Muchas veces pensamos que los límites nos protegen de otras personas, pero la realidad es que los límites nos protegen a nosotros de nosotros mismos. De abandonarnos, de no mirar lo que necesitamos, de ser complaciente a pesar de no estar de acuerdo. Nuestros límites nos definen en que estamos dispuestos a aceptar y que no, y por ende ponerlos nos define finalmente en lo que creemos de nosotros mismos.
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Quizás vivimos esperando que los otros respeten nuestros límites, pero ¿Cómo los respetarán si nosotros no lo hacemos? ¿Cómo el otro sabrá mi límite y mis valores si nos los muestro o explícito?. Muchas veces esperamos que el otro haga, diga, respete, entienda, pero lo esperamos sin decir o sin pedir. Es imposible que un otro sepa hasta donde llegar si no se lo mostramos nosotros.
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¿Cuáles son tus límites? ¿Cómo los proteges? ¿Qué no estás dispuesto a transar? ¿Cómo los sostienes?. Los límites hablan de nosotros, de lo que somos, de cuánto nos queremos y respetamos en lo que creemos y valoramos. Podemos poner límites sin llegar al conflicto, podemos poner límites y sentirnos queridos igual, podemos poner límites porque eso nos hace una persona que vale, que se sostiene en sus pies y en sus valores.
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La autocompasión no es simplemente ser contenedor contigo mismo y hablarte con cariño. La autocompasión también nos habla de la valentía en poner límites a personas que nos hacen daño o en favores que no queremos hacer. La autocompasión nos protege y así también los límites.
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Antes de decir que sí…. piensa ¿lo quiero? ¿Cuál es el costo? ¿Me cuido al elegirlo? ¿Va con lo que soy y quiero para mi?. La respuesta no tiene porque siempre ser «sí», a veces un «no» dicho con cariño trae menos conflicto que un «sí» dicho con recelo y frustración.
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Define tus límites, que tus límites te definirán a ti.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
joselacamara@gmail.com
Instagram: @joselacamarapsicologa
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Después de un acto eleccionario tan importante como el que se desarrolló en nuestro país, es interesante preguntarnos ¿qué rol juega la educación en la sostenibilidad de la democracia y el respeto a los derechos humanos en una sociedad? Y en concreto, ¿cómo puede el aprendizaje socioemocional contribuir al desarrollo de una ciudadanía responsable en nuestra juventud?
La escuela es quizás el primer lugar en que niños y niñas experimentan la convivencia en diversidad, y participan también en un proceso de internalización de normas y expectativas sociales de una cultura determinada, fuera del hogar. Entonces hay una gran oportunidad de fortalecer, a través de estas experiencias de vida social, dos ámbitos fundamentales de competencias socioemocionales para el ejercicio responsable de la ciudadanía. Uno es la conciencia social y el otro, la toma de decisiones responsables.
La conciencia social, o que algunos llaman también conciencia de otros, tiene que ver con la capacidad de comprender que otras personas tienen perspectivas diferentes a las mías, entender las motivaciones y objetivos de otras personas, y respetar y valorar la diversidad. Esto parece bien alejado de lo que vemos hoy en los medios de comunicación y redes sociales, en las discusiones políticas. Parece ser que los adultos no nos estamos dando cuenta de la importancia que tiene nuestro comportamiento en la enseñanza implícita de estas competencias para la ciudadanía. Hemos observado comportamientos entre adultos, que bajo cualquier reglamento de convivencia escolar serían considerados violencia verbal o acoso. Este respeto y valoración de la diversidad, se sustenta en algo más profundo que los buenos modales, que es reconocer nuestra común humanidad. Cuando tomamos conciencia de que como seres humanos es mucho más lo que nos une que lo que nos divide, entonces las diferencias no son una amenaza. Así, cuando dos compañeros que son fanáticos de dos equipos de fútbol opuestos, descubren que ambos quieren estudiar lo mismo, o que disfrutan la misma música, o que han sufrido experiencias similares, encuentran un puente que los conecta, aún por encima de las diferencias que pueden tener, y eso permite que haya un respeto mutuo. ¿Pero cómo se pueden conocer dos estudiantes a un nivel tal, en que podrían encontrar esos espacios comunes? La escuela debe generar espacios de conexión a nivel personal, más allá de lo académico, con garantías de seguridad, para que las y los estudiantes puedan mostrarse auténticamente a sus compañeros sin sentirse amenazados. No basta con obligar a dos compañeras que se caen mal a hacer un trabajo, si eso no se intenciona de manera adecuada puede resultar en un desastre. Favorecer espacios de cuidado, no es lo mismo que forzar relaciones. Favorecer espacios de cuidado requiere tiempo, calma y paciencia; e idealmente empezar desde los primeros años. Nuestros niños y niñas viven experiencias muy fuertes en sus vidas, y cuando se minimizan creyendo que el mundo infantil no entiende o acepta las cosas como lo hacemos los adultos, sólo estamos profundizando el trauma. Al hacerlo modelamos precisamente lo contrario de la conciencia social, no siendo capaces de tomar la perspectiva de los niños, niñas y adolescentes.
