situación estresante y esta deriva en una crisis emocional deberás actuar rápidamente para que no derive en algo peor. Si ves que por ti mismo no puedes salir de una crisis, lo mejor es pedir ayuda a un profesional que te aconseje y te guíe en tu proceso para superarla.
El retorno a la presencialidad total es sin duda un anhelo y un objetivo prioritario de las comunidades escolares. Durante los últimos dos años escuchamos a muchos docentes decirnos que echaban de menos el contacto físico con los estudiantes. Sin embargo, ahora que estamos en ese escenario, parecen haber bastantes dificultades. Volver a acostumbrarse a un colegio “lleno” de estudiantes, con la amenaza permanente de contagio y la efervescencia de niños, niñas y adolescentes que vuelven a reencontrarse en el espacio escolar, es un tremendo desafío.
Si en tu comunidad escolar estás viendo que el estrés sube, docentes cansados, estudiantes hiperactivos y equipos desgastados, entonces, te recomendamos darle prioridad a una planificación que tenga como foco el bienestar. Esto no significa dejar de darle importancia al aprendizaje académico, por el contrario, es la mejor inversión que puedes hacer para promover ambientes seguros y adecuados para la recuperación escolar. El estrés es el enemigo número uno de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
La pandemia ha sido un evento traumático para toda la humanidad, y esto es algo que es importante reconocer, para poder aceptar con compasión lo que esté ocurriendo en la comunidad escolar. Es normal y es adecuado que las personas estén reaccionando como lo hacen. Pero ¿cómo se puede ayudar a la comunidad a manejar el estrés y los efectos del trauma?
Proponemos a las comunidades escolares enfocarse en este objetivo durante el inicio del año escolar. Lo que inviertan en este momento para construir capacidades de autogestión emocional y prácticas de cuidado, tendrá un enorme impacto en el aprendizaje académico y en las relaciones dentro la comunidad en el corto plazo, y en la vida futura de las y los estudiantes en el mediano y largo plazo.
Estas capacidades de autogestión emocional y prácticas de cuidado se aprenden practicándose, y por lo tanto, requieren que primero los adultos las conozcan y las usen de manera personal. Hay muchas estrategias que puedes sacar de la Bitácora para el Autocuidado Docente, material entregado por el MINEDUC a todos los docentes del país, y que también está disponible en formato PDF.
Establecer tiempos de pausas activas o guiadas, en las que se hagan ejercicios de respiración, juegos o reflexiones en torno a temas no académicos. Que cada reunión tenga un inicio o un final significativo, que implique un ejercicio de autoconciencia o de conexión con otros. Hay prácticas tan sencillas como empezar una reunión planteando preguntas que conectan. ¿Cuándo fue la última vez que te reíste a carcajadas? ¿Qué país te gustaría visitar? ¿Con quienes vives? ¿Cuál es tu hobby favorito? Al intencionar estos momentos las personas tienen un espacio de conexión a nivel personal, sin entrar en una intimidad inapropiada, se favorece el que se conozcan más y aumenta la confianza, lo que se traduce en un aumento del trabajo colaborativo.
Otra idea es tener un mural de gratitud, en el que se van dejando mensajes de gratitud y todos pueden leerlos. Esto se puede hacer a nivel de adultos y también en la sala de clases.
Por último, es fundamental aprender a parar cuando haya situaciones caóticas o estresantes, cuando se tiene la sensación de que se pierde el control. Que sea válido y valioso el detenerse, reconocer lo que está sucediendo y buscar una forma de volver a recuperar la calma. Es la mejor manera de manejar el estrés y es un modelaje fantástico para los estudiantes.
Pero todo esto será muy complejo si no se planifica y si no se incluye en dicha planificación a docentes, asistentes de la educación e incluso los mismos estudiantes. Si inviertes hoy en bienestar, tendrás mejores resultados de aprendizaje y una comunidad fortalecida.
Establecer un nuevo hábito o una rutina en nuestras vidas a menudo es más fácil de decir que de hacer. Sobre todo si queremos integrar el hábito de forma sostenible y no solo por poco tiempo.
Nuestro cerebro usa el poder de los hábitos para hacer su trabajo de manera más eficiente. Solo la automatización de nuestras rutinas y comportamientos diarios nos permite hacer frente a la compleja vida cotidiana, pero con efectos positivos de los cuales muchas veces no somos tan conscientes.
Así es que los hábitos son nuestro sistema de piloto automático que nos ayuda a pasar la vida más fácilmente, además de generar espacio en nuestro disco duro y poder prestar mayor atención a lo que sucede realmente en nuestro entorno, a nuestra atención plena.
