La comunicación juega un papel fundamental en cualquier relación de pareja, ya que de ella depende la satisfacción de los amantes. Muchos de los problemas que perjudican y sabotean la permanencia de un vínculo sentimental se deben a la incapacidad para expresar nuestros sentimientos de manera asertiva, por ello, es importante que nos esmeremos en hallar la mejor vía disponible para sentirnos cómodos hablando de lo que ocurre en nuestro interior.
Al iniciar una relación, el principal objetivo suele ser compartir gustos, recuerdos, aspectos íntimos y expectativas a largo plazo, sin embargo, y aunque las intenciones sean positivas desde el inicio, la condición humana implica estar preparados para atravesar también momentos menos gratos y saber cómo afrontarlos. Es entonces cuando el arte de comunicarnos asertivamente cobra una importancia invaluable.
Es común ver a personas que no saben expresar sus sentimientos, emociones, preocupaciones o deseos sin ser ofensivos o hirientes. La frustración y la impotencia a menudo interfieren en nuestra habilidad para manifestar pensamientos sin ser imperativos, lo que conduce a situaciones violentas y desagradables a través de mensajes como “eres muy torpe”, “nunca me escuchas” o “por tu culpa”. A este tipo de enunciados se le llama “mensajes Tú”.
Un mundo de diferencia entre Tú y Yo
Los mensajes Tú se caracterizan por responsabilizar al otro de nuestros males y aniquilar su oportunidad de defenderse. Solemos utilizarlos cuando nos sentimos tremendamente enfadados, decepcionados o dolidos; es una forma de “hacer estallar” nuestra queja, no obstante, el remedio es peor que la enfermedad porque la respuesta del otro suele ser agresiva o negativa en otro aspecto, desatando sentimientos de culpa y discusiones.
A todos nos ha sucedido que nos encontramos en una situación irritante y acabamos diciendo cosas sin pensar de las que más adelante nos arrepentimos. Los mensajes Tú destruyen la dignidad del otro porque brotan de momentos de ira incontrolable. Si, además, usamos este tipo de lenguaje con recurrencia, no sería raro que terminemos ahuyentando a nuestra media naranja.
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Para ello, existe una técnica de comunicación asertiva denominada mensajes Yo. Consiste en cambiar la manera en que formulamos palabras y frases dando prioridad al respeto y la claridad.
Los mensajes Yo nos responsabilizan de lo que decimos sin juzgar ni acorralar a nuestra pareja, ya que, como su nombre lo indica, se remiten en primera persona. Con este tipo de lenguaje estamos informando que lo que expresamos al otro es completamente nuestro: son nuestros deseos, nuestras ideas, nuestras preferencias. Así, le hacemos saber a la otra persona que no la estamos culpando por lo que sentimos, pero al mismo, también expresamos nuestro desacuerdo de manera eficaz.
Pasos a seguir para sacar provecho a los ‘mensajes Yo’
- Describir la situación, eliminando cualquier tipo de juicio que pueda ser interpretado negativamente por nuestra pareja.
- Describir cómo nos sentimos, explicando las emociones que nos genera un evento particular.
- Proponer una alternativa con el objetivo de negociar un cambio y no dar una orden.
Estos son ejemplos de mensajes Tú que a veces utilizamos en una relación y cómo podemos transformarlos en mensajes Yo para mejorar la comunicación:
1) Mensaje Tú: “Siempre llegas tarde, estoy cansado de esperarte. ¿Qué excusa vas a usar hoy?”.
Mensaje Yo: “Me incomoda que llegues tarde, esta situación me genera malestar. Me gustaría que pudieras informarme que no podrás estar a tiempo”.
2) Mensaje Tú: “¿Cuántas veces tengo que decirte que no me gusta que dejes tu ropa en el sillón? ¿Yo arreglo la casa para que tú llegues a desordenarla?”.
Mensaje Yo: “Cuando veo que pones la ropa en el sillón, siento que no valoras mi esfuerzo. Me gustaría que la colocaras en el cesto de la ropa sucia”.
¿Lo ves? Son dos formas muy distintas de expresar lo mismo, pero cultivando resultados distintos.
No es nada fácil utilizar siempre mensajes Yo, pero cuando comiences a aplicar esta técnica verás que la comunicación en pareja poco a poco irá mejorando, y te acostumbrarás a adoptar los mensajes Yo como la mejor vía posible para transmitir tus ideas y sentimientos.
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¿Cómo te comunicas? ¿Qué tipo de comunicador eres en tu día a día?
La forma en que nos comunicamos tiene un impacto en las otras personas. También determina los resultados que esperamos de nuestro interlocutor o interlocutores.
En este post te compartimos los modelos comunicativos de Virginia Satir que te pueden servir sobre todo para conocerte a ti mismo y para potenciar aquella parte de ti que quizás no la tengas tan desarrollada y para conocer a las demás personas.
