La educación a distancia es una prueba mayor para la capacidad de autogestión del aprendizaje en los estudiantes. Con menos controles externos de la escuela física, los estudiantes menos autónomos probablemente están experimentando grandes dificultades para adaptarse a las nuevas estructuras y regulaciones de la escuela a distancia.
¿Entonces, cómo podemos ayudar a los estudiantes a desarrollar una mayor autonomía? Tal vez lo que está pasando puede ser una tremenda oportunidad para lograrlo.
La palabra autonomía viene del griego, y se compone con tres conceptos:
autos, que significa uno mismo, nomos, que significa norma o regla e ia, que indica acción o cualidad. Al unir estos conceptos entendemos que la autonomía se refiere a la capacidad de uno mismo de regular el propio comportamiento. Hay que distinguir este concepto de independencia, que es hacer las cosas sin depender de otro. Muchas veces se entiende que autonomía es hacer las cosas solo o sola, pero en realidad uno podría ser autónomamente dependiente, por ejemplo, cuando somos capaces de pedir ayuda o en el trabajo en equipo.
La autonomía tiene que ver con una experiencia interna, de sentir que yo soy el autor de mis comportamientos, que decido libremente lo que quiero hacer. Por eso la autonomía está íntimamente ligada a la motivación. Dos personas pueden mostrar un mismo comportamiento, por ejemplo, dos estudiantes que se terminan el libro que les dieron de tarea; y sin embargo, experimentar esta tarea de manera muy diferente. Uno puede leer motivado por la nota que le van a poner y otro motivado por el placer de la lectura. Esta experiencia interna, como demuestran las investigaciones de la Teoría de la Autodeterminación, está íntimamente ligada al bienestar y al desempeño, en concreto en las escuelas, al desempeño académico y la motivación con el aprendizaje.
Al ver la autonomía como un elemento central para el bienestar y el desempeño, se la entiende más como una necesidad básica que como una habilidad a desarrollar. Desde esta perspectiva, los educadores debemos considerar cómo generamos un ambiente que favorezca la autonomía de lo estudiantes, qué podemos hacer para satisfacer la necesidad de autonomía, y así aumentar la motivación por el aprendizaje.
En lo concreto esto se logra tomando la perspectiva de los estudiantes, ofreciendo opciones o alternativas para decidir por sí mismos y dando sentido a las normas y expectativas.
El tomar la perspectiva de los estudiantes se refiere a la capacidad de considerar las motivaciones, emociones y objetivos de los estudiantes para la toma de decisiones. Las personas que perciben que han sido consideradas en la toma de decisiones que les afectan están más abiertas a adoptar o asumir esas decisiones de manera libre. Esta capacidad se desarrolla a través de la escucha activa, es decir la habilidad de ponerse en el lugar del otro y entender cómo le impactarán las decisiones que se toman respecto de ella. Entonces, un profesor que, en este tiempo, se ha dado el tiempo para entender en qué realidad están operando los estudiantes, tomará decisiones más ajustadas a esa realidad y puede
flexibilizar sus decisiones. Así, si sabe que un determinado porcentaje de estudiantes no tiene acceso a internet, buscará la manera de llegar a ellos de otra forma. En esta toma de perspectiva, además, se va construyendo un vínculo más profundo con los otros, porque perciben que hay un interés y preocupación genuinos, logrando lo que los estudiantes se sientan mirados y considerados.
El dar opciones o alternativas para la acción satisface esa experiencia de poder tomar decisiones sobre la propia vida. Siempre podemos dar este espacio de decisión a los estudiantes. Los estudios hechos en contextos escolares indican que aún en cosas muy pequeñas o accesorias, el tener alternativas para decidir satisface la necesidad de autonomía y promueve la toma de decisiones responsables. Pueden ser alternativas tan sencillas como elegir en qué formato puedo hacer un trabajo, qué libro quiero leer, elegir con quién se quiere hacer un trabajo grupal, cómo ser evaluado, etc.
Por último, el dar sentido a las normas o expectativas, permite una mejor internalización de las regulaciones de los contextos sociales. Esto se traduce en una mayor adherencia a las normas, porque en realidad la persona con autonomía ha incorporado la norma como propia y la asume, independiente si hay castigo o no. El dar sentido a las normas implica un ejercicio reflexivo de parte de las autoridades, sean estas profesores, apoderados, jefes, etc. Es decir, preguntarse qué sentido tiene para uno mismo la norma antes de exigirle a otros que la cumplan. Muchas veces los adultos no son capaces de dar cuenta de esta reflexión y por eso ensalzan la obediencia ciega como una virtud. En términos de bienestar y desarrollo óptimo el obedecer por obedecer es un mal predictor. En cambio, la integración y adherencia voluntaria a las normas se correlaciona positivamente con indicadores de bienestar y desarrollo. Las discusiones que se han producido en este tiempo sobre por qué los estudiantes copian sirve para entender este tema. ¿Por qué hay estudiantes que actúan éticamente y con honestidad y otros no? Aquellos que copian, claramente no han incorporado o integrado el valor de la honestidad en el contexto escolar y probablemente están enfocados en la contingencia externa, la nota, más que en aprender realmente. Para dar sentido a una norma a otro, hay que usar nuevamente la toma de perspectiva del otro, para entender qué información necesita para cumplirla e incorporarla como propia.