Lo maravilloso de los hábitos es que la decisión de hacer o no hacer la tomamos nosotros. Una vez establecidos, ya no olvidamos la mayoría de los hábitos y rutinas, sino que pasan a formar parte de nuestro día a día sin tener que pensar en ellos una y otra vez. El tema de la disciplina también pasa a un segundo plano, porque las acciones se llevan a cabo de forma automática y se desencadenan de forma subconsciente. Por cierto…, me refiero a los buenos hábitos…
¿Cuánto tiempo se tarda en establecer un nuevo hábito de forma permanente?
La respuesta corta y probablemente algo insatisfactoria es: depende. El European Journal of Social Psychology publicó un estudio en 2009 que decía que una persona tarda entre 18 y 254 días en establecer un nuevo hábito. Según el estudio, un nuevo comportamiento tarda en promedio 66 días en convertirse en un proceso automático. Hay tantas variables en esta pregunta que es imposible dar una respuesta que se ajuste a todas las personas y hábitos.
Por ejemplo, es lógico que a la mayoría de las personas les resulte más fácil beber un vaso de agua al día antes del desayuno que hacer 50 abdominales antes de su primera taza de café.
En última instancia, el objetivo es siempre que el nuevo hábito se convierta en una parte integral de la vida y que no tenga que motivarse cada vez para seguir con él y llevar a cabo la rutina.
Como suele ocurrir en la vida, la motivación juega un papel central. Cuanto más fuerte sea el «por qué» del hábito, mayores son las probabilidades de tener éxito. Entonces: ¿cuál es la verdadera razón por la que queremos establecer el nuevo hábito?
Nos cepillamos los dientes para tener una sensación de frescor en la boca y evitar las caries y no por el simple hecho de cepillarnos los dientes. Elegimos comer más sano para sentirnos mejor o para perder peso, no por comer.
¿Y qué tiene que ver con estrategia?
No importa si manejas un auto, tocas piano, practicas salto alto, diriges teatro, vendes máquinas impresoras, desarrollas nuevos productos, realizas negociaciones, diviertes al público o realizas bailes folclóricos: sólo debes repetir la misma tarea correctamente y con frecuencia, para que desarrolles capacidades para realizarlas de tal forma que a otras personas les resulte suprahumano o hasta genial. El desarrollo de estas capacidades se debe a la frecuencia de las repeticiones y menos, al esfuerzo o a la inteligencia. Esto se llama proceso de aprendizaje, también a través de los hábitos, aunque no exclusivamente.
De hecho, este fenómeno no es psíquico sino un proceso de auto-organización social. Este proceso abarca hasta el desarrollo de capacidades extrasensoriales, como por ejemplo los “educated guesses” (adivinanzas aprendidas). Otros más intuitivos lo llaman simplemente “olfato”. Más aún: el cerebro almacena cada observación, cada proceso de pensamiento y de trabajo y en cada repetición este proceso se reproduce automáticamente. De este modo se liberan las fuerzas creativas que enriquecen esta evolución. En la práctica no existen límites algunos para los procesos de auto-organización interior de los seres humanos o de empresas. Desde hace décadas, en los deportes se piensa que un récord extraordinario fija un límite de un alto rendimiento humano. Sin embargo no hay récord que no haya sido superado. Incluso sin “doping” se han superado marcas antiguas logradas con estimulantes.
Si sólo tomas en cuenta el intelecto y contemplas la vida como un tema matemático que puede resolverse únicamente de manera racional, verás todos los problemas de modo superficial. ¡Tú posees fuerzas emocionales! Estas fuerzas intuitivas de tu cerebro –a través de las fuerzas emocionales- se vuelven más conscientes ante la urgencia de un problema y el inicio de su solución. Y en ello, varios buenos hábitos en los que ya no debes pensar conscientemente, te dan mayor libertad para la visualización profunda, la creatividad y la concentración, para focalizarte en el o los grupos .objetivo que te acercarán a la realización de tus metas, personales o de emprendimiento.
Un pequeño país está acaparando atención mundial por sus excelentes resultados en las últimas mediciones PISA que realiza la OCDE. Una nueva Finlandia, dicen algunos, por el impresionante avance tanto en competencias académicas como en niveles de bienestar de los estudiantes. Este último punto es muy destacable, ya que hay países como Corea del Sur, Japón o China; que consistentemente muestran buenos resultados académicos, pero con la misma consistencia, muestran estar al debe en relación al bienestar psicológico de sus estudiantes.