1- El Acusador
El acusador se dedica a culpar a los demás. Los desaprueba con frecuencia y está siempre en busca del error en los demás. Es inflexible y no muestra ninguna empatía hacia sus interlocutores. Muchas veces impone su criterio aún sabiendo que es posible que no tenga la razón pues su finalidad es sentirse superior. Es capaz de rebajar a los demás con tal de sentirse más fuerte. En su lenguaje corporal utiliza el dedo acusador y su voz es fuerte, tensa y nada amigable.
En realidad un acusador es una persona que siente que no vale y cada vez que desmerece a los otros cree que él/ella es más “visto” o más “reconocido”
Sus frases más comunes:
-Por tu culpa…..
-Nunca haces nada bien
-Se hace lo que yo digo y punto
-Yo soy el que manda aquí
2-El conciliador:
Son personas que desean agradar o complacer a los demás. Se disculpan por todo incluso por errores que no han cometido ellos mismos. Cuando se comunica lo hace buscando la aprobación de los demás, dan la razón siempre a los otros. Su autoestima suele ser baja, sienten que no valen nada y en su interior sienten que le deben algo a su interlocutor y muestran gratitud constantemente.
Sus frases más comunes son:
-Discúlpame, lo siento mucho, perdóname
-Como tú quieras
-Me parece perfecto
-Lo que tú digas está bien
3-El super razonador
Son personas correctas que intentan buscar la lógica a todo. Son razonables en exceso. Es una persona más bien calmada que no suele mostrar sus emociones, se muestra fría. No son nada flexibles y buscan la perfección en todo. Según Virgina Satir se rigen por la norma “Di las palabras correctas , no demuestres sentimientos, no reacciones”
Sus frases más comunes son:
-El artículo tal de la ley tal dice que…
-Las normas en este caso son….
-El descubrimiento científico ha demostrado que…
-El experimento tal ha demostrado que….
4-El irrelevante
Son personas que parecen que están fuera del tema que se está tratando en ese momento. Es distraído y no suele seguir el hilo de las conversaciones. Les cuesta centrar su atención y suele salir con una respuesta diferente intentando desviar la atención. Suelen ser esquivos cuando se les hace una pregunta directa. No son buenos oyentes ni tampoco buenos comunicadores.
Sus frases más comunes no tienen nada que ver con lo el tema de conversación por lo que pueden ser de diferente índole.
5-El comunicador funcional
También se les llama fluido o natural pues su comunicación es sana, fluida y natural en la mayoría de los casos si:
-Son claros y precisos en la comunicación.
-No temen el enfrentamiento y a la vez es respetuoso con su interlocutor
-Pide aclaraciones o verifica lo que se le dice para asegurarse de haber entendido bien
-Muestra sus emociones abiertamente
-Es coherente con lo que dice y siente mostrándolo también en su lenguaje corporal o no verbal
-Mejora la relación con los demás al trasmitir confianza, sinceridad y rectitud
Sus frases más comunes son:
-Creo que podríamos llegar a un punto intermedio
-En mi opinión …..
-Desde luego no concuerdo del todo con tu postura
El comunicador funcional es el más asertivo de todos, es capaz de expresar sus opiniones sin herir a la otra persona. En definitiva, es congruente, responsable, pone límites y se expresa con claridad. No juzga ni culpa. Es directo y consciente de sus propias necesidades y tiene en cuenta las del otro, así como el contexto en el que se desenvuelve.
Virginia Satir decía: “Hay una relación entre la forma de comunicación de una persona y su nivel de autoestima”. Así, el nivel en el que nos comunicamos es proporcional a nuestro grado de crecimiento y desarrollo personal.
En nuestro día a día nos encontramos con situaciones que a veces son difíciles de gestionar, con una buena comunicación podríamos derribar las barreras que muchas veces se interponen para llegar a una buena solución de estos problemas, a construir relaciones más sanas y duraderas.
¿Deseas desarrollar tus habilidades comunicativas? O quizás ¿deseas aprender a expresarte mejor y llevar un mejor control de tus emociones?
Redacción Instituto Draco
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Read moreTodas las parejas tienen problemas de comunicación, así que no te frustres si sientes que estás hablando un idioma que el otro no entiende. Le pasa al 99% de las parejas que atiendo en la consulta, creo que la tarea más difícil de todas las relaciones es mantener una conversación sana, fluida y permanente. Si de verdad te emparejas o te casas para “toda la vida” debes cultivar un espacio sagrado para la comunicación. Con códigos, lugares, lenguaje y ritmo que se adecuen a ustedes. No hay reglas universales ni recetas mágicas, acá todo vale.
Pero si es que hay algo de lo que se DEBE conversar es sobre los hijos. Una conversación profunda de la manera que más les acomode, inclusive pueden visitar a un terapeuta especialista en parejas que los ayude a que la conversación sea lo más honesta y real posible. Porque si hay algo que escucho mucho en la consulta es “pensé que cuando naciera nuestros hijo iba a cambiar”. Y se encuentran con la cruda realidad de que no fue así.