Con la educación a distancia se presenta una buena oportunidad para que las escuelas puedan satisfacer de mejor manera esta necesidad de autonomía y así favorecer la motivación por el aprendizaje.
Hay muchas posibilidades de dar alternativas a los estudiantes en su gestión del aprendizaje, impulsando su creatividad y abriendo espacios para que puedan ir tomando decisiones sobre cómo quieren hacer las cosas.
La necesidad de redefinir normas o expectativas de comportamiento en el espacio virtual da la posibilidad de reflexionarlas junto con los estudiantes.
Y en relación a la toma de perspectiva, que sin duda ocurre mejor en el vínculo uno a uno, aunque la distancia física parece ser un obstáculo, estamos descubriendo que podemos llamar por teléfono, usar wapp, el correo o videoconferencias para comunicarnos con los
estudiantes, algo que antes no se consideraba como posible. Además, la pandemia ha hecho que la contención emocional sea una prioridad para casi todas las escuelas, que más que nunca, se dan cuenta que deben hacer todo el esfuerzo posible para que ningún estudiante se quede atrás. Esto ha provocado que se esté dando más espacio que nunca a ese contacto personal desde la escucha y la empatía con los estudiantes.
La motivación escolar siempre ha sido importante, hoy es una urgencia. Lamentablemente fue un tema descuidado por mucho tiempo, ya que la escuela física permitía supervigilar y controlar de manera externa a los niños y niñas, algo que es mucho fácil de hacer que dar espacios de autonomía. Hay que reconocer, eso sí, que la estructura del sistema educacional completo no está diseñada para favorecer la autogestión de los estudiantes, ni de los docentes, y tampoco de las escuelas. Pero hoy se han flexibilizado muchas cosas de esa estructura, con un currículo menos extenso, con flexibilidad para las evaluaciones, etc.
Las emociones existen para ayudarnos a movilizarnos y salir de un estado que nos podría estar haciendo mal; cuando uno siente algo inmediatamente realiza un movimiento con el cuerpo, si estoy feliz me expando y abro los brazos o se me infla el pecho, si estoy enojado me encorvo y me aprieto y achico, me repliego.. Es por eso que si deseamos que nuestros hijos se muevan, estudien con ganas y salgan de esa parsimonia o estado de pseudoparalisis, es que necesito hacerlos sentir para que despierten y se motiven.
En el inicio de cada sesión con mis alumnos yo les pregunto cómo se sienten o cómo se han sentido los últimos días, respecto del colegio, de sus compañeros, profesores, cómo se sienten en tal o cual asignatura, cómo se sienten frente a sus padres, hermanos, para llevar un registro de sus emociones y hacerlos saber y reconocer bien qué es lo que sienten respecto de todos los factores relacionados con el proceso de enseñanza aprendizaje; pues es precisamente el factor afectivo el que en muchos casos interfiere en el proceso de aprender.
Mi intención esta vez es sugerirle a estos padres y madres que se han debido transformar en profesores de sus hijos y que podrían estar algo complicados al momento de estimular e interesar a sus hijos a trabajar y realizar sus teletareas de manera responsable y activa, que en cualquier instancia del día y del encierro les vayan preguntando cómo se van sintiendo, pudiendo incluso registrarlo en un “emoticario” y de ese modo ir entendiendo qué les pasa cuando deben “ir al telecolegio”. De esa manera podrán como padres entenderlos mejor y ser mas asertivos con la ayuda y con los comentarios que les hagan respecto del desempeño o actitud que tengan sus hijos hacia el aprendizaje.
Si yo entiendo que estoy confundido pero no molesto, o que estoy interesada pero no feliz, podré aprovechar esa emoción para hacer algo, para trabajarla, pues en el caso de una emoción negativa, no es ideal mantenerla de forma sostenida, la vamos ocultando y se podría transformar en discusión con alguien que no tiene nada que ver con el problema emocional raíz o somatizar y llegar a quitar el apetito, o rechazo inquiebrantable frente a esta nueva modalidad de clases.
Se sabe gracias a las neurociencias, que uno primero siente en el cuerpo una emoción luego la razonalizo y la defino. Se recibe un input que proviene del exterior (actúa el sistema nervioso autónomo), luego llevo ese mensaje a un nivel consciente a un nivel de pensamiento -por asociación- y le pongo un nombre al input por ejemplo: tengo miedo. Pero en realidad lo que se siente no es miedo, fue mi cuerpo el que sintió algo muy parecido a una vez que tuve miedo y mi memoria -por asociación- y razonamiento le llamaron, a este nuevo input muy similar, miedo, debido a que sentí lo mismo que sentí alguna vez. Las emociones se sienten primero en el cuerpo, luego el razonamiento les pone el nombre a la emoción. Veo un león en la calle, suceden una cantidad enorme de reacciones químicas en mi cuerpo, luego mi amígdala e hipocampo trabajan y reconozco que lo que siento es miedo (tengo miedo porque se me paralizó el corazón, y no al revés, no se me paraliza el corazón porque tengo miedo.)