También es un sistema educativo que muestra altos niveles de equidad, reduciendo brechas entre estudiantes con distinto nivel socioeconómico, y brindando una atención muy oportuna a aquellos estudiantes que necesitan apoyos especiales. Otro dato que hace este caso especial es que el gasto en educación no ha aumentado significativamente, lo que habla de un buen uso de los recursos y de cambios que tiene que ver con implementar una nueva forma de hacer las cosas. (Ocde, 2018)
Al igual que lo ocurrido en Finlandia hace ya más de una década, las mejoras educativas se sustentan en un gran acuerdo nacional, con todo el espectro político, que da cuenta de una visión país compartida, y que permite el desarrollo de políticas de largo plazo.
Los cambios o mejoras siempre tienen causas múltiples. Dentro de las políticas que se han destacado respecto del caso de Estonia, sobresalen: cambios a la formación docente que ha permitido darles una gran autonomía en la toma de decisiones dentro de la sala de clases, así como una cobertura universal de la educación preescolar, que está enfocada en el juego y no en la escolarización. También se ha señalado como factor de éxito la instalación de una cultura del buen uso de la tecnología en la educación.
Lo interesante es que nos muestra que es posible transformar las escuelas en lugares donde los niños, niñas y adolescentes aprenden, lo pasan bien y se sienten seguros.
Es de esperar que este año más y más comunidades escolares retomen las clases presenciales y al mismo tiempo, puedan capitalizar todas las ganancias que se produjeron en estos últimos dos años, quizás los más desafiantes en décadas.
¿Qué ganancias son esas?
En estos dos años, trabajando con comunidades de todo el país, escuelas rurales y urbanas, liceos, colegios, etc., hemos visto que el aprendizaje socioemocional ha pasado a ser relevante, visto, priorizado como nunca antes. Tanto directivos como docentes reconocen que es fundamental para lograr mejores aprendizajes académicos y mayor bienestar, de niños, niñas, adolescentes y adultos. Se ha visibilizado el rol de la escuela más allá de lo académico.
También hay un reconocimiento generalizado de la importancia del bienestar docente y del impacto que tiene el estrés crónico en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Hemos sido testigos de la necesidad sentida de fortalecer los vínculos, y cómo muchas comunidades dicen haber mejorado el trabajo en equipo. Las duplas psicosociales y asistentes de la educación, también han mostrado que su rol de apoyo a los docentes es esencial, y que requieren ser mirados.
Más que un retorno a la normalidad, debiésemos pensar en una renovación de la vida escolar, donde el cuidado colectivo sea un eje central en la toma de decisiones. Volver al mismo estado pre pandemia significaría retroceder a un sistema con foco prioritario en lo académico y en la obtención de resultados, sin mucha consideración a la importancia del bienestar psicológico de las personas en los procesos. Hoy podemos tener un nuevo comienzo en las escuelas.
De acuerdo a la evidencia, para instalar el aprendizaje socioemocional en los procesos formativos y en el quehacer de una comunidad escolar, hay cuatro elementos o pilares que son clave (Mahoney et. al., 2021):
1° Construir una visión de largo plazo, conocida, compartida y construida con toda la comunidad.
2° Desarrollar el aprendizaje socioemocional de los adultos.
3° Integrar el aprendizaje socioemocional al currículum académico y prácticas escolares, además de tener programas explícitos para el desarrollo de competencias en los estudiantes.
4° Medir el aprendizaje socioemocional de manera continua.
Para lograr tener una perspectiva amplia y que incluya la voz de todos los actores involucrados. Fundación ama+ tiene a disposición de las comunidades un instrumento que puede guiar una reflexión inicial para la planificación. Se trata de nuestro cuestionario IASE (Indicadores de una cultura de Aprendizaje Socioemocional) escolar. Es una rúbrica que puede ser contestada por directivos, docentes, asistentes de la educación, apoderados y estudiantes; es totalmente gratuito y online, y se puede pedir un informe con los resultados. También contamos con un cuestionario IASE sostenedor, que está pensado para comunas, servicios locales de educación o sostenedores que tienen varios establecimientos.
Parar, reflexionar y planificar es algo que involucra tiempo, en especial cuando se hace de manera participativa; pero los resultados de estos procesos merecen esta dedicación. Se logrará mayor motivación, compromiso y colaboración. Si quieres cotizar una asesoría para la gestión del aprendizaje socioemocional en tu comunidad escolar, en Fundación ama+ podemos ayudarte con el proceso.