Quizás lo más difícil para los adultos es lidiar con las emociones incómodas o dolorosas de las y los estudiantes, las cuales normalmente tratamos de arrinconar y dejar bien guardadas en un cajón, por temor al “desborde”. Es cierto que se requiere preparación, pero tampoco es algo tan complejo cuando de verdad somos capaces de ver estas emociones como naturales y parte importante de la experiencia humana. Puede ser que en el dolor sea donde más conexión sentimos con otros. Eliminarlo de la vida en comunidad, sea en la familia o en la escuela, es privar a los niños, niñas y adolescentes de oportunidades para practicar la empatía, la compasión y la colaboración.
La toma de decisiones responsables es quizás el ámbito más desconocido del aprendizaje socioemocional, porque parece como un ejercicio cognitivo alejado de las emociones.Hoy en día sabemos que no existe tal división entre cognición y emoción. La toma de decisiones responsables implica el uso de funciones ejecutivas muy importantes y que principalmente ocurren en nuestra corteza prefrontal, tales como la regulación emocional, la planificación y la decisión. Tomar decisiones responsables es tomar decisiones, analizando las consecuencias, y con criterios de cuidado por uno mismo, por otros y por el mundo. Esto requiere que tengamos conciencia de nuestros criterios éticos en primer lugar, y por lo tanto el desarrollo de una capacidad de analizar los valores sociales que me rodean, y un autochequeo para ver cómo los integro, hasta qué punto me identifican o no. La toma de decisiones responsables es un proceso autónomo, que los sistemas autoritarios en las comunidades escolares no favorecen plenamente. Cuando el foco está puesto en que los estudiantes obedezcan las normas por que si, y cuando el cuestionamiento es mirado como una falta de respeto, no hay espacio para la autonomía, para que los estudiantes tomen cierta distancia y examinen la norma y la hagan propia. Eso es un proceso de internalización, que acompañado por los adultos, puede ser muy beneficioso para la integración social. Lo relevante es que los estudiantes decidan acatar una norma porque les hace sentido. Por eso es muy recomendable que las normas sean explicadas siempre con una cierta lógica o racionalidad y que se conversen, sin temor al cuestionamiento, especialmente con los adolescentes. Pedirles a ellos que definan algunas normas que sí les hagan sentido. Al hacerlos partícipes de la construcción de la institucionalidad de su comunidad escolar, estarán ensayando el ejercicio de su ciudadanía con responsabilidad. Esto no se trata de un co gobierno ni que los estudiantes decidan todo, por el contrario, es buscar un cauce para las inquietudes, sueños y aspiraciones de las y los estudiantes, fortaleciendo su capacidad de pensamiento crítico, juicio y perspectiva.
La educación cívica es mucho más que hacer votaciones para elegir directivas de curso y centros de alumnos. La formación de una ciudadanía responsable requiere de dar muchas oportunidades para la práctica de competencias de conciencia social y toma de decisiones responsables. Elevar la voz de los estudiantes, tomar su perspectiva, involucrarlos en las decisiones y crear espacios seguros para el encuentro en la diversidad son prácticas fundamentales para formar ciudadanos responsables.
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Una relación de pareja sana se fundamenta en 3 elementos: Comunicación asertiva, condiciones mínimas de convivencia y Respeto a las diferencias. En esta ocasión hablaremos sobre para qué sirve el respeto en la pareja
Hoy en día tenemos muy presente el enorme valor que tiene el respeto, grandes debates se dan por esta premisa pero ¿Qué significa el respeto?
Para efectos de la convivencia tiene 3 partes fundamentales:
1. Respeto tus ideas aún cuando no las comparta
2. No te ofendo ni menosprecio por lo que piensas
3. A pesar que somos pareja y deseo estar contigo RESPETO tú tiempo a solas y exijo el mío.
Lo primero que debemos comprender es que las personas tenemos diferentes maneras de visualizar el respeto, es decir, cada uno lo traduce a conductas que pueden ser tan diferentes como: Saludar con buenos días es respeto versus Darme un abrazo en la mañana es importante.
Si sabemos traducir y crear condiciones para que nuestra pareja sepa expresar respeto y amor con situaciones que ambos podamos valorar y entender le habremos ganado una batalla a las relaciones tóxicas. Luego de traducir en cosas que ambos podamos ver, también es importante que sepamos entender y no poner en tela de juicio cuando nuestra pareja haga cosas que no comprendemos o compartimos.
Cuando somos capaces de respetar también surge una necesidad de vivir experiencias. Por ello, es momento de mantener algunas de tus actividades solo. Te explico, vivir en pareja se alimenta en gran medida de esas salidas a solas que tenias, de esos grupos de amigos que frecuentas.
Es normal que nuestra pareja quiera estar en cada uno de los espacios pero cuidado con negarte tu vida a solas solo por complacerlo. Es importante que para fomentar el respeto entre ambos tengamos momentos a la semana a solas.
Por último, el respeto es un valor que debe ser cuidadosamente compartido con nuestra pareja, recuerda siempre mantenerte firme con tus exigencias y ten la flexibilidad de ceder para que puedas negociar con asertividad.
Fray Martínez
Psicólogo, Autor y Conferencista
http://psiqueactiva.blogspot.com.es/
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Era enero de este año en Chile, se acercaba un nuevo 8M y un par de organizaciones se conectaron para compartir actividades que cada una tenía para marzo, y vieron que era más práctico armar una agenda común.
En una cadena del más preciado valor, fueron siendo invitadas organizaciones que promueven la equidad, la igualdad de derechos y condiciones entre mujeres y hombres, y se fueron sumando unas a otras para dar vida y acción a “Unidas somos más”.
En tiempos anteriores era impensado que organizaciones de mujeres con foco en nosotras mismas trabajáramos unidas. En particular, en mi experiencia desde Mundo Mujer (fundada en el 2000), en los 21 años que dirijo la organización, intenté en varias ocasiones trabajar en colaboración con otras organizaciones femeninas, quedando sin respuesta y sin poder concretar la propuesta. Algunas veces pregunté por los motivos y me respondieron: “porque somos competencia”. En este 2021 ya no es así, considero muy valioso y necesario unirnos por los derechos, la igualdad y equidad que anhelamos todas para nuestra sociedad.
La pandemia nos trajo un mundo conectado y esta condición ha facilitado la unión y el trabajo conjunto en distintas temáticas entre las organizaciones de mujeres de Chile y Latinoamérica; esto me hace recordar una frase del biólogo Rupert Sheldrake que manifiesta “cuando existe una masa crítica suficiente que tiene un mismo comportamiento, automáticamente se produce un cambio que afecta a todos los individuos de la misma especie”
El valor de esta unión es el reconocimiento, aprecio y respeto por el propósito de cada organización, con un fin común: generar y compartir espacios de apoyo, de colaboración, de cocreación, de inteligencia colectiva. Hace unos días, conocí una organización de regiones que desconocía esta iniciativa, aunque está vinculada a organizaciones de visibilización nacional, esto me hizo pensar que debe haber más organizaciones que no han sido convocadas, lo que quiere decir que aún nos queda algo por aprender entre nosotras las mujeres, desde el punto de vista inclusivo.
Es probable que quienes decidieron convocar, jamás imaginaron el número que sumamos hoy: cerca de 80 organizaciones; y las organizadoras han hecho un trabajo arduo, muy valorable, cambiaron la historia, ahora el desafío es de todas las que somos parte.
En la sororidad está la esperanza, y somos las mujeres las llamadas a practicarla, es una manera de influir con la mejor actitud y energía para contribuir a un mundo mejor.
En las numerosas organizaciones de mujeres que existen en Chile hoy, constatamos lo relevante que es trabajar juntas.
Carmengloria Gorigoitia
Experta en Liderazgo Personal
Fundadora y Directora Mundo Mujer®
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“Aún recuerdo esa vez que me gritaste que era un bueno para nada. Todavía siento el ardor en mis entrañas al escucharte decir que no era tan bueno como tú a la hora de bailar. Lo que no sabes es que, secretamente, empecé a ir a clases de baile para que te sintieras orgullosa de compartir la pista conmigo pero cuando viste que empecé a mejorar y notaste que podría ser mejor que tú, me pediste que lo dejara.
Son tantos los momentos felices que vivimos juntos antes de que “cambiaras”. Recuerdo las tardes de películas, las noches en las que hacíamos un equipo maravilloso en la cocina y de las largas charlas que se daban bajo la influencia de unas cuantas botellas de vino. Éramos el uno para el otro pero ¡no sé qué te pasó!
Tampoco olvidaré el día que te conté que quería ser escritor y soltaste una carcajada estruendosa con un tono muy burlesco sobre mi sueño. ¿Por qué tenías que minimizar mis ideales y mis metas, asegurando que eso no daba para vivir? No sé por qué aguanté tantos abusos de tu parte.
Gracias a la vida, entendí que cuando uno ama a alguien, no debe anularse a sí mismo por el bienestar del otro. “Te quiero y me quiero, te cuido y me cuido” decía el doctor Walter Riso, hablando de la autoestima como pilar importante de una relación de pareja. ¿Hay que ponerle límites al amor? Claro que sí, porque puede que haya amor pero esa persona no te convenga.“
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Ante reuniones complejas es muy necesario anticipar las jugadas y planificar qué es lo que queremos que pase. Para eso es necesario:
1.- Definir claramente qué es lo que quiero lograr con esa reunión.
2.- Qué es lo que quiere la contraparte.
3.- Cuál es mi resultado ideal de la reunión y hasta dónde estamos dispuestos a flexibilizar mi posición.
4.- Utilizar datos concretos que permitan sustentar lo que estás pidiendo.
5.- Armar un set de preguntas respuestas, ponte en diversos escenarios y anticipa las decisiones/definiciones en cada una de las jugadas.
Preparar bien una reunión es clave para tener éxito. La preparación te entrega mayor seguridad al hablar y exponer tus ideas, generando que las demás personas crean y confíen en ti y tu trabajo.
Otros elementos claves a considerar son mirar a los ojos, tener buena postura, hablar con buen tono, cambiar el ritmo para que no sea aburrido ni monótono, ser puntual, ser amable y respetuoso, escuchar y no interrumpir al otro, entre otros.
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Los problemas en pareja pueden venir desde varias vías: puede ser por falta de comunicación, tomar decisiones, tener objetivos incompatibles entre sí, etc.
En esta ocasión vamos analizar con calma que se puede hacer cuando surgen problemas de pareja.
Una de las primeras observaciones que les dejo a mis pacientes a diario es que las diferencias con tú pareja no van acabarse con el fin de este problema. Siempre que nos enfrentamos a otra persona pueden aparecer roces, ideas que se oponen a las tuyas pero lejos de alarmarte hay que ser más creativos y respetar al otro antes de seguir criticándolo.
Entonces, debemos inicialmente preparar nuestra mente y buscar un espacio sano para conversar acerca de esa diferencia que tenemos. La mente así como cualquier otro musculo necesita que lo preparemos antes de una conversación.
Es importante destacar que las palabras en medio de una discusión para solucionar el problema son muy valiosas. Es necesario que tengamos mucho cuidado a la hora de expresarnos, no se trata de rebajar o menospreciar lo que opina tú pareja sino al contrario, tomar en cuenta lo que dice para poder negociar con asertividad.
Hay que ser valientes para mirar este problema que tenemos en pareja directo a la cara. No se puede seguir evadiendo porque cada vez que lo hacemos nos alejamos de la solución y posiblemente estamos sembrando la semilla del rencor.
Finalmente conversar, negociar y valorar al otro debe desencadenar en TOMAR DECISIONES. Estas serán la guía con las que podemos finalmente resolver el problema, por eso hay que ser valientes a la hora decidir y hacerlo siempre por el bien de AMBOS para que todo vuelva a la armonía.
Fray Martínez
Psicólogo, Autor y Conferencista
http://psiqueactiva.blogspot.com.es/
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Cuando nació mi primer hijo mi marido, que ya tenía varios años de papá, me dijo que cuando empezó a leer sobre crianza lo primero que tuvo que hacer fue trabajar en algunos asuntos pendientes con sus propios padres. Nada más real y acertado. No es posible entablar una relación saludable con nuestros hijos si arrastramos rencores con nuestros padres, porque tarde o temprano estas emociones negativas llegarán a ellos de una u otra manera o les afectará en la relación con sus abuelos inculcándoles prejuicios inconscientemente.
Muchas familias que se acercan a consultarme me cuentan que ponen distancia con sus progenitores cuando los hijos empiezan a crecer, porque se sienten monitorizados, sienten que se les critica su estilo de crianza continuamente o no quieren repetir ciclos tóxicos. Muchas veces experimentamos un pequeño (o gran) resentimiento porque tal vez nuestros padres nos criaron de una forma en la que nunca criaríamos a nuestros hijos y como todo el mundo, con sus aciertos y errores, aunque el problema es la tendencia a enfocarnos en los errores.
Pero, ¿Podemos realmente culparlos? Te invito a reflexionar. Nuestros hijos se están criando en un mundo muy distinto al de nuestra infancia y para nuestros padres esto también fue así. Creo que ellos utilizaban las herramientas que tenían a mano. La información no era tan accesible como ahora, no se obtenía con un “click” implicaba más tiempo y mucha logística. También creo que ellos seguían paradigmas sociales y seculares de la época los cuales no eran tan debatidos como ahora. Por otra parte se transformaron en padres en promedio 10 años más jóvenes que la mayoría de nosotros, eran adolescentes. No quiero imaginar haber tenido un hijo a los 18 años, momento en el cual batallaba con un trastorno de la conducta alimentaria y no estaba, emocionalmente hablando, en mi mejor momento ni con una pareja con la cual hubiera sido fácil o hubiera querido criar hijos. Ellos hicieron lo que pudieron y como pudieron, al igual que nosotros.
Te invito a pensar en cómo fue o puede haber sido la infancia de tus padres. A mi madre, por ejemplo, no la dejaron tomar clases de ballet las cuales ella amaba y la obligaron a tomar piano, ¿Puedo culparla por querer que yo sea bailarina. ¿Puedo realmente culpar a mi papá por no haber sido muy demostrativo cuando a él lo mandaron a estudiar a un internado a los diez años y sólo veía a sus padres los fines de semana y debía tratarlos de “usted”? Cortemos ciclos, seamos valientes.
Pero arrastramos rencores, arrastramos arrepentimientos y dolor, quizás porque faltaron palabras por parte de ellos, quizás porque los tabúes de la época evitaron charlas que nos hubieran ahorrado problemas, quizás porque faltaron abrazos para no hacernos “blanditos” o porque sobraron críticas, retos o palabras crueles para “hacernos fuertes”. No queremos que les pase lo mismo con nuestros hijos, pero así como nosotros no somos los mismos que hace diez o veinte años, ellos tampoco. Aun así algunos aspectos negativos con los que fuimos criados están grabados en nosotros por lo que debemos ser conscientes permanentemente y tenerlos en cuenta para cortar el ciclo, por ejemplo, venir de una familia en la que se gritaba mucho por costumbre o idiosincrasia.
Tenemos que trabajar en los resentimientos y empezar por aceptar a nuestros padres como son, abandonando la idea de cambiarlos a ellos o sus opiniones. En el momento que los aceptamos y dejamos atrás esa guerra de egos todo fluye con más facilidad.
Un fin de semana con más dulces que los habituales, comer con la boca cerrada o tener que pedir permiso para hacer esto o aquello son detalles que NO modificarán la vida de nuestros hijos, quienes pasan muchísimo más tiempo con nosotros, pero crecer con abuelos presentes es una bendición y es también el regalo más grande que podemos hacerles a nuestros hijos. Elige tus batallas.
Como siempre les digo, las palabras mágicas son Perdón y Gracias. Perdonarlos, agradecerles y pedirles perdón a nuestros padres porque nosotros tampoco nacimos perfectos ni teníamos las herramientas que tenemos ahora. Esas acciones son la clave para sanar las heridas con nuestros progenitores y disfrutar su compañía, en esta nueva estampa y desde otro lugar.
Por supuesto que en familia con negligencia extrema o abusos es muchísimo más complicado perdonar, en esos casos yo recomiendo psicoanálisis, meditación y lectura (puedo recomendarte libros)
No podemos cambiar el pasado pero podemos cambiar el presente.
Ana Acosta Rodriguez, Mama Minimalista
Facebook: @mamaminimalista
Fuente: mamaminimalista.net
Disponible: Europa y USA: https://bookgoodies.com/a/B07ZM8WMXN
LATAM: https://www.editorialbrujas.com.ar/Inicio/Libro/1518
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La comunicación juega un papel fundamental en cualquier relación de pareja, ya que de ella depende la satisfacción de los amantes. Muchos de los problemas que perjudican y sabotean la permanencia de un vínculo sentimental se deben a la incapacidad para expresar nuestros sentimientos de manera asertiva, por ello, es importante que nos esmeremos en hallar la mejor vía disponible para sentirnos cómodos hablando de lo que ocurre en nuestro interior.
Al iniciar una relación, el principal objetivo suele ser compartir gustos, recuerdos, aspectos íntimos y expectativas a largo plazo, sin embargo, y aunque las intenciones sean positivas desde el inicio, la condición humana implica estar preparados para atravesar también momentos menos gratos y saber cómo afrontarlos. Es entonces cuando el arte de comunicarnos asertivamente cobra una importancia invaluable.
Es común ver a personas que no saben expresar sus sentimientos, emociones, preocupaciones o deseos sin ser ofensivos o hirientes. La frustración y la impotencia a menudo interfieren en nuestra habilidad para manifestar pensamientos sin ser imperativos, lo que conduce a situaciones violentas y desagradables a través de mensajes como “eres muy torpe”, “nunca me escuchas” o “por tu culpa”. A este tipo de enunciados se le llama “mensajes Tú”.
Un mundo de diferencia entre Tú y Yo
Los mensajes Tú se caracterizan por responsabilizar al otro de nuestros males y aniquilar su oportunidad de defenderse. Solemos utilizarlos cuando nos sentimos tremendamente enfadados, decepcionados o dolidos; es una forma de “hacer estallar” nuestra queja, no obstante, el remedio es peor que la enfermedad porque la respuesta del otro suele ser agresiva o negativa en otro aspecto, desatando sentimientos de culpa y discusiones.
A todos nos ha sucedido que nos encontramos en una situación irritante y acabamos diciendo cosas sin pensar de las que más adelante nos arrepentimos. Los mensajes Tú destruyen la dignidad del otro porque brotan de momentos de ira incontrolable. Si, además, usamos este tipo de lenguaje con recurrencia, no sería raro que terminemos ahuyentando a nuestra media naranja.
Para ello, existe una técnica de comunicación asertiva denominada mensajes Yo. Consiste en cambiar la manera en que formulamos palabras y frases dando prioridad al respeto y la claridad.
Los mensajes Yo nos responsabilizan de lo que decimos sin juzgar ni acorralar a nuestra pareja, ya que, como su nombre lo indica, se remiten en primera persona. Con este tipo de lenguaje estamos informando que lo que expresamos al otro es completamente nuestro: son nuestros deseos, nuestras ideas, nuestras preferencias. Así, le hacemos saber a la otra persona que no la estamos culpando por lo que sentimos, pero al mismo, también expresamos nuestro desacuerdo de manera eficaz.
Pasos a seguir para sacar provecho a los ‘mensajes Yo’
- Describir la situación, eliminando cualquier tipo de juicio que pueda ser interpretado negativamente por nuestra pareja.
- Describir cómo nos sentimos, explicando las emociones que nos genera un evento particular.
- Proponer una alternativa con el objetivo de negociar un cambio y no dar una orden.
Estos son ejemplos de mensajes Tú que a veces utilizamos en una relación y cómo podemos transformarlos en mensajes Yo para mejorar la comunicación:
1) Mensaje Tú: “Siempre llegas tarde, estoy cansado de esperarte. ¿Qué excusa vas a usar hoy?”.
Mensaje Yo: “Me incomoda que llegues tarde, esta situación me genera malestar. Me gustaría que pudieras informarme que no podrás estar a tiempo”.
2) Mensaje Tú: “¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gusta que dejes tu ropa en el sillón? ¿Yo arreglo la casa para que tú llegues a desordenarla?”.
Mensaje Yo: “Cuando veo que pones la ropa en el sillón, siento que no valoras mi esfuerzo. Me gustaría que la colocaras en el cesto de la ropa sucia”.
¿Lo ves? Son dos formas muy distintas de expresar lo mismo, pero cultivando resultados distintos.
No es nada fácil utilizar siempre mensajes Yo, pero cuando comiences a aplicar esta técnica verás que la comunicación en pareja poco a poco irá mejorando, y te acostumbrarás a adoptar los mensajes Yo como la mejor vía posible para transmitir tus ideas y sentimientos.
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Quizás este debería ser nuestro mantra. Aprender a repetirnos una y otra vez que somos suficiente. Suficientemente linda, suficientemente buena mamá, suficientemente amiga, suficientemente hija, suficientemente mujer, suficientemente YO. Y dentro de todas mis imperfecciones soy lo suficientemente «perfecta».
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No necesito compararme porque no hay comparación que valga. Soy única y en esa unicidad, soy luz y soy sombra. Lo que me permite ser lo suficientemente humana y lo suficientemente buena y amada.
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No deberíamos dudarlo ni por un segundo. No deberiamos necesitar escucharlo. No deberíamos siquiera pensarlo. ¿Porque el amor propio tiene que ser una conquista cuando debería ser lo natural?.
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Somos demasiado perfeccionistas, exigentes y críticas con nosotras mismas, a veces somos nuestro peor juez. Y a ratos se siente como si la mayoría de las veces estuvieramos en deuda con algo. ¿La realidad? La realidad es que no estamos en deuda con nada ni con nadie, más que con nosotras mismas. Por a ratos dudar o no respetarnos o cuestionarnos si somos suficientes.
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Yo ya estoy más vieja y probablemente me siento mucho más suficiente y me quiero mucho más que hace años atrás. Me hubiera encantado leer antes estas palabras antes. Para sentirme libre y querida por mi! Que finalmente es donde el circulo virtuoso empieza.
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Se los dejo y esperanzada quiero tocar sus almas y que estas palabras resuenen diariamente: YO SOY SUFICIENTE.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
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Los invitamos a conocer nuevo libro de María José Lacámara
Más conectados: La conexión emocional como eje central de la crianza
La psicóloga infanto-juvenil María José Lacámara publica este libro que busca ayudar a padres y madres a encontrar un método de crianza propio, que se ajuste a sus necesidades y les permita sintonizar con lo que requieren sus hijos.
Lo pueden encontrar en: Contrapunto, buscalibre, Antártica, que leo, editorial planeta y en formato digital.
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