Es el cuerpo el que siente la emoción primero por seguidilla de reacciones fisicoquímicas, a eso yo llamaría primero movimiento. Luego al etiquetarlo, reacciono con otra acción, corro si fuera miedo, abrazo si fuera emoción o tristeza, saltar, si fuera dolor, distanciamiento o desatención si fuera aburrimiento, llanto si fuera desesperación, sueño si fuera cansancio, impulsividad o pataleta si fuera enojo. a esto llamaremos segundo movimiento.
Una vez que ya hubo reacción fisicoquímica, que ya hubo movimiento, vendrá el tercer nivel de movilización, la que se hace consciente, esta emoción viene a decirme algo, qué puedo aprender, cómo corregir lo que esta emoción me está indicando, es ahí donde debemos llegar, a hacer algo con la emoción que logran definir nuestros hijos con el registro de las respuestas de cada vez que les preguntemos cómo se sienten.
Tenemos el poder de cambiar lo que sentimos, lo que vivimos, lo que no nos gusta y generar otra realidad. Si me duele el cuerpo cuando hacemos las tareas, será que debo cambiar la altura de la silla, del escritorio, de la tela del asiento, de la luz de la pantalla, etc. Si siento aburrimiento, será porque no escucho bien, revisaremos el audífono o el ruido que podría haber en la pieza, o podría ser que la clase es muy lenta o muy complicada? Si siento vergüenza será que la profesora alguna vez me ridiculizó o un compañero se burló de mi respuesta? Para eliminar una emoción que no nos gusta debemos identificarla lo mas precisa posible y hacer algo con ella, movilizarnos para cambiar, si las vamos acumulando terminará siendo un problema de cabecera, y bola de nieve. Ahora a movernos!!
Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui
No cabe duda que la mayoría de las personas nos encontramos afectadas emocionalmente por los efectos de la pandemia del Covid-19. La cuarentena, el distanciamiento físico, las videollamadas y las diversas realidades, tanto laborales como sociales, están generando fuertes cambios en las personas. No sólo a nivel corporal, por la falta de ejercicio físico; o emocional, por la constante incertidumbre; sino que, a nivel cognitivo, se dificulta la concentración y la capacidad de retención; por lo que las interacciones se han visto más desafiadas en el último tiempo.
“He aprendido que las personas perdonarán lo que digas, que las personas perdonarán lo que hagas, pero que jamás perdonarán cómo les hagas sentir”. Maya Angelou
Cuando las personas experimentamos situaciones como la actual, nos vemos sometidos a la labilidad emocional, a la intolerancia, a la desconfianza, a un aumento en la irritabilidad y a posturas defensivas. Si bien estas reacciones se encuentran dentro de lo esperado, en situaciones como éstas, debes ser consciente que para minimizar los roces, y evitar agregarte más estrés en tiempos de crisis, es recomendable que actives tu autoliderazgo, tus habilidades sociales y una mirada compasiva con los demás.
Es por eso que, mantener una comunicación saludable con las personas que te rodean, se vuelve necesario para cuidar las relaciones sociales y tu propio bienestar psicológico. Pues, no podemos perder de vista que: “una de las funciones más importantes del vínculo social es proporcionar apoyo social en momentos de estrés, aflicción y trauma. El apoyo social puede ser tangible, emocional e informativo” (Lyubomirsky, 2008).
Te compartimos 7 consejos que puedes aplicar diariamente para comunicarte de manera saludable en tiempos de pandemia.
1. Activa tu empatía
Comprender que, tanto tú como los otros, pueden estar afectados por la contingencia, implica que debes ser más paciente, pero también interesarte realmente por la otra persona. Es momento de escuchar con el corazón y centrarte 100% en quienes te rodean.
2. Utiliza la asertividad
Ser asertivos significa que podemos manifestar lo que sentimos o pensamos, pudiendo estar o no de acuerdo con la otra persona, pero siempre lo haremos desde el respeto, sin pasar a llevar los derechos del otro; ni mucho menos, ser agresivos con nuestro lenguaje. Al usar la asertividad podrás decir lo que consideres en el momento oportuno, a la persona oportuna, en el lugar oportuno y de una forma oportuna.
3. Conecta y sintoniza sinceramente
El Rapport es una técnica de la Programación Neurolingüística que facilita la conexión entre personas. Puedes usar estratégicamente algunas palabras
dichas por su contraparte o reforzar sus ideas. Del mismo modo, puedes asumir sutilmente posturas corporales y gestos similares, para que el cerebro de la otra persona se vea reflejado e identificado contigo; y así, empatizar.