REFERENCIA
Mahoney, J. L., Weissberg, R. P., Greenberg, M. T., Dusenbury, L., Jagers, R. J., Niemi, K., Schlinger, M., Schlund, J., Shriver, T. P., VanAusdal, K., & Yoder, N. (2021). Systemic social and emotional learning: Promoting educational success for all preschool to high school students. American Psychologist, 76(7), 1128–1142. https://doi.org/10.1037/amp0000701
“La curiosidad mató al gato” Este dicho tan popular parece no tener relación con las investigaciones que están mostrando cómo la curiosidad puede potenciar el aprendizaje en la escuela y a lo largo de toda la vida.
De acuerdo al primer reporte de resultados dela Encuesta de Competencias Socioemocionales de la OCDE (SSES, en inglés), la curiosidad es la competencia que más se relaciona con el buen desempeño académico de los estudiantes, un hallazgo generalizado en estudiantes de 10 y 15 años, en todas las ciudades donde se aplicó la encuesta e independiente del nivel socioeconómico. Además la curiosidad se relaciona también con las expectativas de educación terciaria. Es decir, los estudiantes con mayor curiosidad tenían expectativas más altas sobre la continuidad de estudios. Si bien estos resultados no demuestran causalidad sino correlaciones, invitan a una profunda reflexión sobre cuánto están las escuelas enfocadas en promover la curiosidad, el amor por el aprendizaje, la apertura a nuevas experiencias, el hacer preguntas y explorar, como parte importante de sus currículums o estrategias pedagógicas.
Esto no parece ser lo usual en las escuelas y en general los sistemas educativos, no sólo en Chile, se mantienen en un formato clásico que pone al profesor como centro y fuente principal del conocimiento, que entrega respuestas elaboradas y estandarizadas y deja poco espacio para las preguntas divergentes o desafiantes o no invita a nuevos desafíos de aprendizaje a sus estudiantes.
Una niña de segundo básico había estado hablando con su mamá sobre los átomos, y justo al día siguiente la profesora de ciencias hizo una pregunta “¿Qué tiene que ver la naturaleza con la electricidad?”. La pregunta era excelente, sin embargo, la niña en cuestión levantó la mano y empezó a contar todo lo que había aprendido conversando con su mamá. La profesora un poco descolocada, le dijo: “No sea tan específica.” Claramente no era la respuesta esperada y la profesora no supo canalizar la curiosidad natural de su estudiante.
En una clase de octavo básico, sobre pueblos originarios una alumna cuenta que tiene abuelos con ascendencia de un pueblo originario pero que no recuerda el nombre y que no era mapuche.. La profesora le contesta, ¿Será Selknam? La estudiante dice que no sabe. Y la profesora continúa la clase. Otra oportunidad perdida que podría haber capitalizado invitando a la estudiante a investigar más sobre sus antepasados.
La curiosidad es una cualidad relacionada directamente con la motivación autónoma por aprender. La motivación autónoma tiene dos formas, una es la motivación que surge del placer de la actividad, o que se conoce como motivación intrínseca. En este caso el estudiante aprende porque le gusta. La otra forma es la motivación integrada, en cuyo caso el estudiante no necesariamente disfruta mucho con el aprendizaje de tal o cual materia, pero entiende su valor, le hace sentido aprender, y entonces persiste y se esfuerza. En los estudios empíricos de los investigadores de la Teoría de la Autodeterminación (E. Deci y R. Ryan), se ha visto cómo este tipo de motivación logra aprendizajes más significativos que la motivación externa, que se refiere a una motivación para obtener notas o evitar castigos, por ejemplo. Desafortunadamente los sistemas escolares, en general, no promueven la motivación autónoma. Hay bastante evidencia de que los estudiantes muestran una disminución constante año a año de su motivación intrínseca desde que entran al sistema escolar (Harter, 1981; Lepper, Corpus, y Iyengar, 2005, Gillet, Vallerand, y Lafreniere 2012).
Por ejemplo, un estudio mostró que un grupo de estudiantes cuya motivación era obtener una buena nota v/s un grupo de estudiantes motivados autónomamente por la materia, obtenían resultados levemente mejores en una prueba realizada inmediatamente después de haber terminado la unidad. Sin embargo, al aplicar otra prueba sobre la misma materia dos semanas después, el segundo grupo (motivación autónoma) mantenía sus buenas calificaciones, en cambio el primer grupo bajaba sus notas considerablemente, indicando que su aprendizaje había sido completamente superficial y sólo útil para rendir una prueba inmediata. (Grolnick y Ryan, 1987)
Lamentablemente las notas y las pruebas estandarizadas son utilizadas como fuentes de motivación tanto para los estudiantes como para las escuelas, sin embargo poco aportan a la motivación autónoma porque promueven un foco hacia la obtención de un resultado más allá del conocimiento en sí mismo (Klapp, 2015).