Todo el tiempo me pregunto por qué es tan difícil sentarse a hablar de cosas tan importantes, con la persona que se supone que más confianza tenemos. Por qué muchas veces se nos hace más fácil conversar con nuestras amigas e inclusive con un terapeuta. Qué es eso que nos da tanto miedo. ¿Qué nos rechacen? ¿Sentirnos incomprendidas? ¿Entrar en una batalla de egos?
Para quienes ya son madres y padres entenderán que un hijo viene a revolver tu vida por un período no menor. Las peores crisis de pareja, y en los tiempos en que se producen más divorcios (al menos en Chile) es después de la llegada de un hijo. Empiezan a salir los trapos sucios, que nunca salieron a relucir antes porque sin hijos, nada era tan grave, o tan insoportable.
Y así comienzan las discusiones, los resentimientos, las peleas, los cansancios y a fin de cuentas, las ganas de terminar lo antes posible una relación que pareciera no tener ni pies ni cabezas. Pero que con el pasar de los años, o con mucha paciencia (Paz y Ciencia) entiendes que son crisis adaptativas que algunas parejas pueden sobrellevar mejores que otras, pero que a TODOS les pasa.
Creo que es fundamental poder conversar respecto de las expectativas de cada al momento de pensar en tener un hijo. Algunos temas importantes a considerar en la conversación:
- Vida Sexual: soluciones en caso de que alguno de los dos sienta que su deseo está inhibido. (Recuerden que no todo es penetración). Sexo oral, abrazos, caricias, masturbación, etc.
- Labores domésticas: depende de la situación de cada pareja pero es muy importante establecer qué puedo y creo que podré hacer durante la gestación y el primer año de vida de la guagua.
- Labores relacionadas a la crianza: en este punto podrían pasarse horas hablando porque a pesar de que en la fantasía todas creen que tendrán súper machos a cargo de los hijos, la realidad del 90% de las parejas es que el hombre no sabe, no se le ocurre ni mucho menos toma la iniciativa en algo relacionado al bebe.
- Dinero: los gastos aumentan y algunas parejas deciden que la mujer se quede un tiempo más prolongado para cuidar al hijo, pero la pareja sigue viviendo la vida de antes y comienzan las deudas que pesan cada día más y comienza el estrés y nuevamente las discusiones. No tengan miedo de hablar de plata, básicamente la necesitamos para vivir y es parte del día a día.
- Vida Social: seguir con el ritmo de pareja soltera es difícil, muchas veces la vida social se ve reducida (sobre todo los primero meses) pero JAMÁS deben anularla por completo. El hombre necesita compartir con sus amigos una cerveza o una buena comida al menos 1 vez al mes. Así como la mujer debe retomar las juntas con sus amigas, y ojalá no hablar sólo del bebé (es un gran desafío pero se puede). Y juntos, ojala poder salir al cine, teatro, a comer o a bailar una vez al mes. No pierdan los espacios de vida social juntos. Consíganse un familiar o babysitter que los ayude y salgan un par de horas.
Creo que estos 5 puntos son los más importantes de abordar. No será fácil, pero tiene tiempo suficiente para lograr una conversación de corazón a corazón. Al hombre nunca se le hace fácil entablar la conversación, muchas veces escapa bajándole el perfil para evitar temas que puedan ser tensos. Quizás es nuestra labor propiciar este espacio, pero con ayuda de ellos todo será más fácil.
Estamos en un período universal de cambios, pasamos del machismo a una participación más activa del hombre en la crianza. Pero eso no es en todos los casos. Muchos hombres no tienen ganas o realmente no se sienten capaces de hacer algunas cosas. Yo tengo pacientes hombres que me dicen que para ellos es una tortura bañar a sus hijos, porque no saben cómo hacerlo pero tampoco preguntan. Y una situación tan cotidiana como esta puede hacer que arda Troya en el hogar, porque la mamá lo único que quiere es descansar 10 minutos mientras alguien más los baña.
Otras parejas sencillamente se sienten cómodas pagándoles a una niñera que además de realizar las labores de la casa, pueda hacerse del baño, comida y hora de dormir de los niños. Hay tantas formas de poder hacerlo, y ninguna está mal. Todas son formas distintas y creo que mientras ambos padres estén de acuerdo, no hay más que hablar.
Para llegar a acuerdos hay que tener la suficiente confianza para entablar conversaciones desagradables con respeto, amor y mucha calma. Nadie dijo que sería fácil, tampoco esperen conversar todo de un viaje. Todo a su debido tiempo.
Autor: Michelle Pollmann Román
michelle@centroalalma.cl
Instagram: @hoymetoca
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La comunicación no verbal muchas veces pasa desapercibida y le restamos importancia cuando en realidad nos ofrece mucha información acerca de nuestro interlocutor.
Las empresas la utilizan mucho en las entrevistas de trabajo para obtener información no verbal del candidato sin que éste sea consciente.