4. Prefiere la concesión y evita la confrontación
En el caso que debas rebatir algún planteamiento, te sugerimos evitar frases como: “No, no tienes razón”, y preferir oraciones tales como: “Sí, ¿y si probáramos también con…? Mientras más inteligencia emocional apliques, disminuirás tu estrés e incrementarás tus vínculos sociales.
5. Chequea y regula tus emociones
Sobre todo, antes de iniciar una conversación difícil, tómate unos minutos para reconocer qué estas sintiendo, qué está expresando tu lenguaje no verbal y cuál es la disposición que tienes en ese momento. Inhala y exhala profundo si requieres calmar tu mente, tu cuerpo y tus emociones; y luego, decide una actitud positiva para comenzar a dialogar.
6. Se consciente de lo que estas expresando
Una vez que seas consciente de tus emociones, observa con atención el color de las palabras que estás usando, prefiriendo un lenguaje respetuoso y amable. Además, visualizando si tu corporalidad está demostrando algún gesto de tensión en el cuerpo o en el rostro.
7. Disminuye factores estresores
Ya sea en la comunicación presencial o virtual, podemos vernos afectados por otros estímulos externos o condiciones desfavorables para la interacción, verifica si puedes eliminar estos distractores, o transparenta con tu contraparte lo que está ocurriendo. Mientras más honesto somos en una conversación, más empatía generamos en las otras personas.
La Psicología Positiva ha demostrado, en innumerables estudios que, mientras más relaciones sociales tenemos y de mejor calidad, nuestra autoeficacia aumenta, nuestros pensamientos son más positivos, crece nuestro compromiso y nos volvemos más efectivos en nuestra comunicación.
Al interesarnos realmente por las personas, nuestras competencias comunicativas y nuestros recursos personales, estarán al servicio de construir relaciones más empáticas, en las que el bienestar y la satisfacción de ambas partes, tienen el mismo valor.
Sonja Lyubomirsky, La Ciencia de la Felicidad, Ediciones Urano, Barcelona, 2008
Puede que algunos hayan tenidos reparos, pero es indudable que el COVID 19 y sus extensas cuarentenas nos están empujando a migrar a las ventas online. Mira cómo se hace. No es difícil.
Para tener un e-commerce, necesitas una buena web, con fotos, descripciones y precios de tus productos. Además, es necesario contar con una plataforma de pago.
Sin embargo, de manera más rápida y económica, puedes vender a través de algunas plataformas que ya ofrecen toda la estructura básica de la tienda online, eso son los marketplace (Mercado Libre, Yapo, Lineo).
Los marketplaces son páginas web de un segmento específico que reúnen productos de varios sitios y marcas en un único lugar. El comprador puede elegir el producto que le parezca mejor, considerando sus características y precios.
Ese tipo de sitio es muy interesante para los compradores, porque no necesitan estar horas investigando el mejor precio y pueden realizar el pago directamente en la página.
A continuación, seleccionamos algunas herramientas online que puedes utilizar para difundir tu contenido y promocionar tu producto. Lo ideal es que utilices gran parte de ellas o, preferentemente, todas.
Blog El blog es el canal indispensable número 1 para quien quiere construir su audiencia, estar en contacto constante con su público y demostrar autoridad. Algunas ventajas de esta herramienta son las siguientes:
Te ayuda a mejorar tu posicionamiento en Google de manera orgánica.
No hay límite de espacio para tu contenido: puedes escribir cuánto quieras.
Puedes interactuar con tu público en la sección de comentarios.
Puedes poner diferentes tipos de contenidos: textos, vídeos, infografías, encuestas y mucho más.
Facebook
Facebook es la red social más grande del mundo ya que cuenta con más de 2.6 mil millones de usuarios. En Chile son más de 10 millones de usuarios que se conectan mensualmente. Algunas ventajas de esta herramienta son las siguientes:
Es una red social dinámica, muy conectada a la actualidad y muy atractiva para los usuarios.
Puedes crear campañas pagadas direccionadas específicamente a tu público (¡y medir tus resultados!).
Puedes interactuar en tiempo real, utilizando las Facebook Lives, por ejemplo.
Es un canal muy importante para divulgar tus contenidos del blog.
Instagram
Instagram es otra red social muy popular, que ya tiene más de mil millones de usuarios. La gran diferencia en relación a las otras redes es que su enfoque es más visual, con destaque para las fotos y vídeos.
Las historias (o “stories”), que son fotos o vídeos que desaparecen en 24 horas, son buenas formas de llamar la atención del público.
Si trabajas con el nicho de gastronomía, por ejemplo, una excelente idea es publicar pequeños vídeos de alguna receta, imágenes de los platos que has preparado, stories con tips interesantes.
Página de ventas
La página de ventas es tu vidriera tanto para los compradores como para los afiliados (si quieres que otras personas difundan tus productos y te ayuden a vender más.
Sin duda, la calidad de esa web tendrá un gran impacto en tu credibilidad y nivel de autoridad. Por eso, es necesario que tengas en cuenta lo siguiente:
Tu página de ventas tiene que tener una descripción del producto y sus ventajas, datos sobre ti y un video llamativo. Además, debes incluir otras informaciones, como disclaimer, contacto y formas de pago.