Lo que sabemos es que la autonomía es un gran potenciador de la motivación autónoma ( ¿suena evidente no?). La autonomía implica dejar tomar decisiones, conectar a los estudiantes con sus intereses, elevar su voz, considerar su perspectiva cuando se toman decisiones que les afectan y un currículum que esté relacionado con la vida de los estudiantes. Pero es muy difícil que docentes que tienen poca autonomía ellos mismos para realizar su trabajo puedan lograr ambientes de autonomía para sus estudiantes. En nuestra capacitación Ambientes AVC para la Motivación Escolar, desarrollamos estrategias y habilidades específicas para favorecer la autonomía.
Existe un consenso bastante generalizado de que la educación debe cambiar. Quizás los cambios aún no se producen porque no nos hemos puesto de acuerdo como país en una visión clara sobre el tipo de educación que necesitamos ni menos reflexionado en profundidad sobre los cambios que llevarían a alcanzar esa visión. De este tema queremos conversar con las comunidades en nuestro próximo encuentro gratuito, este jueves 7 de octubre a las 9 am, donde entregaremos los principales resultados del estudio sobre competencias socioemocionales de la OCDE y reflexionaremos a partir de ellos cómo mejorar nuestra educación. Inscríbete.
La motivación escolar será un tema crucial en los próximos meses o años. En realidad siempre lo ha sido, pero hoy, enfrentados a los estragos de la pandemia en el aprendizaje, cobra especial relevancia.
Existe una visión de la motivación como un constructo unitario que varía en términos de cantidad. Así se habla de personas más o menos motivadas. Sin embargo, está surgiendo con cada vez mayor fuerza, una visión distinta, que plantea que las personas tenemos diferentes tipos de motivación, y que cada tipo de motivación está asociada con diferentes resultados de desempeño y de bienestar. Es lo que los investigadores de la Teoría de la Autodeterminación*, han ido revelando a través de sus estudios e investigaciones.
En cada sala de clases conviven estudiantes muy diversos, no sólo en términos de gustos y personalidades, sino también en tipos motivacionales. Comprender estos tipos motivacionales puede ayudar a los docentes a brindar a cada estudiante el apoyo que necesita para encender una motivación autónoma por su aprendizaje.
Desde esta perspectiva de los diversos tipos de motivación, la principal distinción es entre una motivación autónoma y una motivación heterónoma o externa. La motivación autónoma es aquella motivación por la cual un comportamiento se realiza por placer o porque tiene un sentido para quien lo realiza. Así, los estudiantes que leen un libro con gusto, o que ponen atención en clases porque entienden la importancia de la educación para su vida, o los que se portan bien en clases porque estiman a sus profesores, entre otras razones posibles, diríamos que tienen una motivación autónoma. Su percepción interna es que están realizando comportamientos con un alto grado de volición, sentido de pertenencia o dominio. En contraste una motivación externa o heterónoma, existe cuando la persona realiza un comportamiento no porque quiere o porque le hace sentido, sino porque va a obtener algo externo (una recompensa o evitar un castigo, aplausos, evitar la culpa o la vergüenza, etc.). Se habla entonces de que hay un factor ajeno al comportamiento en sí que presiona a la persona a actuar de una manera determinada. Esa presión puede ser un factor fuera de la persona, como una recompensa o castigo, o un factor más interno, como el miedo a la comparación social, el perfeccionismo, etc.
Es fácil comprender por qué la motivación autónoma se relaciona con buenos desempeños y bienestar y cómo la motivación heterónoma, aún cuando podría relacionarse con buenos desempeños, no se relaciona con bienestar. Muy por el contrario, la motivación externa tiene más correlación con la ansiedad, el aprendizaje superfluo, e indicadores de malestar emocional en estudiantes.
María Egixín, podría parecer una estudiante ideal porque siempre está muy al día con sus trabajos y pone atención en clases. Sin embargo es extremadamente competitiva, y cuando tiene una nota bajo 6,5 muestra niveles de ansiedad preocupantes. María es hija única y su madre siempre le ha exigido buenas notas y tener un título universitario. Ella piensa que si no logra entrar a la universidad de Chile o a la Católica, no tendrá éxito en la vida.