El lenguaje corporal tiene una gran influencia también en nuestras relaciones sociales. Nos pueden llevar a ser una persona de mucho éxito entre nuestro círculo de amigos y familiares y por el contrario nos pueden alejar de ellos.
¿Qué es el lenguaje corporal?
Llamamos lenguaje corporal al conjunto de gestos, posturas y movimientos de nuestro cuerpo que realizamos de forma inconsciente para trasmitir información, normalmente todo este conjunto de comunicación no verbal indica nuestras emociones o estado emocional.
A continuación te presentamos algunas formas de lenguaje corporal:
1-Cruzarse de brazos
Puede indicar que estás a la defensiva o que no estás de acuerdo con lo que estás escuchando, op lo que te están comunicando otras personas.
2-Tocarse o frotarse la nariz
Puede significar que la persona miente, o que muestra rechazo hacia lo que escucha o está trasmitiendo.
3-Morderse las uñas
Este hábito puede mostrar estrés, ansiedad e incluso inseguridad.
4-Contacto visual
Indica que eres una persona de fiar y abierta. Aunque el contacto visual prolongado puede llegar a molestar y puede indicar que estás mintiendo a esa persona y no deseas ser descubierto.
5-Cabeza alta y barbilla hacia delante
Denota agresividad y poder
6-Manos en las caderas
Puede interpretarse como agresivo pero también es una señal de autoconfianza y seguridad
7-Golpear con la punta de los dedos en la mesa
Este gesto denota impaciencia o aburrimiento
8-Manos en las mejillas
Indica que la persona está considerando algo o está perdido en sus pensamientos
9-Entrelazar los dedos
Puede ser una señal de incomodidad o de estrés
10-Cruzarse de piernas
Significa que te encuentras a la defensiva y que no estás abierta a la situación o conversación
11-Apretar los labios
Denota que no te gusta lo que estás escuchando. Es un gesto de desaprobación
12-Fruncir el ceño
Indica disconformidad con lo que se está diciendo o con la situación que se está viviendo
Las siguientes posturas son más “positivas” por lo que te animamos a practicarlas conscientemente hasta que ya sean naturales en ti:
1-Mantener una postura relajada y con los brazos a los lados del cuerpo indica seguridad y autoconfianza
2-Sonreír mucho
Se interpreta como que eres una persona que busca que confíen en tí, si además la risa es conjunta con tu interlocutor, significa que estás interesado en la conversación
3-Sentarse con las piernas separadas indica una actitud dominante y relajada a la vez
4-Asentir con la cabeza tiene una connotación positiva e indica que se está de acuerdo con lo que se escucha
5-Palmas de las manos abiertas
Indica honestidad y lealtad.
6-Puntas de los dedos unidas
Indica confianza y seguridad
Es importante saber que si sólo analizamos el lenguaje no verbal podemos fallar en nuestras interpretaciones. Debemos analizar todo el contexto de la situación y tener en cuenta otros factores o indicadores que nos corroboren el lenguaje no verbal antes de sacar alguna conclusión.
Fuente: yourdictionary.com
Redacción Instituto Draco
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Andrea Saporta – Kambio.cl
La afectación emocional se da en distintos grados, dependiendo de las personas integrantes de la familia. Las inseguridades existen, son distintas y dependen de los roles y expectativas de cada uno. Sin embargo, es el grupo familiar el que se ve más vulnerable frente a una situación como esta.
Los tipos de reacciones pueden ser también muy distintas. Hacer como que nada pasa, preguntar e involucrarse, hacer un esfuerzo para hacerle al otro la vida más fácil, apoyo cercano, afecto y dando opiniones respecto ideas u oportunidades.
Una de las actividades prioritarias es hacer una planificación económica familiar, para lo cual lo primero es hacer un presupuesto para que en concreto, tenga claridad los gastos promedio mensual. Tener ahorros también puede cambiar el escenario. Con esta información, se deben tomar las decisiones. Quizás hacer economía de guerra el día 1, no sea necesario. Defina etapas. No pierda la perspectiva que todas las decisiones afectan a otros y además la forma en que se haga son el ejemplo a seguir por los hijos.
La comunicación de una desvinculación debe hacerse lo antes posible, particularmente a la familia nuclear. El discurso es el mismo para todos, si no está positivo y realista…arréglelo. En el caso de los hijos, si requiere adaptarlos a las edades hágalo, si requiere tener conversaciones por separado…téngalas…pero tenga en cuenta que si o si hay que comunicarlo. Lo seguro es que sin importar la edad a todos les preocupa, todos quieren ayudar y usted es el que dará la pauta. Ésto será un buen aprendizaje para los hijos y la familia en general.
Sea honesto y de seguridades razonables. Ejemplo; “a partir de hoy voy a buscar”, “no se preocupen por el colegio, es prioridad para nosotros”, “necesito que ustedes estén tranquilos”, “ya les diremos como pueden ayudar a cada uno de ustedes”. Si no hay un plan…hay que ser transparente y no improvisar.