El layout es muy importante, ya que es lo primero que el cliente ve al ingresar a tu página. Preocúpate con el aspecto visual, como colores, tamaño de la fuente y organización del contenido.
Revisa los textos y asegúrate de que la gramática y ortografía está en orden. Pero lo más importante de todo es cuidar de tu copywriting: asegúrate de que tus textos están atractivos y harán que los lectores quieran comprar tu producto.
E-mail marketing
El e-mail marketing es extremadamente importante para que construyas una audiencia comprometida y que se identifique con tu marca. Esta es, probablemente, la herramienta de marketing con la mejor relación costo beneficio.
Lo bueno del e-mail es que llega directamente a la caja de entrada del correo de tu cliente, lo que incrementa las chances de que el mensaje sea leído.
Publicidad pagada
La publicidad pagada también es una excelente opción para difundir tu marca y tus productos.
Su gran ventaja es que los resultados vienen a corto plazo, ya que cuando empiezas a pagar por anuncios los resultados son prácticamente instantáneos.
Las mejores opciones para hacer publicidad son Google, Facebook e Instagram.
En Google, puedes hacer anuncios para aparecer en los primeros resultados cuando un usuario busque una palabra clave relacionada a tu segmento.
Los anuncios en redes sociales también son una muy buena idea, principalmente porque es posible segmentarlos de acuerdo a las personas que quieres que sean impactadas por ellos.
Durante estos días de home schooling con mis hijos, he reflexionado mucho sobre la importancia de la educación presencial a partir de mis experiencias en mi querido colegio St. John´s de Concepción. Tuve tantos aprendizajes ahí que, sin desconocer deficiencias, puedo decir que mi colegio fue muy exitoso conmigo.
Quizás este es un momento único para que las escuelas aprendan en qué han sido exitosas hasta ahora. Hay muchas escuelas que ya están pensando en cómo será la vuelta a clases, y con buenas razones, anticipan muchas dificultades de adaptación y de desregulación emocional de los estudiantes. Es legítimo prepararse entonces para dar contención.
Pero tal vez si escucháramos con más detención y profundidad a los estudiantes podríamos estar más preparados, no sólo para contener si no para ser una escuela mejor que la que habíamos sido antes de la pandemia. Ellos y ellas podrían contarnos muchas historias de éxito ocurridas en nuestras salas y patios, si empezamos a preguntar ¿qué has echado de menos de la escuela?
Tal vez muchos educadores piensan que esto puede ser ingenuo, porque obviamente todos van a contestar que lo que más echan de menos es el recreo. Y aunque dudo que eso sea así, si ahondamos un poco más veremos que hay diferentes razones para echar de menos el recreo. Para conversar con los amigos y amigas, para tener espacio, para comer algo rico, para despejar la mente, para conversar con los profesores más relajadamente, para reír, etc. ¿Para qué puede servir esa información?
Por ejemplo, si en los recreos están ocurriendo cosas significativas para los estudiantes, ¿cómo podemos hacer que esa experiencia sea positiva para todos y todas? ¿O cómo podemos hacer que las clases incorporen el juego, la risa y el contacto con los amigos?
Creo que muchos estudiantes también dirán que echan de menos a algunos profesores y profesoras. Hay niños y niñas que tenían en la escuela al único adulto protector y cariñoso de su vida. Hay muchos que adoran aprender algunas materias por la pasión que mostraban sus profesores. Con toda esta información las escuelas podrían orientar mejor a sus docentes para entender cómo funciona la contención exitosa y cómo motivar mejor a los estudiantes.
Estamos demasiado acostumbrados a que hay que aprender del fracaso, y a tratar de solucionar los problemas enfocándonos en todo lo que nos falta. Esa perspectiva olvida que también podemos mirar todo lo que sí tenemos y aprender a usarlo de mejor manera, no para solucionar problemas, sino para alcanzar objetivos.
Podemos aprender del éxito, para eso es necesario conocer esas historias, grandes y pequeñas, que nos mostrarán cómo, cuándo y dónde estamos impactando positivamente a nuestros estudiantes, y amplificarlo para hacerlo mucho mejor a la vuelta a clases.
Te invitamos a compartir tus historias de éxito en la escuela, como estudiante, profesor o director. Pueden ser de este tiempo o del pasado, todas las historias nos conectan y nos enseñan. Puedes escribir en este link:
El inédito período de aislamiento que aún estamos viviendo, ha permitido que afloren una serie de problemáticas de índole social, ciertamente relevantes. Al mismo tiempo, sin embargo, existen varias otras que probablemente continuarán pasando desapercibidas, pues no pertenecen a la realidad de las mayorías u orbitan espacios mucho más íntimos.