Manuel Apasionado, es también un muy buen estudiante. Muestra altos niveles de autonomía en la organización de su trabajo escolar, participa en clases, se ve involucrado. Su principal pasión es la ciencia, pero trabaja muy bien en otras materias más humanistas, porque piensa que su educación es importante. En su casa, sus padres se interesan por lo que aprende, y conversan mucho sobre su futuro explorando diversas opciones a través de las cuales podría encauzar su amor por la ciencia. Manuel se siente seguro respecto de su futuro, aún cuando todavía no tiene claro qué va a estudiar.
Dentro de las investigaciones de la Teoría de la Autodeterminación, el tipo motivacional que muestra peores resultados en términos de desempeño y de bienestar, es la amotivación. Se refiere a la ausencia de motivación para actuar, algo que se ha visto en los estudiantes que han estado desconectados de la escuela a distancia, o que se observa incluso en estudiantes presentes físicamente pero ausentes de todas maneras. La amotivación puede producirse por rebeldía en algunos casos, cuando los comportamientos que se le piden al estudiante para él o ella no tienen ningún sentido, o cuando existe una sensación de incompetencia, es decir los estudiantes piensan que no importa lo que hagan nunca van a lograr lo esperado porque no tienen las competencias necesarias.
Alejandra Niahí es una estudiante que ha estado muy desconectada de su aprendizaje durante la pandemia. Entra poco a clases y cuando lo hace, generalmente su cámara está apagada. Si le haces una pregunta, probablemente no contestará. Alejandra, durante este tiempo se ha dedicado a ayudar a sus padres con su puesto en la feria, y se ha convencido de que para ella es mejor dedicarse al trabajo que al estudio.
Andres Voicotea, tampoco ha estado muy presente en las clases online, no entrega trabajos y siempre inventa excusas insólitas para explicar por qué no está cumpliendo. Andrés, sufre de déficit atencional y piensa que no tiene capacidades para el estudio. Sus dificultades para organizarse y retener información confirman este autodiagnóstico.
¿Cómo ayudar a niños, niñas y adolescentes a desarrollar una motivación autónoma por su aprendizaje?
Lo que se ha observado es que hay ciertos ambientes que promueven más un tipo de motivación autónoma, y se caracterizan por poner como prioridad la satisfacción de 3 necesidades psicológicas básicas:
la autonomía
la vinculación positiva
el sentido de competencia
En Fundación ama+ llamamos a los ambientes de aprendizaje para la motivación, ambientes AVC, haciendo alusión a estas tres necesidades psicológicas básicas que cada estudiante tiene y que necesita alimentar para lograr aprendizajes significativos y un alto grado de bienestar. Hay varias estrategias para atender a estas necesidades. Destacamos el tomar la perspectiva de los estudiantes, ofrecer alternativas para ejercer la capacidad de tomar decisiones y tener estructuras claras que permitan tener éxito en los desafíos y que tengan sentido y una racionalidad comprensible para los estudiantes.
Nuestra capacitación Ambientes AVC para la motivación y el óptimo desarrollo, está enfocada en el desarrollo y la práctica de habilidades de los docentes para instalar ambientes que favorezcan la motivación autónoma. Puedes revisar más detalles de esta capacitación acá.
* Edward Deci y Richard Ryan, son los principales autores de la Teoría de la Autodeterminación. Richard Ryan es profesor del Instituto de Psicología Positiva y Educación en la Universidad Católica de Australia. Edward Deci es profesor de Psicología en la Universidad de Rochester. www.selfdeterminationtheory.org
Existe una idea generalizada de que el fracaso es una importante oportunidad para el aprendizaje. Parece ser que esto no es tan así.
Recientes investigaciones* han mostrado que aprendemos más de nuestros logros que de nuestros errores. En una de estas investigaciones se le pidió a un grupo de adolescentes que escribieran sobre una historia de fracaso y cómo habían aprendido de ella. A un segundo grupo se le pidió lo mismo pero en relación a una historia de éxito.Fue interesante observar que al escribir sobre sus logros los estudiantes contaban historias de resiliencia y de cuantas adversidades habían tenido que sortear en el camino, favoreciendo así su sentido de competencia. Los que escribieron acerca del éxito tuvieron mejores notas a lo largo del año.
Al parecer, cuando fracasamos en algo, y nos sentimos mal con nosotros mismos, tratamos de evitar ese dolor y por lo tanto sacamos el foco de atención de esa experiencia, y en consecuencia no podemos aprender demasiado.