Hace años hice una entrevista a un grupo familiar con 2 hijos y esto fue lo que los hijos dijeron
El hijo de 19 años dijo:
- Tener 1 año de recursos económicos para vivir fue tranquilizador, pero tampoco es tanto tiempo
- Nunca lo vi deprimido o quejándose. Fue bueno tener al papá en la casa, hablamos más, partimos por temas laborales y después de otras cosas. Fue super bueno para él, tener otras cosas que hacer durante este periodo, asesoría, deporte…
- Fue importante verlo hacer cosas, aunque estuviera en la casa, no estaba “echado”
- Yo puedo ayudar no armando problemas. Y tengo que cuidarme de no derrochar y pensar cuánto valen las cosas. Hacer menos actividades que signifiquen recursos que no hay.
- Los amigos ayudan a ser realista y tener consciente la situación. Me decían cosas como “no es por molestar, pero acuérdate que tu papá está sin pega”. También apoyan y cuentan sus experiencias. “mi papá también estuvo sin trabajo, si tu papá está bien, eso es lo que importa” “tampoco se trata que tu papá agarre lo primero que llega”
- Siempre su búsqueda fue tema, pero no era el único. No era evitarlo, sino que la vida continua. Es un TEMA, pero no por hablarlo más, es mejor
- No me parece bueno que si propongo una actividad, por ejemplo “vamos a comer”, no es necesario todas las veces repetir…”no vamos porque tu papá no tiene pega”
- Es distinto decir “mi papá no tiene pega” que usar la frase “mi papá está buscando pega”. Es más positivo. Decir que no tiene puede interpretarse como que no hace nada. Decir “está sin” refleja algo malo en si mismo
El hijo de 12:
- Al principio no me daba cuenta, después me daba cuenta y apagaba las luces. Tuve más conciencia de lo que estaba pasando.
- Lo viví normal, estaba más tiempo con él, conversé más e hicimos más cosas juntos.
- Le preguntaba cosas cuando iba a una entrevista. ¿Qué empresa? ¿De qué se trata el trabajo?
- Siempre lo vi tranquilo y me gustó que estuviera más tiempo en la casa.
- Le conté a algunos amigos pero nunca fue tema.
….Quizás una pregunta valiosa como familia es; Qué aprendimos?
Extraido de www.kambio.cl
Read moreLa realidad es que a medida que nuestros adolescentes crecen, se van cerrando puertas para comunicarnos con ellos. Como padres dejamos de ser referentes y pasamos a ser los que “no los entienden”, “sermonean” y “no los escuchan”. ¿Cómo vamos abriendo caminos para comunicarnos con nuestros hijos?, ¿cómo nos conectamos con aquello que los hace vibrar y motivarse?, ¿Qué pasa si eso que sueñan es muy distinto a lo que nosotros soñamos o esperamos para ellos?. La verdad es pocas veces nos hacemos estas preguntas. Además, sin darnos cuenta, eso que soñamos, se va transformando en una exigencia para ellos. Una idea o sueño intransable a lo que nuestros adolescentes deben adherir, ciegamente aunque no tenga sentido para ellos.
Muchas veces esos sueños nos impiden conectarnos con aquello que hace feliz a nuestros hijos, eso que los mantiene motivados y los hace ilusionarse con un futuro que se vuelve alcanzable. ¿Cuántas veces solo miramos lo que queremos para ellos desde lo que a nosotros nos hace felices? ¿cuántas veces damos por sentado que el futuro será mejor si deciden hacer aquello que les dará seguridad y estabilidad? La mayoría de las veces imponemos lo que nosotros queremos o eso que pensamos es lo mejor para nuestros hijos. La realidad es que frente a esta mirada, solo logramos que nuestros adolescentes se alejen, al no sentirse entendidos o aceptados. Cuando no logramos leer, escuchar o entender lo que los mueve y motiva en la vida e imponemos caminos trazados por nuestros sueños, estamos destinados al fracaso en nuestra tarea de guiarlos y acompañarlos. Esto los aleja, cierra las puertas de la comunicación y a la larga nos hace perderlos. Todas esas posibilidades que se podrían abrir se cierran automáticamente.
Nuestros desafío como padres de adolescentes será entonces estar constantemente abriendo caminos de comunicación. ¿Cómo podemos lograr esto? Lo primero y fundamental es abrir nuestra mente a su mundo, y por sobre todo descubrir y aceptar a nuestro hijos en sus fortalezas y habilidades. Debemos conversar con ellos, tomarnos tiempo para conocer aquello que los mueve, qué les gusta leer, escuchar, qué hacen en su tiempo libre. Sumémonos a alguna actividad que ellos elijan, propongámosle que nos inviten a su mundo y cuando lo hagan no olvidemos aceptar esta invitación.
Dentro del mundo adolescente, una de las cosas más difíciles es poder conversar. Ellos son escuetos, las respuestas generalmente son monosílabos y dan por sentado que todo aquello que cuenten, será recibido por sus padres de mala manera, lo que traerá un sermón, un juicio o un “consejo” no pedido. En mi experiencia clínica y como mamá, normalmente no preguntamos para que ellos reflexionen y respondan, generalmente les damos las respuestas, pautas y muchas veces nuestros juicios…..y entonces, ¡no están tan equivocados!. Al abrirse a nosotros inevitablemente se encontrarán con aquello que no quieren: respuestas, soluciones, juicios, sermones y “enseñanzas”. Todo esto solo cierra aún más esos caminos de comunicación que necesitamos abrir. La comunicación entonces tiene que ser bidireccional, deben conocer nuestro mundo y nosotros debemos aprender a preguntar y escuchar. Detenerse y escuchar. Detenerse y preguntar. Hagamos preguntas abiertas, que los lleven a pensar, a dar respuestas que no se pueden responder desde solo un sí o no.
Si lográramos tener conversaciones profundas y poderosas con nuestros hijos adolescentes, no solamente abriremos caminos de comunicación, sino que también de confianza, aprendizaje, y por que no, de equivocación… pero siempre en conjunto con ellos. Crearemos de nuestra relación, un factor protector para sus futuras vivencias y decisiones. Démonos el tiempo de conocer a nuestros hijos, trazar su camino según lo que ellos son o sueñan ser, descubrámoslo juntos. No dejemos que nuestros propios fantasmas o exigencias hablen por nosotros, ellos están escribiendo su propia historia y tendrán la valentía de ir por ella donde sea y como sea. No dejemos que esa historia la escriban solos, acompañémoslos con una mirada abierta, comprensiva y sin juicios. Aprendamos a preguntar, escuchar y acompañar, eso es lo que nuestros hijos adolescentes necesitan de nosotros.
Y por sobretodo si tienes niños más pequeños y estás leyendo esto: empieza hoy!!. Conversar y aprender a dialogar es vital para poder conectar con el otro. Mientras antes empecemos más fácil será en la adolescencia. No nos conformemos, sigamos intentando, conversar es conectar y conectar es crear relaciones profundas de amor y de confianza.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
Instagram: @joselacamarapsicologa
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Carmen Gloria Gorigoitía Directora de Mundo Mujer, el pasado jueves 21, se reunió en la Sala CODAR, con un grupo de vecinos de Reñaca para conversar sobre «Convivencia» y su importancia en la dinámica de una sociedad.
Read moreSin duda el matrimonio es un vínculo de amor profundo que es necesario alimentar todos los días. El amor para sostener este vínculo es necesario, sin embargo no suficiente. Hoy quiero compartir el conocimiento que adquirimos como pareja al asistir a un taller organizado por una agrupación de psicólogos clínicos especializados en temas de pareja llamada “Amar no Basta”. Este taller nos entregó herramientas concretas como pareja, para poder trabajar sobre el vínculo del matrimonio. Para poder profundizarlo, para cuidarlo y no dañarlo con las distintas situaciones a las que nos vemos enfrentados como matrimonio día a día. No puedo dejar de recomendarles este increíble grupo de terapeutas que está poniendo el énfasis en prevenir las crisis matrimoniales, entregando ejercicios y herramientas concretas. Para poder estar al tanto de los talleres y charlas pueden seguirlos por Facebook, Instagram o su página web http://www.amarnobasta.com.
Podemos partir comentando datos duros acerca del matrimonio. Hoy el 50% de los divorcios se dan en los primeros siete años de matrimonio y se ha visto que con la llegada del segundo o tercer hijo las parejas experimentan una disminución en la sensación de satisfacción en conjunto con un aumento en los conflictos. Sin duda la llegada de los hijos se transforma en uno de los grandes desafíos de adaptación para la relación e inevitablemente comenzamos a pensar en otro ser humano más allá de nuestra pareja, aparecen las diferencias en la crianza e irremediablemente aparece aquello con lo que venimos cargado de nuestras historias familiares de origen. Probablemente con la llegada de los hijos además comienzan los conflictos acerca de los roles y tareas que cada uno debe cumplir en la crianza. Sobre todo durante los primeros años de crianza se torna más difícil la comunicación, aumenta el cansancio y los niños pasan a ser parte importante de los temas de conversación. Casi sin darnos cuenta la vida con hijos va consumiendo la vida de pareja, aumentando así los conflictos.
¿Por qué prevenir? ¿Qué pasa si nos ocupamos antes de que comiencen los problemas? ¿En qué aporta que podamos aprender estrategias concretas y comunicarnos mejor? Está comprobado que mantener una mala relación de pareja, no solo afecta tu salud mental sino que incluso puede afectar en una disminución en la expectativa de vida. Es por esto que sostener vínculos saludables y trabajar por ellos, promueve una mejor calidad de vida, una vida sexual más plena, un aumento de la comunicación, una mayor estabilidad de pareja y longevidad. Además de todo esto, promueve en nuestros hijos, mayores niveles de seguridad y desarrollo emocional. El que puedan vivir en un ambiente saludable, sin duda determinará sus relaciones con un otro. Si nuestros hijos tienen la vivencia de ver que sus papás se respetan, quieren, escuchan y resuelven sus conflictos, será un modelo para sus relaciones interpersonales tanto en el hoy como en el mañana. La capacidad de influir en nuestros niños se basa en lo que les reflejamos, como personas y como pareja.
La buena noticia es que podemos aprender a sostener un vínculo que sea de calidad y duradero en el tiempo. Solo necesitamos querer, poner el esfuerzo necesario y por sobretodo cultivarse como pareja. Para esto se torna vital aprender a conocérsenos profundamente y respetarnos en nuestras diferencias, además de poder desarrollar habilidades de comunicación efectivas y estrategias de enfrentamiento para nuestros conflictos. Sin duda el poder tornar nuestro ambiente en un ambiente positivo, ayudará. Poder reírnos de nosotros mismos, del otro, de nosotros como pareja, dejando que el humor forme parte de nuestro día a día, es muy importante. Poder darle vida a un ambiente donde haya música por ejemplo, tardes de deporte, paseos o noches de película, puede sumar mucho en la calidad y profundidad de nuestro vinculo de pareja.
Pero nos hemos preguntado ¿por qué discutimos?, la gran mayoría de las parejas pelea, esa es una realidad innegable. Y la verdad es que la respuesta puede ser a ratos bastante sencilla: SOMOS DIFERENTES. Partamos de la base que uno es hombre y otro es mujer, y aunque suene hasta casi tonto, por el simple hecho de ser hombre y mujer tenemos una mirada distinta de la vida y una distinta manera de enfrentar las situaciones. Cada uno tiene su propia historia de vida, su familia de origen, su biología, sus rasgos de personalidad, sus hobbies, sus minutos del día, ideología y opiniones. Es por esto que la mayoría de las veces que peleamos y que con esta pelea buscamos cambiar al otro, este cambio generalmente no se da. Y la verdad es que no es porque el otro no te quiera, no te escuche o quiera molestarte, sino que simplemente no puede ya que no está en su manera de ser.
En general las parejas tienden a pelear una y otra vez por los mismos temas. En ciertas ocasiones estas peleas pasan a temas más profundos y en otros momentos es tanto lo que hemos peleado por ellas, que ya simplemente las evitamos y nos vamos alejando silenciosamente como pareja. Entonces más importante que entender los problemas, que es lo que tendemos a hacer como respuesta natural, será poder ver como los manejamos.
Finalmente se ha visto que más que resolver los problemas, el poder regularlos hace que las parejas puedan mantenerse cercanas, con menos peleas y en un ambiente más positivo. Si logramos regular estos problemas y enfrentarlos juntos de manera constructiva, nos hará una pareja más feliz.
Una de las cosas que más me quedó marcada de este taller fue el saber, que existen problemas resolubles y no resolubles. Y que los no resolubles son el 70% de los problemas que tenemos como pareja, y por lo que tendemos a pelear una y otra vez. La realidad de esta cifra entonces, es que ese 70% de las peleas que tenemos, por más que las sigamos discutiendo, no van a cambiar. ¿Malas noticias?, la verdad es que uno podría dar vuelta la mirada y redefinir este número en nuestra cabeza, como algo bastante más aliviador. Finalmente este número nos da pie para entender y reflexionar, que más que nada debemos aprender a acomodarnos el uno al otro. Más que intentar cambiarlo, (porque simplemente eso no va a pasar) no quedan más opciones que bajar la bandera de lucha y poder ser aliados en esta batalla.
El querer cambiar a mi pareja, para que sea alguien distinto al que yo conocí, y del cual me enamore, lo hará sentirse poco querido y valorado dentro de la pareja. Uno elige al otro para ser él mismo, uno lo aprende a amar con sus defectos y virtudes, no sé qué va pasando en ese camino de ser pareja que comienzas a necesitar que el otro cambie, se acomode a lo que uno necesita o quiere de él. Comienzan las críticas y las decepciones porque lo que espero del otro, él o ella no ha sido capaz de cumplirlo. Y lo más importante aún es que por mucho que el otro esté dispuesto o quiera cambiar, el 70% de las veces le será imposible. Simplemente no es él, no está en su ADN, y no puede cambiarlo.
Finalmente cualquier cosa que te moleste demasiado del otro pasa a ser más un problema tuyo, y no del otro. Ver cómo podemos solucionar y lidiar con esos sentimientos es parte importante de lo que debo hacer para mejorar mi relación de pareja “soy yo, no eres tu”.
¿Y entonces que hacemos como pareja con ese 70%? Bueno no queda más que aprender a negociar, ceder y adaptarse. Buscar cómo ajustarse a eso que no cambia, aceptarlo, y acomodarte será la clave. Finalmente si logramos entender y sentir que no vale la pena pelear, quedas desprovisto de ese “para que” y de esa razón que te hace pelear, y encuentras una alternativa de solución mucho más positiva frente a las dificultades. Dejas de pelear por aquello que es incambiable.
Un ejercicio que podríamos hacer es pensar en qué peleas son frecuentes con mi pareja, qué es aquello por lo cual siempre discutimos sin llegar a ninguna parte. Si ya tienes una en mente, ahora puedes pensar si eso está en este 70%, si es así habrá que buscar otra manera: adaptarse, negociar, ceder o acomodarse. Finalmente las parejas que mejor se llevan, que son más felices y estables NO resuelven el 69% de sus problemas.
María José Lacámara – Conoce más AQUI
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Read moreTanto en cursos como en alguna charla suelo contar una anécdota atribuida a Sócrates. Muchos alumnos que han asistido a mis clases la conocen muy bien porque se me antoja muy preceptiva para el buen funcionamiento de las relaciones personales. El filósofo estaba casado con Jantipa, una mujer con un temperamento especialmente bilioso. Una vez se enzarzaron en una acalorada discusión y la irascible Jantipa agarró un cubo de agua y lo arrojó con furia a la cara de Sócrates. A pesar del inesperado remojón, Sócrates tuvo la suficiente cintura para quitarle importancia al asunto: «Sabía muy bien que tras los truenos llegaría la lluvia». El relato no aclara si al escuchar estas palabras su mujer se encolerizaría todavía más y acabaría estampándole el cubo. Pero esta no es la anécdota que quiero compartir, sólo es un preámbulo para entender mejor el contexto. Casi siempre Jantipa, en vez de exponer verbalmente los motivos de su enojo, lo ritualizaba hacinándolo en un silencio malhumorado o depositándolo en algún que otro gruñido plagado de animosidad. Su silencio era como la aguja del sismógrafo que empieza a agitarse vaticinando la presencia de un terremoto. Como Sócrates ya estaba acostumbrado, cada vez que volvía a casa y veía a su esposa con el ceño fruncido y los labios apretados le interpelaba: «Habla para que te vea». Dicho de un modo técnico le sugería que por favor desplegara todas las herramientas que se articulan en el lenguaje hablado (léxico, sintaxis, gramática, semántica, prosodia, vocabulario gestual) para entablar un diálogo y evitar así la fosilización del enfado. Como sólo hablando se puede exorcizar el fantasma de la suposición, pero también es el único modo de tomar conciencia de los frecuentes puntos ciegos de nuestra propia conducta, yo agregué otro posible ruego de Sócrates a su mujer: «Háblame para que yo me vea».
El año pasado conté esta anécdota en una clase del curso de experto en Mediación de la universidad Pablo de Olavide, y días después una alumna la transcribió para publicarla en una semanal columna de prensa. Su transcripción guardaba reivindicaciones feministas. Allí relataba que en esta anécdota la mujer, como siempre, se hallaba confinada en casa y Sócrates por ahí, y que probablemente Jantipa albergaba bastantes razones para estar enfadada y no apetecerle nada departir con su marido. Aquel artículo me hizo recapitular, recodificar los significados y añadir variantes a la anécdota. De repente ya no todo orbitaba en torno a la figura arbitral de Sócrates, sino que su mujer incrementaba su protagonismo, lo que otorgaba al episodio caleidoscópicos focos de observación totalmente novedosos. El inicial «habla para que te vea» podía trocarse por una interpelación en la dirección contraria y en el requerimiento de un recurso comunicativo distinto. Jantipa podría reprocharle a Sócrates: «Pregúntame para verme». Incluso si el diálogo buscaba combatir los ángulos muertos del comportamiento, Jantipa podía tomar la iniciativa e inquirirle a su marido: «Pregúntame para que te veas».
Hablar, dialogar, preguntar, negociar, pactar son verbos insertos indefectiblemente en la experiencia humana compartida. Hasta ahora no hemos encontrado una fórmula más eficaz para la opulencia comunicativa y para el arte de vivir en armonía que dialogar. El diálogo es el ecosistema en el que la palabra se despliega sobre sí misma y se enriquece con la pacífica presencia de otras palabras. Acota una territorialidad de la razón comunicativa vetada por completo a cualquier otro elemento de la comunicación. Gracias al diálogo podemos asimilar la alteridad y la divergencia canjeando argumentos. Gadamer afirma que el entendimiento mutuo nace de la fusión de horizontes, los que se trazan y expanden a medida que se va acumulando experiencia vital, pero, me permito añadir yo, esos horizontes cuajados de información y axiología sólo pueden ser absorbidos inteligiblemente por nuestro interlocutor en la estructura que facilita el diálogo. Hablando no siempre se entiende la gente, como proclama con excesivo optimismo el refranero, pero sin hablar es harto difícil que las personas podamos entendernos. La comprensión es el mayor afrodisíaco del diálogo.
Extraido de espaciosumanocero.blogspot.com
José Miguel Valle. Escritor y filósofo
Foto portada: Imagen de pasja1000 en Pixabay
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