Debido a la pandemia, no hemos podido disfrutar como quisiéramos del contacto directo con nuestras familias y amigos. Esto puede entristecernos en algunos momentos, a pesar de que su impacto se ve suavizado gracias al uso de la tecnología y las redes sociales. Sin embargo, existen grupos diversos de personas entre los cuales también se cuentan aquellas que son solas. En este punto deseo diferenciar la sensación de «sentirse sola», entendiéndose en medio de un grupo más numeroso, de lo que significa «ser sola», lo cual es una situación de vida que no se puede manejar o cambiar así nada más. Es, en definitiva, a esto último que quiero referirme, a personas y más concretamente a mujeres solas —en el contexto de la sociedad chilena— que no llevan una vida en pareja, sin familia propia, sin hijos. Muchas de ellas poseen redes de apoyo construidas en el mundo profesional en el que se desenvuelven y así van llenando el día a día con su trabajo y las relaciones de amistad con sus compañeros y colegas. Se han realizado estudios y numerosas entrevistas a mujeres que han decidido no ser madres y a otras que han adoptado a sus hijos. Incluso en Chile existen bonos estatales para madres solteras y en algunas circunstancias, bonificaciones por cada hijo vivo al momento de jubilar. Sin embargo, muy poco se ha dicho o hecho respecto de aquellas que no tienen o no tuvieron hijos. En estos meses de cuarentenas, algunas siguen trabajando o lo hacen desde su hogar, mientras otras han perdido su negocio o simplemente han quedado cesantes. Entonces me pregunto qué ocurre con la estabilidad emocional de dichas mujeres al disminuir tan radicalmente su contacto social. Y cómo se sentirán aquellas otras que, pasada ya su vida laboral activa, acostumbran a ir a un centro comercial a “vitrinear” y de esta forma sentirse menos solas, cuando debido a las circunstancias actuales esto es imposible.
El no tener hijos es descrito por muchos como una opción e incluso en conversaciones mundanas, como una preocupación menos en lo financiero. Pero nunca es descrito como lo que realmente es: muchas, muchísimas más horas de soledad. Y en tiempos de pandemia esto puede ser muy duro, no sólo para quienes están sufriendo estrechez económica, sino para quienes dependen solo de su entorno laboral y de relaciones de amistad para acompañarse, cuando el foco de atención se traslada naturalmente al círculo más cercano de cada familia. Así, es esperable que las mujeres solas queden relegadas fácilmente a un plano muy secundario en el ámbito social.
Es un hecho innegable que para la mujer que es madre, la sola vista de sus hijos y más tarde de sus nietos, aunque sea en una pantalla, es suficiente razón para llenar su corazón de emociones amorosas y de esta forma hacer más llevaderos los momentos difíciles y el distanciamiento actual. A diferencia de aquella que no ha vivido la maternidad y que ha debido trabajar sus fortalezas individuales en forma constante, lo cual la convierte de por sí en una mujer un tanto distinta. Ella, además de ser interrogada sobre sus hijos [inexistentes] durante toda su vida adulta y más allá, es una mujer que en general se ha esforzado más para lograr cubrir sus propias necesidades materiales y para llenar su vida con actividades que le brinden satisfacciones aunque sean de diferente índole, las cuales son justamente las que se han visto muy fragilizadas en los tiempos que corren debido al confinamiento y pausa laboral. Con la agravante de que no cuenta con la ayuda o asistencia económica de parte de su prole, pues no existe, y tampoco con una consideración especial de parte del gobierno, porque su realidad de vida la inserta en una minoría prácticamente invisible. Y al pertenecer a esta minoría no considerada, tampoco goza en tiempos normales y menos aún en su vejez, con algún tipo de apoyo estatal amparado por la ley.
Es mi opinión que se viven tiempos aciagos, durante los cuales las debilidades y falencias en nuestra sociedad que antes permanecían semi ocultas, hoy son evidentes. Hagamos visible, entonces, el espectro completo: en cuarentena y aislamiento ¿qué más evidente que la soledad?
Myriam O – Artista multidisciplinaria (conoce mas de ella aquí)
Durante estas semanas se han viralizado varios videos que muestran estudiantes interrumpiendo las clases a distancia, aparecen en pijama, cortan el micrófono del profesor, haciendo ruidos molestos, hablan en paralelo con sus compañeros, dicen comentarios inapropiados sin darse cuenta que el micrófono está prendido, etc.
Sin duda que la disciplina es otro de los desafíos que la educación a distancia plantea a los docentes. ¿Estamos ante nuevos fenómenos o comportamientos, o solo se han trasladado antiguas actitudes al espacio virtual? Creo que la respuesta se inclina más hacia lo segundo, y probablemente los estudiantes que solían tener problemas de disciplina continúen con una actitud desafiante o irrespetuosa de las normas.
Hay aquí una gran oportunidad para reflexionar sobre la disciplina, revisar los reglamentos escolares y diseñar una estructura de normas que tengan más sentido y favorezcan en los estudiantes la autorregulación de sus comportamientos.
Las investigaciones en contextos escolares, de los autores de la Teoría de la Autodeterminación (Ryan y Deci) muestran que la internalización de valores y normas sociales es un proceso inherente a los seres humanos, que nos permite integrarnos a los grupos sociales relevantes. Esta internalización puede ocurrir más o menos eficazmente, dependiendo del grado de autonomía con que las personas logren incorporar las normas.