Hace una semana las comunidades escolares recibieron una muy mala noticia: los estudiantes a partir de 6º básico han aprendido muy poco durante la suspensión de clases presenciales. Tanto en Lectura como en Matemáticas pocos son los estudiantes que superan la nota 4,0. ¿Pero qué pasó de 2º a 5º? Los resultados no fueron tan negativos. ¿Por qué fue noticia el mal resultado? ¿Por qué no amplificar la buena noticia y aprender de ella? ¿Es posible que las escuelas aprendan de los mejores resultados de los cursos más bajos para hacer cambios en los cursos más altos? ¿Qué otros logros se pueden reconocer en este tiempo tan adverso y difícil?
En nuestra experiencia trabajando con las comunidades hemos visto que algunas de ellas han aprendido a trabajar colaborativamente como nunca antes, otras dicen que se han acercado mucho más a las familias, docentes nos cuentan que ahora entienden mejor a sus estudiantes porque conocen de cerca sus condiciones de vida, han aprendido a usar nuevas tecnologías que podrán enriquecer las clases presenciales y la forma de aprender. En fin, en toda esta crisis hay mucho que aprender del éxito.
En Fundación ama+ estamos convencidos de que el foco en las fortalezas y en las historias de éxito es fundamental para lograr cambios positivos e inspirar a las personas para su trabajo. Por eso usamos la Indagación Apreciativa en nuestras asesorías a las comunidades escolares. La Indagación Apreciativa, es un proceso de estudio del éxito en las organizaciones para la gestión del cambio y el logro de objetivos. David Cooperrider, uno de los creadores del método, acuñó una frase de Peter Drucker: “el liderazgo efectivo consiste en alinear de tal manera las fortalezas en las organizaciones, que las debilidades pasan a ser irrelevantes.”
Te invitamos a hacer el ejercicio de reflexionar por unos minutos ¿cuál ha sido el mayor éxito de tu comunidad escolar este año? y ¿qué has aprendido de ello?
*Lauren Eskreis-Winkler y Ayelet Fishbach, Not Learning From Failure—the Greatest Failure of All. Psychological Science, Vol 30, Nº 12, 2019.
Brady K. Jones, Effects of positive versus negative expressive writing exercises on adolescent academic achievement. Journal of Aplied Social Psychology, 4 de marzo, 2021.
Una de las primeras cosas que les presento y luego reitero constantemente a mis alumnos, es el significado de lo que es aprender, de manera tal que se involucren con el proceso que están constantemente realizando, ya sea formal, en su establecimiento educacional, como de manera informal en cada una de las experiencias de aprendizaje que nos da el día a día, la vida cotidiana. Es por esta razón que me pareció importante compartir este concepto, mas bien proceso, con ustedes lectores que pudieran ser padres o adulto cercano de algún menor en pleno proceso de aprendizaje.
Uno puedo aprender a multiplicar debido a una intención planificada que nos ofrece el sistema educativo, como también se puede aprender por ejemplo a saber mas de nuestro país, en la medida que paseamos a lo largo de Chile o aprender de nuestra familia observando y participando o preguntando a nuestros abuelos y familiares cómo eran nuestros antepasados o por qué celebramos la Navidad de determinada forma, entre un sin fin de ejemplos de la vida diaria.
Aprender es en simples palabras entender algo y ser capaz de recuperarlo de la memoria aun con el paso de los días. No habrá aprendizaje si no se logra recuperarlo en el futuro, producto tal vez, de que no se entendió profundamente el estimulo o información presentada, la cual se diluye con el paso del tiempo, ya sea horas, días o meses.
Todo estímulo que recibo debo no solo ponerle atención para percibirlo lo mas completo posible, sino que debo ser capaz de acceder a conocimientos previos para relacionar el estímulo nuevo, analizarlo y producto de eso lograr entenderlo y por asociación ser capaz de recuperarlo de mi memoria después.
De nada sirve que hoy entienda si no soy capaz de aplicar ese conocimiento en el futuro cuando lo necesite.
APRENDIZAJE = ENTENDIMIENTO + MEMORIA
Por lo tanto, para poder aprender requiero del razonamiento y la memoria, en el momento de procesar la información nueva, y de ese modo entender y retener como ya se dijo, para ello requiero de manera esencial de la ATENCIÓN, la cual se activa básicamente a través de 2 factores: interés o necesidad, (recompensa) y de motivación, habilidad considerada rasgo fundamental en la Inteligencia Emocional.