Es decir, cuando las personas integran una norma o valor social porque para ellas tiene sentido y es coherente con sus propios valores, creencias y necesidades.
Entonces los estudiantes que no cumplen las normas, claramente no las han internalizado. Pero tampoco hay una internalización adecuada cuando cumplen las normas sólo cuando los están vigilando. Imaginemos que un tercio o un cuarto de los ciudadanos no tuvieran internalizadas las normas del tránsito y sólo las cumplieran ante la presencia de un carabinero. El caos vial sería inmenso.
En algunas salas de clases se puede observar el caos que se produce cuando un alto porcentaje de los estudiantes no adhieren a las normas que se han establecido para una sana convivencia que facilite el aprendizaje. De un curso de treinta o cuarenta estudiantes si hay diez o incluso cinco que no respeten las normas, ya es un número significativo para generar un mal clima.
¿Y cómo se logra una adecuada internalización de normas, que facilite la autodisciplina?
Como Idea general está el poder ejercer una autoridad que promueve la autonomía más que el control. Para ello algunas ideas concretas que se ha visto que funcionan:
1º Las normas deben hacer sentido a quien debe cumplirlas, pero antes que nada a quien quiere hacerlas cumplir.
Lo primero que debiera hacer una autoridad, sean padres o profesores, es preguntarse ¿qué sentido tiene para ella la norma? A veces hay normas que se imponen por costumbre, otras que se exigen a los estudiantes pero la misma autoridad no las cumple. Si no somos capaces de dar razón o sentido a una norma, hay una merma en la autoridad frente a los estudiantes, y esto es especialmente notorio en la adolescencia.
2º Para entender cómo ayudar mejor a los estudiantes a internalizar normas, debemos ser capaces de tomar su perspectiva, entender lo que para ellos significa la norma. Y esto no tiene que ver con darles en el gusto, ni ser permisivos. Es una muestra de que de verdad nos importa la persona más que la norma en sí, pero además nos da luces sobre cómo ayudarle a encontrar un sentido a la norma. También permite un uso flexible de las normas, porque muchas veces los estudiantes no cumplen por un sentido de incompetencia para hacerlo. Por ejemplo, para los niños y niñas con déficit atencional es muy difícil la norma de permanecer sentados y en silencio durante un período largo de tiempo. Entonces, ¿cómo se aplica a ellos la norma? ¿Es justo exigirles eso, si no está en sus manos cumplir esa norma? ¿Podemos hacer un uso flexible de la misma, para su cumplimiento progresivo en el tiempo? Este punto requiere el poder tener un vínculo personal con los estudiantes, es decir las conversaciones uno a uno. Es difícil, si, pero a la larga el tiempo invertido en esas relaciones hará que el tiempo de clases sea mucho más efectivo, porque se ocupará en el aprendizaje y no en hacer callar o retar.
3º Tratar de diseñar las normas con los estudiantes es una estrategia que da muy buenos resultados. Esto lo puede hacer el profesor jefe, para todo el reglamento general; pero también cada profesor puede tener sus normas en su materia. Las personas somos capaces de adaptarnos a diferentes contextos y diferentes tipos de autoridad. Al involucrarlos, las normas ya no les serán ajenas. Lo que se ha visto es que cuando hay normas acordadas con los estudiantes hay menos resistencia a cumplirlas y se asumen las consecuencias de no cumplirlas con mayor responsabilidad.
Las escuelas han cambiado para siempre. Aunque volvamos a clases presenciales, probablemente por mucho tiempo la educación a distancia tendrá que seguir funcionando en paralelo. Muchos padres no mandarán a sus niños al colegio por temor, habrá períodos de cuarentena esporádicos, habrá que hacer turnos para la asistencia a clases, etc. Entonces ya es hora de empezar a pensar ¿qué tipo de escuela se quiere ser en este contexto?
Podemos seguir tratando de hacer lo mismo pero a distancia, o podemos aprovechar la oportunidad para construir algo mejor a lo que teníamos, manteniendo todo lo positivo, sin duda, y transformando aquello que no funcionaba del todo.
Pilar Sordo – Controlar la ansiedad y el miedo en cuarentena
Estas dos palabras son las más escuchadas estos días… En este nuevo nudo reflexionemos sobre mantenernos anclados en el presente y controlar el exceso de futuro. Los leo!
Pilar Sordo nació en Chile. Es psicóloga, escritora y conferencista. Forma parte del cuadro de honor de las 21 personas más influyentes de su país y se convirtió en un claro referente a la hora de efectuarle consultas sobre temas relacionados con la psicología femenina, las cuestiones de familia y pareja, las sexualidad adolescente y adulta, entre otros. Además, es autora de varios libros, entre los que se encuentran Viva la diferencia, No quiero Crecer y Lecciones de Seducción. Comentarista del comportamiento típico en distintos países de Latinoamérica. Sus obras están expresadas en un lenguaje para «Todo Publico»; utilizando sus propias experiencias para conducir investigaciones, analizarlas y construir conclusiones.
Hoy mi hija ha estado tan pero tan frustrada: todo la agobia, todo la irrita, todo la disgusta, todo la frustra, nada la complace (excepto los Mimos).Hoy tiene uno de “esos días” posiblemente porque ya llevamos 21 días fuera de lo que era nuestra rutina y aunque lo ha sobrellevado increiblemente tambien tiene derecho a tener “uno de esos días” que a veces solo se nos permite transitar a los adultos.
Hoy me toca tener un poco más de paciencia, hoy me toca rascar más espaldas y quedarme quizás una hora en el sillón abrazándola sin hacer nada. Hoy me toca invitarla a mi clase de yoga, hoy me toca amoldarme, amoldarnos.
Hoy me toca acompañar desde mi incertidumbre pero también desde mi madurez. Hoy es un dia “de esos” y quizás ninguna propuesta, juego, abrazo, dinámica podrá cambiarlo y ESTÁ BIEN.
Lo acepto, lo transito, lo vivo y lo suelto. Porque los niños también tienen derechoa tener “uno de esos días” ~
Mamaaaaaa quiero pis, grita desde la cama mi hijo de tres años a las 6.00AM. Empieza la jornada, en casa, claro, porque #yomequedoencasa.
Me empiezo a poner nerviosa cuando desde la ducha oigo gritos y entran uno, dos o los tres en el baño… ¡Diez minutos por favoooor, ¿No puedo ni ducharme tranquilaaa?! grito desafiando los límites de la contaminación acústica con la cabeza llena de jabón asomando por la cortina.
A las 8 desayunamos, todos juntos, los 5. Galletas, tostadas, fruta. A veces aprovechamos para conectar con mi madre o mis hermanas en España para que vean a los niños antes de que empiece la batalla campal, allí son las 14.00h.
Tras el último sorbo de café empieza el maratón de telecolegio y teletrabajo + casa con tres niños de 3, 6 y 9 años y un marido conectado al teléfono 24×7 bajo el escudo protector de ser “servicio esencial” y tener mucha gente a cargo. Eso si, todo lo que tenga que ver con un número le toca a él, que para eso es ingeniero y está relleno de números, a mi, me tocaron las letras.
Ya estamos sentados en la mesa del comedor, con ordenadores, ipads y todo aparato electrónico que hemos conseguido rescatar para este nuevo panorama escolar online. La de 9 en su cuarto, en su recién descubierta autonomía, y yo, con los dos pequeños, intentando compaginar las videollamadas simultáneas de colegio y jardín infantil. Corto y pego con distintos materiales con Pedro mientras enseñó a leer y escribir a través de la plataforma online del colegio a Guille “ahora saquen el ejercicio de anteayer y vamos a completarlo añadiendo unas frases (“Ay, ay, que lo he tirado, ¿donde lo puse?”).
Durante la jornada me vuelvo bipolar y voy alternando estallidos de cólera “¿te quieres sentaaaaar?” Con momentos de amor infinito “muy, bien. Lo has hecho genial, estoy súper orgullosa”. Hago malabarismos profesionales y contesto emails en esos breves espacios en que están concentrados a la vez, o cambio de habitación mientras les enchufo un momento a la tele para conectarme con un cliente, rezando para que no entre ninguno o, si lo hacen, que al menos no sea desnudos, como la última vez…
“Pero no me dijiste que te ocupabaaaaas mientras me conectooooo?” nuevamente me transformo en un gremlin mientras grito a mi marido tras finalizar un zoom salpimentado con interrupciones variadas con forma de niños. “¡He hecho lo que he podido!” dice él que, efectivamente hace lo que puede, como todos en casa.
Jugamos a algo, pintamos, les hago ginkanas y les cuento cuentos, les preparo algún aperitivo o cualquier cosa para ir dejando en el día también algunos momentos especiales entre mis estallidos de amor y de rabia.
La cuarentena, me ha hecho bipolar, es verdad, pero también ha hecho que valore mas este tiempo con los míos, y, pese a los altibajos, me encanta ser la mejor malamadre que puedo.
En la balanza pesan más todos esos momentos compartidos durante estas semanas de cuarentena: El plan de cine en casa de los viernes, las acampadas en nuestro cuarto, los cuentos a las 18h, hacer barcos piratas con cajas de cartón, el conocer mejor a nuestros hijos, el saber lo que aprenden cada día, la emoción de los paseos y no oírles ni una queja tras estos 57 días en una casa en que hemos hecho de familia, amigos, profesores, restaurantes, cines y lo que haga falta.
Después de esta etapa no habrá quien pueda con nosotras porque, nuestros superpoderes nos los dieron el coronavirus y esa energía sobrehumana de proteger a los nuestros, no una picadura de araña o haber nacido en Kripton, esos lo tuvieron mucho más fácil…
Esperando que llegue ese día en el que recuperemos la vida fuera de casa me despido, no sin antes de
searos a todas las que os habéis sentido identificadas con este post ¡Feliz día de la madre confinada!