El factor interés: sería la razón que le da sentido al estímulo presentado y su posterior procesamiento, como puede ser, en el caso de un bebé, la comida que observo lejos la cual me presiona a aprender a caminar para alcanzarla, como también podría ser interés obtener buenas calificaciones en el colegio, lo cual me obliga a conocer las tablas de multiplicar. Dándole sentido a lo que se me expone, mayor es mi interés y mayor será mi memoria a la larga.
Mientras que el factor motivación: que es un tanto mas emotivo, es la fuerza o la actitud que asumo para sostener los ejercicios y repeticiones necesarios durante todo el largo camino escolar que me lleva finalmente a memorizar la información nueva.
Existen diferentes esquemas que representan el proceso de aprendizaje, no obstante el mas destacado por los nuevos estudios y avalado por las neurociencias se muestra en el siguiente recuadro:
Esperando haber sido lo mas clara posible, ahora que se comprende mejor cómo sucede el proceso de aprendizaje, usemos esa información como herramienta para ofrecer a nuestros menores la mayor cantidad de estímulos posibles, resguardando tanto el interés como la motivación ante todo, de lo contrario podría ser tiempo perdido por no activar la atención.
Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui
Deben ser varias las veces que hemos querido sacar a caminar a nuestros niños durante esta pandemia para que liberen energía saltando, corriendo o gritando, y decimos que “necesitamos cansarlos” para que bajo esa “ventilación” logren sentarse a trabajar mas quietos y atentos.
O también muchas veces como educadores hemos deseado que llegue pronto el recreo debido a que vemos la necesidad de despertar a nuestros alumnos, sacarlos al patio para que se muevan con el objetivo de que regresen cansados y contentos.
¿Pero para qué moverlos y calmarlos después? ¿Qué es lo que colabora para que se de esa relación movimiento y calidad en el trabajo? ¿Cual es la creencia de que cuando están quietos están más atentos? ¿Cómo podemos calmarlos? ¿Cuándo está bien relajarlos? Pues entonces tratemos de entender cuál es la conexión que hay entre movimiento y aprendizaje.
A simple vista podemos apreciar que post deporte los estudiantes trabajan de mejor humor, mas expresivos y participativos, con mayor tranquilidad, apreciamos que el movimiento y el ejercicio influyen en nuestro estado mental y emocional. Si nos movemos se activan músculos y fluye más la sangre con sus nutrientes y hormonas hacia nuestro cerebro, se comienzan así a activar otras áreas corticales, además del líquido cefalorraquidoe que comienza a recorrer por todo el sistema nervioso, llevando por ejemplo cortisol de un lado al otro, cooperando a la larga a que aumente el nivel atencional involucrándonos en lo que hacemos, trabajando de forma mas perceptiva y consciente. Por tanto si nos encontramos bajo algún estrés negativo (muy activos-ansiosos o muy idos-relajados) debemos regular nuestro cuerpo moviéndonos, para recuperar la atención.
Ahora y gracias a los principios de las Neurociencias ya sabemos que dependiendo del estímulo (input kinestésico) será la forma en que nos comportaremos (output-conducta): por ejemplo a través de la respiración y la relajación se activa el sistema nervioso autónomo-parasimpático. En cambio, y como nos incumbe en este artículo, si recibimos estímulos generados en el ejercicio físico aeróbico mayor será la activación del sistema nervioso autónomo-símpático, agudizando nuestra atención/focalización (por la liberación de noradrenalina y dopamina), además todo esto permite trabajar de forma adecuada al sistema endocrino, el que regula nuestras hormonas, regulando el cortisol como dijimos, dando más equilibrio al sistema emocional a la larga, por ende trabajando de forma más feliz y placentera.
En un estado emocional equilibrado es posible mejorar el nivel atencional, si nuestro nivel de atención está elevado la percepción es más aguda; si hay mayor percepción, mejor es el procesamiento de la información más consciente, entendido como la visualización del estímulo, de la mentalización de este, imaginándolo, recreándolo, ser capaz de describirlo, de conectarlo, de realizar análisis. Con ello, logramos que el procesamiento colabore en transformar la información en recuerdo, que pase de una memoria de trabajo a otra memoria de largo plazo, siendo mas explícita, y posible, bajo repetición, de ser recuperada aún con el paso del tiempo. Si una información (in put) se repite, se refuerza esa conexión entre neuronas, y así intencionada e insistentemente se consolida, ahí recién se puede decir que se ha aprendido. Repetir es parte del proceso de aprender, y repito de forma consciente cuando estoy atento, y estoy mas atento cuando muevo el cuerpo.
Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui